Por Germán Ayala Osorio
Juan Gerardo Antonio Guaidó Márquez
y Edmundo González Urrutia tienen asuntos en común y enormes diferencias.
Comparten el desprestigio de la derecha venezolana que por años despreció a los
más vulnerables y desposeídos venezolanos, los mismos cuyas vidas quiso
reivindicar el entonces coronel Hugo Rafael Chávez Frías desde una perspectiva
étnica sobre la que basó su proyecto socialista y populista. Ambos están inmersos en la lucha política del
sector de poder que representan por recuperar los privilegios de clase que
facilita hacer parte de un Estado con reservas de petróleo y gas que, a pesar
de los procesos de transición energética que ya caminan por el planeta, aún resultan
atractivos para potencias como Rusia y China.
Las diferencias también son notables.
Guaidó fue una invención mediática y política que al final lo convirtió en el
hazmerreír de una parte del mundo que vio con sorpresa que países como Colombia
lo recibieron con honores militares y alfombra roja bajo una particular
condición de “presidente” (interino) sin mando de tropa, sin ministros y sin
territorio donde gobernar. Guaidó vivió
varios años en Narnia, ese reino imaginario en el que fue el líder de un pueblo
inexistente.
Mientras que González ostenta un
triunfo electoral y político reconocido y legitimado por el Centro Carter y varios
gobiernos de América y del mundo, Guaidó Márquez se paseó por varias naciones de
la mano de una proclamación salerosa que sin embargo sirvió para unir a una
parte de la derecha internacional en su objetivo de sacar del poder a Nicolás
Maduro Moros, heredero y sepulturero del proyecto socialista de Chávez.
Mientras que Guaidó Márquez está
en el anonimato y goza del retiro en Miami, González Urrutia intentará este 10
de enero proclamarse presidente de la República Bolivariana de Venezuela. En su
periplo por España y Argentina, dejó claro que está decidido a todo. “Vamos
a lograr la recuperación de nuestra Venezuela” dijo González a W
radio, medio colombiano de derecha interesado en el derrocamiento del régimen
de Nicolás Maduro Moros. La sentencia de González es la misma que varios
políticos de la derecha
colombiana vienen expresando desde el 7 de agosto de 2022 cuando asumió el
control de la Casa de Nariño el primer presidente progresista en la historia
del país. Se trata, sin duda alguna, de locuciones que devienen con un carácter
clasista y sectorial.
Antes de Guaidó y González participaron
del mismo proyecto Lilian Tintori y su esposo Leopoldo López, Antonio José Ledezma
y Henrique Capriles, entonces opositores al régimen chavista. Todos han quedado
en el camino gracias al férreo apoyo de los militares a la figura de Maduro
Moros. Ahora lideran la dura batalla de “recuperar a Venezuela” María Corina
Machado, lideresa que, al no poder ser candidata presidencial por decisión
caprichosa e ilegítima del gobierno Maduro, quiere gobernar en las “carnitas y
huesitos” de Edmundo González. Sin carisma y diezmado físicamente, la derecha
venezolana sueña con volver al poder con González Urrutia.
Lo triste para Venezuela es que
ninguno de los bandos en disputa tiene un proyecto político diseñado para convertir
al vecino país en una potencia económica. Si nada extraordinario sucede este 10
de enero, lo más probable es que Maduro Moros se posesione para estar en
Miraflores seis años más. El error que cometieron Capriles, Ledezma, López y su
esposa, María Corina Machado y González Urrutia y los más visibles miembros del
régimen chavista es que convirtieron a Venezuela en un comodín político de varios
países del primer mundo interesados únicamente en sacar provecho de las riquezas
del subsuelo y de sus reservas internacionales.
edmundo gonzalez vamos a recuperar a venezuela - Búsqueda Imágenes
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