Por Germán Ayala Osorio
Con el fallo de tutela que ordena
la libertad inmediata del condenado expresidente Álvaro Uribe, la Sala Penal
del Tribunal Superior de Bogotá le “echa gasolina” al ya caldeado ambiente
político y electoral en el país. Esa decisión puede ser leída de muchas maneras.
He aquí algunas de esas posibles perspectivas orientadas a entender la
trascendental decisión.
Con la orden de libertad los
magistrados reviven la ya raída presunción de inocencia del político antioqueño
hasta que tomen una decisión de fondo de la condena de primera instancia proferida
por la jueza Sandra Heredia. Eso sí, los togados ponen un manto de duda sobre
el criterio jurídico de la operadora judicial que condenó a Uribe a 12 años de
prisión domiciliaria y lo privó de la libertad en razón a su incontrastable
poder de intimidación sobre la propia justicia y en claro beneficio de las víctimas.
Después de leer el sentido del
fallo condenatorio y posteriormente la cuantía de la condena y la orden de
arresto domiciliario, la jueza 44 fue objeto de numerosas amenazas y
descalificaciones en las redes sociales. Ya la revista Semana había “perfilado”
a la juez Sandra Heredia, a través de un ejercicio periodístico a todas luces
tendencioso y temerario. Las marchas del 7
de agosto en contra de la decisión de la jueza y en favor del condenado dan
cuenta no solo de los niveles de polarización política y crispación ideológica
en el país, sino de la naturalización de un ethos mafioso que lleva a muchos a
defender hechos y actos inmorales.
Al ordenar reversar la medida, de
inmediato se activaron las bodegas uribistas en contra de la operadora judicial,
lo que claramente eleva los riesgos de que sufra algún atentado criminal por
considerar los áulicos de Uribe y naturales enemigos de la juez que actuó “llevada
por el odio” hacia el Mesías de Salgar (Antioquia).
El fallo, sin embargo, sirve para
desmontar la narrativa que el uribismo puso a circular con la ayuda de la
prensa hegemónica que indicaba que al expresidente Uribe se le “habían violado
las garantías procesales”. Pues bien, la orden de libertad al condenado por
delitos no
políticos desmiente lo expresado por la defensa del exdirector de la
Aerocivil y sus áulicos.
Los magistrados de la Sala Penal
del Tribunal Superior optaron por desconocer el carácter ejemplarizante del
fallo de la jueza 44 y lo que es peor, no entendieron que esa decisión en sí
misma era y sigue siendo un triunfo del aparato judicial sobre un expresidente
de la República que durante 13
años se burló del país, de las víctimas y de la justicia. Lo que hicieron
fue poner por encima de los derechos de las víctimas la temida figura política de un
exmandatario que jamás actuó con el decoro y la responsabilidades morales y
éticas que le demandan su condición de expresidente de la República. En esta
ocasión los togados se pusieron del lado del victimario y se olvidaron de los
derechos de sus víctimas.
Veremos qué sucede con la
impugnación que muy seguramente interpondrá el equipo jurídico que defendió los
intereses del senador Cepeda como figura relevante entre las víctimas de Uribe
Vélez.
Eso sí, medio país espera que
esta discutible decisión de la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá no sea
el preludio de un fallo de segunda instancia que eche para atrás la condena de
12 años proferida por Sandra Liliana Heredia.
Imagen tomada de El Espectador.com