viernes, 30 de junio de 2023

COLOMBIA: UN PAÍS QUE SE RESISTE A SER MODERNO Y CIVILIZADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Colombia es un país que se resiste a ser moderno y civilizado. Quienes se resisten a dar ese paso son actores políticos y sociales legales que, con relativa legitimidad, se oponen de diversas maneras a que el país avance hacia estadios de modernidad representados en condiciones de progreso y desarrollo para todos los colombianos; otros son agentes económicos que además de ser precapitalistas y codiciosos, hacen todo para mantener las impúdicas condiciones de vida que soportan por lo menos 25 millones de colombianos pobres, fruto de un modelo neoliberal que solo ha servido para privatizar el Estado y extender en el tiempo los privilegios de unas pocas familias; y claro, no podían faltar los actores armados ilegales que se quedaron anquilosados en sus sueños revolucionarios. Y no podemos dejar por fuera a los cientos de miles de colombianos que, con un bajo capital social que insisten a diario en resolver sus diferencias a través de la violencia verbal y física. Y en lo que concierne a su actuar político, se acostumbraron a vender el voto a cambio de migajas.

Políticos como Germán Vargas Lleras, Álvaro Uribe Vélez y César Gaviria Trujillo hacen parte de los primeros actores que, con relativa legitimidad, se la están jugando toda para evitar que las reformas laboral, pensional y de salud propuestas por el actual gobierno se aprueben en el Congreso. Ellos, inmersos en el país político tradicional, actúan de esa manera cumpliendo las órdenes que muy seguramente les dieron los magnates que de tiempo atrás financian sus partidos políticos, convertidos estos últimos en obstáculos infranqueables para que Colombia por fin recorra los amplios caminos de eso que genéricamente se conoce como modernidad.

Estos tres individuos, premodernos, violentos y mezquinos, quieren mantener al país sumido en las condiciones de inequidad, pobreza y exclusión, circunstancias estas que les conviene mantener y extender en el tiempo para beneficio de sus partidos políticos.

El poderoso banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, el mayor opositor económico y político del gobierno de Gustavo Petro, funge como un actor económico precapitalista y feudal que lucha por mantener sus privilegios de clase, bajo una incontrastable codicia, lo que lo ubica como uno de los mayores escollos para que el país empiece a recorrer los caminos de la justicia social, ambiental y económica.

El ELN, las disidencias farianas y grupos narco paramilitares como el Clan del Golfo hacen parte de esos actores armados ilegales que se oponen a que el país avance hacia estadios civilizados. A pesar de sus diferenciadas luchas y objetivos, todos confluyen en el mismo resultado: no dejan avanzar al país por cuenta de sus actos de barbarie y la inutilidad de sus “proyectos políticos”. Lo que el país necesita es que cada uno de los actores aquí señalados depongan sus mezquinos intereses, pero, sobre todo, que es tiempo de firmar un nuevo contrato social.


Imagen tomada de Semana.com


jueves, 29 de junio de 2023

HAY QUE ESCRIBIR 6402 CARTAS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las recientes audiencias de reconocimiento de responsabilidades, desarrolladas en la JEP, sirven para reconfirmar el incontrastable nivel de degradación moral al que llegaron los oficiales, suboficiales y soldados que asesinaron civiles para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate. Lo que se conoce como los Falsos Positivos, no fue otra cosa que una abominable práctica militar consistente en asesinar a sangre fría a civiles inermes.

También queda en evidencia la decisión política de las empresas mediáticas afectas al viejo régimen, de minimizar la importancia de lo relatado por los comparecientes ante el Tribunal de Paz. Los medios masivos privados deberían de haber cerrado filas en torno a los hechos delictivos reconocidos por los militares y de cubrir, con especial interés, las audiencias programadas por la Justicia Especial para la Paz. Pero no. Los registros periodístico-noticiosos han sido pobres, a pesar del gran esfuerzo comunicativo de la JEP por generar conciencia en unas audiencias que se acostumbraron a la barbarie.

Por el cuasi silencio de los medios masivos, estamos perdiendo la oportunidad histórica de vernos en el espejo de los falsos positivos y reconocernos como un pueblo insolidario que se acostumbró a vivir entre las inmundicias que militares, paramilitares y guerrilleros producían a diario. Un pueblo indolente, sumido en la más espantosa confusión moral, fruto de haberle confiado la operación del Estado a mentes enfermas, a hombres fatuos que traspasaron todos los límites éticos y morales, hasta deshumanizar a los civiles que fueron cazados por las hordas de asesinos que salieron a ponerles precio a sus cabezas. Un plato de arroz chino, una medalla al mérito, un permiso, un ascenso, fueron razones suficientes para asesinarlos.

La gran conclusión de todo lo que han dicho los comparecientes es que la política de seguridad democrática impulsada por el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez fue la patente de corso que llevó a cientos de miles de miembros del Ejército nacional a cometer delitos de lesa humanidad y por esa vía, convertirse en criminales de guerra, en sicarios, en frías bestias que monetizaron la vida de civiles inocentes.

Con esas actuaciones, el Estado colombiano se convirtió en un temible victimario. En un asesino serial. Muchos insisten en preguntarse quién dio la orden a los militares que salieron a cazar civiles como perros rabiosos. En la rígida cadena de mando, las responsabilidades las tendrían que asumir los presidentes Uribe y Santos y de ahí hacia abajo, los ministros de Defensa, comandantes de las fuerzas militares, del Ejército y de brigadas; igualmente, los ejecutivos de batallones, mayores, capitanes y tenientes, hasta llegar a comandantes de escuadra y pelotones.

Ya el país sabe que no se trató de “algunas manzanas podridas”, sino de una práctica sistemática que siempre estuvo anclada a las presiones que desde el alto gobierno de la época se ejercieron sobre el personal militar. Hay videos en los que aparece Uribe Vélez exigiendo “más y mejores resultados operacionales”. Y los militares comparecientes ante la JEP señalan que el propio general Mario Montoya Uribe les exigía “carrotanques de sangre”.

Por todo lo anterior, los 6402 falsos positivos o ejecuciones extrajudiciales ocurridas en el país confirman la degradación moral que sufrió el Ejército dentro de sus filas en virtud de una política de seguridad que usó la violencia legítima del Estado para dar rienda suelta a quienes le vendieron al país la ilusión de que estaban acabando militarmente a la guerrilla de las Farc, cuando lo que realmente lograron fue marchitar las ilusiones de los civiles cuyas vidas quedaron reducidas a permisos, ascensos, felicitaciones, platos de comida y medallas.

En las audiencias de reconocimiento de responsabilidades de estos uniformados que se convirtieron en asesinos, varios de estos militares devolvieron las medallas que de manera deshonrosa se ganaron y alcanzaron a exhibir en sus pechos. Ese es un símbolo importante que debe servir para reparar en algo el dolor de los familiares que perdieron a sus miembros a manos de estos impúdicos cazadores. Creo que es tiempo de redactar 6402 cartas personalizadas, dirigidas a las víctimas. El Estado debe enviar cada una de esas misivas y asegurarse de que lleguen a las familias que los amigos de la Seguridad Democrática violentaron de esa manera. Es lo mínimo que se puede hacer.



Imagen tomada de la JEP

miércoles, 28 de junio de 2023

FRANCIA MÁRQUEZ “HIZO MAL” AL GRADUARSE DE BACHILLER A LOS 28 AÑOS

 

Por Germán Ayala Osorio

Francia Márquez se habría graduado a los 28 años del bachillerato, así lo revela su hoja de vida, es un reciente titular de El País de Cali. No sé si sea el primer titular “mala leche y burdo” del diario desde que los Gilinski lo compró, pero este ya muestra el talante de la nueva administración.

Sin duda alguna el titular deviene con una carga negativa atada al fino racismo del editor general o de quien sea el responsable de haber titulado así la nota periodística. En términos periodísticos, el hecho noticioso estaría fundado en que, en los próximos días, la Vicepresidenta se convertirá en ministra de la naciente cartera de la Igualdad y la Equidad. Pero como la idea es burlarse, atacar y deslegitimar política y socialmente a la señora Francia Márquez Mina por su condición de mujer negra, entonces el editor responsable no encontró otra manera de titular la nota.

Se trata de un titular altamente provocador. Si la idea era justamente encender las calderas de las redes sociales, entonces el diario se anotó un “hit”. Claro, estamos ante un titular tan efectista, como tosco, basto y mala leche.

¿Qué tiene de malo graduarse del bachillerato a los 28 años? Olvida el responsable de la nota de dónde viene Francia Márquez, y de contera, desconoce sus luchas, tanto personales como colectivas. En lugar de destacar esas luchas, en un país machista, excluyente, racista y clasista, El País de los Gilinski optó por un titular con el que a todas luces se busca ridiculizar a la Vicepresidenta. Y ese olvido del diario se da en una ciudad afro como lo es la capital del Valle del Cauca.

Hasta donde se sabe, Márquez Mina no ha dicho mentiras en su hoja de vida académica, como si lo hicieron Iván Duque y Enrique Peñalosa. Sobre el fatuo e infantil expresidente de la República recaen dudas sobre especializaciones cursadas en la prestigiosa universidad de Harvard, cuando realmente se trataba de cursos tomados por unos días. El caso de Peñalosa es más grave porque dijo tener un título de doctor, del que jamás pudo mostrar prueba alguna de haberlo conseguido. En su momento las redes sociales y los medios se ocuparon de los casos de Duque y Peñalosa en titulares y notas. Pero estamos hablando de políticos que mintieron en sus hojas de vida.

El caso de Márquez Mina es distinto: se graduó a los 28 años del bachillerato y eso, a la luz de El País, constituye algo negativo y reprochable, que quizás está en el mismo nivel de las mentiras que les echaron a los colombianos los señores Duque y Peñalosa. Al parecer y a juzgar por el titular, Francia Márquez hizo mal al graduarse como bachiller, a sus 28 años. Me imagino el escándalo si no hubiera alcanzado ese título.

Creo que, con este titular, El País de Cali poco a poco se acerca al talante de la revista Semana, convertida en un portal prejuicioso, racista y provocador. Imagino que la nueva política editorial del diario conservador está orientada a seguirle los pasos a ese referente de “periodismo serio” que es hoy la revista Semana.




Imagen tomada de La Palabra, de la Universidad del Valle. 

martes, 27 de junio de 2023

PERIODISTA NORTEAMERICANO LAPIDÓ A IVÁN DUQUE MÁRQUEZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El rifirrafe que protagonizaron el periodista norteamericano Dan Cohen y el expresidente Iván Duque Márquez debe servir para discutir y comprender varios asuntos que al parecer no tuvieron en cuenta quienes salieron a defender al exmandatario y por esa vía, atacar a Cohen; igualmente, quienes aplaudieron a rabiar lo hecho por el ciudadano americano.

El primero de esos asuntos tiene que ver con la acción misma de increpar. Dicha acción está respaldada por el derecho que protege a Cohen y a cualquier ciudadano a expresar su opinión con total libertad. Ese derecho se llama libertad de expresión. La reprimenda verbal que Dan Cohen le dio a Duque puede no gustar a quienes suelen, hipócritamente, abogar por la conservación de las “buenas formas o maneras”, para dirigirse a un presidente o expresidente, cuando guardaron silencio ante el colega colombiano que llamó “imbécil” al actual presidente de Colombia. Y a diario, los periodistas defensores morales de Iván Duque legitiman a quienes le gritan “guerrillero y terrorista” al presidente Petro.

Aquellos periodistas y ciudadanos del común que suelen plegarse a eso de las “buenas maneras, o a las formas”, lo hacen para evitarse el trabajo y el problema de mirar el fondo de las cosas. Y en el fondo del rifirrafe protagonizado por Cohen y Duque está la mala gestión del expresidente, su estolidez, arrogancia y el haber sido el títere de Álvaro Uribe Vélez y del establecimiento colombiano. Ese mote de títere lo usó la periodista Ángela Patricia Janiot para preguntarle al propio Duque, y al aire, si él era el títere del expresidente antioqueño. No podemos olvidar que, por sus decisiones, Iván Duque es el responsable del estallido social y de haber enfrentado las movilizaciones con un desbordado y criminal uso de la “violencia legítima del Estado”.

Sin duda alguna, Cohen actuó llevado por una evidente animadversión hacia Iván Duque, un gris político y expresidente que cargará sobre sus hombros la responsabilidad de todo lo que hizo mal durante cuatro años. Hubiera preferido que los reclamos del periodista se hubieran tramitado a través de un diálogo sereno.

El segundo asunto tiene que ver con el ejercicio periodístico. Sin duda alguna, lo hecho por Cohen no hace parte del ejercicio periodístico. No. Insisto en que su actuación debe desligarse del oficio, así sea difícil separar el ejercicio de la profesión, de los sentimientos humanos.

El que Cohen haya grabado el bochornoso episodio y lo echara a andar en esas calderas de la doxa que son las redes sociales, confirma su animosidad hacia el político colombiano. Cohen quiso recoger a los millones de colombianos que detestan a Duque por todo lo malo que le hizo al país y lo logró con el video, porque lo volvió viral y lo convirtió en noticia y oportunidad para reconocer que hay periodistas colombianos dispuestos a defender a dentelladas a un expresidente del establecimiento, y por esa vía ocultar su desastrosa administración.

Hay otro elemento que hace parte del trasfondo que algunos colegas no quieren ver: los momentos de crispación ideológica por los que atraviesa el país se mantendrán hasta el 2026, salvo que el presidente Petro decida repartir pauta publicitaria a los medios y periodistas que a diario lo atacan. Eso sí, tendrá que asegurarse de que sea millonaria la cifra, y quizás mayor a los 20 mil millones de pesos que el fatuo del Iván Duque gastó en pauta y posicionamiento (Fundación para la Libertad de Prensa). No conozco cuánto ha gastado en pauta el gobierno, en este primer año.

A los que les gustan las formas, deben reconocer que Duque se puso en el mismo nivel de su contradictor. Cayó en la trampa. No supo guardar la compostura y utilizó frases de grueso calibre. Deberá acostumbrarse a que más ciudadanos como Cohen lo aborden para señalarlo y lapidarlo. Eso pasa por haber pernoctado en la Casa de Nariño por cuatro años, para cumplir las órdenes de sus mentores y del Gran Titiritero. Jamás gobernó, solo siguió al pie de la letra el guión que le mandaron de El Ubérrimo.

Eso sí, Iván Duque pudo mostrarle al país, nuevamente, que habla un perfecto inglés, callejero, pero al fin y al cabo inglés. Esta vez no habló de los 7 enanitos. Esta vez un lobo feroz lo atacó en la lengua en la que suele hablar consigo mismo, porque en el fondo, se avergüenza de habitar en la lengua española. 

Imagen tomada de Infobae

lunes, 26 de junio de 2023

PETRO, SU DISCURSO Y LA MIRADA MEDIÁTICA

 

Por Germán Ayala Osorio

Varios periodistas afectos al viejo régimen que sufrió derrota electoral en 2022 salieron esta mañana, por la radio, a banalizar lo dicho por el presidente Petro en su alocución de ayer 25 de junio. Y lo hicieron, preguntándose entre ellos: ¿usted es esclavista, arribista? Y preguntando si en la Casa de Nariño sirven tintos. Ante la respuesta positiva, entonces en la sede presidencial son esclavistas.

Incapaces de dar una discusión conceptual, pero, sobre todo, impedidos moral y éticamente por la política editorial que están obligados a seguir, estos amanuenses del viejo establecimiento reducen lo dicho por el presidente a una confrontación ideológica; que sin duda lo es, pero que está sustentado teórica, objetiva y políticamente en un concepto de Estado que arrasa con el modelo que tienen en sus cabezas los banqueros y la oligarquía a la que aludió el presidente en su discurso.

Petro tiene una idea maximalista del Estado y de la Paz Total. Cree profundamente en la idea de un Estado benefactor, en la posibilidad de que haya pleno empleo y en una sociedad solidaria; de la misma manera, el presidente de la República tiene una idea igualmente maximalista alrededor de aquello de ser ciudadano. Es claro que sus ideas no calzan con una realidad social, económica, política y cultural que, aunque naturalizada, no deja de ser oprobiosa, violenta y criminal.

Al ver que el Estado deviene privatizado por cuenta de las ideas neoliberales aplicadas por César Gaviria en los 90 y afianzadas por Uribe en su aciago periodo de gobierno (2002-2010). Petro intenta reversar esa condición, exponiendo públicamente a quienes son los responsables de haber consolidado un Estado premoderno, violento e incapaz de garantizar para las grandes mayorías una vida digna. El asunto de fondo que plantea Petro es eso: vivir con dignidad, que no es otra cosa que tener un empleo digno, salud, recreación y educación de calidad.

Molestos por las alusiones presidenciales a la esclavitud, al arribismo, al clasismo y a la avaricia de los magnates, estos periodistas-estafetas tratan de invalidar políticamente un discurso que, aunque confrontador, nadie puede discutir su solidez fáctica. Baste con recorrer los cinturones de miseria de ciudades insostenibles como Cali, Medellín, Bogotá y Barranquilla para comprender  la dimensión de las múltiples violencias que desde el Estado, de la mano de sectores privilegiados, se implementaron para hacer de Colombia una sociedad premoderna, víctima de un orden establecido construido a imagen y semejanza de la codicia y el ethos mafioso de unas cuantas familias y clanes que lo capturaron para extender en el tiempo sus privilegios y el odio hacia los connacionales más pobres.

Una sociedad política que opera a través de clanes como los que operan en la Costa Atlántica, Antioquia y el Valle del Cauca, para nombrar los más sobresalientes, jamás permitirá consolidar un Estado moderno o un Estado social y democrático de Derecho. Ser premoderno, para el caso colombiano y de su clase dirigente y empresarial, es una apuesta ideológica de los más privilegiados.  El discurso de Petro es ideológico como lo califican los colegas de la radio, porque responde a esa apuesta ideológica de unos cuantos que, al acumular privilegios, sobre la base de explotar a sus trabajadores, terminaron odiando a quienes les ayudaron a construir sus fortunas.




Imagen tomada de la BBC

domingo, 25 de junio de 2023

LAS ALOCUCIONES DE PETRO QUE NO SON ALOCUCIONES

 Por Germán Ayala Osorio

 

Las más recientes alocuciones del presidente Petro tienen la particularidad de que no están dirigidas al pleno de los colombianos y están soportadas en discursos dados en escenarios disímiles en los que ha participado el presidente. Si bien se escucha el himno nacional y se interrumpe la programación habitual, estas “novedosas” alocuciones pueden resultar ineficaces por cuanto el presidente de la República no se está dirigiendo a sus compatriotas.

La de esta noche del 25 de junio constituye un ejemplo claro de una alocución cuyo directo público receptor no fueron los colombianos residentes en Colombia, sino los que viven en Francia, que lo escucharon gracias a la visita oficial del mandatario colombiano a ese país europeo. Aunque se trató de un discurso fuerte y directo en contra el Congreso, los banqueros colombianos y en general contra la oligarquía, sus efectos en las audiencias pueden ser relativos en la medida en que el presidente Petro no les habló a los colombianos residentes en el país, sino a los connacionales que pueden estar viviendo circunstancias bien distintas a las que viven el grueso de los colombianos.

En su alocución de hoy 25 de junio, Petro hizo énfasis en la codicia de los grandes ricos y es claro que le estaba hablando a Sarmiento Angulo, del Grupo Aval, su principal contradictor y opositor político. La entrega de millones de pesos que hizo Sarmiento Angulo a partidos políticos que unieron esfuerzos para tumbar la reforma laboral hace pensar y decir al presidente que hay congresistas serviles a los intereses del magnate colombiano. Petro aludió a congresistas que se hicieron elegir no para defender los derechos de sus votantes y de los colombianos en general, sino para cuidar los intereses de sus poderosos patrocinadores. Hablamos, entonces, no de senadores y representantes a la Cámara, sino de lobistas con investidura y sueldo de congresistas.

No hablarles directamente a las audiencias aleja la posibilidad de que el mensaje llegue y se comprenda como es lo esperado. Es un error hacer pasar como una alocución lo que es un discurso que tiene una situación comunicativa muy diferente a la que se puede generar cuando el objetivo de la intervención presidencial es hablarle al país. Ejemplo de ello fue la pasada alocución soportada en el discurso de Petro en La Habana con el que anunció el cese bilateral al fuego con el ELN.

Debería de revisar la estrategia el presidente y su discreto equipo de comunicaciones porque este tipo de alocuciones devienen impersonales, frías y sin un propósito claro, pues las audiencias no están viendo a un presidente que les está hablando de manera directa, sino que están escuchando un discurso con intencionalidades distintas.

Los colombianos pueden estar acostumbrados a que las alocuciones presidenciales siempre están pensadas para que el presidente explique y justifique decisiones trascendentales; también se asumen para llamar a la calma ante versiones o hechos catastróficos; igualmente, para generar confianza y mandar un mensaje de tranquilidad. Y lo más importante, están pensadas para que el mandatario le hable a su pueblo, a sus dirigidos, mirándolos a los ojos. Es claro que con las últimas alocuciones esto no sucede.  


Imagen tomada de El Colombiano. 

sábado, 24 de junio de 2023

MAGNATES COLOMBIANOS COMPRAN MEDIOS Y AFECTAN LA DEMOCRACIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Para la familia Gilinski comprar medios de comunicación se le volvió una práctica cotidiana. Es como salir de compras un fin de semana. Ya tienen en sus manos a Semana y a El País de Cali y van tras El Heraldo de Barranquilla. Se dice en los mentideros políticos y mediáticos, que la señalada familia terminó comprando “dos muertos”. Muertos o no, tener un medio de comunicación, así sea para perder dinero, siempre será importante para aquellos magnates que tienen intereses políticos o que deciden ponerse al servicio de las fuerzas que confluyen en lo que se conoce como el uribismo y que a toda costa buscan que al gobierno de Petro le vaya mal, para recuperar el poder en el 2026, sin olvidar las elecciones regionales que se avecinan.

Los Gilinski, junto a Sarmiento Angulo y Santodomingo controlan un importante segmento de la opinión pública que aún lee medios impresos y se acerca con avidez a medios digitales amarillistas y sensacionalistas. La pauta para ese tipo de periodismo la está dando Semana. La otrora revista seria en sus investigaciones se convirtió en un portal desde donde el uribismo ataca a diario al gobierno, con fines claros de deslegitimarlo y de aportar su grano de arena, a lo que desde la misma Casa de Nariño se considera como un Golpe de Estado Blando.

María Jimena Duzán recientemente describió el presente de Semana: “Semana, a falta de una oposición real que sea capaz de tener una voz potente, se ha convertido no solo en una máquina digital sino en la única oposición que hay en Colombia. Su objetivo no es publicar noticias veraces sino escandalizar, alimentar la indignación y darle municiones a esa oposición hambrienta de poder para que se fortalezca. El usuario típico de Semana está más dispuesto a ratificar sus prejuicios que a informarse de hechos que los contradigan”.

Con sus millonarias compras, los Gilinski están afectando la democracia, al concentrar entre sus manos a tres medios de comunicación. Ante la inexistencia de una ley que prohíba la concentración privada de empresas mediáticas, estos magnates prácticamente tienen entre sus manos a una parte importante de la opinión pública, en particular a unas audiencias poco formadas para el debate razonado y que creen a pie juntillas en hechos por el solo hecho de estar publicados.

Aunque es tarde ya para echar para atrás la concentración privada de los medios masivos, le corresponde al Ministerio de Educación sentarse a pensar estrategias para enseñarle a las audiencias a consumir contenidos periodísticos e incluso, otros productos culturales como series, novelas y películas. En cuanto a los jóvenes de colegios y universidades, les cabe la responsabilidad de buscar alternativas informativas en redes sociales que por fortuna existen. Hablo, por ejemplo, de blogueros, influenciadores y medios como El Unicornio, la revista Cambio (a veces), La Nueva Prensa y Vorágine, entre otros más.

Para el caso de la información periodístico-noticiosa, urge la implementación de una Cátedra de Análisis Crítico de los Medios Masivos que contrarreste en algo el poder casi incontrastable que vienen concentrándose en medios como Semana, El Tiempo, La W, La FM y Blu Radio, convertidos en actores políticos de sus propietarios y del uribismo.

Lo curioso de todo este panorama político-mediático es que los periodistas de estos medios se sienten confrontados por el presidente Petro, pero poco o no nada reflexionan en torno al daño que a diario le hacen a la democracia, cuando todos, al unísono, imponen a las audiencias únicas formas de leer e interpretar los hechos políticos que se producen desde la Casa de Nariño.

Es claro que estamos ante un proceso de construcción de lo que se conoce como unanimismo político y mediático al servicio de la causa uribista. Ya lo vivimos entre 2002 y 2010 cuando muchos de los medios aquí señalados, cerraron filas en favor del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez. A pesar de su decadencia moral, él sigue siendo para muchos magnates y periodistas un referente a seguir.

Ese unanimismo ideológico que los Gilinski y Sarmiento Angulo están tratando de consolidar con sus empresas mediáticas constituye una afrenta grave a la democracia. Ese unanimismo es el correlato de lo que en otras partes del mundo se conoce como el pensamiento único. La clase alta y una parte de la clase media de Colombia están sintonizados con ese pensamiento único, que no es otra cosa que la imposición de un discurso, de una verdad que, aunque amañada o falseada, los señalados medios la presentan como válida e incontrastable. En este punto, a los reporteros de estas empresas mediáticas no les interesa cubrir hechos derivados de políticas públicas exitosas o de los buenos indicadores macroeconómicos que rodean la gestión del gobierno central. No. El único interés es generar incertidumbre y miedo, así sea a punta de mentiras, verdades a medias, escándalos, suposiciones e inquinas.

La democracia, como régimen de poder, necesita de medios alternativos y de audiencias formadas para discutir asuntos públicos. Y a juzgar por las circunstancias político-mediáticas, la democracia en el país no va bien y no por cuenta de un ejercicio arbitrario del poder de parte del presidente. No. Por el contrario, el régimen democrático va mal, por cuenta de la concentración en pocas manos de las empresas mediáticas.

 

 


Imagen tomada de La República. 

jueves, 22 de junio de 2023

JAMES RODRÍGUEZ Y ÁLVARO URIBE VÉLEZ: DOS FAMOSOS EX

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las preferencias políticas de las figuras deportivas suelen ser tema de discusión en las redes sociales. Recientemente, el país vio reunirse a James David Rodríguez Rubio, el ya casi olvidado 10 de la Selección de Mayores de Fútbol, con el expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez.

Por supuesto que el exfutbolista no incurrió en delito alguno, a pesar de la condición sub júdice del político antioqueño. Las reacciones negativas y los memes se explican por el clima de crispación ideológica y política por el que atraviesa el país, por el ascenso al poder, por primera vez, de un presidente de izquierda.

Equivocadamente, desde un sector de la opinión, se les exige a figuras como James Rodríguez y Egan Bernal, entre otros más, una mejor comprensión de la realidad política del país, lo que derivaría en tomar distancia de personajes controvertidos, señalados, procesados e investigados por la justicia, como el propio Uribe Vélez y Rodolfo Hernández, este último excandidato presidencial que perdió con el hoy presidente de la República, Gustavo Petro Urrego. Insisto, es un error. James maneja muy bien su pie izquierdo, pero ello no lo obliga a ser de izquierda. Él mismo, en entrevista con la señora Dávila, de Semana, reconoció que poco lee. Bueno, esa condición le exime de toda responsabilidad como ciudadano, en la medida en que no puede discutir asuntos públicos porque ignora muy seguramente la historia del país y la trayectoria de políticos como Álvaro Uribe Vélez.

Lo mismo sucede en el caso del ciclista de INEOS, Egan Bernal, quien en la pasada campaña electoral expuso públicamente que votaría por Rodolfo Hernández, sancionado por corrupción por la Procuraduría General de la Nación. Bernal está en todo su derecho de votar y apoyar al candidato de sus preferencias, así ponga en cuestión su propia condición de ciudadano. Desde una visión maximalista, ser ciudadano implica asumir críticamente la historia política y la vida pública y privada de los políticos. Cerrar los ojos ante la ignominia es una lección relativamente legítima, en virtud de esa condición maximalista con la que asumo aquí el concepto de ciudadano. Una ciudadanía se ejerce sobre unas bases éticas y morales férreas, lo que obligaría a estas figuras públicas a guardar prudencia al exponer públicamente sus preferencias políticas. Y es así, porque hay adolescentes que los ven como ejemplos a seguir, hasta en asuntos relacionados con el ejercicio del poder político.

Quizás el error de exigirles una mejor comprensión de las maneras como el poder se ejerce en Colombia parte de elevarlos a la condición de Héroes. Los periodistas deportivos tienen que asumir la responsabilidad de haber elevado a ese estatus a unos deportistas exitosos. Porque eso son Rodríguez y Bernal: deportistas que ganan mucho dinero, pero no más.

Ya en el pasado el entonces arquero de la Selección de Fútbol, René Higuita, se hizo famoso porque visitó al criminal Pablo Emilio Escobar Gaviria, en el hotel que en esa época le acondicionó el gobierno de César Gaviria Trujillo, llamado La Catedral.

Deberían de invertir un poco en su propia formación política. Con tanto dinero podrían contratar profesores o profesoras de historia, economistas, politólogos. O simplemente, sacar tiempo para leer.

Ojalá algún día estas tres figuras entiendan que Álvaro Uribe Vélez, Rodolfo Hernández y Pablo Escobar, entre otros tantos, hacen parte de las funestas páginas que el país debe pasar en su camino de volverse, algún día, una Nación decente.

Lo de James se puede considerar una falta grave en el área o quizás un autogol. Lo de Bernal, una caída a pocos kilómetros de la meta; y lo de Higuita, una salida en falso en su condición de arquero líbero. Eso sí,  James Rodríguez y Uribe comparten la preposición ex: James es un exfutbolista, y Uribe es expresidente y expresidiario.

 


Imagen tomada de Red más noticias. 

martes, 20 de junio de 2023

CONGRESISTA POLO POLO PROPUSO “AQUIETAR” A PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El lenguaje es la casa del ser, dijo Heidegger. Luego, Habermas, Austin y Searle dijeron que los actos de habla constituyen acciones. Al habitar en el lenguaje, cada que emitimos un juicio de valor, consignamos una explicación o una duda argumentada, no solo estamos orientando acciones, sino que invitamos a otros a que nos acompañen en la ejecución de estas, lo que supone una legitimidad, sin importar si dichas acciones buscan eliminar físicamente a alguien.

También hay que decir que, en los usos particulares de la lengua nos desnudamos y dejamos ver nuestras partes pudendas. Bueno, creo que el congresista Polo Polo, sin advertirlo, se desnudó ante el país con su discurso violento y la intención de defenestrar al presidente.

La arremetida lingüística de Polo Polo se dio en el marco de las marchas que organizaron los opositores a las reformas del gobierno de Petro y los enemigos del presidente. Esta vez el congresista Miguel Abraham Polo Polo dejó salir su animadversión hacia Gustavo Petro, a quien le recordó su pasado guerrillero y lo exhortó a que respondiera si tenía algo que ver con la muerte violenta del coronel Dávila.

El congresista que dice representar los intereses de los pueblos afros lanzó una amenaza que nos hace recordar otras frases “célebres” muy propias del uribismo: “bala es lo que viene”, o la que en su momento emitió Álvaro Uribe Vélez: “o se callan, o los callamos”; Polo Polo dijo: “señor Petro, o se aquieta, o lo aquietamos”.

Con su discurso, el cuestionado congresista empezó a caminar por las finas cuerdas del Código Penal. Al amenazar al presidente de la República, el político traspasó una frontera ética, política y moral que ameritaría una intervención urgente del Consejo de Estado y de la Corte Suprema de Justicia, así como de la Procuraduría General de la Nación. Polo Polo arengó e incitó a quienes lo oían y aplaudían, a cumplir a cabalidad la acción, temeraria por demás, de “aquietar” al presidente de la República.

En un ejercicio de interpretación del acto de habla del congresista, aquietar supone “detener, impedir o amarrar a alguien”. En la jerga propia de matones, aquietar supondría asesinarlo o acallarlo violentamente. Sería bueno que este homúnculo que representa la ira les explicara a las altas Cortes y al país, a qué exactamente está invitando con su acto de habla: ¿a matar al presidente, a sacarlo de la Casa de Nariño o a ponerle un bozal? Cualquiera de las tres acciones niega la posibilidad de dialogar para que, en un intercambio de argumentos, triunfe el más sólido.

Claro que no se le puede pedir mucho a este vociferante político, poco leído y con un capital social y cultural empobrecido. Su cuestionada curul solo le ha servido para exponerse como un ser básico, que le facilita ser instrumentalizado por quienes creen, erróneamente, que él puede liderar una Oposición seria, respetada y legítima.

Le recomiendo leer a Zuleta (no confundirlo con Poncho Zuleta). En particular, El Elogio de la Dificultad. Ojalá lea ese texto antes de que le quiten la curul por una posible usurpación, de acuerdo con las razones que expusieron quienes demandaron su elección como congresista, a nombre de los pueblos afros.

Imagen tomada de Canal 1 


lunes, 19 de junio de 2023

MARCHAS CONTRA PETRO, EN 6 VOCABLOS

 

Por Germán Ayala Osorio

Las marchas programadas para mañana 20 de junio están atadas al miedo, la nostalgia, el odio ideológico, la ignorancia, la viveza y la firmeza. En cada uno de los 6 vocablos es posible ubicar a quienes saldrán a exponer, en total libertad y sin miedo a que el ESMAD les saque los ojos, o les lance gases lacrimógenos. En cada una de esas palabras y conceptos podemos ubicar, como mínimo a 10 personas. Y de puñado en puñado, vamos identificando a quienes  protestarán pacíficamente. 

Los que marchan por miedo, lo hacen por el terror que les produce la palabra cambio, en un país en el que por primera vez un presidente intenta modificar circunstancias históricas que explican y reproducen la inequidad, la desigualdad, el racismo y la pobreza existentes. Porque en estos largos años de República, Colombia siempre “cambió” para que todo siguiera igual. El miedo es explicable porque la nomenclatura cambio deviene con un sentido maximalista que se conecta con la tradición: acá nada funciona, siguen la corrupción, las masacres, las guerrillas, los secuestros, los homicidios, el robo callejero y el desempleo. Pretender cambiar esas complejas realidades, en cuatro años, resulta arriesgado. Y si a lo anterior se suma el miedo inoculado por medios y periodistas de la derecha tradicional, de que nos vamos a convertir en Venezuela, entonces ese miedo los obliga a movilizarse y a expresarse.

Quienes se preparan desde ya para salir a protestar de la mano de la nostalgia, son aquellos viudos del poder, contratistas, clientelistas, amigos de políticos que le apostaron a que Rodolfo Hernández sería el presidente de la República, lo que les garantizaría contratos, prebendas y vaya uno a saber qué más. Quienes perdieron la oportunidad de seguir succionando del erario, por supuesto que tienen todo el derecho a salir a protestar desde la nostalgia.

De igual manera es posible encontrar a quienes caminarán sobre el quebradizo pavimento, de gancho del odio ideológico y político que profesan hacia el presidente, por su pasado guerrillero. No aceptan que se haya levantado en armas en contra del Estado, a pesar de la ilegitimidad de ese orden establecido y forma de dominación. Su cabeza no les da para comprender lo que sucedía en este hemisferio en el marco de la Guerra Fría. Al odiar a Petro, a quien señalan, equivocadamente, de haber participado de la toma del Palacio de Justicia, extienden sus resquemores hacia todos los que no piensan como ellos, porque están parados, sin saberlo, en la doctrina del enemigo interno. Y en lugar de provocar encuentros dialógicos en los que, al exponerse argumentos, se espera que triunfe el más sólido, se promueven peleas e intercambio de improperios. Por el contrario, y sin haber leído ellos a Estanislao Zuleta, insisten en lo planteado por el gran pensador colombiano: “…En lugar de discutir un razonamiento se le reduce a un juicio de pertenencia al otro – y el otro es, en este sistema, sinónimo de enemigo-, o se procede a un juicio de intenciones. Y este sistema se desarrolla peligrosamente hasta el punto en que ya no solamente rechaza toda oposición, sino también toda diferencia: el que no está conmigo está contra mí, y el que no está completamente conmigo, no está conmigo…”.

Por supuesto que otro puñado de colombianos saldrá mañana poseídos o guiados por la ignorancia inoculada por los medios masivos que llevan 10 meses generando pánico económico y divulgando mentiras y medias verdades. También es bueno decir que esa ignorancia supina en grado mayor es responsabilidad de todos aquellos que prefieren seguir en ese estado, por pereza de leer, por miedo a revisar su propia realidad o simplemente porque no quieren confrontar a quienes son los responsables de todos los problemas que arrastra el país de tiempo atrás.

Los que saldrán de la mano de la viveza, los llamaremos los “avispados”. Son aquellos que marcharán a cambio de un dinero, un almuerzo o un kit de algo pasajero. Esos “avispados” son víctimas de aquellos que, con poder económico, pueden darse el lujo de “contratar” gente para hacer bulto y lograr fotografías impactantes que confirmen que la Oposición es mayoría en Colombia, lo que justificaría golpes de Estado blando o la defenestración del Presidente, tal y como lo han vociferado algunos reservistas que se dicen defensores de la democracia.

A pesar de todo lo anterior, bienvenidas las marchas de los críticos y enemigos del actual gobierno. Eso legitima la democracia y dice cosas positivas del actual gobierno, porque las consignas que expresen en los recorridos no serán respondidas por el ESMAD asesino que sacó a las calles el fatuo, infantil y mediocre presidente Iván Duque Márquez.

Y en el último puñado pueden confluir los que, con toda firmeza no aceptan que la izquierda y el progresismo sean gobierno. Esa firmeza puede estar asociada a un análisis de las variables macroeconómicas. Aunque en la discusión aceptan que Petro hasta el momento cumple con la regla fiscal y sus medidas económicas son igual de ortodoxas que las de sus antecesores, prefieren que quien gobierne sea un consumado neoliberal.

El gobierno de Petro tiene la obligación de escuchar a los marchantes para hacer ajustes y para acelerar los cambios prometidos. Igual actitud deben asumir los petristas. Marcar diferencias con los gobiernos anteriores es un imperativo moral. Y la primera diferencia que hay que exponer es la de evitar caer en lo que planteó Zuleta (no Poncho).



Imagen tomada de Semana.com

domingo, 18 de junio de 2023

FINANCIAR AL ELN: NO ES EL MOMENTO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Si se lee de manera ligera la propuesta de financiar al ELN, esta iniciativa suena perversa, pero tampoco da para que el fiscal Barbosa la califique como una “vacuna a los colombianos”.  La oferta hay que examinarla muy bien. Antes de hacerlo, hay que recordar que, en su momento, el entonces presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez propuso lo mismo, con el claro objetivo de que la agrupación al margen de la ley abandonara sus actividades delincuenciales, en particular el secuestro de civiles con fines extorsivos y la participación en el negocio del narcotráfico.

Hay que decir que la propuesta llega, se hace o se filtra en un muy mal momento político. Primero, porque apenas se va a poner en marcha el cese bilateral al fuego y segundo, por la crispación ideológica y política en la que estamos en el país, por cuenta de una derecha mediatizada que está apelando a todas las formas de lucha, con el objetivo de no dejar que Gustavo Petro gobierne y saque adelante sus reformas.

Hay que esperar que lo del cese de las hostilidades salga bien y que se avance en la discusión en la mesa de La Habana. Hay un asunto pendiente al interior del ELN: unificar criterios y asegurar que ponerle fin al conflicto armado con el Estado es una idea compartida por todos los frentes de guerra y los líderes del Comando Central (Coce).

Una vez llegue ese momento, entonces hay que pensar en concentrar a la guerrillerada en una zona especial de distensión en la que no se podrá repetir lo del Caguán. O también, abrir la posibilidad de que haya puntos de encuentro en varios departamentos. En estos territorios deberá darse la transición hacia la vida civil. Y es en este punto en el que entra el asunto de la financiación internacional.

Propongo que las donaciones internacionales confluyan en un fondo manejado directamente por una agencia de la ONU. Los recursos se usarán en la preparación de los guerrilleros en las áreas que la dirigencia del ELN determine, de acuerdo con un análisis interno de los deseos de los combatientes una vez dejen las armas. Es decir, estudios, capacitación en actividades agrícolas o de cualquier otro tipo. También, en la entrega de un salario base tal y como se estableció con los guerrilleros de las Farc-Ep, por un tiempo breve. Igualmente, los comandantes deberían prepararse en asuntos relacionados con el funcionamiento del Estado.

Insisto en que la propuesta no es descabellada y muchos menos termina siendo una forma de “vacuna a los colombianos” como lo dijo el irresponsable, Francisco Barbosa, el temprano precandidato del uribismo para el 2026.

Las dudas se generan más bien en el real convencimiento de todos los frentes de guerra, de querer firmar el armisticio. Hasta tanto el país no vea una postura monolítica en el ELN, hablar de financiación genera ruido y suspicacias en la derecha que prefiere que siga la guerra, porque hay sectores de poder que se benefician de las consecuencias que produce mantener un país en guerra.



Imagen tomada de la red Twitter. 


 

sábado, 17 de junio de 2023

FORMAR EN PENSAMIENTO CRÍTICO: UNA JUSTA CAUSA… DE DESPIDO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las contradicciones humanas, tan frecuentes y difíciles de asimilar, suelen expresarse en documentos que llevan por nombre políticas institucionales. Ejemplo de las anteriores son los proyectos educativos institucionales (PEI) que escriben y echan a andar las instituciones educativas, llámense colegios o universidades en beneficio de sus estudiantes.

Dentro de esas apuestas educativas aparece el Pensamiento Crítico (PC) como un norte claro y definido que hace pensar, de inmediato, que lo que rodea esa perspectiva crítica es compartido de verdad por las directivas de colegios y universidades. Pero no es así. Se trata, más bien, de una apuesta artificiosa por cuanto las ideas conservadoras y el ejercicio arbitrario del poder terminan vaciando de sentido al Pensamiento Crítico.

Pretender que, en un país como Colombia, godo, premoderno y facho, las ideas liberales orienten los ejercicios de analizar, comparar y confrontar, propios del PC, es caminar por los senderos de la utopía. Trasegar por esas rutas, de la mano del PC, convierte a profesoras y profesores en “objetivos políticos” de directores de programa, decanos, vicerrectores o rectores que, alineados a la derecha e incluso, en la ultraderecha, suman esfuerzos para defenestrar a aquellos que, con toda pasión, convierten las aulas en escenarios de confrontación de ideas, de debate, en los que los estudiantes consolidan unas ideas, ponen en crisis otras o simplemente logran quitarse las vendas que a punta de mentiras y tratamientos amañados les fueron tejiendo en los ojos los medios hegemónicos, que fungen como ruedas de transmisión de la derecha premoderna, violenta y corrupta que por años gobernó a Colombia.

En las universidades colombianas, en especial en las privadas, esas acciones defenestradoras en contra de profesoras y profesores que expresan sus simpatías con el proyecto político o las ideas de la izquierda democrática y del progresismo, cada vez son más comunes. Estamos ante procesos silenciosos de persecución ideológica que terminan con la cancelación de contratos, así sean indefinidos, bajo la explicación, artificiosa por demás, que se expresa en la frase “cancelación del contrato sin justa causa”. Vaya eufemismo. No hay justa causa, pero es evidente que si la hay: las ideas de izquierda no caben dentro de la institución. Esa es la explicación-conclusión a la que se llega cuando se es víctima de directivos de derecha molestos con quienes ejercen el derecho a pensar distinto y se la juegan por hacer realidad eso de formar ciudadanos bajo la consigna del Pensamiento Crítico.

Quizás sea tiempo de exponer estas circunstancias en público para que sean los estudiantes los que conozcan y comprendan la enorme contradicción en la que caen sus colegios y universidades; y asuman, entonces, los reclamos a los que haya lugar para que su formación sea lo suficientemente liberal y universal para cumplir con los objetivos de la formación en ciudadanía. Y quizás les corresponda a los ministerios de Trabajo y Educación vigilar lo que está pasando en universidades y colegios que, en el marco de la actual crispación ideológica por la que atraviesa el país, están defendiendo a dentelladas las ideas de una derecha que no acepta la derrota sufrida en junio de 2022 y mucho menos está dispuesta a aceptar que el primer gobierno de izquierda termine consolidándose como una posibilidad de mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías.



Imagen tomada de Fcyt

 

viernes, 16 de junio de 2023

LOS DANIELES LE HICIERON UNA ENCERRONA AL GENERAL PEDRO SÁNCHEZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los Danieles es un portal periodístico en el que reconocidos periodistas se juntan a leer sus columnas de opinión, mientras entrevistan a personajes de la vida nacional. Digamos que se trata de un formato interesante que ha venido posicionándose entre la opinión pública urbana.

Los textos de Daniel Samper Pizano, Daniel Coronell y Ana Bejarano suelen ser muy buenas piezas de análisis sobre hechos coyunturales de la vida política nacional. Todos los domingos sus lectores esperan con ansia la publicación de sus columnas de opinión. Las columnas de Daniel Samper Ospina son textos satíricos muy propios de quien se asume como un referente del humor político, pero que, por momentos, al dejar salir sus posturas de clase, sus sesgos ideológicos y políticos, cae en un humor ramplón, básico e infantil. Por momentos, cae en la ridiculez.

Bueno, esa combinación entre periodismo crítico y humor les generó hoy un traspiés y el contundente rechazo de una parte importante de cuentas de la red Twitter. El día de hoy 11 de junio, a Los Danieles compareció el general de la Fuerza Aérea, Pedro Sánchez Suárez, oficial responsable directo de la Operación Esperanza que se diseñó para dar con el paradero de los 4 menores indígenas sobrevivientes de un siniestro aéreo y que deambulaban perdidos en las selvas del Yarí.

La presencia del alto oficial estaba perfectamente justificada desde el punto de vista periodístico, pues rondan muchas inquietudes sobre el operativo indígena-militar que se montó para dar con el paradero de los menores indígenas. En particular, muchas preguntas sobre cómo pudieron sobrevivir por 40 días los menores en medio de una selva hostil.

En un ambiente cordial transcurrió la entrevista. El general, muy asertivo y con firmeza contestó cada una de las preguntas lanzadas por sus interlocutores. En el espacio de hoy estuvieron dos periodistas más. Su presencia también estaba plenamente justificada.

Cuando llegó el turno de Daniel Samper Ospina de leer su columna, el humorista la leyó y luego, con sorna, preguntó a sus contertulios, en particular a Coronell, “si le quería dar la palabra al General”. Al tratarse de una sátira contra el gobierno de Petro, la insinuación de Samper Ospina provocó en sus colegas, excepto en su padre, una estruendosa carcajada Coronell le contesta, con incontenible risa, “no señor, no señor”. Lo sucedido produjo dos efectos inmediatos: el primero, la molestia del general Sánchez, por ser subordinado del presidente de la República y comandante supremo de las fuerzas armadas. El alto oficial expresó su molestia en el espacio, mientras los periodistas poco a poco dejaron de reír. Eso sí, el único que al parecer se percató del gravísimo error en el que incurrieron con las risotadas fue Daniel Samper Pizano, padre del “irreverente” Daniel Samper Ospina.

Y el segundo efecto generado por la ocurrencia de Samper Ospina, secundada equivocadamente por sus colegas, fue el rechazo generalizado de quienes vieron y escucharon la entrevista. Insisto, hasta la lectura provocadora de la columna del periodista-humorista, la entrevista fue agradable y bien manejada.

Hay que decir que, en este episodio de Los Danieles, se equivocaron todos, menos el General. Esa columna burlona de Samper Ospina no debió leerse delante del oficial. Le faltaron al respeto tanto el autor del texto, como los demás colegas que le celebraron la ya comentada ocurrencia. Pero no se trató de una pilatuna propia del reconocido humorista.  Por el contrario, y de acuerdo con el formato, se trató de una celada al general Sánchez. ¿Qué esperaban?  ¿Que el general le aplaudiera a Samper su venenosa columna?

Para infortunio de los colegas, el Brigadier General no cayó en la trampa. Por el contrario, sentó su voz de protesta, al tiempo que dejó claro su respeto y obediencia al comandante supremo de las fuerzas armadas, el presidente Gustavo Petro. Varios tuiteros se extrañaron de la actitud asumida por Coronell, al aprobar, con risotada incluida, la planeada sugerencia que le hizo Daniel Samper Ospina. Al final, quienes quedaron mal fueron los seis periodistas que compartían hasta ese momento con el general Sánchez. De verdad que fue bochornoso el episodio. Y justo, cuando hoy las audiencias vienen reclamando de los medios tratamientos periodísticos serios, responsables y ajustados a la realidad de los mismos hechos que deciden cubrir.

La reconocida periodista, Carmen Alicia Sarmiento, se refirió así a lo acontecido: “Entiendo lo que es la sátira, sigo, así como, no soy idiota, pero me siento incómodo. Me dan vergüenza ajena, sobre todo @DCoronell. Prefiero verlo en su estilo serio y buen puesto, no sumado al comité de aplausos a un bufón”.

Harían bien Los Danieles en revisar el formato, pues, a lo mejor, quien les quita audiencia y, sobre todo, seriedad y profesionalismo, es Daniel Samper Ospina.



Imagen tomada de TuBarco Noticias. 

“VAMOS A RECUPERAR EL PAÍS”

  Por Germán Ayala Osorio   En el ejercicio de la política suelen aparecer frases que bien pueden servir como eslogan de futuras campañ...