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martes, 19 de agosto de 2025

ORDENAN LIBERTAD DEL CONDENADO EXPRESIDENTE URIBE VÉLEZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con el fallo de tutela que ordena la libertad inmediata del condenado expresidente Álvaro Uribe, la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá le “echa gasolina” al ya caldeado ambiente político y electoral en el país. Esa decisión puede ser leída de muchas maneras. He aquí algunas de esas posibles perspectivas orientadas a entender la trascendental decisión.

Con la orden de libertad los magistrados reviven la ya raída presunción de inocencia del político antioqueño hasta que tomen una decisión de fondo de la condena de primera instancia proferida por la jueza Sandra Heredia. Eso sí, los togados ponen un manto de duda sobre el criterio jurídico de la operadora judicial que condenó a Uribe a 12 años de prisión domiciliaria y lo privó de la libertad en razón a su incontrastable poder de intimidación sobre la propia justicia y en claro beneficio de las víctimas.

Después de leer el sentido del fallo condenatorio y posteriormente la cuantía de la condena y la orden de arresto domiciliario, la jueza 44 fue objeto de numerosas amenazas y descalificaciones en las redes sociales. Ya la revista Semana había “perfilado” a la juez Sandra Heredia, a través de un ejercicio periodístico a todas luces tendencioso y temerario. Las marchas del 7 de agosto en contra de la decisión de la jueza y en favor del condenado dan cuenta no solo de los niveles de polarización política y crispación ideológica en el país, sino de la naturalización de un ethos mafioso que lleva a muchos a defender hechos y actos inmorales.

Al ordenar reversar la medida, de inmediato se activaron las bodegas uribistas en contra de la operadora judicial, lo que claramente eleva los riesgos de que sufra algún atentado criminal por considerar los áulicos de Uribe y naturales enemigos de la juez que actuó “llevada por el odio” hacia el Mesías de Salgar (Antioquia).

El fallo, sin embargo, sirve para desmontar la narrativa que el uribismo puso a circular con la ayuda de la prensa hegemónica que indicaba que al expresidente Uribe se le “habían violado las garantías procesales”. Pues bien, la orden de libertad al condenado por delitos no políticos desmiente lo expresado por la defensa del exdirector de la Aerocivil y sus áulicos.

Los magistrados de la Sala Penal del Tribunal Superior optaron por desconocer el carácter ejemplarizante del fallo de la jueza 44 y lo que es peor, no entendieron que esa decisión en sí misma era y sigue siendo un triunfo del aparato judicial sobre un expresidente de la República que durante 13 años se burló del país, de las víctimas y de la justicia. Lo que hicieron fue poner por encima de los derechos de las víctimas la temida figura política de un exmandatario que jamás actuó con el decoro y la responsabilidades morales y éticas que le demandan su condición de expresidente de la República. En esta ocasión los togados se pusieron del lado del victimario y se olvidaron de los derechos de sus víctimas.

Veremos qué sucede con la impugnación que muy seguramente interpondrá el equipo jurídico que defendió los intereses del senador Cepeda como figura relevante entre las víctimas de Uribe Vélez.

Eso sí, medio país espera que esta discutible decisión de la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá no sea el preludio de un fallo de segunda instancia que eche para atrás la condena de 12 años proferida por Sandra Liliana Heredia.

 



Imagen tomada de El Espectador.com 

domingo, 17 de agosto de 2025

LOS RETOS DE LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL

   

Por Germán Ayala Osorio

 

El asesinato de Miguel Uribe Turbay y su aprovechamiento político, ideológico y mediático marcará la campaña presidencial de 2026. A partir de ese momento, los colombianos afrontaremos el colosal reto electoral de votar por la continuidad del proyecto progresista o por el regreso del dañino uribismo.

Se trata de un desafío monumental que servirá para medir si realmente hubo un cambio evidente e incontrastable en las audiencias a las que el gobierno Petro y su estrategia comunicacional intentaron convencer de las bondades del progresismo y de la necesidad de que el país siga caminando hacia el cambio cultural que conlleva la consolidación de un Estado y de una sociedad modernos. Más claro: si se logró fijar en la conciencia colectiva (popular) que el uribismo es el tenebroso pasado al que jamás se debe regresar.

Como todo reto, hay por supuesto riesgos que aparecen, especialmente cuando ya se propuso del lado del uribismo la amenaza de “destripar a la izquierda” y la que de manera natural se desprende de los discursos de odio y venganza promovidos por el expresidente Uribe y por quienes insistirán en señalar que Petro es responsable, políticamente hablando, del del crimen de Miguel Uribe Turbay. Los impulsa la idea de que a Miguel Uribe “lo asesinó la izquierda petrista”.

Ya el miedo de “convertirnos en Venezuela” murió como relato periodístico y político, a pesar de que el Gran Reo (Álvaro Uribe) siga inventando “categorías”. Después de haber creado la del “Castrochavismo”, ahora habla de “mordaza neocomunista” con el firme propósito de invalidar la legal y legítima decisión de la jueza Sandra Heredia de condenarlo a 12 años de prisión domiciliaria por delitos no políticos.

Si la economía va bien, si no hubo expropiaciones y mucho se nacionalizó la banca, ¿por qué no permitir que se consoliden las apuestas de este gobierno en materia agrícola, ambiental y turística? El hecho de que grandes empresas reporten millonarias ganancias durante el gobierno Petro debería de impulsar a los más poderosos agentes del Establecimiento a tomar la decisión de abandonar al expresidente Uribe para que afronte en soledad sus líos judiciales. Es hora de darle la estocada final al uribismo.

A la derecha uribizada solo le queda apelar a consignas un tanto abstractas y mendaces como “vamos a recuperar a Colombia”, “sin seguridad no hay paz” y “vamos a salvar la democracia de la dictadura”, que continúan siendo respaldadas por la prensa hegemónica y sus propietarios interesados en regresar a los tiempos del unanimismo ideológico y político que se impuso durante los 20 años en los que el uribismo mandó en el país.

Esos tres lemas de campaña apuntan a dos instituciones que resultaron claves para consolidar el uribismo y el ethos mafioso que los identifica: el Congreso y las Fuerzas Armadas.

Quienes vayan a votar por la continuidad del proyecto progresista deben comprender que sin mayorías en el Congreso no será posible consolidar los principios que orientan la promesa del cambio que, a pesar de los escandalosos hechos de corrupción al interior de la UNGRD, sigue siendo una oferta importante para lograr por fin vivir en una República.

Las instituciones castrenses serán el objetivo político-electoral de la derecha y la ultraderecha en la medida en que las estructuras criminales muy seguramente les darán un “empujoncito electoral” con atentados, secuestros, asesinatos de militares y policías, tomas de pueblo... Sin esa colaboración, la consigna “sin seguridad no hay paz” morirá rápidamente a pesar de los esfuerzos de la prensa tradicional de amplificar los hechos violentos que en adelante se presentarán para generar miedo y zozobra en las comunidades rurales, pero sobre todo en ciudades capitales.

La campaña electoral arrancó con el particular olor a gladiolo mustio. Ya veremos si como sociedad civilizada seremos capaces de dejar atrás ese aroma o si por el contrario lo asumiremos como la esencia de nuestras violentas e históricas maneras de resolver las diferencias y los conflictos.


PETRO Y LA DERECHA - Búsqueda Imágenes

lunes, 7 de julio de 2025

MIGUEL URIBE TURBAY: EL “PRESIDENTE MILAGRO” QUE NECESITA LA DERECHA

  

Por Germán Ayala Osorio

 

El atentado sicarial perpetrado contra Miguel Uribe Turbay viene siendo aprovechado política y moralmente por la derecha para culpar al gobierno Petro y consolidar la narrativa que indica que el ataque armado tiene una indiscutible connotación política asociada por supuesto a un sentimiento de “venganza” de la izquierda y el progresismo por los ataques políticos que efectuaba el senador uribista contra la figura de Petro y sus reformas sociales como la reforma laboral, pensional y a la salud.  

Con el denodado apoyo de la prensa hegemónica ese sector del espectro ideológico viene construyendo una especie “protomártir” de nuevo cuño, ambientado por la fe de cientos de miles de orantes-votantes que llegan a la clínica Fundación Santa Fe para pedir por su pronta recuperación y el regreso a la “vida política y electoral” por aquello de que el país lo necesita.

La “Carrera por la vida” convocada para pedir a Dios que Miguel Uribe Turbay supere los efectos de las heridas recibidas fue ante todo una actividad política atada a los sentimientos de la comunidad de creyentes que, camándula en mano, rechazan la violencia política y creen a pie juntillas que en este caso habrá un milagro y la consecuente consagración de Uribe Turbay como un “bendecido” por la gracia divina, condición suficiente para convertirse en presidente de la República en el 2026.

La revista Semana registró así el hecho: “La Carrera por la Vida nació como una respuesta ciudadana al atentado que dejó herido al precandidato presidencial Miguel Uribe, quien actualmente permanece en proceso de recuperación en la Fundación Santa Fe. El ataque armado generó una ola de indignación en todo el país, al tiempo que encendió las alarmas sobre el nivel de violencia política en Colombia.

Los rezos, plegarias y la Caminata por la Vida son los mecanismos políticos y morales con los que la derecha y en particular el uribismo necesitaba para despejar el camino electoral que hasta antes del atentado estaba enredado al interior de las mesnadas uribistas por cuenta de las simpatías populares que viene despertando el gobierno Petro. A dichos mecanismos se suma ahora la encuesta realizada por las firmas Guarumo y EcoAnalítica, que muestra a Uribe Turbay, del partido Centro Democrático, en el primer lugar de las preferencias de los eventuales votantes con el 13,7 %.

Lo interesante de la situación es que Uribe Turbay ya no sería el candidato o el títere de Uribe como lo fue Iván Duque Márquez, sino el enviado de Dios para “salvar al país de las garras del castrochavismo”. En las huestes uribistas aspiran a que ningún creyente-votante, de los cientos de miles que oran todos los días por la pronta recuperación del precandidato presidencial, se atreva a contradecir la voluntad divina, lo que inexorablemente se traduciría en millones de votos que asegurarían el triunfo electoral a la derecha. Los riesgos de meter a Dios en la política gravitan alrededor de la ética, de la libertad de cultos y del Estado laico por cuenta del regreso milagroso de Uribe Turbay a pesar de la gravedad de las heridas producidas por una pistola 9mm accionada a poca distancia. El riesgo es mayúsculo cuando al invocarse la protección de Dios en el Preámbulo de la Constitución Política de Colombia, la salvación de Uribe Turbay motivaría el rechazo de los agnósticos y ateos, entre otros. Sería un país distinto: más a la derecha, intolerante, de la mano de renovados fanáticos religiosos.  




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sábado, 7 de junio de 2025

CLAUDIA LÓPEZ Y EL FRACKING: COMO DIGO UNA COSA, DIGO LA OTRA

  

Por Germán Ayala Osorio

 

Al apostarle a la transición energética expresada en negarse a nuevas exploraciones de combustibles fósiles, entre otras medidas, el presidente Petro sacudió a los ambientalistas aletargados y a los amigos de las actividades desarrollistas insostenibles ecológica y ambientalmente como la ganadería extensiva de baja producción, los monocultivos legales e ilegales como la coca, caña de azúcar y palma africana y la gran minería.

A veces con una mirada catastrofista alrededor de una eventual extinción de la humanidad, el presidente Petro enfrentó a los sectores de poder tradicional que jamás valoraron aquello de ser un país biodiverso por ser amazónico y contar con las riquezas del Chocó Biogeográfico.

En medio de una incontrastable crispación ideológica y política provocada en gran medida por su intención de recuperar el Estado para ponerlo al servicio del pueblo, candidatos presidenciales como Claudia López Hernández sumaron un ingrediente más a ese ambiente de polarización: volver a las prácticas extractivistas como el fracking. El uso de esa técnica había sido prohibido en 2023 por “el senado de la república con 62 votos por el sí y 9 en contra, aprobó el proyecto que prohíbe el fracking, la exploración y producción de los Yacimientos No Convencionales (YNC) de Hidrocarburos, se ordena la reformulación de la política de transición energética y se dictan otras disposiciones”. Posteriormente, la Corte Constitucional en un fallo histórico de 2024 ordenó hacer una consulta previa para los proyectos piloto de fracking en la región del Magdalena Medio, en particular en el municipio de Puerto Wilches, Santander.

La candidata presidencial Claudia López “alborotó” las redes sociales y a los ambientalistas con su promesa de hacer fracking si en el 2026 resulta elegida como la primera mujer presidente de Colombia. Suele pasar que los candidatos presidenciales, en escenarios electorales, se comprometen con desarrollar políticas y acciones a pesar de que en el pasado se opusieron a las mismas. Es el caso del fracturamiento hidráulico o fracking, que la exalcaldesa de Bogotá rechazó con vehemencia en el 2017. Quedó en evidencia que la exalcaldesa de Bogotá no tiene convicciones en materia de protección ambiental y ecológica de los ecosistemas. Su incoherencia y capacidad de acomodarse a las circunstancias la convierten en una veleta ideológica con todo y los riesgos que conlleva actuar de esa manera.

Con tal de ganar el apoyo de las empresas interesadas y en capacidad de aplicar dicha técnica para extraer gas, Claudia López desestima los efectos negativos y los riesgos ecológicos y ambientales que produce el fracking. Manuel Rodríguez Becerra, quien fuera el primer ministro del medio ambiente de Colombia sostiene que “por cada pozo se inyectan al suelo entre 9 y 29 millones de litros de fluidos (lo cual no debería permitirse en regiones con escasez de agua). Y existe el riesgo de que estos, así como los gases del pozo (incluyendo metano y compuestos orgánicos volátiles), migren hacia los acuíferos (aguas subterráneas) y los contaminen, ya sea a consecuencia de una defectuosa construcción de los pozos o a través de las fracturas inducidas en el proceso, y otras vías”.

El principio de precaución consagrado en la Ley 99 de 1993 no se puede desestimar a la hora de autorizar pilotos del fracking. La institucionalidad ambiental estatal siempre será débil y precaria cuando se juntan los intereses económicos y políticos de agentes de poder que además de negar los efectos del cambio climático, subvaloran los ecosistemas naturales-históricos.

No olvidemos entonces que la polémica promesa de Claudia López se da en medio de una fuerte polarización ideológica y política entre el progresismo y la derecha, a lo que se suman desde ya posturas desarrollistas para intervenir valiosos y frágiles ecosistemas y de esa forma rechazar la transición energética a la que le apostó el actual gobierno. Días atrás, la candidata Vicky Dávila dijo que una vez electa presidenta mandaría a construir una prisión en alguna de las selvas de Colombia, para encerrar allí a corruptos de cuello blanco. Tanto la propuesta de López como la de Dávila se asumen desde una sostenibilidad basada exclusivamente en criterios económicos y políticos, olvidándose de los efectos ecológicos y ambientales que generarían las dos propuestas. Quizás López Hernández  está sufriendo del síndrome de la Chimoltrufia. Y Dávila se está dejando llevar de su ignorancia supina. 



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miércoles, 16 de abril de 2025

OTRA SEMANA DE “PASIÓN” POR JESUCRISTO CRUCIFICADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con el Jueves Santos inician los sempiternos rituales en torno a los cuales hombres y mujeres católicas se congregan para ratificar creencias, contar sus pecados, pedirle a Dios favores a cambio de diezmos y prometer mejoramientos individuales que suelen terminar en eso, en promesas.

En unos cuantos días será una más en el calendario. Otra semana de pasión por Jesucristo y la narrativa que lo acompaña, la misma que deviene entre lo real, el misticismo y la imposición simbólica de un relato, con todo y personajes, tan violento como la historia de la humanidad; y claro, se da inicio al “puente” más largo del año para aquellos que asumen la Semana Mayor como el momento para descansar de las rutinas laborales. Así lo reconocen las presentadoras de los noticieros de televisión que fungen como agentes legitimadores de una hegemonía religiosa responsable de las Cruzadas, de la Santa Inquisición, de la naturalización de la pederastia y la pedofilia en una congregación religiosa que protege a los curas violadores de niñas y niños.

Será una semana más en la que la Iglesia Católica expone ante el mundo su incontrastable poder y profundiza el patriarcado que la convirtió en el símbolo universal del machismo, la misoginia, la pederastia y la pedofilia. Baste con ver las homilías en el Vaticano, con Papa a bordo, en las que desfilan, confiesan y se persignan únicamente hombres, jóvenes y vetustos, que adoran a la imagen violentada de Jesucristo crucificado: otro hombre.

La imagen del Señor crucificado representa el sufrimiento de quien murió por salvar la humanidad, de acuerdo con el relato universal que se acepta como verdad, a pesar de las dudas que recaen sobre esta y que intentan lo mismo: ser universales. Pero también da cuenta de la vileza del ser humano, en particular la de aquellos que fueron capaces de colgar en un madero a un hombre vivo, clavado de pies y manos, hasta que murió y ascendió al reino de los cielos. Por supuesto que la Iglesia Católica prefiere que se ponga la atención en la lectura literal de la otoñal figura y relato, para anclar en ella los miedos e incertidumbres de sus fieles que aceptan sin mayores disquisiciones la vida y muerte del salvador.

La Semana Santa suelen promocionarla y venderla los medios masivos y los curas católicos como un espacio para el recogimiento y la reflexión, en un mundo capitalista que no da espacio para pensar y mucho menos para rediseñar o reinventar las relaciones con la Naturaleza.  El propósito, loable por demás, es que una vez terminen las liturgias celebradas durante los días santos, cada uno de los fieles católicos regrese a sus vidas cotidianas siendo mejores seres humanos. Se trata, sin duda, de un anhelo que chocará, inexorablemente, con los niveles de educación y formación ciudadana de cada uno de los que van a misa a persignarse, a pedir perdón por sus pecados y a pedirle a Dios que les ayude a mejorar aquellos aspectos que los alejaron de los 10 mandamientos. Una vez pase la SS e incluso, minutos después de escuchar a los curas en sus homilías, esos creyentes saldrán a continuar con sus mismas prácticas: robar, maltratar al prójimo, violar los derechos humanos y amenazar. Que se sepa, el genocidio en Gaza continuará por obra y gracia de Netanyahu, su ejército sionista y el dios que los ampara, ilumina y guía. Tanta locura junta, acompaña la historia de todas las religiones involucradas en crímenes y éxodos.

Esos buenos deseos ocurren mientras el Estado de Israel hace ingentes esfuerzos por borrar de la faz de la tierra al pueblo Palestino para gentrificar esa zona con hoteles cinco estrellas. Gaza será reconstruida para el gran capital y el turismo internacional. Eso sí, sin gazatíes, porque representan para Netanyahu atraso, terrorismo y pobreza. La pregunta obligada es: ¿Qué piensa Dios u otros dioses del genocidio que ocurre en Gaza? Imagino que los sacerdotes cristianos dirán que Dios vigila todos los actos humanos, incluidos los que ocurren en los conflictos bélicos. Al final, estos curas resuelven todo señalando que los miembros del ejército genocida “pagarán” por sus actos cuando entren al purgatorio o al infierno, escenarios que hacen parte de toda esa narrativa en la que la Iglesia Católica envolvió y mantiene cautivos a millones de seres humanos en el mundo que creen a pie juntillas en el infierno y el paraíso.

Pasará esta Semana Santa y los riesgos de vivir juntos, entre diferentes, se potenciarán y se harán inevitables las guerras, los conflictos étnicos y religiosos; los crímenes pasionales, los feminicidios, los duelos de sangre y las más estúpidas de todas las disputas y conflictividades: por un dios o una camiseta de un equipo de fútbol. Lo curioso es que millones de fanáticos al fútbol van a misa y confiesan sus pecados. Sus vidas son el espejo de la trayectoria de la Iglesia Católica: entre luces y sombras.

 

@germanayalaosor


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martes, 8 de abril de 2025

EL ESPECTADOR CONTRA LA “TROPA” DE INFLUENCIADORES

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con el reciente artículo de El Espectador, titulado “Tropa” de influenciadores de Petro se mueve con el erario y se agita para la campaña”, el diario bogotano, propiedad del Grupo Santodomingo, reconfirma su entrada a la cofradía de medios masivos que decidieron comportarse como actores políticos decididos a atacar al gobierno Petro, dejando de lado la ética periodística e incluso, sus propios manuales de redacción e incluso, olvidándose por completo de la obligación constitucional de “informar de manera veraz y oportuna, así como actuar bajo criterios de responsabilidad social”.

Varios de los influenciadores le exigieron a El Espectador que rectificara la información publicada con la que el diario capitalino los “boletió” por haber tenido contratos con el Estado, tener alguno en el momento o simplemente por defender la reforma laboral y otras iniciativas gubernamentales. Es decir, por opinar y ejercer el derecho a expresar sus ideas sin cortapisas y riesgos.

En la red X se conocieron algunas de las respuestas que Fidel Cano, director del periódico entregó a los reclamantes que se sintieron perseguidos, perfilados, hostigados, estigmatizados y macartizados por El Espectador.

En una de las respuestas que entregó el diario bogotano a las influencers que aparecieron en la nota periodística es visible que El Espectador efectivamente está ejerciendo el peligroso rol de Estigmatizador Ideológico, conducta muy propia de regímenes totalitarios. Es decir, el histórico periódico sobrepasó los límites de la información y la crítica para actuar como un agente político moralizador y moralizante interesado en descalificar a quienes desde sus lugares de enunciación defienden las ideas del progresismo. Pagos o no por apoyar la causa petrista, lo que está haciendo El Espectador es exponer a los influencers reseñados a sufrir amenazas y ser perseguidos en un eventual cambio de gobierno en el 2026 por defender unas ideas que se vienen practicando dentro de las reglas de la democracia y el orden constitucional. El Espectador, manejado periodísticamente por Fidel Cano, parece que olvidó los altos niveles de crispación ideológica que vive el país desde el 7 de agosto de 2022.

A la activista y doctora en Estadística, Hanwen Zhang, El Espectador respondió de esta manera: “estamos de acuerdo en que los contratos que tuvo con el DANE e ICFES estuvieron vigentes hasta el 2024, tal y como aparece en la publicación. Es cierto y verificable, además, que Usted es una reconocida creadora de contenido cercana al petrismo, que, entre otros aspectos apoyó la reforma laboral, razón por la cual no procede la rectificación”. 

Entre tanto, el jefe del Estado, Gustavo Petro espetó lo siguiente: “esto significa que @elespectador, contrario a su origen, hoy es un revisor de contenidos y al estigmatizar un pensamiento, contradice la constitución en uno de sus derechos fundamentales: el libre pensamiento y expresión. Eso se llama censura. Censurar un pensamiento como el progresismo, no tanto en realidad por un periódico, sino por un poder económico”.

El artículo en mención resulta a todas luces ligero y tendencioso en la medida en que se convierte en un insumo clave para los “odiadores de oficio” de una derecha desesperada por recuperar el poder, pero por, sobre todo, por el uso pedagógico y político que viene haciendo el presidente Petro de los Consejos de ministros. Petro encontró en sus reuniones con sus ministros la manera más efectiva de explicar asuntos sobre los que la prensa tradicional, incluido El Espectador, informan a medias, tergiversan y recrean realidades mentirosas. Huelga recordar que los medios masivos hegemónicos inventaron que habría racionamiento de gas cuando lo que se dio fue un corte programado por mantenimiento, así como insinuaciones de que vendría un apagón eléctrico en el país. La molestia de las empresas mediáticas también se explica por los graves cuestionamientos de Petro en esos consejos de ministros en torno a entuertos y mafias en varios sectores estratégicos del país sobre los que el Estado perdió el control gracias a familias poderosas y a sus afamados “técnicos”.

Insisto en que la actitud editorial del diario bogotano deja ver una ética periodística acomodaticia que no solo debilita su ejemplar historia como medio liberal que en el pasado se enfrentó al criminal Pablo Escobar, sino al poder económico y político de Miguel Michelsen Uribe, condenado por corrupción. Así recuerda el propio diario bogotano ese episodio en el que El Espectador exhibió una incontrastable fortaleza ética: “El diario puso al descubierto irregularidades del emporio económico a través de fondos de inversión y de autopréstamos de los miembros del Grupo con recursos de los ahorradores. El Grupo retiró entonces su pauta del periódico para asfixiar sus finanzas, estrategia que dio lugar al célebre editorial del 4 de abril de 1982 (“La tenaza económica”), en el que Guillermo Cano respondió: “...No vendemos, no hipotecamos, no cedemos nuestra conciencia ni nuestra dignidad a cambio de un puñado de billetes. Eso no está dentro de nuestros presupuestos”.

Me quedo con El Espectador del pasado y rechazo el de hoy porque entró en el peligroso juego de la estigmatización ideológica. Sin duda alguna estamos ante un retroceso enorme: pasó de ser un referente periodístico nacional y un defensor de las ideas liberales, para fungir como un agente Estigmatizador Ideológico al servicio del capital.




sábado, 5 de abril de 2025

CLAUDIA LÓPEZ TAN SERPENTEANTE COMO EL RÍO CAUCA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El director de la UNGRD, Carlos Carrillo comparó a la candidata presidencial Claudia López Hernández con el río Cauca. Esto dijo el director de esa entidad: “El río Cauca es como es, yo lo he dicho varias veces. Yo el otro día decía que el río Cauca es como Claudia López, a veces tira a la izquierda y, a veces, a la derecha. El río Cauca tiene esas dinámicas hídricas”.

La comparación puede resultar equivocada o exagerada desde la perspectiva ambiental, aunque políticamente acertada. En términos de los “servicios ambientales” por supuesto que el río Cauca le lleva ventaja a la señora López. Y es así porque la ex alcaldesa de Bogotá es sinónimo de insostenibilidad socio ambiental y ecológica dado que comparte con Peñalosa el interés de desecar los humedales y acabar con lo que queda de la reserva van der Hammen.

Con López en la Casa de Nariño muy seguramente la pretensión del actual gobierno de (re) ordenar el territorio en torno al agua sería remplazada con proyectos inmobiliarios que muy seguramente pondrían en riesgo las aguas que el Cauca recoge del “valle que se forma entre la cordillera central y la cordillera occidental, constituida por ríos, torrentes, quebradas y zanjones, algunas de ellas de origen pluvial”. Bueno, para ser justos ya agentes de poder económico como los ingenios azucareros, curtiembres, ganadería extensiva y narcos, entre otros han hecho su aporte al proceso de marchitamiento del Cauca, declarado sujeto de derechos por la Corte Constitucional (sentencia 038 de 2019) por los riesgos que se ciernen sobre sus oscuras aguas.

En lo que corresponde al cauce del río, tiene razón Carrillo en reconocer que el afluente es tan serpenteante, sinuoso y que hace curvas y recodos que lo hacen casi indomable. Y en lo que toca a las aspiraciones políticas de la señora López, Carrillo acierta: la candidata presidencial ha sido Mockusista, Peñalosista, Petrista y ahora Galanista. Y en caso de que su candidatura no despegue, no tendría ningún reparo en volverse Vickysista, VargasLlerista, Cabalista o jugársela nuevamente por la causa Petrista.

Los historiadores ambientales e incluso ecologistas creen que los ríos tienen memoria. Y cuando por efectos de actividades económicas y obras de infraestructura se desconocieron sus lógicas o se modificaron las condiciones de sus cauces, estos cuerpos de agua la pierden y en la temporada de lluvias la recuperan rápidamente con las consecuencias que la misma UNGRD le toca atender por los desastres que provoca.  En varias ocasiones el río Cauca ha demostrado que tiene “memoria”. Por el contrario, López Hernández como típica política colombiana exhibe notables problemas con su “memoria política”, en particular la de mediano y largo plazo. Eso sí, hay que reconocerle a Claudia López que su desprecio por los ecosistemas naturales está conectado directamente con el nulo discurso ambiental de la Alianza Verde, un partido que jamás fue capaz de erigirse como un agente ambiental dedicado a dar línea en materia de sostenibilidad sistémica. No. Ese partido es, ambientalmente hablando, una verdadera mentira. 


Imagen tomada de Semana.com 
Carlos Carrillo lanzó dura crítica a Claudia López: “Es como el río Cauca”

domingo, 23 de febrero de 2025

GONZALO GUILLÉN PAGARÁ ARRESTO EN LA CASA DE NARIÑO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Periodistas en Colombia de la calidad investigativa, seriedad, arrojo, probidad, tenacidad y pulcritud como Gonzalo Guillén se cuentan con los dedos de la mano izquierda de Germán Vargas Lleras.

Ahora que un juez ordena tres días de arresto resulta pertinente revisar el asunto desde las lógicas de los medios y periodistas hegemónicos, en particular aquellos que poco o nada se parecen profesionalmente a Gonzalo Guillén. De acuerdo con El Heraldo “la decisión judicial fue emitida por un juez de la República por desacatar una orden de tutela que exigía la rectificación de publicaciones en las que Guillén tildó al empresario Carlos Mattos Barrero de ser “asesino, pederasta, paramilitar y violador de menores”.

Para cumplir lo ordenado por el operador judicial el presidente Gustavo Petro le ofreció la Casa de Nariño para que allí pernocte y pague la sanción. Guillén aceptó complacido el ofrecimiento presidencial. Sin duda, un espaldarazo ético-político que ameritaría un titular a seis columnas, si el periodista perteneciera al selecto grupo de periodistas vedettes a los que les encantan los cocteles a los que suelen ir políticos y empresarios corruptos.

A pesar de las calidades humanas y periodísticas de Guillén, la prensa hegemónica solo se limitó a registrar el hecho judicial, evitando calificar la decisión del juez como una forma de censura o quizás como presión indebida al ejercicio de un periodista que suele opinar basado en sus propias investigaciones.

El punto que quiero exponer en esta columna es que al no pertenecer Guillén al cerrado círculo de poder de los periodistas vedettes defensores de específicos agentes del Establecimiento, la orden de arresto puede estarse aplaudiendo a rabiar en varias salas de redacción. Cuando un periodista como Guillén dedica su vida a destapar ollas podridas y a develar las andanzas de políticos poderosos, lo primero que pierde es el respaldo de los colegas que de manera cómoda ejercen el oficio, plegados a los intereses económicos y políticos de las empresas mediáticas para las que trabajan. Es más, el colegaje muere justo en el preciso momento en el que Gonzalo Guillén tomó esa decisión ético-periodística mal vista por quienes siguiendo una agenda política están obligados a escoger muy bien qué figuras políticas pueden ser expuestas ante la opinión pública por sus andanzas.

El país conoce que Guillén ha investigado a Álvaro Uribe Vélez desde su paso por la Aeronáutica Civil y sabe también lo que piensa del expresidente y expresidiario. En diálogo con María Jimena Duzán, Guillén señaló: “a mi me parece que es un asesino asqueroso y que es un narcotraficante, que el cartel de Medellín nació con el apoyo de él, con los aviones, con las licencias… todo su entorno está lleno de delincuentes…”

Además, Guillén fue quien destapó lo que se conoce como la “Ñeñe política”. Esto dijo a Semana el avezado periodista: “A estas alturas, en lo que va del escándalo no van a decir que sí sabían que era un narcotraficante. Uribe nunca ha dicho que sabía que Pablo Escobar era un narcotraficante o que Gacha era narcotraficante. Eso no lo va a reconocer, porque si lo reconoce se echa la soga al cuello, pero el ‘Ñeñe’ Hernández era un narco conocidísimo, del cual andaban detrás las autoridades de este país y las de Estados Unidos”.

La trayectoria periodística de Gonzalo Guillén sirve para ilustrar que la decisión de ir tras las andanzas de poderosos políticos, fiscales y empresarios constituye una apuesta de vida llena de riesgos. ¿Cuántos de las nuevas generaciones de periodistas o comunicadores sociales salidos de la academia estarían dispuestos a seguir los pasos de Guillén? Quizás se cuenten con los dedos de la misma mano izquierda de Vargas Lleras. Lo cierto es que el “canazo” que pagará Guillén en la Casa de Nariño, imagino que en medio de largas tertulias con el presidente Petro, pasará a la historia como la más férrea defensa ética y política a las libertades de prensa y opinión. No creo que la FLIP haya hecho jamás una defensa de esas libertades en esos términos. 



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martes, 4 de febrero de 2025

CATARSIS EN "ALOCUCIÓN" DE CONSEJO DE MINISTROS

 

Por Germán Ayala Osorio

Hacer público por primera vez un Consejo de Ministros terminó convertido en una especie de catarsis política que dejó ver los problemas internos que generan Armando Benedetti y Laura Sarabia expresados por las ministras Francia Márquez y María Susana Muhamad. El feminismo emergió como argumento de las dos ministras para rechazar la presencia de Benedetti, señalado de ejercer violencia contra su esposa. 

El momento álgido inició con la intervención de la vicepresidenta Francia Márquez Mina, responsable del ministerio de la Igualdad. Márquez Mina expuso las molestias que le generan la presencia y el trabajo de Laura Sarabia y Armando Benedetti, asunto que deja ver, de cara al país, una incontrastable fractura política. Posterior a la intervención de Márquez Mina vino la de la ministra del medio ambiente, Susana Muhamad, quien, con lágrimas habló de la existencia de “agendas paralelas y entrampamientos” dentro del gobierno por parte de funcionarios públicos  que no están comprometidos con sacar adelante el proyecto de gobierno. “Como feminista, no puedo compartir este espacio con Benedetti”, dijo la jefa de la cartera ambiental, dejando en manos del presidente una decisión ante el evidente disgusto que produce el cuestionado político.

Después de escuchar las quejas de sus dos ministras, Petro terminó defendiendo a su amigo del alma, Armando Benedetti, de quien dijo que tenía mucho del pensamiento de Jaime Bateman. Y habló de la segunda oportunidad como factor humano, no sin antes advertir de los riesgos que él ve en la aplicación de un feminismo “enemigo de los hombres”. 

Hacer públicos los Consejos de Ministros como lo decidió el presidente de la República hace parte de su idea maximalista de la democracia y de la relación aplicada de ese concepto con los intereses del pueblo, otra categoría históricamente usada para legitimar todo tipo de decisiones políticas. Estamos ante un ejercicio de transparencia que conlleva riesgos políticos y mediáticos por la existencia de una oposición que usa los medios masivos hegemónicos para cubrir de manera tendenciosa la puesta en marcha del plan de gobierno. Y atado a ese trabajo articulado de varias empresas mediáticas cuyo objetivo es deslegitimar a la actual administración aparece la capacidad de entender del pueblo y el interés de este para escuchar la perorata presidencial y las respuestas de cada ministro. Se suma a lo anterior las circunstancias institucionales que asociadas a la burocracia oficial y en particular a la existencia de funcionarios uribistas, incluso petristas y de otros sectores políticos que serían responsables de las llamadas “agendas paralelas y las acciones de entrampamiento” de las que habló Muhamad.

Petro justificó la medida diciendo que “la democracia es que el pueblo pueda vigilar, participar y decidir. En su mayoría, todo acto administrativo debe ser público y transparente. Prefiero que el pueblo se dé cuenta de qué hacemos nosotros, porque acá no tenemos nada que ocultar”.

En su particular “alocución”, el presidente Petro les “jaló las orejas” a sus ministros por el incumplimiento del 75% de los 166 compromisos gubernamentales con el pueblo. Cartera por cartera, Petro, en medio de referencias a hechos de la historia política y universal, vainazos reiterados a la oligarquía local, así como a los hechos de la actual compleja coyuntura por la atraviesa las relaciones políticas y diplomáticas con los Estados Unidos, el jefe del Estado fue llamando la atención de sus subalternos y dejándoles tareas puntuales. Justamente, ese bajo nivel de cumplimiento de lo pactado con las comunidades del 15% lo sabrá aprovechar la oposición para insistir en la narrativa que señala que el gobierno “no ejecuta y no cumple” y que el país “va hacia el abismo”.

Ya veremos cómo aprovechan la Oposición política y mediática semejante catarsis para seguir atacando al gobierno Petro y por esa vía consolidar la narrativa de que el país va mal. ¿Se equivocó Petro al permitir hacer público el consejo de ministro? Por supuesto que sí.  Le dejó servido a sus enemigos y a la prensa un enorme material para especular y sacar conclusiones. Los memes darán cuenta del desacierto que fue haber expuesto, como si se tratara de un sórdido episodio de la Casa de los Famosos, los problemas internos y el mal ambiente laboral que generan Benedetti y Sarabia. 




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domingo, 2 de febrero de 2025

MARCO RUBIO SOMETIÓ AL PRESIDENTE DE PANAMÁ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Después de la imposición de aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá y del 10% a las de China, el gobierno de los Estados Unidos le ganó el pulso a José Raúl Mulino, presidente de Panamá. Y por esa vía, de manera indirecta golpea las pretensiones económicas del país asiático en este continente.

Recordemos que Trump dijo que el canal interoceánico panameño estaba siendo operado por la China, razón por la que tomaría acciones para recuperarlo porque Panamá estaría violando el principio de neutralidad consignado en el tratado Torrijos-Carter. En ese momento, el presidente Mulino se mostró digno e incluso alcanzó a "mostrarle los dientes" a Trump cuando le reiteró que el canal era de Panamá. 

Realmente lo que había de fondo en la molestia y amenaza de Trump era el memorando de entendimiento que Panamá y China firmaron en el 2017 y que debía renovarse en el 2026. Pues bien, Mulino confirmó que su gobierno no lo renovará. Es el primer triunfo político internacional que logra Marco Rubio, el enviado del presidente estadounidense al Istmo con el fin de presionar a Mulino para que no extendiera dicho memorando conocido bajo las condiciones de la Nueva Ruta de la Seda, proyecto de expansión económica de China a través de la construcción de infraestructura (vías y puertos) por todo el mundo. Marco Rubio terminó sometiendo a su voluntad al presidente panameño. 

Esta primera victoria diplomática y política de Estados Unidos en este hemisferio podría agravar las ya tensas relaciones comerciales y económicas con Canadá y México por el aumento de los aranceles. Va a depender de la respuesta que finalmente decida dar el gobierno de Claudia Sheibaum y las otras que en adelante tome Canadá en retaliación a la antipática medida arancelaria.

Así las cosas, la Nueva Ruta de la Seda de China y los acercamientos de China a varios países latinoamericanos, como Perú y Colombia, podrían asumirlos los Estados Unidos como “provocaciones y riesgos para sus intereses”. De ahí podrían sobrevenirse amenazas y sanciones económicas.

La llegada de los chinos al Perú para construir el mega puerto de Chancay se asume como parte de los objetivos estratégicos de la Nueva Ruta de la Seda de mejorar la conectividad, los procesos logísticos y el intercambio comercial de mercancías.

La Nueva Ruta de la Sedarecibe el nombre de Iniciativa de la Franja y la Ruta, BRI en inglés.  Fue anunciada por el presidente chino Xi Jinping en septiembre de 2013 en una visita realizada a Kazajistán. El objetivo de este proyecto es conseguir revitalizar los antiguos caminos comerciales de la Ruta de la Seda mediante el desarrollo de infraestructura y promocionando del comercio entre Asia, Europa y África”.

Estamos ante un pulso político entre USA y China. Mientras que los gringos miran con desprecio a su “patio trasero”, los chinos ven una oportunidad para seguir conquistando mercados con su gran oferta de mercancías y en particular en la venta de tecnología. Ya veremos qué pasa. Con la reculada de Mulino, la posibilidad de que los países de América latina se unan para enfrentar las amenazas y la animadversión del coloso del Norte se torna lejana, casi imposible. 





TRUMP, MIGRACIONES Y GLOBALIZACIÓN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las medidas de protección económica adoptadas por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y la criminalización de los migrantes están atadas al largo y sostenido proceso de globalización en el que a pesar de que el mundo se interconectó y se hizo pequeño gracias al triunfo del capitalismo, los sentimientos endogámicos, fundados en supremacismos étnico-civilizatorios siempre estuvieron presentes en quienes vieron los riesgos y sufrieron los efectos de la llegada de millones de migrantes del sur global, convertido por largo tiempo en la cantera y la letrina de las fuerzas económicas del ampuloso norte.

Aunque las responsabilidades son mutuas por los sistemáticos encontronazos culturales entre locales y foráneos, entre civilizados e incivilizados, las culpas siempre señalan hacia ese grupo poblacional universal en el que confluyen africanos, asiáticos y latinoamericanos, asumidos como indeseables plagas en los encuentros cotidianos, pero útiles instrumentos de trabajo para producir la riqueza con la que los países ricos seguirán dominando a aquellos que de manera desesperada buscan el deseado desarrollo económico.

La estigmatización de los inmigrantes no es un asunto exclusivo de los Estados Unidos. En varios países de la civilizada Europa la xenofobia que despertó la migración de latinos y africanos ha sido brutal. Esos comportamientos hostiles hacia los migrantes vienen aupados desde gobiernos y sectores societales que se cansaron de tener que soportar prácticas culturales consideradas impuras e incivilizadas, a lo que hay que sumar medidas económicas de protección humanitaria (subsidios) hacia quienes llegaron al viejo continente y a los Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.

En esta etapa que recién inaugura Trump hay que recordar los riesgos y las tensiones de las que habló Bauman cuando escribió La Globalización, consecuencias humanas. “La globalización divide en la misma medida que une: la causa de la división son las mismas que promueven la uniformidad del globo. Los procesos globalizadores incluyen una segregación, separación y marginación social progresiva”.

Trump no busca exclusivamente “volver a hacer grande a América” sino que le está apostando a limpiar su país de los efectos culturales e incluso raciales que dejaron años de una hibridación cultural sostenida por la necesidad de trabajo de millones de ilegales y el aprovechamiento económico y político del “sistema gringo” permeado desde hace tiempo por un ethos mafioso que se creía exclusivo de países como Colombia, Perú y otros tantos de centro América.  

Para lograr la grandeza y la limpieza, Trump necesita, vaya contradicción, de ciudadanos migrantes, en particular latinos que denigren de su origen y sean capaces de hablarles duro, en español, a aquellos gobiernos que les dé “arrebatos de dignidad y soberanía”. El cubano americano Marco Rubio es un buen ejemplo de esas fichas a las que apela el octogenario putero para consolidar su proceso de limpieza étnica y de animadversión migratoria hacia América Latina. Por supuesto que Colombia también ofrece su cuota. El congresista republicano, Bernie Moreno, es otra ficha clave para las intenciones del presidente de los Estados Unidos. Moreno dejó ver su enorme desprecio hacia Colombia al momento de proponerle a su ídolo que impusiera sanciones económicas al país.


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martes, 14 de enero de 2025

URIBE VÉLEZ VICEPRESIDENTE: LA DESESPERADA PROPUESTA DE LA DERECHA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Es tal el desespero de la derecha uribizada por recuperar la Casa de Nari que el abogado Abelardo de la Espriella propuso recientemente que el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez sea la fórmula vicepresidencial del candidato que el mismo exmandatario escoja como candidato presidencial. Es decir, se superaría la negativa y grotesca experiencia vivida con Iván Duque, quien fungió como el títere de Uribe. Al abandonar el rol de titiritero, el político antioqueño gobernaría de manera directa ostentando la inservible figura vicepresidencial.

La propuesta sale de la desesperación de la derecha colombiana ante los pobres perfiles de posibles candidatos presidenciales de cara a las elecciones de 2026. Los nombres de María Fernanda Cabal, Germán Vargas Lleras,  Elsa Noguera, Sergio Fajardo, Juan Daniel Oviedo, Claudia López, Vicky Dávila de Gnecco y Miguel Uribe no logran convencer a una fanaticada y mucho menos a los más poderosos miembros del “viejo” régimen que temen que el progresismo pueda volver a ganar la presidencia de la República.

En su cuenta de X el abogado uribista dijo que “la clave para ganar en 2026, si es que hay elecciones libres, o para no perder, como bien dice el presidente Uribe, es incluirlo como vicepresidente. Esa posibilidad es jurídicamente viable y, más importante aún, estratégica.

Es apenas evidente que la intención de una eventual vicepresidencia de Uribe es burlarse de la medida constitucional consagrada en el acto legislativo 02 de 2015 que prohíbe su regreso. Cualquier candidato o candidata a la presidencia que lleve como fórmula vicepresidencial al avezado político estaría sometido a su liderazgo y al carácter dominante e irrespetuoso del expresidente. Si María Fernanda Cabal es escogida por Uribe como la candidata presidencial del CD, su fórmula vicepresidencial no saldría de una elección libre de parte de la ungida. Por el contrario, se entendería como el segundo acto de sumisión a los designios de su mentor. Pasaría lo mismo si el elegido fuese Miguel Uribe Turbay y cualquier otro político que se preste para lo que sería la más grande burla a la institucionalidad presidencial.

Un eventual triunfo electoral en el 2026 de una fórmula Cabal-Uribe o Uribe Turbay-Uribe se asumiría internacionalmente como una broma jurídico-política de gran calado, lo que despertaría todo tipo de especulaciones y preocupaciones por los riesgos que representaría el regreso de la política de seguridad democrática y la mano dura aplicada por Uribe durante sus ocho aciagos años como presidente de la República. Los organismos internacionales y nacionales de derechos humanos levantarían sus voces para exponer los peligros que correrían defensores de los DDHH y del ambiente bajo un gobierno en el que mandaría el vicepresidente sin la necesidad de la ausencia del presidente constitucionalmente elegido.

Por lo anterior, la Corte Constitucional debería de ir preparando un borrador de fallo frente a lo que sin duda alguna constituiría una guaza jurídica y política a la prohibición constitucional que le impide a Uribe volver a ser presidente de la República. Hay elementos subjetivos que aportan a la construcción jurídica de lo que sería un nuevo fallo de la Corte Constitucional que frenaría la intención de Uribe Vélez de volver a gobernar y completar los tres periodos a los que aspiró después de haber comprado en el Congreso su reelección inmediata (Yidis política). La ponencia del entonces magistrado Humberto Sierra Porto le puso freno a esa pretensión de gobernar durante 12 años.

En caso de que la CC no prepare el borrador de fallo que aquí se sugiere y ante los efectos ético-políticos y los riesgos sociales que vienen atados a ese eventual escenario, solo queda que la jueza que lleva el caso en contra de Uribe por fraude procesal y manipulación de testigos lo declare culpable. De esa manera, se impediría el regreso del exmandatario a la Casa de Nari. En la Carta Política, artículo 197, se lee que “no podrá ser elegido Presidente de la República o Vicepresidente quien hubiere incurrido en alguna de las causales de inhabilidad consagradas en los numerales 1, 4 y 7 del artículo 179: 1. Quienes hayan sido condenados en cualquier época por sentencia judicial, a pena privativa de la libertad, excepto por delitos políticos o culposos. 4. Quienes hayan perdido la investidura de congresista”.



Imagen tomada de ABELARDO DE LA ESPRIELLA Y UIRIBE - Búsqueda Imágenes

viernes, 20 de diciembre de 2024

BAJÓ LA NATALIDAD EN COLOMBIA POR “CULPA DE PETRO”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los periodistas uribizados, Luis Carlos Vélez y Juan Lozano culparon al presidente Petro de la disminución en la tasa de nacimientos en el país que viene consolidándose desde varios años atrás. Señalan los estafetas del establecimiento que el actual jefe del Estado “les quitó la esperanza a los jóvenes”, razón por la que estos no quieren tener hijos. De estos dos periodistas hay que decir que representan los intereses de la godarria más recalcitrante del país. Son elitistas, racistas y clasistas. Vélez es fatuo y ligero en sus “análisis”. Lozano, antes que periodista, es un político que suele comportarse como un verdadero “lagarto”.

Por decir majaderías similares Vélez fue echado de la conducción de La FM (RCN) en los tiempos en los que Cali se preparaba para ser sede de la COP16. El enorme éxito de esa cumbre ambiental confirmó que la decisión de los dueños de la cadena obedeció a las simplezas con las que abordó el señor Vélez el sentido de esa reunión. Lozano remplazó al defenestrado conductor del señalado programa radial, sin que la Petrofobia, como política editorial haya sido morigerada a pesar de la condición de exministro que ostenta el señor Juan Lozano, de quien muchos esperaban que asumiera con seriedad la conducción de La FM y de esa manera llegar a hacer verdaderos análisis noticiosos y superar los tratamientos amañados y tendenciosos que suelen hacer todas las mañanas.

Según el Dane, entre enero y octubre de este año se han reportado 14,4 % menos nacimientos que en el mismo periodo de 2023. El Dane informó que entre enero y octubre de 2024 se registraron 371.777 nacimientos en Colombia, unos 60 mil menos que en el mismo periodo del año anterior.

Vélez y Lozano olvidaron señalar que el bajonazo en la tasa de natalidad en el país hace parte de la tendencia mundial que consolida al decrecimiento poblacional como un fenómeno sociocultural con efectos en el sistema mundo capitalista y en particular en los sectores económicos por la disminución del consumo y la producción de bienes y servicios. Su evidente animadversión hacia todo lo que haga, imagine, o deja hacer el gobierno los enceguece de tal manera que la decisión autónoma de jóvenes de no traer hijos al mundo es culpa de Petro.

La resistencia global a dejar descendencia amerita un análisis más responsable. Quizás sea tiempo de mirar asuntos como el genocidio en Gaza perpetrado por Israel y consentido por los Estados Unidos; y asociado a ese comportamiento criminal del Estado israelí los riesgos de una tercera guerra mundial. También puede ser posible que la negativa de los jóvenes se puede explicar por la entrada de millones de mujeres al mercado laboral, lo que representa el debilitamiento de la narrativa católica que por largos años les obligaba moralmente a cumplir el papel reproductivo y a cuidar de los maridos. La irrupción del feminismo como respuesta a las conductas machistas y misóginas de iglesias, Estados y culturas alrededor del mundo podría explicar en parte la reducción de la tasa de natalidad.

Hay, sin duda alguna, una toma de conciencia en las nuevas generaciones alrededor del sentido de la vida tradicionalmente asociado a que los seres humanos “se realizan” casándose, trabajar toda la vida en una misma empresa hasta jubilarse y tener hartos hijos. La preferencia por viajar, vivir con gatos o perros, dormir hasta tarde, o quizás el “miedo” a asumir la responsabilidad que representa tener hijos pueden ser razones válidas para negarse a dejar descendencia.

Ojalá que dentro de las razones para no traer hijos al mundo los jóvenes tengan el carácter disruptivo de la especie humana  y la condición de "plaga" que adquirió por las formas en las que logró modificar los ecosistemas naturales de tal manera que hoy se habla del Antropoceno como una nueva época geológica. "Los humanos alteraron grandes porciones del paisaje e intervinieron en el acervo genético natural mediante el cultivo de plantas para cosechas y la domesticación de animales y dejó huellas detectables en el registro geológico”. 

Las circunstancias en las que el sistema mundo capitalista se reproduce pueden también estar incidiendo en la decisión de los y las muchachas de negarse a tener hijos. La crisis climática como asunto global quizás esté aportando su grano de arena a dicha negativa. Es posible que aparezcan otras razones, pero no, Lozano y Vélez seguirán insistiendo en que Petro es el culpable. Imagino que los legrados presentados desde el 7 de agosto de 2022 también son responsabilidad del presidente de la República.

Si hay jóvenes que se niegan a tener hijos por miedo a que sus vástagos puedan resultar en sus vidas adultas clasistas, racistas, homofóbicos, aporofóbicos, misóginos, arrogantes, irresponsables, mentirosos y “lambones”, lo mejor es que se mantengan en la negativa de reproducirse pues en el país son millones los adultos que se comportan de esas indeseables maneras.


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lunes, 18 de noviembre de 2024

PLEBISCITO POR LA PAZ Y EL TRATADO DE LA HABANA, OCHO AÑOS DESPUÉS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Se conmemoran por estos días los 8 años de la firma del tratado de paz que le puso fin al conflicto armado entre el Estado y la entonces guerrilla de las Farc-Ep. No haré un balance del proceso de implementación de lo acordado en La Habana. Dedicaré esta columna al plebiscito por la paz convocado de manera innecesaria por el presidente Juan Manuel Santos con el objetivo aparente de que el “pueblo” fuera a las urnas a refrendar lo firmado entre las partes.

El proceso de paz, pero específicamente el contenido de ese tratado de paz fue una concesión que específicos agentes del establecimiento le hicieron a Juan Manuel Santos de cara a dos objetivos estratégicos: el primero, consolidar la narrativa alrededor de la idea de que el país por fin viviría en las mieles de la paz, lo que atraería inversión extranjera, turismo y la reconciliación nacional después de 50 años de guerra interna; también, la posibilidad de que después de que las Farc abandonaran los territorios selváticos en los que permanecieron por largo tiempo, esas tierras quedaran en manos de ganaderos, terratenientes y narcotraficantes; y el segundo, facilitarle el camino diplomático y político para que en virtud de esa paz firmada, Santos se hiciera merecedor  del Nobel de Paz, tal como finalmente aconteció.

Está claro que la entrega de ese galardón constituye un acto político alejado de consideraciones y criterios humanitarios capaces de evaluar con rigor las circunstancias bajo las cuales el premio se “solicita”, se ofrece y se entrega. En los casos de Kissinger (1973), la Madre Teresa de Calcuta (1979) y Obama (2009), por ejemplo, quedó claro que no se examinaron a fondo las decisiones políticas adoptadas y las responsabilidades que debieron asumir los dos americanos durante las administraciones bajo las cuales el primero fue secretario de Estado y el segundo, presidente de la Unión Americana; y en el caso de la religiosa, las versiones que daban cuenta de un lado oscuro en la vida de la famosa monja.

Aceptarle a Santos la idea del plebiscito a pesar de los riesgos que implicaba que terceros civiles (empresarios ricos) pudieran ser procesados por apoyar o financiar a grupos paramilitares, tal y como quedó escrito en el primer acuerdo de paz, fue una decisión política precipitada que solo podía ser revertida permitiendo que los voceros del No, con el concurso de los medios masivos, hicieran una campaña sucia y mentirosa, pero eficaz, frente a la deficiente campaña por el Sí.

La desaprobación de la gestión de Santos para el 2016 era de un 72%, elemento que resultó decisivo para millones de colombianos al momento de votar en el plebiscito. Aunque se aceptó la idea de que hubo una excesiva confianza de Santos alrededor de que  la victoria del Sí estaba prácticamente garantizada por tratarse de  un bien moral y ético como la paz, en perspectiva histórica creo que la pedagogía academicista que se desarrolló en universidades privadas y públicas, a lo que se sumó la falta de creatividad del gobierno para usar códigos cívicos en la televisión nacional y otras maneras discursivas para contrarrestar la andanada de mentiras que construyó el uribismo alrededor de lo firmado en La Habana, obedecieron a una consciente y muy bien pensada decisión política de Santos de facilitarle las cosas a los del No y de esa manera garantizarle a sus amigos del establecimiento la renegociación de ese primer Acuerdo de Paz. El país sabe que la segunda versión de dicho tratado de paz eliminó la posibilidad de que terceros civiles terminarán compareciendo ante la JEP por haber financiado o cohonestado con los grupos paramilitares.

Tenga o no asidero la anterior hipótesis, lo cierto es que el tratado de paz de La Habana, pero en particular el plebiscito por la paz fracturó y escindió aún más a la sociedad colombiana. O como canta Morat, en su canción Las cometas siempre vuelan en agosto, El Sí y el No partieron a las víctimas en dos



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jueves, 14 de noviembre de 2024

¿HABRÁ “VICKINETA” Y HASTA DÓNDE LLEGARÁ?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Ya es oficial: Victoria Eugenia Dávila de Gnecco, conocida como Vicky, es, a partir de este momento, precandidata presidencial. Se trata del primer golpe de opinión del sector de la derecha y la ultraderecha que representan los clanes Gnecco y Gilinski, actores económicos y políticos de la sociedad civil que financiarían la aventura electoral de la “periodista-periodista”. Recordemos que Dávila tiene vínculos familiares con el clan manejado por la cacica Cielo María Gnecco Cerchar. Varios de sus miembros, incluida la matrona Cielo, fueron investigados y acusados de paramilitarismo y corrupción pública; y con el clan Gilinski tiene   relaciones laborales y simpatías ideológicas que confirman su militancia en la derecha y sus actitudes arribistas y clasistas. Sobre esto último, baste con recordar su más reciente descache clasista: se burló del abogado Miguel Ángel del Río Malo por haber sido azafato.

Todo indica que los líderes de esos dos clanes políticos quieren competir en principio con el uribismo para ver con cuáles de los precandidatos se presentarán a la contienda electoral de 2026. De parte del Centro Democrático (CD), ya se lanzaron María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Miguel Uribe Turbay, quienes de manera temprana ya andan en disputas intestinas para ver quién de los tres logra cautivar al dueño de esa colectividad, el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez.

No se puede descartar a Claudia López Hernández quien podría ser la candidata por la que el expresidente antioqueño plante “pelea” a los dos clanes que apoyan a su adorada Vicky. Aunque López Hernández ya dejó de ser “anti uribista”, podría insistir en consolidar una fuerza política de “centroderecha”, sin que ello signifique alejarse del todo del uribismo y de los clanes Gnecco, Gilinski y el GEA. Hernández es camaleónica. También hay que contar con el vetusto delfín de Germán Vargas Lleras, quien terminará jugando con los voticos que arrastre, para que le entreguen un par de ministerios. No puede aspirar a más.

Eso sí, habrá que esperar la jugada política del GEA para completar el tablero de aspirantes con los que la derecha sí o sí llegará unida al 2026 con un propósito claro: recuperar la Casa de Nari para echar para atrás lo hecho por el gobierno progresista de Petro en materia de reformas agraria y ajustes al modelo de salud, entre otras políticas y acciones; por ejemplo, aquellas con las que se beneficiaron a las JAC que participación en la recuperación de vías terciarias.  A lo mejor los empresarios antioqueños insisten con Sergio Fajardo, el ya eterno candidato presidencial del medroso Centro político, para finalmente acercarse a Claudia López Hernández.

Mientras el tablero se completa y se definen alianzas electorales basadas en simpatías ideológicas e intereses de clase, es preciso imaginar qué podría significar una candidatura de la ladina periodista vallecaucana y un poco más allá. Planteo el siguiente escenario: Vicky Dávila de Gnecco como candidata única de la derecha y presidenta de Colombia.

En una sociedad fragmentada y escindida ideológicamente como la colombiana que suele votar bajo los elementos que confluyen y dan vida a lo que se conoce como la “espiral del silencio”, pensar en esa posibilidad política resulta tan plausible, como aterradora. En el 2018 la derecha impuso a Iván Duque Márquez, un cuarentón sin ninguna experiencia en el manejo de asuntos públicos. Un verdadero paquete. La derecha sabe que su desastroso gobierno y el manejo equivocado que le dio a la pandemia del covid19 y al estallido social llevaron a que por primera vez la izquierda accediera a la Casa de Nariño.

Jugársela por la cincuentona de la Vicky Dávila, quien se parece mucho a Iván Duque en su inexperiencia y desconocimiento de la operación del Estado, le facilitaría las cosas a la izquierda y al progresismo en su aspiración de darle continuidad al plan de gobierno que viene ejecutando el presidente Gustavo Petro. Ya desde las huestes del petrismo se anuncian las aspiraciones de Carolina Corcho, Carlos Caicedo y Camilo Romero. Desde la perspectiva discursiva, cualquiera de esos tres políticos volvería añicos a Vicky Dávila en un debate porque la exdirectora de Semana exhibe un discurso muy pobre en materia de ideas y un débil dominio conceptual, fruto de una vida dedicada a publicar bochinches y “noticias bomba”.  Aunque esos vacíos conceptuales y la incapacidad discursiva se arreglarían como lo hicieron con Rodolfo Hernández: no aceptaron debates, justamente para que no quedara en evidencia la pobreza conceptual del entonces putero y vulgar santandereano.  

La señora Dávila es fatua, sumisa y obsecuente con los poderosos, en particular con lo que se conoce como el uribismo. Ese perfil de la “periodista-periodista” se parece mucho al de Iván Duque Márquez. Aprendida la lección que les dejó el desastroso gobierno de Duque, no creo que la derecha esté en condiciones de poner en la casa de gobierno a una mandataria que al poco tiempo la opinión pública empezará a asociar sus decisiones y posiciones a las de una “marioneta” manejada por uno de los Gilinski para los asuntos de la economía y por otros, para temas de orden público y crisis climática, entre otros.

Si la derecha entiende los riesgos que ofrece la figura de Dávila de Gnecco, su candidatura solo servirá para medir las fuerzas de Uribe Vélez y las del GEA y poner a pelear a todos por votos. Así las cosas, Vicky será un simple fusible que se quemará cuando así lo decidan las figuras más viejas del establecimiento colombiano, esto es, sus propios jefes.


Adenda 1: lanzarse por firmas es un engaño al elector cuando de todas maneras terminarán aliándose con los partidos tradicionales y con sus caciques.  

Adenda 2: horas después del anuncio de Dávila de Gnecco, el concejal uribista Juan Daniel Oviedo también hizo pública su aspiración presidencial. Oviedo es un político de derecha que simpatiza con la manera de gobernar del expresidente Uribe. 


Vicky Dávila será candidata a la Presidencia de la República



miércoles, 13 de noviembre de 2024

COLOMBIA: ENTRE APÓSTOLES DE LA GUERRA, CONGRESISTAS GROTESCOS Y GESTORES DE ODIO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El grotesco acto público del congresista Miguel Polo Polo con el que se burló del dolor de las víctimas de los crímenes de Estado (falsos positivos), la designación descomedida de exjefes paramilitares como gestores de Paz por parte del presidente Petro y el fallo absolutorio de primera instancia a favor de Santiago Uribe Vélez, procesado por la conformación del grupo paramilitar de los 12 Apóstoles de Yarumal (Antioquia), ofrecen pistas muy claras de las dificultades o talanqueras culturales que como sociedad y Estado afrontamos para pasar las dolorosas páginas que escribieron con sangre los actores armados, legales e ilegales, y poderosos agentes económicos de la sociedad civil, durante más de 50 años de conflicto armado interno.

Esas barreras culturales están soportadas en por lo menos cuatro factores: el primero, la debilidad del aparato de justicia, permeado por la corrupción de jueces y magistrados (el Cartel de la Toga, por ejemplo), a lo que se suman las presiones de las que son objeto los operadores judiciales al momento de fallar en derecho. Bajo esas circunstancias, terminamos como sociedad viendo a jueces y magistrados que temen a poderosos bandidos de cuello blanco porque están parapetados en fueros y dignidades cargadas de ilegitimidad y en relaciones familiares que terminan por debilitar la majestad de la justicia y las de otras instituciones estatales. La carrera judicial en el país está permeada por enrarecidos intereses de clase, recomendaciones y favores que en algún momento deberán ser pagados con fallos absolutorios o condenas amañadas.

El segundo, la ideologización del dolor de las víctimas y las responsabilidades de los victimarios que le sirve a específicos agentes del establecimiento colombiano y a otros de reciente aparición pública para deslegitimar la operación de los dos modelos de justicia que hoy operan en Colombia y repudiar a las familias que reclaman justicia punitiva, o por lo menos verdad, reparación y no repetición en el marco de una justicia restaurativa. Al convertir los padecimientos de hombres y mujeres violentados por paramilitares, militares, empresarios del campo y guerrilleros en un asunto ideológico, las víctimas pasan rápidamente a ser objetivo militar, político, judicial y de burla por aquellos agentes de la derecha que siguen instalados en la doctrina extendida del enemigo interno.

Un tercer elemento tiene que ver con la construcción de la verdad y la memoria histórica. Al tratar de edificar una versión oficial, plausible y verosímil de lo acontecido durante 50 años de guerra interna, los dos anteriores factores se juntan para impedir su aceptación, lo que imposibilita las acciones de perdón, arrepentimiento y la aceptación universal de esa verdad. De esa manera, esas y otras vicisitudes por las que pasan los procesos sociales, políticos y jurídicos pensados para construir verdad y memoria histórica terminan por evitar reconciliarnos.  Y un cuarto factor tiene que ver con la consolidación de una fuerte animadversión hacia todo lo que huela a paz. Hablar de paz en Colombia es sinónimo de impunidad y debilidad estatal, lo que despierta las más airadas reacciones de aquellos sectores sociales que insisten naturalizar la ya histórica división moral entre buenos y malos, estadio de fraccionamiento que se profundizó desde el 7 de agosto de 2022 y que, por lo visto, se tornará perenne.

Mientras estos cuatro factores sigan instalados en las prácticas institucionales privadas y estatales, así como en las representaciones sociales de millones de colombianos, la construcción de una paz estable y duradera no solo seguirá siendo una quimera, sino el más fuerte obstáculo para minimizar los riesgos de vivir juntos en una democracia imperfecta, en una sociedad moralmente confundida y en un Estado que viene operando bajo criterios corporativos, en contravía de los derechos del colectivo.

El congresista Polo Polo dejó ver su estolidez en todo su esplendor. A él, gracias por dejarse ver como hijo legítimo de la Colombia premoderna, ignorante y empobrecida culturalmente que no nos deja avanzar hacia estadios civilizatorios superiores; designar a los paramilitares como gestores de Paz sin que hayan aportado verdad, justicia, reparación y no repetición constituye un acto desproporcionado de parte del presidente de la República. En particular, en el caso de Hernán Giraldo, alias Taladro, un depredador sexual que violó niñas y adolescentes mucho antes de que apareciera la canción +57 en la que se alude al frecuente deseo sexual de cientos de machos hacia las niñas de 14 años. En cuanto al fallo absolutorio proferido por el juez Jaime Herrera Niño, las dudas jurídicas y de otra índole le hacen mucho daño a la imagen de la justicia colombiana. Su fallo niega lo investigado por la JEP y otros agentes que dedicaron años a develar quiénes están detrás de los 12 Apóstoles. Lo cierto es que todos los grupos paramilitares, incluido el de Yarumal, asumieron la violación de los derechos humanos como un apostolado socialmente aceptado y admirado. 

 

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COLOMBIA: EL PAÍS DEL ABSURDO, LA ESTOLIDEZ Y LA BELLEZA

  Por Germán Ayala Osorio   Colombia es el país del absurdo y de la belleza. En el 2016 el triunfo del No en el plebiscito por la paz co...