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miércoles, 8 de octubre de 2025

CINCO FACTORES QUE EXPLICAN LA POLARIZACIÓN POLÍTICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las condiciones en las que se firmó el Acuerdo de Paz de La Habana, el pírrico triunfo del No en el plebiscito de 2016, la conversión de la práctica paramilitar en una virtud sociopolítica, el sueño de consolidar un Estado militarista que ponga orden a una sociedad indisciplinada y la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño son los principales factores en los que se desarrolla la campaña electoral. Esos cinco factores por efecto de los medios de comunicación terminan reducidos a la polarización política y crispación ideológica, ideas que petristas y uribistas convirtieron en una especie de comodín lingüístico para atacarse, pero sobre todo para evitarse el trabajo de escudriñar de dónde vienen esas dos sensaciones que les impiden dialogar bajo condiciones de respeto.

Prueba de que esos cinco factores tienen su propio peso específico son las referencias a estos en la actual campaña electoral. Ya hay un grupo de personas que promueven un referendo para derogar el Acuerdo de la Paz de La Habana. El movimiento político Salvación Nacional está detrás de esa iniciativa que, por supuesto no tiene futuro jurídico, pero que sirve para confirmar la existencia de ese factor que después de tantos años aún genera conflictos, odios y divisiones entre los colombianos.

El segundo factor lo viene usando el precandidato presidencial Abelardo de la Espriella y otros agentes uribizados para atacar al expresidente Juan Manuel Santos. Lo acusan de desconocer el triunfo del No, de engañar al país y responsable de lo que se conoce como el “Petrosantismo”. Esos dos primeros factores aparecen como parte de la retórica electoral de los candidatos de una derecha desesperada por hacerse nuevamente con la Casa de Nariño (o de Nari).

Por el contrario, el factor número tres, esto es, la conversión del paramilitarismo en una virtud ético-política se expresó en la violenta arremetida de agentes civiles de la alcaldía de Medellín en contra de los manifestantes de pro-palestina. Los actos violentos ocurridos en la capital antioqueña dan cuenta del odio y de la inquina que siente el alcalde Fico Gutiérrez hacia todo lo que huela a Petro, agente político que animó las movilizaciones de rechazo al genocidio en Gaza justo cuando el 7 de octubre se cumplieron dos años de la masacre perpetrada por Hamas, grupo extremista y terrorista que desató la ira santa de Netanyahu.

De regreso a la retórica electoral, candidatos presidenciales como De la Espriella y Santiago Botero sueñan con un Estado militarista que los acerque a la figura de Nayib Bukele, referente moral y ético-político de la derecha uribizada que insiste en el pérfido lema Mano Firme, Corazón Grande, que no es más que una consigna aceptada por los dos señalados políticos que solo hablan de dar bala o balín, dar de baja, de someter, destripar e imponer. Sus violentos discursos no solo dan cuenta de su pobreza cultural, sino de un profundo machismo que en política se expresa en homofobia y transfobia.

El quinto factor, es decir, la llegada de Petro a la Casa de Nariño lo asume la derecha colombiana como una suerte de “pesadilla” a la que le queda poco tiempo de permanencia. El odio hacia Petro no lo justifican por la llegada del “castrochavismo” o el comunismo a Colombia, sino por su carácter subversivo que anima a cientos de miles de colombianos a salir a defender sus derechos y también causas lejanas como la suerte del pueblo palestino;  otros tantos,  agitan con rabia la bandera de Israel como símbolo del supremacismo con el que Uribe, Santos y Duque manejaron las relaciones con los pobres, población LGTBIQ+ indígenas, campesinos y negros. Baste con recordar la exhortación que le hizo Duque, el títere de Uribe, a la minga indígena: ¡regresen a sus resguardos!

La próxima vez que escuche hablar de polarización política y crispación ideológica recuerde estos cincos factores que son la base emocional, ética, étnica, política, social y política de ese par de comodines lingüísticos usados por los medios de comunicación y poderosos agentes de la sociedad civil para desvirtuar el camino alternativo que el progresismo propone para superar las infames condiciones en las que viene operando el orden establecido en un país como Colombia en el que efectivamente no cabemos todos por cuenta del clasismo, la aporofobia y del racismo.




Foto: Partido Comunista Colombiano, tomada del diario El País de Cali. 

jueves, 2 de octubre de 2025

ELECCIONES, DEFENSA DE LA VIDA Y MARKETING POLÍTICO

 

Por Germán Ayala Osorio 


Las protestas pro palestina y de rechazo al genocidio en Gaza lideradas por el presidente Petro sirven para poner en evidencia el desprecio que por la vida  de los palestinos sienten los precandidatos presidenciales de la derecha uribizada y los que dicen pertenecer al fantasmal centro político. Por supuesto que no se trata de una novedad y mucho menos de un descubrimiento. Ya  los 6402 falsos positivos y la violenta respuesta del gobierno Duque a los bloqueos y manifestaciones en el marco del estallido social de 2021 demostraron el talante moral y ético de los más visibles voceros de la derecha colombiana. 

Desde esta tribuna llamo la atención a los asesores en marketing político que están trabajando para los candidatos progresistas a los cargos de elección popular para que usen electoral y políticamente esa actitud indolente y de claro menosprecio por el pueblo palestino que caracteriza a la derecha colombiana. Propongo que se hagan piezas publicitarias en las que la defensa por la vida, de los ecosistemas naturales  y de los pueblos vulnerables de Colombia y del mundo hagan parte del ideario de la izquierda progresista, en contraste con hechos como los falsos positivos y los efectos negativos que el cambio climático negados por los uribistas pura sangre como María Fernanda Cabal y Paloma Valencia que amplifican la misma actitud negacionista de empresarios y del condenado expresidente Uribe Vélez.  

Hay que diseñar campañas electorales que sirvan para conectar los dolorosos hechos provocados en Gaza por el sionista ejército de Israel, con los millones  de desplazados que dejó la aplicación a rajatabla de la política de seguridad democrática y el Plan Colombia; aludir nuevamente a lo sucedido en el país durante el estallido social en dos perspectivas: insistir en la necesidad de pasar la página con énfasis en la reconciliación, sin dejar de señalar con el índice que ese Estado militarista que violó los derechos humanos debe quedar proscrito, lo que de inmediato debe llevar como consecuencia al rechazo de los violentos discursos de precandidatos como Abelardo de la Espriella, Santiago Botero y Vicky Dávila, entre otros agentes que comparten la idea de que a punta de bala el país supera los problemas de orden público en ciudades y en la Colombia profunda (rural y selvática). 




PROTESTAS PROPALESTINA EN CALI - Búsqueda Imágenes


La apuesta del marketing es clara: defender  la vida para superar las taras civilizatorias que arrastramos como sociedad  y que en gran medida son transversales a los "proyectos de país" que están exponiendo los precandidatos de la derecha uribizada y del medroso centro. Los mensajes publicitarios que se construyan deben estar pensados para poner a pensar al electorado sobre lo que  por más de 50 años sucesivos gobiernos de derecha naturalizaron para el país: racismo, clasismo, homofobia, misoginia, aporofobia y disímiles formas de sometimiento a nuestros pueblos ancestrales y ecosistemas naturales-históricos. 

Estoy seguro de que una campaña electoral que apunte a poner a pensar al electorado sobre las causas de los problemas del país y especialmente a identificar a los responsables de que estos se hayan extendido y naturalizado a lo largo del tiempo cuando fueron gobierno, podrá ayudar a superar el frenesí de un ambiente prelectoral caldeado, crispado y polarizado que sirve a los intereses de quienes insisten en mantener la discusión entre "buenos y malos", cuando lo que deberíamos de identificar que el proyecto político que necesita el "país de la belleza" es aquel que se invite a defender todas las manifestaciones de la vida, así como la dignidad humana. 

martes, 16 de septiembre de 2025

TRUMP DESCERTIFICÓ A COLOMBIA (II)

 

Por Germán Ayala Osorio 


Conocidas la inamistosa, irrespetuosa, arbitraria e ilegítima decisión del gobierno norteamericano y la fuerte reacción del presidente Petro, es fácil concluir que la descertificación de los gringos no se produjo por la falta de resultados positivos en la lucha de Colombia contra los cultivos de coca y la producción de cocaína, sino por la postura crítica del presidente colombiano frente a temas como el genocidio israelí en Gaza que los Estados Unidos viene legitimando, la limpieza étnica que viene haciendo Trump en la tierra del Tío Sam persiguiendo y expulsando migrantes latinos y por supuesto frente a la lucha antidrogas que no es otra cosa que la patente de corso de los gringos para someter a pueblos en donde se cultiva "la mata que mata" con su hipócrita y fallida política con la que su sistema financiero se sostiene a través del lavado de activos. 

El no haber impuesto sanciones económicas a Colombia permite pensar que  en el fondo los gringos reconocen la lucha librada por el país, con todo y sus víctimas y costos económicos, pero por estar en la Casa de Nariño un hombre crítico de la inmoral y fallida política antidrogas lo mejor es descertificar y de esa manera mandar un mensaje político que sea usado por la derecha en la campaña electoral para generar miedo en agentes económicos y políticos que necesitan del mercado norteamericano. 

Por supuesto que también le están cobrando a Petro sus acercamientos con China a través de la firma del acta de entendimiento en el marco de la Nueva Ruta de la Seda. Los gringos ven en el gigante asiático como un peligro para mantener y extender su política exterior en las Américas, pensada para expoliar recursos genéticos y mantener las sempiternas relaciones de dominación sobre gobernantes cipayos que negocian las soberanías popular y estatal con visas para visitar a Mickey Mouse, con el compromiso de jamás atreverse a criticar las políticas de la inmoral potencia militar del norte del continente americano. Uribe, Duque y Santos fueron y son lacayos que cuentan con el respaldo de las autoridades gringas. Ahora que se vienen las elecciones en Colombia, a esa lista se suman ya Abelardo de la Espriella, Juan Carlos Pinzón, Santiago Botero, Vicky Dávila, Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Sergio Fajardo y Alejandro Gaviria, agentes serviles de los gringos. 

Pero hay quizás un factor que para Trump y Marco Rubio, entre otros les resulta molesto: el reclamo de respeto por la soberanía de Colombia y el trato digno que viene exigiendo el presidente colombiano. Para el Secretario de Estado de USA esa postura de Petro le resulta "errática" porque están acostumbrados a manosear a los jefes de Estado colombianos, que de manera subordinada asienten todas las acciones que el decadente país del norte desee emprender en el territorio nacional. Nunca antes como hoy actuar con dignidad, valor civil y con sentido de humanidad se asume como una apuesta política inamistosa por quienes como los Estados Unidos  promueven y ejecutan guerras, genocidios, invasiones y el sometimiento de pueblos a sus caprichos imperiales. Y aunque no se trata de ser de izquierda o de derecha, los acomplejados cipayos locales reducirán toda actitud soberana y digna de los "zurdos" o "rojos" a una postura altanera, grosera y equivocada frente al poder hegemónico. 

Adenda: la decisión del presidente Petro de no comprar más armas a USA constituye una respuesta digna. Eso sí, habrá que buscar otros proveedores. 


Imagen tomada de EL TIEMPO

domingo, 14 de septiembre de 2025

EL "QUINTETO FASCISTA" EN COLOMBIA

 

Por Germán Ayala Osorio 


Mientras el fascismo hace sus demostraciones de fuerza en la franja de Gaza, asesinando niños, niñas y mujeres palestinas de la mano del ejército de Israel y en los Estados Unidos persigue y expulsa a migrantes latinos y estigmatiza a las poblaciones afro y LGTBI+, en Colombia parece estarse consolidando lo que bien se puede llamar el "Quinteto fascista" del que harían parte los precandidatos presidenciales uribizados Abelardo de la Espriella, Santiago Botero y Juan Carlos Pinzón, el expresidente Uribe y el exvicepresidente Germán Vargas Lleras. Y por supuesto, los agentes gremiales que no están dispuestos a soportar cuatro años más sin beneficiarse de la "puerta giratoria" que siempre operó entre los gremios económicos y los gobiernos anteriores. Esa viudez de poder los tiene realmente fastidiados. 

Hace ya casi un año el  eterno candidato presidencial Germán Vargas Lleras espetó lo siguiente: "...envío un mensaje clarísimo de unidad a todos los dirigentes que hoy se encuentran en la oposición o que comparten nuestras preocupaciones, tenemos que llegar unidos con una candidatura única a la Presidencia de la República...". El diario El Espectador registró la eventual alianza entre las dos prominentes figuras de la ultraderecha colombiana y consagrados neoliberales que saben muy bien qué es eso de capturar el Estado para el beneficio de unos pocos. El titular es claro y genera miedo: Uribe y Vargas cocinan fórmula electoral para atajar reelección del proyecto petrista. 

Varias de las consignas lanzadas por estos y otros miembros de la derecha colombiana, como "vamos a recuperar el país", "hay que frenar al neocomunismo", "destripar a la izquierda" y "dar balín" devienen con un tufillo fascista, fundado en sentimientos aporofóbicos, clasistas, racistas y en la profunda molestia -rabia- que les produce que el gobierno Petro esté entregando tierras al campesinado que tanto le costó perseguir, estigmatizar, asesinar y desplazar a las fuerzas paramilitares que en su momento cumplían con la tarea de "limpiar" los campos para ampliar el modelo agrario que le gusta a Uribe y a otros actores políticos y económicos: el de la gran plantación, los monocultivos de caña de azúcar y palma africana, la minería, legal e ilegal,  la agricultura sin campesinos, pero con siervos y la ganadería extensiva de baja producción para fines de especulación con el valor de la tierra. 

El miedo -verdadero terror- que ya expresan figuras públicas frente a la posibilidad de que la derecha recupere la Casa de Nariño en el 2026 se explica por la animadversión que genera en las huestes de la derecha uribizada todo lo que huela a reivindicación de los derechos de los más vulnerables, la protección de los ecosistemas naturales-históricos, los llamados de atención sobre los efectos del cambio climático y la desprivatización del Estado en los sectores de la salud y la energía eléctrica. El progresismo, para los más visibles agentes de las mesnadas uribistas es sinónimo neocomunismo, que no es otra cosa que el nuevo "coco" con el que asustan a incautos, ignorantes y en general a las audiencias que creen a pie juntillas lo que dicen los medios hegemónicos. 

Los integrantes del "Quinteto fascista" no se atreven a criticar lo sucedido en Gaza y en USA, pero parecen inspirarse en las figuras de Netanyahu y Trump para afianzar su proyecto antiprogresista. El objetivo es claro: regresarnos a los tiempos de la Seguridad Democrática, al Estado militarista "saca ojos", eso sí, afinando las estrategias y las formas para depurar étnica, periodística, cultural y políticamente a los sectores societales a los que Petro les devolvió las tierras, los reconoció identitariamente y les despertó la conciencia de clase con la que hoy creen entender y comprender de una mejor manera qué es eso de militar en la derecha.

Mientras el fascismo criollo de manera pragmática se congrega a pesar de los mutuos cuestionamientos éticos y morales entre sus más visibles figuras, las fuerzas progresistas y de la izquierda democrática se enredan en acuerdos políticos y programáticos y se tranzan en una lucha intestina en la que sobresalen los más ególatras. Parecen no comprender estos últimos que los cuatro años de Petro, con todo y errores, despertó en sectores populares urbanos y rurales la esperanza de superar un desarrollo económico que promueve la concentración de la riqueza en pocas manos, somete a la Naturaleza a procesos de transformación insostenibles y afianza la operación de un Estado que además de militarista, actúa bajo los parámetros que impone el ya naturalizado ethos mafioso que distingue a la derecha  con el que auspició la corrupción público-privada en el sistema de salud y lo que es peor, en el mundo castrense. 

De triunfar la derecha en el 2026, no se puede descartar que reaparezcan los paramilitares para echar para atrás la valerosa pero incipiente reforma agraria que viene impulsando Petro. No habrá fuerza pública para defender a los campesinos que hoy siembran comida en sus parcelas, pues lo primero que hará la derecha de regresar a la Casa de Nari es hacer una purga en el Ejército y la Policía y por esa vía regresarnos a la doctrina del enemigo interno, extendida por supuesto al campesinado y a todo aquel que se atreva a exigir el cumplimiento de sus derechos. 



URIBE Y VARGAS LLERAS JUNTOS - Búsqueda Imágenes

domingo, 7 de septiembre de 2025

69 CANDIDATOS PRESIDENCIALES EN COLOMBIA

 

Por Germán Ayala Osorio 

En Colombia, como en otros países, la Política suele asumirse y operar como un negocio en el que afloran los intereses individuales y privados (legales e ilegales) con el objetivo único de capturar una o varias funciones públicas o al Estado en su conjunto. Finalmente y dadas las limitaciones del sistema productivo, el ejercicio de la política funciona como una bolsa de empleo que naturaliza el clientelismo y por tanto la corrupción público-privada. Al final, como dijo Pepe Mujica, "la eterna madre del acontecer humano (la política), quedó engrillada a la economía y el mercado", delegando el poder".  

Los cerca de 70 precandidatos presidenciales que ya inscribieron sus candidaturas ante la autoridad electoral confirman que la Política se asume como una enorme bolsa de empleo. Esa proliferación de aspirantes da cuenta de la crisis de los partidos políticos, así como del exagerado carácter garantista de un régimen electoral que contrasta con los problemas históricos de una democracia formal como la colombiana. Nuestra democracia deviene, además de procedimental y formal, bancarizada que no es otra cosa que la financiación interesada y perversa de las campañas por parte de los  banqueros y la apertura de cuentas bancarias y la entrega de las pólizas como garantía de seriedad de los movimientos por firmas o la de los aspirantes que de manera individual aspiren a llegar a un cargo de elección popular.

Por supuesto que en el listado hay políticos tradicionales (los llaman "profesionales") o conocidos por la opinión pública por haber cumplido funciones públicas en gobiernos pasados e incluso en el que ya está en camino de terminar. También hay otros nombres que terminan siendo el hazmerreir de muchos colombianos porque sueñan con llegar a la Casa de Nariño sin maquinaria electoral, pero sobre todo, sin un proyecto político claro. Aunque en esto último coinciden con varios aspirantes "profesionales" que  repiten el estribillo "vamos a recuperar a Colombia" o dicen tener ahora sí la solución a todos los problemas del país, la misma que jamás exhibieron cuando fueron ministros en pasadas administraciones. Por el contrario, esos mismos aspirantes presidenciales, cuando fungieron como ministros, se encargaron de agravar los problemas para los que dicen tener la solución.  

Mientras que hay colectividades que se preparan para definir en "primarias" sus candidat@as con aspirantes que no hacen parte de este largo listado, los medios masivos ni siquiera se tomarán la molestia de entrevistar a quienes insistirán hasta el final, a pesar de no contar con el músculo financiero y mucho menos con el apoyo político y la capacidad para negociar adhesiones que les signifique puestos burocráticos. Eso sí, cuando un medio periodístico decide "volverlos famosos" siempre lo hará con el ánimo de ridiculizarlos o mostrarlos como parte del "folklor electoral" de esa Colombia macondiana en la que cualquier homúnculo puede llegar al Solio de Bolívar. Bueno, ya el país sabe que cualquier pendejo puede llegar a la casa de gobierno. Andrés Pastrana Arango e Iván Duque Márquez fueron la prueba incontrastable de esa realidad política. 

Adenda: por más erótico que resulte el 69, ese número de aspirantes suena más a "prostitución" de la "eterna madre del acontecer humano". 


69 aspirantes presidenciales en colombia - Búsqueda Imágenes

MAURICIO LIZCANO ARANGO

LEONARDO HUERTA GUTIERREZ

JAIME ARAUJO RENTERIA

CLAUDIA NAYIBE LÓPEZ HERNÁNDEZ

JUAN DANIEL OVIEDO ARANGO

RICARDO PÉREZ GONZÁLEZ

ALVARO LEON PARDO CONTRERAS

JHON JAIR SEGURA TOLOZA

MARTHA VIVIANA BERNAL AMAYA

DAVID ANDRÉS LUNA SANCHEZ

JUAN PABLO GÓMEZ GUANCHA

JOSE ECCEHOMO GAMBA MARTÍNEZ

FABIO ANTONIO FORERO CHAVEZ

JUAN CARLOS TORRES NOGUERA

DANNY SEQUEDA BECERRA

RAUL SANTIAGO BOTERO JARAMILLO

ALBERTO LIZARAZO

CLAUDIA LORENA FERNANDEZ VALENCIA

CESAR AUGUSTO PINZÓN

JORGE IVÁN ROJAS

ERNESTO SÁNCHEZ HERRERA

NEYS SANTANA SARMIENTO JIMÉNEZ

SONDRA MACOLLINS GARVIN PINTO

JOHN EDISON MOSQUERA BLANCO

VICKY DÁVILA

DAGOBERTO SANTOYA PENA

PIERRE ONZAGA RAMIREZ

ESAU JACKSON PEÑA MATEO

JOSE DE JESÚS VARGAS VALENCIA

REYES MIGUEL PRETEL HERNANDEZ

ARMANDO VILLEGAS CENTENO

MAURICIO CÁRDENAS SANTAMARÍA

PEDRO PABLO DIAZ

JOSUE MARTINEZ ROMERO

DANIEL ANDRÉS PALACIOS MARTÍNEZ

HILMAR MARIO MORENO VILLARREAL

MIHALY FLANDORFFER

JUAN ESTEBAN TORO PARRA

ESTEFANIA ARENILLA GUERRA

LUZ MARIA ZAPATA ZAPATA

JOSE IGNACIO MARQUEZ DAZA

JUAN DE ZUBIRIA RAGO

RAFAEL ALONSO QUINTERO MORA

GERMAN ROJAS OLARTE

DUVAN FELIPE TORRES PEDRAZA

ABELARDO GABRIEL DE LA ESPRIELLAOTERO

JORGE ALBERTO BASTIDAS SPROCKEL

DIEGO FELIPE URREA VANEGAS

JORGE LUIS JAIMES PABON

WILFREDO PARDO HERRERA

ALEJANDRO TIQUIMIDAS FERNANDEZ

ADOLFO DAVID PIMIENTA MALDONADO

BRIGITTE NAYIBE CEBALLOS

ELIECER VILLA GIRALDO

VIENA LUCIA HERNANDEZ DIAZ

GUSTAVO MATAMOROS CAMACHO

FABIO TRUJILLO TORRES

JUAN CARLOS CÁRDENAS REY

HÉCTOR OLIMPO ESPINOSA OLIVER

ANIBAL GAVIRIA CORREA

JUAN GUILLERMO ZULUAGA CARDONA

LUIS GILBERTO MURILLO

LUIS MANUEL RIVAS PARRA

HERMES BOCANEGRA BARBOSA

HENRY HUMBERTO MARTÍNEZ SÁNCHEZ

FRANCISCO SOLÍS ENCISO CRUZ

EDYEE SAA CARABALI

ALEXANDER FRANCISCO HENAO OTÁLORA

JOSE JOAQUIN OSORIO RUIZ


sábado, 9 de agosto de 2025

CASO URIBE VÉLEZ EN SEGUNDA INSTANCIA: ¿QUÉ PASARÁ?

 Por Germán Ayala Osorio

 

Después de la lectura de la ejemplar condena a 12 años de prisión domiciliaria contra el expresidente Uribe, su reseña ante el INPEC y las movilizaciones en rechazo a la decisión adoptada por la jueza 44, Sandra Heredia, el país y el tablero político-electoral entran en una etapa crucial que se dará una vez se confirme o se anule dicha condena. En cualquier caso, ese hecho jurídico-político irá a la correspondiente instancia de casación que podría poner fin al caso cuando el país esté sumergido en las elecciones de 2026.

Si el Tribunal Superior de Bogotá confirma la condena proferida por la jueza Heredia la derecha uribizada, encarnada en los más poderosos agentes del Establecimiento, deberá tomar la decisión de abandonar políticamente al caído expresidente, no sin antes agradecerle por haberles facilitado capturar el Estado para sacarle provecho económico y político durante los últimos 20 años; o por el contrario, dar continuidad a una lucha jurídica y política que no valdría la pena seguir dando por el desgaste de la propia imagen del exmandatario y la de ellos como sus patrocinadores. El fortalecimiento del progresismo y quizás del petrismo como una real opción de poder, pero, sobre todo, como narrativa que derrotó a lo que el país conoce como el uribismo, son variables y una realidad que la derecha uribizada deberá tener en cuenta al momento de tomar esa trascendental decisión.

Si por el contrario el Tribunal Superior de Bogotá decide meterse en el berenjenal social, jurídico y político de anular la decisión de la jueza 44, entonces la derecha uribizada saldría fortalecida y el país entraría en la peligrosa etapa de “venganza política” con el regreso de la seguridad democrática y la aplicación a rajatabla de la receta neoliberal. Echar para atrás todo lo actuado por el gobierno Petro en materia de salud, reforma pensional, laboral y entrega de tierras, entre otras, harían parte del proyecto político y económico de esa derecha que no quiere desmarcarse del lúgubre ethos que representa el temido expresidente y reo.

En esas hipotéticas circunstancias, los candidatos presidenciales del medroso centro político estarán atentos para saber qué decisión tomar: si mantener sus simpatías con el expresidente antioqueño o por el contrario tomar distancia y asumir la tarea de dar por fin vida  a esa franja ideológica y política que se resiste a florecer por la cobardía de aquellos que temen reconocer los daños que Uribe Vélez le hizo al país, pero sobretodo darle la razón a Petro de las condiciones de postración en las que la derecha ha mantenido al Estado, al aparato productivo y a millones de colombianos.

Eso sí, hay una derecha no uribizada que está cansada del tóxico liderazgo de Uribe Vélez, pero no tiene el suficiente músculo económico y mucho menos el carácter para salir públicamente a exigirle al temido reo que “suelte al país” y que se vaya a “chocholiar” a sus nietos. Hay empresarios “mamados” de Uribe. Ojalá salgan públicamente cuando se confirme la sentencia en segunda instancia. Ese será el momento preciso para ponerle fin al uribismo.

En lo que respecta a los candidatos presidenciales, por ahora la serpenteante Claudia López Hernández parece proclive a tomar distancia del sujeto condenado, apelando a su pasado como académica, lugar de enunciación desde el que desenmascaró a Uribe y el proyecto paramilitar que lo llevó al poder en el 2002. Eso sí, López Hernández no es de fiar. En cualquier momento gira a la derecha o hace creer que lo hará hacia el progresismo.

El caso de Vicky Dávila es diferente en la medida en que la “periodista-periodista” siempre fue una ficha de los agentes del Establecimiento y es defensora de oficio de Uribe Vélez de tiempo atrás.  En lo que toca a Sergio Fajardo y a pesar de su silencio estratégico, su condición de paisa, exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín el país sabe que su corazón es uribista. No vale la pena hacer referencia a los precandidatos De la Espriella y Santiago Botero Jaramillo, pues Colombia sabe que sus “propuestas de dar balín y destripar a la izquierda” hacen parte del “ADN uribista”. 


uribe y las marchas del 7 de agosto - Búsqueda Imágenes

miércoles, 18 de junio de 2025

DIOS Y PATRIA EN LAS ELECCIONES DE 2026

 

Por Germán Ayala Osorio

Hay asuntos que siempre aparecen de manera reiterada en las campañas electorales en Colombia. En el listado están la paz, la defensa de la Patria y los sempiternos procesos de negociación política con los grupos al margen de la ley que le disputan el control del territorio al Estado y retan su autoridad y legitimidad; también, los problemas que vienen atados a la operación de grupos armados ilegales (paracos y “guerrillas”) como el secuestro, la extorsión y los “paros armados”; así como el desempleo y la ya naturalizada corrupción público-privada.

Al escenario electoral de 2026 llegaría uno nuevo: la invocación a Dios. En ese aspecto ya candidatas y precandidatos empezaron a usar sus creencias religiosas para atraer votantes, en particular a aquellos que, camándula en mano, rosarios, velones y cuanta imagen de santos conocen han pasado por el improvisado altar que montaron a las afueras de la clínica Santa Fe para pedir por la recuperación del precandidato Miguel Uribe Turbay. Por supuesto que buscarán cautivar a otros cientos de miles que desde sus hogares ruegan al mismo Dios que salve al nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala (1978-1982).

Vicky Dávila y María Fernanda Cabal en varias ocasiones dejaron claro que comparten el mismo Dios y que su proyecto político está fincado en el poder divino para sacar adelante al país. Al mostrarse solidarias y apesadumbradas por lo sucedido con Miguel Uribe se acercan a los valores cristianos y a la misma iglesia católica.

La congresista del Centro Democrático y precandidata de esa colectividad gritó a voz en cuello que “… Colombia no se arrodilla a los violentos, Colombia no es socialista, somos un país libre, Dios nos hizo libres, el pueblo colombiano no es de Gustavo Petro”.

Entre tanto, la candidata de los clanes Gilinski y Gnecco también aludió a Dios al momento de registrar su movimiento Valientes, plataforma con la que espera recoger firmas que avalen su candidatura. Esto dijo la periodista candidata: “por un país seguro, justo, por un país unido, ¡por un país valiente! ¡El Movimiento Valientes está aquí, y no nos detendremos! Dios nos protege y nos guía”.

Santiago Botero, el candidato antioqueño fue más lejos que Cabal y Dávila. Botero quiere ser presidente porque Dios le mandó un mensaje que él acogió como una obligación moral y patriótica para “salvar a Colombia”: “Dios me hizo un llamado para combatir el mal, hoy en día no es la izquierda contra la derecha, quiero que menos colombianos se quieran ir del país”.

Cuando se invoca a Dios y se incluye como parte de las ideas políticas, la razón y la fe entran en escena haciendo aún más complejo el diálogo político, la discusión de las propuestas en un escenario electoral ideológicamente crispado y violento. Quien exprese con mayor fervor su devoción y miedo a Dios quizás termine siendo elegido presidente o presidenta, lo que contribuirá a ahondar la crisis de la política y por esa vía a minimizar la posibilidad de que los colombianos discutan de manera razonada asuntos públicos que deben atenderse anteponiendo a la fe el conocimiento técnico y la razón argumental como factores claves para que las decisiones políticas no terminen contaminadas por fanatismos religiosos.

Al parecer, el presidente Petro ya se dio cuenta de que Dios jugará un papel clave en las venideras elecciones presidenciales y congresionales. La llegada del “Pastor” cristiano Alfredo Saade Vergel al gobierno en calidad de “jefe de gabinete” confirmaría que efectivamente viviremos una campaña presidencial “contaminada” por la Fe y las creencias en un poder sobrenatural.

Saade Vergel es un activista petrista que usó la religión y sus particulares creencias para disipar en el pasado los señalamientos que recaían sobre Petro por ser “ateo”. Esto respondió ante el llamado del jefe del Estado: “Gracias presidente @petrogustavo por su confianza. A Dios todo honor y toda gloria, a mis detractores los invito a tomar café, el país nos necesita para que el amor pueda vencer al odio. Levántate, Colombia cautiva de esperanza”. Saade propuso cerrar el Congreso e incluso medios de comunicación, muy seguramente con la bendición de su Dios.

 Cabal, Botero y Dávila, en nombre de Dios, ofrecen bala o balín; mientras que Saade, en nombre de la misma Deidad, quiere que el país "se levante", no sin antes cerrar el Congreso y los medios de comunicación. 

Imagen tomada de Infobae

martes, 17 de junio de 2025

VICKY DÁVILA: ¿COACH O CANDIDATA PRESIDENCIAL?

Por Germán Ayala Osorio

 

La candidata presidencial de los clanes Gnecco y Gilinski, Vicky Dávila Hoyos registró ante la autoridad electoral su Movimiento Valientes. Se trata de otra microempresa electoral que fenecerá una vez la contienda electoral termine o quizás antes si sus patrocinadores aceptan que Dávila es una débil candidata y que un eventual gobierno de ella se parecería a la nefasta administración de Iván Duque Márquez.

En el acto de oficialización de su aspiración presidencial señaló que luchará “por un país seguro, justo, por un país unido, ¡por un país valiente! ¡El Movimiento Valientes está aquí, y no nos detendremos! Dios nos protege y nos guía”.

El nombre de Valientes suena ridículo e infantil, propio de una candidata que exhibe un discurso básico, propio de quien suele reducir la complejidad del país y de su historia a consignas efectistas muy parecidas a los titulares y tratamientos amarillistas que caracterizaron su carrera periodística.

Quizás la mayor debilidad de Vicky Dávila esté en su pobreza conceptual, fruto de su poca lectura y la incapacidad para establecer relaciones y lecturas cruzadas de los fenómenos. Además, es obediente, sumisa, racista, clasista, cizañera y arribista.

Si leemos con cuidado la consigna, encontramos que apela a lugares comunes: un país seguro, justo, unido y valiente. Su arenga la acerca más a una “coach política”, que a una candidata presidencial formada y capaz de gobernar a un país complejo como Colombia.  Además de conservadora y goda, Dávila Hoyos suele revolver política y religión, peligroso cóctel ideológico en una sociedad creyente, camandulera y “provida” que niega y conculca los derechos a morir con dignidad, al aborto y al matrimonio igualitario. Esos mismos “provida” legitimaron los 6402 crímenes de lesa humanidad cometidos durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.

Al igual que el candidato Santiago Botero, un Mesías moralizante, la periodista-candidata se presenta como una enviada de Dios, esto es, como una mujer salvadora, quizás la soñada Mesías en un país de Mesías hombres y de machos mesiánicos. Además, ofrece lo mismo que el candidato antioqueño: bala, bala y bala; o mejor, balín, balín y más balín.

Dávila de Gnecco desconoce cómo opera el Estado. Su experiencia periodística es quizás su más negativa experiencia agenciando lo público: fue gobiernista, en particular, siempre defendió a Uribe Vélez y a su círculo de poder. La periodista-periodista siempre fue la estafeta de los agentes más retardatarios del Establecimiento colombiano. Eso sí, con su candidatura gana -descansa-  el periodismo, pero pierde la Política (en mayúscula).

Bajo ese nombre de Valientes, Dávila de Gnecco recogerá firmas para un movimiento ciudadano que, como todos, terminará capturado o sometido a las fuerzas clientelistas de los partidos tradicionales. De resultar electa, Dávila Hoyos gobernará de la mano del uribismo, de Vargas Lleras, Peñalosa y de toda la rancia derecha bogotana. Todos los movimientos ciudadanos por firmas no son otra cosa que una fachada y una estratagema política-electoral de quienes creen posible engañar a los votantes, presentándose como independientes cuando los acompañan los vicios y las prácticas politiqueras que convirtieron la democracia colombiana en una formalidad.





viernes, 6 de junio de 2025

¿SON PRESIDENCIABLES ALEJANDRO GAVIRIA URIBE Y SANTIAGO BOTERO JARAMILLO?

 

Por Germán Ayala Osorio

En la cumbre 59 de Asobancaria se presentaron 7 “presidenciables” ante el público y frente a tres periodistas que prometieron un debate que al final no se dio por el formato elegido. Cayeron, como en otras oportunidades, en el error de hacer preguntas complejas para responder en un minuto y cerraron el “debate” con otras pensadas más para “corcharlos y comprometerlos” hacia futuro.

Haré referencia a las intervenciones de dos de los siete precandidatos presidenciales: Alejandro Gaviria Uribe y Santiago Botero Jaramillo. El primero, exrector de la universidad de los Andes, subdirector del Departamento Nacional de Planeación durante el gobierno de Uribe, exministro de Salud de Santos y exministro de Educación de Petro. Gaviria habla como académico, pero actúa como un político tradicional.

El segundo, empresario antioqueño, admirador del expresidente Uribe Vélez y auto proclamado enviado de Dios para salvar al país. Botero llegó vestido con una sudadera en la que se leía “Dios es mi socio” y en la camiseta, “Confío en Dios” como respaldo a la “revelación divina” que lo puso en el escenario electoral. Botero se expresa como un típico paisa camorrero y enredador. A leguas se le nota que arrastra vacíos conceptuales alrededor de qué es el Estado moderno, los pesos y contrapesos de la democracia. Su “habladito” paisa lo acerca más a un vendedor callejero y lo aleja del talante deseado de un candidato presidencial.

Gaviria Uribe se definió en la señalada convención bancaria como un liberal y humanista. Coherente con su auto definición, respondió que no reestablecería relaciones diplomáticas con Israel de resultar electo presidente de la República. Poco creíble resulta esa promesa si revisamos su tibia postura frente a las prácticas genocidas perpetradas por Israel contra el pueblo palestino asentado en la franja de Gaza.

El país recuerda cuando se atrevió a fustigar al ejército israelí por un ataque a un hospital. Luego de ser confrontado por un vocero del gobierno de Netanyahu, Gaviria escribió en su cuenta de X: “Estimado embajador, reaccioné a la información de la prensa global que señalaba a Israel como el causante de la explosión. Con la nueva información que se ha conocido, reconozco que fue un señalamiento apresurado. Procedo a borrar el mensaje inicial. Reitero el llamado de muchos sobre la urgencia del respeto a la población civil, los derechos humanos y los trabajadores de la salud”.

Como humanista deja mucho que desear si se tiene en cuenta que jamás tomó distancia del expresidente y expresidiario Álvaro Uribe, por las 6402 víctimas de los mal llamados “falsos positivos”.

Señaló que tiene dudas sobre el talante democrático del presidente Petro a raíz de la decisión de decretar la Consulta Popular, vista por el exministro y otros de los “presidenciables” como una afrenta a la institucionalidad democrática y un rompimiento del equilibrio de poderes.

Entre tanto, Botero Jaramillo dijo que sí reestablecería relaciones con Israel de llegar a la Casa de Nariño. La postura asumida por el empresario antioqueño es coherente con su idea de la seguridad. Mientras que en otras partes del mundo e incluso en el país se habla de seguridad humana, Botero reduce el complejo asunto a dar “balín” a todos los que se atrevan a protestar y afectar la movilidad y los derechos de los demás en esos escenarios en los que hay colisión de derechos. “Sin justicia no hay seguridad, nadie va a invertir en un país riesgoso. Vamos a tocar la constitución y hacer reformas a la justicia para darle dientes a las fuerzas militares y a la policía… salirnos de una cantidad de convenios que tienen secuestrada a la justicia… y poder volver a Colombia similar al Salvador. La paz la volvieron un negocio de bandidos”.

Santiago Botero estaría dispuesto a imponer seguridad y garantizar justicia sin tener en cuenta los derechos humanos. La réplica que le hizo Gaviria a su propuesta de “dar balín” (es decir, bala, bala y bala) acercó al empresario paisa a los terrenos en los que suelen moverse los chafarotes y machos cabríos premodernos como Uribe que se olvidó de los derechos humanos. Frente a los procesos de paz, Botero se mostró alejado de cualquier posibilidad de dar continuidad a esos intentos por lograr la paz a través de la negociación política. Lo que se traduce en el regreso a los tiempos de la seguridad democrática de su admirado expresidente Uribe Vélez.

Gaviria no es un humanista. Esa es la pose con la que quiere vender su candidatura. Es un neoliberal consumado y un cómplice político del manejo irresponsable que hicieron las EPS de la integración vertical. Entre tanto, Botero es un paisa bravucón y uribista que cree que es posible gobernar este país con los vacíos conceptuales que rápidamente exhibió en el señalado escenario de Asobancaria.

 


domingo, 27 de abril de 2025

DESPUÉS DEL MADRAZO PRESIDENCIAL, HABLEMOS DE REVOLUCIÓN CULTURAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En una conversación informal y no pactada con un propietario de una empresa que importa y vende hierro en la ciudad de Cali, el comerciante reconoció que “a Petro le ha tocado muy duro gobernar con los medios en contra y una clase política y empresarial poco interesada en trabajar por el interés general”.

Previo a este comentario y reconocimiento, el señor se declaró “admirador de la raza alemana” . Dijo además que nosotros los colombianos, por el contrario, arrastramos un pérfido “cruce” entre españoles, indígenas y negros; también expuso que era de “centro derecha” y que iba a votar por Santiago Botero, un empresario antioqueño admirador de Bukele y de Álvaro Uribe Vélez. Según el importador, el sujeto “presidenciable” tiene el suficiente músculo financiero para financiar su campaña sin el apoyo de mecenas como Sarmiento Angulo, amo y señor que se acostumbró a poner en la Casa de Nari a sus más votados sirvientes. De Botero escribí esta columna el 10 de octubre de 2024, después de aparecer por primera vez en un medio de información dando a conocer sus intenciones de gobernar al país.

Le dije al comerciante que Colombia estaba en mora de hacer una “revolución cultural” como la que hizo China en su momento. Asintió que nos faltaba disciplina, respeto por las normas y los demás; y poner la inventiva y la “malicia” al servicio del bien común. Sin embargo, propuso esta solución: cárcel y bala para ladrones, sicarios y guerrilleros.

Es muy propio de la derecha ofrecer ese tipo de soluciones a los problemas que se viven a diario en la calle: fleteos, raponazos y el sempiterno irrespeto a las autoridades y normas de tránsito. Sus más visibles voceros se cuidan y quizás evitan referirse al problema cultural y civilizatorio de fondo que como sociedad arrastramos desde los inicios de la República.

La Revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo (ALP) y el proyecto progresista en cabeza de Petro no abordaron ese problema, a pesar de sus propósitos de modernización del Estado y de naturalización de las ideas liberales rechazadas y macartizadas por la hegemonía conservadora y la iglesia católica. Los cambios constitucionales y las reformas educativas implementadas por ALP fueron cediendo terreno ante las sempiternas ideas conservadoras, origen de muchas de las taras civilizatorias que como sociedad premoderna exhibimos sin ningún asomo de vergüenza.

Insistir en el imaginario colectivo que señala que “somos así” por culpa del cruce entre españoles, negros e indígenas no solo es determinista, sino que apunta a auto despreciarnos, circunstancia que explica las violencia y el racismo estructural del que habla Eduardo Restrepo y que “se encarna en acciones y omisiones concretas que, derivadas del funcionamiento mismo del sistema institucional, tienen el efecto de reproducir las desigualdades y jerarquías entre individuos y poblaciones racializadas”.

En esa misma línea del auto desprecio, el modelo económico, político y social ofrece todas las garantías para que las taras civilizatorias se reproduzcan, así como el odio ancestral hacia todo lo que huela a izquierda, a negritud, indigenismo, campesinado y pobreza; a mujeres empoderadas capaces de poner en crisis el machismo también estructural desde el que actúan presidentes de la República, de grandes empresas y corporaciones estatales como el Congreso y las altas cortes; y el que está aún presentes en las relaciones cotidianas y familiares.

Da risa y tristeza ver a los candidatos presidenciales de la derecha decir que “van a recuperar a Colombia; que van a reconstruir moral, económica e institucionalmente al país”; cuando lo que realmente les interesa es hacerse nuevamente con la Casa de Nari para las huestes uribizadas, que en sí mismas son el origen de las taras civilizatorias que es urgente superar.  

Igualmente, genera grima e hilaridad ver a los periodistas hegemónicos y a los agentes políticos y empresariales de la derecha espantados por el madrazo que Petro lanzó contra el presidente del Senado, el manzanillo Efraín Cepeda. Ese natural aspaviento les sirve para negar el problema cultural de fondo, del que hacen parte por su mojigatería, hipocresía y puritanismo. Prefieren quedarse en las formas, antes de poner en crisis el tipo de sociedad que coadyuvaron a construir: una en la que pululan los hijos de puta que convirtieron a este paraíso llamado Colombia en un platanal con bandera en el que hacen y deshacen tres o cinco vulgares, oscuros pero perfumados capataces, expresión máxima y semilla de las taras civilizatorias que nos identifican como un pueblo violento, irracional, incivilizado y premoderno. Su avaricia y el ethos mafioso con el que dan rienda suelta a sus incontrolables deseos de concentrar poder y riqueza terminan proscribiendo cualquier posibilidad de cambio e iniciativa cultural que nos lleve como sociedad a mejores estadios civilizatorios. 




petro y el madrazo contra Cepeda - Búsqueda Imágenes


lunes, 21 de octubre de 2024

CINCO PEONZAS DE URIBE SE LANZARON AL AGUA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La vigencia política del expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez es, en sí misma, un fenómeno social, ético-político y moral que da cuenta de la confusión moral y la desviación ética de los sectores societales que tienen al político antioqueño como un referente y un faro a seguir. Su actual condición de acusado en el juicio al que está respondiendo por los delitos de fraude procesal y manipulación de testigos parece haberle devuelto el “teflón” que acompañó a su imagen presidencial durante los dos periodos en los que mandó en Colombia. Ese “polímero sintético” fue expandido por las empresas mediáticas que lo elevaron a la condición de “irremplazable” y asumieron como verdad inobjetable el reconocimiento internacional como el Gran Colombiano.

Dentro del evidente desconcierto moral y la desorientación ética la lealtad política se reconfigura de tal manera que la sumisión y la complicidad aparecen como los más cercanos sinónimos sobre los cuales se soportan las precandidaturas de los congresistas del Centro Democrático (CD), María Fernanda Cabal, Miguel Uribe Turbay (nieto de Turbay Ayala), Andrés Guerra, Paola Valencia (nieta de Guillermo León Valencia ) y Paola Holguín (hija de Frank Holguín, señalado de ser testaferro del criminal Pablo Emilio Escobar Gaviria), sumisos peones de la causa uribista que tiene como objetivo fundamental usar el Estado para conculcar los derechos de los colombianos a la salud y en general a llevar una vida digna.

En medio de la COP16 las precandidaturas de estos 5 peonzas de Uribe Vélez se deben entender como la consolidación de la narrativa negacionista de las pluricrisis que confluyen en lo que se conoce como el cambio climático. A partir de esa negación, la entrega exprés de licencias mineras, el debilitamiento de las instituciones ambientales, la potrerización de las selvas y la imposición del modelo de la gran plantación y por lo tanto la descampenización en la ruralidad devolverán al país a los tiempos de una sostenibilidad funcional a un sistema político interesado en someter y transformar de la manera más violenta a los ecosistemas naturales- históricos. Sin duda alguna, esos son las consignas del proyecto económico que cualquiera de los cinco precandidatos estará en total disposición de ejecutar para cumplirle a Uribe Vélez, convertido de tiempo atrás en el mayor enemigo de la biodiversidad y de la riqueza étnica de Colombia.

Ya veremos si el malhadado barón electoral le da el guiño a uno de sus 5 serviles peones o decide aliarse con los clanes Gnecco y Gilinski para apoyar la aventura electoral de Vicky Dávila de Gnecco. Eso sí, las candidaturas de la “periodista-periodista” y las aspiraciones de los 5 precandidatos se entenderían como el regreso a las circunstancias que rodearon a la administración de Iván Duque Márquez, convertida en un teatrino en el que Uribe fungió como el titiritero y Duque como su marioneta. Ya el país sabe cómo terminó esa maléfica “obra teatral”. También es posible que Uribe Vélez termine por apoyar al empresario Santiago Botero quien ya dijo que admira al político antioqueño. Como dicen por ahí, “se mueve la cosa política". Desde ya, al Patrón lo pusieron a "deshojar la margarita". 



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viernes, 11 de octubre de 2024

EL CNE QUIERE IGUALAR A PETRO CON URIBE VÉLEZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Detrás de la inconstitucional decisión adoptada por el Consejo Nacional Electoral (CNE) estarían los intereses políticos y electorales del expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez y del ya malogrado delfín y eterno candidato presidencial, Germán Vargas Lleras.  La intención de juzgar al presidente Petro tiene la pretensión de ponerlo en la misma condición sub judice que exhibe Uribe Vélez por el caso de manipulación de testigos y fraude procesal en el que está inmerso en calidad de acusado.

Aunque no se puede descartar que les encantaría defenestrarlo de la Casa de Nariño, los tiempos y otras circunstancias políticas no les da para ese innoble propósito político de aquellos sectores de poder empecinados en desacreditar el proyecto político de la izquierda. Así las cosas, la derecha parece contentarse con exponer a Petro en un escenario que, si bien no es judicial, le sirve a la prensa hegemónica para insistir en su proceso de deslegitimación del primer gobierno progresista en Colombia. Y la mejor forma de hacerlo es insistir en poner un manto de duda sobre el origen y los topes de los dineros de la campaña, acercando la campaña Petro presidente a los oscuros casos de Odebrecht y el Ñeñe Hernández, que judicialmente no terminaron bien desde la perspectiva de conocer la verdad de lo ocurrido con la ilegalidad de esas dos fuentes de financiación de las campañas de Santos, Zuluaga y Duque.

Poner a Petro en el mismo nivel de indignidad que arrastra Uribe Vélez buscaría arruinar la imagen positiva que viene consolidando con acciones y decisiones progresistas que terminan exponiendo a la derecha como un sector ideológico y político retardatario y premoderno. La reforma agraria, aunque tímida, y la construcción de una relación respetuosa entre el presidente Petro y las fuerzas armadas son asuntos que ponen en evidencia al proyecto neoliberal uribista con el que se pretendió acabar, de un lado con el campesinado y del otro, afectar la dignidad de policías y militares por cuenta de 20 años de uribismo en los que su carácter público y patriótico se debilitó por cuenta de su “privatización” y la naturalización de un ethos mafioso que permeó a oficiales, suboficiales, soldados, policías y patrulleros. Las sistemáticas purgas del actual gobierno darían cuenta de una degradación moral al interior de la tropa, ocurrida durante los ocho años de Uribe y los cuatro de Duque, especialmente.

De igual manera, las acciones conducentes a proteger los ecosistemas naturales a través de la transición energética y el freno de la deforestación son asumidas por el uribismo como inconvenientes porque sus agentes políticos más visibles y sus patrocinadores le apuestan a explotar sin consideraciones socioambientales y ecológicas los recursos naturales. Recientemente, el empresario uribista Santiago Botero señaló que de llegar a ser presidente de la República extraerá todos los recursos naturales que Dios le dio a Colombia. No se descarta que el uribismo termine apostándole a la candidatura de un empresario no político, dado el desprestigio de la clase política, por cuenta del espejo retrovisor que Petro decidió poner a funcionar como respuesta a una derecha interesada en hacer fracasar a su administración.

Así las cosas, lo del CNE no tiene tanto de “golpe de Estado” o de “golpe blando” como señala el jefe del Estado, pero si tiene, y mucho, de estrategia política, mediática y moral de manchar la imagen de Petro para ponerlo al mismo nivel de indignidad de Uribe. De cara a las elecciones de 2026, la derecha buscará incansablemente poner esa mácula sobre el primer presidente progresista en la Colombia mafiosa, premoderna e incivilizada que hará todo para evitar que Petro se convierta una vez deje la Casa de Nariño en un gran elector como lo fue Uribe en su momento y así darle continuidad a su proyecto ético-político, socioambiental, ecológico y civilizatorio, diametralmente distinto al que defiende la derecha uribizada.

La mejor forma de remplazar las mentiras con las que asustaron a millones de colombianos con aquello de que con Petro “llegaría el comunismo, el castrochavismo, la expropiación o nos volveríamos como Venezuela” es apostarle a desacreditar a Petro interna  y externamente como figura representativa en asuntos como la defensa de los derechos humanos, enfrentar las crisis que confluyen en lo que se conoce como el cambio climático y su pretensión de  transformar a Colombia, llevándola a estadios de modernidad a los que jamás le interesó a la derecha llevarla.



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jueves, 10 de octubre de 2024

SANTIAGO BOTERO, EL MESÍAS MORALIZANTE DE LA DERECHA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El empresario antioqueño, Santiago Botero Jaramillo de manera prematura se lanzó como precandidato presidencial. Y lo hace, justo en medio del agrio enfrentamiento político e ideológico entre el presidente Petro y los magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE) que decidieron investigar al jefe del Estado, violando la integralidad del fuero presidencial.

En La W de Julio Sánchez Cristo le abrieron los micrófonos para que expusiera algunas de sus ideas políticas que, a decir verdad, tienen mucho de lugares comunes y cercanas a las que exponen las candidatas María Fernanda Cabal y Vicky Dávila de Gnecco.

Botero se instala ya como un “nuevo Mesías” de la derecha, tal y como en su momento lo fue Álvaro Uribe Vélez, quien prometió acabar con lafar en cuatro años. Como no pudo acabarlas y someter también a “sus simpatizantes, los "terroristas vestidos de civil" (periodistas y defensores de los derechos humanos)”, entonces compró la reelección. Y como tampoco pudo en 8 años, quiso quedarse otros cuatro años más, pero con ponencia de Humberto Sierra Porto, la Corte Constitucional lo evitó.

Para legitimar su carácter mesiánico, Botero invoca a Dios en un país creyente como Colombia. Esto dijo a la emisora en cuestión: “Hace tres meses pensaba irme de Colombia hacia Estados Unidos para construir patria fuera de mi país. Dios me hizo un llamado para combatir el mal, hoy en día no es la izquierda contra la derecha, quiero que menos colombianos se quieran ir del país”.

Su lectura moralizante de los problemas del país lo ubican entonces como un “salvador”, lo que supone que actuará “con mano dura contra los malos”. Al ubicarse en un plano moral superior, el empresario, de llegar a ser presidente de la República, estaría muy cercano a regresarnos a los tiempos de la Seguridad Democrática de Uribe e incluso al Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala. Ya el país sabe que la aplicación de esas dos políticas de seguridad, basadas en la extensión del principio del enemigo interno a todo lo que oliera a izquierda, terminaron con la sistemática violación de los derechos humanos. 

Botero exhibe un perfil guerrerista, muy propio de la línea uribista. Dijo a La FM que invitaría al exgeneral Zapateiro para que fuese su ministro de Defensa. Sin duda alguna existe una afinidad muy grande con la seguridad democrática de Uribe y las maneras de "mandar" en el país. Esa alianza con el exgeneral ajúa, da miedo. 

Reducir los complejos problemas que afronta la sociedad Colombia a un asunto moral entre Buenos y Malos constituye un riesgo absoluto para la democracia, en particular para quienes piensan y actúan diferente e incluso se oponen a quienes desde los privilegios e instalados en la cultura dominante se asumen como “perfectos, los elegidos y los únicos capaces de sacar adelante al país”.

Parece olvidar el señor Botero que los problemas del país en buena medida están atados a las dinámicas y lógicas de un sistema cultural y político en el que se naturalizó un ethos mafioso del que se desprenden distintas formas de violencia y procesos de anomia social.

Aunque dijo que jamás hizo política de la mano de Uribe, su discurso se parece mucho. Dice Botero “no sé si voy a ganar o no, pero estoy dispuesto a sacrificar todo por mi país. Hoy nos sentimos más encarcelados que antes y quiero buscar la libertad para los colombianos”.

En términos de Uribe, el empresario paisa estaría dispuesto a “hacerse moler” tal y como lo prometió en el punto 98 de los 100 puntos del Manifiesto Democrático en el que se lee el entonces Mesías antioqueño: “Me haré moler para cumplirle a Colombia. En mis manos no se defraudará la democracia. Insistiré que el País necesita líneas estratégicas de continuidad…por eso propongo un Gobierno de Unidad Nacional para rescatar la civilidad”.

Al insistir en su discurso moralizante (que termina siendo estigmatizante), Botero asegura que está dispuesto a gobernar de la mano de Uribe, catalogado por el empresario como una persona “buena”. Desecha por completo que el expresidente y expresidiario afronta hoy un juicio por fraude procesal y manipulación de testigos. “Precisamente, sobre una posible participación de Álvaro Uribe en su campaña presidencial, le abrió las puertas a la posibilidad. “Completamente. En mi campaña estarán personas buenas y él se ha ganado el espacio. Yo quiero solamente a los buenos y no a los malos”.

Como el “nuevo Mesías” de la derecha, Botero asegura que gobernaría con total independencia en un país en el que todos los presidentes llegan empeñados a la Casa de Nariño por cuenta del apoyo de contratistas y familias ricas dispuestas a sacar provecho de las millonarias inversiones en el negocio de la política. A pesar de ello, el país cuenta hoy con un presidente que le apunta a hacer una reforma agraria integral y a beneficiar a quienes históricamente la derecha los han mantenido en la miseria y en condiciones ignominiosas. 

 Y para entender que su aparición en La W no es fortuita, esto dijo al magazín: “No le voy a vender el alma a nadie, quiero que esto sea muy transparente y nunca vamos a estar en la situación en la que está el presidente (Petro)”.

Muy seguramente otros medios, incluida La W, empezarán a presentar a Botero como un “outsider” de la política. De esa manera, el abanico de candidatos de la derecha se amplía. A lo mejor Botero terminará siendo el ungido del expresidente Uribe porque todo el país sabe que el exmandatario no confía en María Fernanda Cabal y mucho menos en Vicky Dávila de Gnecco por ser mujeres. 

En términos socioambientales y ecológicos, Botero sigue la misma línea extractiva de Uribe. No solo aprobaría el fracking en el país, sino que muy seguramente continuaría con la potrerización de las selvas, la defaunación y deforestación. Dijo a la emisora que se dedicaría a explotar todos los recursos que Dios le dio al país. Otro negacionista del cambio climático. 




SANTIAGO BOTERO QUIERE SER PRESIDENTE PORQUE DIOS LE HABLÓ - Búsqueda Imágenes (bing.com)

LA IMPERFECTA PAZ EN GAZA

  Por Germán Ayala Osorio   El intercambio de rehenes y prisioneros entre Israel y Hamas es un alivio para las familias de los israelí...