lunes, 29 de julio de 2024

MADURO MOROS Y EL GUIÓN CHAVISTA

 

Por GERMÁN AYALA OSORIO 

El resultado electoral en Venezuela hace parte de un guión que el régimen lleva aplicando 25 años. Y les funcionó nuevamente. Bajo ese esquema, siempre dejaron ver un profundo desprecio por la democracia liberal, las relaciones internacionales y la diplomacia, la legitimidad, en particular por la exigida por USA a quien siguen viendo como el "imperio" y la legalidad cuando esta se convierte en un problema para la continuidad de la "revolución bolivariana". Resulta muy llamativo que Maduro, Cabello y el presidente del Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso, siempre llevan en sus manos la constitución de Venezuela en versión bolsillo. ¿Será acaso porque es casi imposible leerla por la letra tan pequeña o quizás por lo fácil que resulta llevarla-manosearla- en las bolchacas rojas?

Maduro y Diosdado Cabello hablan de democracia popular, anclada a la idea de un pueblo sometido a las presiones de ese gran empleador que se llama Estado.  Desde ahí lograron construir una ciudadanía agradecida  y obediente que prefiere estar sometida a presiones y amenazas,  que darse la oportunidad de pensar y cuestionar lo que han hecho en 25 años de "revolución". Hay hechos tozudos que no permiten hacer una evaluación positiva, como los más de 6 millones de venezolanos que deambulan por toda América y que creyeron, con el concurso de los medios masivos de la derecha, que esta vez sí sacarían de Miraflores al fatuo del Nicolás Maduro Moros. 

En cuanto al modelo estatista que opera en Venezuela, al que llaman socialismo del siglo XXI, sigue al pie de la letra el viejo esquema de la antigua URSS: un solo partido, nula separación de poderes, control ideológico y educativo del Estado que termina en adoctrinamiento en escuelas y colegios y persecución a los críticos, a los que califican como traidores. Los colectivos chavistas son una especie de policía política popular de hombres pobres que persiguen a mujeres y hombres pobres.

Tomaron distancia de los yanquis, pero se acercan como corderos a China y a Rusia, potencias militares y económicas poco o nada interesadas en sacar adelante a Venezuela, convirtiéndola en un milagro económico. Lo que hizo Maduro, en particular, fue cambiar de "patrón". Cuando el petróleo se puso a 100 dólares el barril, en lugar de invertir para convertir a Venezuela en una potencia exportadora de bienes y servicios, "invirtieron" millones y millones de dólares en países como Cuba y Nicaragua: se malgastaron una fortuna en propaganda y en comprar simpatías políticas de repúblicas bananeras. 

Al contar con el respaldo de la China comunista (más bien se trata de un socialismo de mercado) y Rusia, cualquier exigencia de legitimidad y legalidad por parte de los Estados Unidos al proceso electoral vivido,  les parece a Maduro y su combo, un mal chiste. La reacción de retirar embajadores y romper relaciones con  varios países de América del sur hace parte del juego: declararse perseguidos por la derecha internacional. Y sí, hay mucho de eso, pero también hay responsabilidades internas que aunque no estén dispuestos a asumir, estarán ahí presentes para el juicio de la historia.  

La derecha venezolana deberá asumir la responsabilidad de haber permitido la irrupción de Hugo Rafael Chávez Frías. El entonces coronel es respuesta a la avaricia, a la torpeza y al ethos mafioso que esa élite "blanca" representada por Capriles, María Corina Machado, Juan Guaidó y Leopoldo López y su esposa, Lilian Tintori, instaló en la Venezuela de los años 80 y 90. La presidencia interina de Guaidó costó millones de dólares que bien pudieron invertir en trabajos comunitarios contra "revolucionarios". 

Van 25 años. De no ocurrir nada extraordinario, como un golpe militar o una incursión americana, el régimen seguirá consolidándose porque tienen petróleo y gas, factores con los que se dan el lujo de "burlarse" de los Estados Unidos con el tratado de Barbados. El juego de las sanciones y el retiro temporal de las mismas, continuará. Eso también hace parte del guión de una película en la que USA representa a los "malos" y Venezuela, es su víctima. Rusia y China seguirán con el papel de "enemigos" de los americanos. Estos últimos, tratando de jugar una renovada "guerra fría". 


Imagen tomada de Infobae.


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