Por Germán Ayala Osorio 
Negar la responsabilidad del
Estado colombiano en las ejecuciones extrajudiciales mal llamadas falsos
positivos y en el exterminio de la Unión Patriótica (UP) es parte fundamental
de la narrativa de los uribistas. Son, además, negacionistas de la naturaleza
política del conflicto armado interno y del cambio climático. El país recordará
que en la política de seguridad
democrática de Uribe se afirma que en el país no había en ese momento un
conflicto armado sino una amenaza terrorista. 
María Fernanda Cabal Molina, una
de las “tigresas” del expresidente Álvaro Uribe Vélez se hizo viral en las últimas
horas porque negó la responsabilidad del Estado en el genocidio político
de la UP. Lo hizo en un tenso diálogo
con el periodista Daniel Pacheco a quien además ofendió al decirle que “tenía
cemento en el cerebro” por recoger la versión oficial e incluso la propia
sentencia de la CIDH[1]
(2023) por el asesinato de por lo menos 4153 militantes de la Unión a manos de miembros
de las AUC, los Pepes, los 12 Apóstoles y el MAS (Muerte a Secuestradores), en
connivencia de actores estatales, en particular de agentes del temido y ya
desaparecido DAS. 
La actitud grosera de la senadora
Cabal Molina hacia el periodista y su reiterada intención de invalidar los
tozudos hechos de la violencia política y desconocer las sentencias de los
jueces hacen pensar en los riesgos que correrían los periodistas en una eventual
presidencia de la señora Cabal. El país pasaría de “otra pregunta amigo”, como
decía Uribe, a “Usted no le contesto porque tiene cemento en el cerebro”.
Incluso, de llegarse a presentar nuevos hechos criminales en los que estuviesen
comprometidos agentes estatales, lo más probable es que desde la Casa de Nariño
se ordenaría torpedear las investigaciones de la justicia. 
En el referido rifirrafe con el
periodista, Cabal espetó: “No me diga jamás que el Estado aniquiló a
la Unión Patriótica, a la Unión Patriótica la aniquiló…”. El
periodista, con evidente timidez, dijo que fue el Estado. En ese preciso
momento la precandidata presidencial de la derecha montó en cólera y le dijo a
su interlocutor que “es muy difícil conversar con personas con cemento
en el cerebro, de verdad”.
Llama la atención la reacción de Daniel
Pacheco quien trató de defenderse de la patanería de la senadora uribista. Lo
hizo en un tono timorato que terminó por agrandar la ya evidente intolerancia
de Cabal Molina frente a quienes no comparten su versión de unos hechos criminales
probados por la justicia colombiana y la internacional. Esto dijo Pacheco: “pero
tampoco, no tiene por qué decir eso, podemos estar de acuerdo…”.
En su andanada en contra del reportero,
Cabal Molina continuó en estos términos: “no, no, ese es el problema cuando
a usted le capturan las fuentes de la historia y las vuelven memoria, la Unión
Patriótica tuvo una tragedia porque le mataron mucha de su militancia
y gente que no tenía nada que ver…”. Aunque el gremio periodística se
caracteriza por su desunión, la actitud arrogante, estólida, displicente,
sobradora, altanera, grosera e intimidante de María Fernanda Cabal debe asumirse
como una afrenta contra la prensa en general. Pacheco hoy sufrió los embates de la intransigente precandidata presidencial, mañana puede ser cualquier otro
periodista. Eso sí, no se espera una reacción colectiva de las empresas
mediáticas en defensa del reportero ofendido, pues dentro de aquellas hay colegas
uribizados que se rinden a los pies de la señora Cabal y a los de su mentor, el
caballista, expresidente antioqueño y exdirector de la Aerocivil. ¿Se atreverá
la FLIP a decir algo?
Detengámonos un instante en algunos
términos que usa la senadora. Dice que la UP “tuvo una tragedia”. De manera
sinuosa la precandidata presidencial elude hablar de exterminio o de genocidio
político. Su intención es clara: minimizar la naturaleza política de la
persecución y el aniquilamiento de los militantes de la UP. Hay tragedias aéreas
y familias que sufren la pérdida de varios familiares en masacres, accidentes
de tránsito. Lo que vivieron las familias de los militantes de la UP asesinados
fue más que una tragedia: fueron estigmatizados, perseguidos y sintieron el terror
de un Estado
que los convirtió que los buscó para "cazarlos" como si se tratara de animales. 
A renglón seguido, con la
expresión “le mataron mucha gente” pretende borrar cualquier responsabilidad
penal y política de los agentes estatales y no estatales que de manera
coordinada perpetraron los crímenes. Se puede matar sin querer a otra persona,
en un accidente, por ejemplo. 
Si hay algo que a la señora Cabal
y al propio expresidente Uribe les molesta es que el país conozca la verdad
en relación con las dinámicas del conflicto armado interno y los hechos del
Palacio de Justicia, los falsos positivos y el exterminio de la UP. Por ello
siempre se opusieron al tratado de paz de La Habana y a la operación de la JEP.
Su actitud negacionista se explica porque creen ciegamente en aquella doctrina
de la “violencia legítima del Estado”, pues la convirtieron entre 2002 y 2010 en
la patente de corso para perseguir y estigmatizar a periodistas y a otros que
se atrevieron a cuestionar sus decisiones. 
[1] “En la mañana del lunes 30 de enero de 2023, tras casi
tres décadas de espera, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte
IDH), en un fallo histórico, condenó al Estado colombiano por el exterminio de
la Unión Patriótica por las múltiples violaciones a los Derechos Humanos, entre
ellos, los derechos políticos. La sentencia leída por el presidente de la
Corte, juez Ricardo Pérez, señaló, entre otras cosas, que el Estado violó los
derechos a la vida, honra, libertad de expresión, circulación y residencia, así
como el derecho a conocer la verdad de lo que sucedió con el exterminio
desatado en 1984 en contra de este partido político. La Corte también ordenó
que, en un plazo no mayor a dos años, “el Estado debe iniciar, impulsar,
reabrir y continuar, y concluir, en un plazo razonable y con la mayor
diligencia, las investigaciones, con el fin de establecer la verdad de los
hechos relativos a graves violaciones a los derechos humanos y determinar las
responsabilidades penales que pudieran existir, y remover todos los obstáculos
de facto y de jure que mantienen en la impunidad los hechos relacionados con
este caso”. Tomado de https://corporacionreiniciar.org/caso-up/caso-up-sistema-interamericano/sentencia-de-la-corte-interamericana-de-derechos-humanos-sobre-el-caso-up/
 
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