domingo, 20 de agosto de 2023

JUAN DANIEL OVIEDO ES UN URIBISTA PURA SANGRE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El candidato a la alcaldía de Bogotá, Juan Daniel Oviedo por fin mostró que lleva puestos los crocs y lo hizo de la peor manera posible: dijo que, durante la administración de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), él sentía “tranquilidad institucional”. De esta manera, el exdirector del DANE se quitó la máscara de independiente (se presenta a la contienda electoral, por firmas) y se puso los crocs que simbolizan la militancia en lo que se conoce como el uribismo.

Así, los bogotanos ya saben que Oviedo es un uribista pura sangre y por esa vía, un defensor a ultranza del “legado” del hijo de Salgar. Deja mucho qué pensar aquello de la “tranquilidad institucional” que sintió Oviedo en los tiempos de la seguridad democrática, los falsos positivos, la compra de la reelección presidencial inmediata que benefició a Uribe Vélez, las chuzadas del DAS a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y en general, el uso de esa entidad como la policía política con la que Uribe persiguió a sus críticos y detractores.

Si los anteriores hechos y circunstancias contextuales le hicieron sentir a Oviedo “tranquilidad institucional”, entonces estamos ante un candidato que no le conviene a Bogotá porque no solo aprueba la violación sistemática de los derechos humanos, sino la captura del Estado y el manejo despótico que del poder presidencial hizo Álvaro Uribe.

Oviedo estaría encubriendo su real talante político, en la medida en que cohonestó con todo lo que hizo mal Uribe durante sus aciagos ocho años de gobierno.  Ante los bogotanos se muestra como un candidato que escucha y que le preocupan los problemas de la capital del país, cuando lo que realmente le interesa es encubrir todo lo que se viene haciendo mal desde los tiempos de Peñalosa, con la frase “tranquilidad institucional”. Para los problemas de movilidad y seguridad de Bogotá, la señalada locución le servirá a Oviedo para asegurar más Transmilenio y enfrentar al Tren de Aragua con las mismas estrategias policivas, sin ir al fondo de estas dos problemáticas, porque lo importante es vender “tranquilidad institucional”.

Imagino también que dentro la “tranquilidad institucional” que sintió Juan Daniel Oviedo estarían los eufemismos con los que varios políticos cercanos a Uribe Vélez trataron de ocultar la dimensión de graves problemas del país, como, por ejemplo, el desplazamiento forzado. En su momento, José Obdulio Gaviria, primo del criminal Pablo Escobar, dijo que en Colombia no había desplazados, sino migrantes internos.

Oviedo repite las mismas ideas de Uribe Vélez y de los uribistas: “seguridad, seguridad, seguridad; y lo privado es más eficiente que lo público”. Con esa narrativa lograron capturar el Estado y llevarlo a niveles evidentes de privatización, lo que significó la naturalización de la corrupción pública, liderada por agentes privados. En entrevista al diario del banquero Sarmiento Angulo, comprometido con hechos de corrupción reconocidos ante autoridades americanas, Oviedo dijo que “a Bogotá le falta gerencia y que se la vea como una empresa. Cuestionó que, mientras en el sector privado las cosas salen bien, en el público salen mal. “Sí, Bogotá es una empresa y necesita un gerente”.

Lo dicho a EL TIEMPO pone a Oviedo en la misma línea política de Enrique Peñalosa, quien se vendió como un gerente, un urbanizador y terminó siendo un vulgar vendedor de buses y de humo. Ojo bogotanos: Oviedo es un uribista pura sangre y un defensor de las perversas ideas y acciones que confluyen en eso que se llama el “uribismo”. Los otros candidatos que andan en crocs son: Lara, Vargas, Galán y Molano; Robledo, anda en pantuflas; y Bolívar, en ferragamo.



Imagen tomada de Infobae

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