Por Germán Ayala Osorio
Desde las huestes uribistas, todos los precandidatos presidenciales se proponen a "salvar a Colombia" del fantasioso "castrochavismo" y del petrismo. Y desde las mesnadas del movimiento Provida se exhorta a las mujeres a que hagan lo mismo no a través del voto, sino a través de la maternidad porque les preocupa que el país se está envejeciendo por cuenta del descenso en el índice de natalidad. Con una gigante pancarta colgada en la fachada del Congreso de la República, "cuna" de la democracia, le dicen a las féminas "Salven a Colombia: ¡Ten hijos!
La primera exhortación es política y hace parte del juego electoral propio de una democracia que a pesar de la pobreza y la concentración de la riqueza en pocas manos, entre otros problemas, funciona por lo menos desde su carácter procedimental. Es decir, invitar a votar, así sea con la engañosa idea que acompaña a la frase "salvar a Colombia" se asume como una acción política normal y natural; por el contrario, la segunda constituye una falta de respeto por cuanto la "invitación" a las mujeres a tener hijos deviene atada a las imposiciones del sistema patriarcal que, de la mano de iglesia católica redujo a la mujer a cumplir el único rol para el que fue creada por Dios, según la iglesia católica : garantizar la reproducción humana, sin importar condiciones de pobreza, indignidad, sobrecarga laboral, sometimiento emocional por parte de los hombres y el parir hijos para las guerras, entre otros factores.
Los Provida no solo irrespetan a las mujeres que de manera libre decidieron no tener hijos o han aplazado esa "responsabilidad", sino que insisten en regresarlas al país de los años 40, 50 y 60 en el que el destino de las adolescentes estaba trazado: casarse, tener hartos hijos y aguantarse al marido. Estos Provida son los mismos que se oponen a que las mujeres decidan qué hacer con sus cuerpos y por supuesto al aborto en las tres circunstancias que reconoció la Corte Constitucional. La incitación-invitación de este movimiento conservador y retardatario es un acto político atado a la biopolítica (Foucault) que le da facultades a los gobiernos para regular aspectos de la vida, entre estos la sexualidad y la reproducción.
La bancada compuesta por cristianos, los del Mira y Colombia Justa y Libres dijeron no a las reformas sociales del gobierno Petro. De manera cínica invitan a las mujeres a tener hijos para que sobrevivan en condiciones lamentables. Exhortan a las féminas a reproducirse quienes negaron derechos, desde la comodidad económica que les da devengar 50 millones de pesos.
Ya suficientes presiones soportan las mujeres por parte de agentes de sus círculos familiares y sociales: tías, hermanas y padres que insisten en preguntarles "para cuándo los nietos o los sobrinos", para que ahora los Provida hagan lo propio con esa enorme pancarta que en sí misma es un ejemplo de violencia simbólica contra las mujeres. A semejante exhortación solo le faltó la exclamación que acompaña las órdenes en el mundo castrense: A tener hijos, arrrr.
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