martes, 30 de julio de 2024

PRIMERA LÍNEA, VENEZUELA Y LA DERECHA COLOMBIANA

 

Por Germán Ayala Osorio


Lo sucedido en Venezuela da para todo. Por ejemplo, para dejar ver la coherencia moral y política de la derecha colombiana, golpeada de manera directa por el "triunfo" de Maduro Moros. 

Ahora que la Oposición venezolana hace ingentes esfuerzos para sacar al pueblo a las calles para rechazar el fraude electoral, periodistas y políticos colombianos ven con buenos ojos que se organice la "Primera Línea" en las protestas callejeras en Caracas y otras ciudades del vecino país. A sus miembros los alientan desde perfumadas oficinas y climatizadas salas de redacción de magacines e informativos como Blu Radio y la FM: los llaman "héroes y patriotas" que sabrán cumplir con el objetivo de sacar de Miraflores a Nicolás Maduro Moros. 

Convertidos los hechos electorales acaecidos en Venezuela en un asunto interno de Colombia, periodistas, expresidentes y otros agentes sociales aplauden las movilizaciones en Venezuela. Eso sí, no se atreven a decir que lo hagan "juiciosos por los andenes para no afectar la movilidad y la economía". "Nada de bloquear avenidas y calles". Como tampoco se atreverán a decir que "si van a protestar, que por favor  lo hagan desde sus casas", como propuso la congresista de ultraderecha, María Fernanda Cabal en los tiempos de las movilizaciones sociales en Colombia. No. Lo que realmente esperan es que haya saqueos, muertos, desaparecidos y ojalá, que todo termine en una guerra civil. 

Recordarán las y los lectores de esta columna que con las anteriores consignas los periodistas y expresidentes, entre otros agentes de la derecha colombiana que hoy apoyan las movilizaciones en la patria bolivariana, intentaron quitarle legitimidad al estallido social en Colombia. A los miembros de la Primera Línea los calificaron de "terroristas, vándalos y hordas de salvajes". Muchos fueron judicializados bajo el delito de "terrorismo urbano" por la fiscalía de Francisco Barbosa. 

Y todo lo anterior se explica porque es muy fácil olvidar aquello del contexto y sus circunstancias cuando se hacen lecturas parcializadas e interesadas de esos hechos y de particulares coyunturas. En el fondo, quienes fustigaron las movilizaciones en Colombia en el marco del llamado estallido social lo hicieron desde la naturalizada legitimidad que le reconocen al Estado como forma de dominación. Poco les importó que ese mismo Estado haya asesinado a 6402 jóvenes pobres, arrastre fama de maltratador y sea también un agente desplazador. 

Eso sí, al tratarse del Estado venezolano, entonces ahí sí la legitimidad no viene dada de forma natural. No. Esa legitimidad hace rato la perdió el Estado bolivariano, a juicio de la derecha colombiana, por cuenta de la dictadura chavista que lleva 25 años y por lo menos 30 jornadas electorales. 

Dado lo anterior, las lecturas acomodaticias de los hechos acaecidos tanto en Colombia como en Venezuela suelen dejar ver y hacer caer a muchos en contradicciones conceptuales, morales y políticas. Insisto en que los contextos resultan definitivos al momento de querer ofrecer respaldos a causas sociales, políticas e ideológicas aparentemente cercanas.  

Por ahora, la Blu radio, la FM y Caracol estarán entretenidos con lo que vaya ocurriendo en Venezuela. Si nada extraordinario sucede, tendrán tema para debatir, opinar y alentar luchas intestinas en Venezuela, hasta enero de 2025, cuando finalmente asuma como presidente reelecto Nicolás Maduro Moros. Es poco probable, pero no imposible, ver a Edmundo González Urrutia asumir la jefatura del Estado, mientras tras bambalinas María Corina Machado se alistará a mover los hilos del poder. 


Adenda: el silencio de Petro ante los hechos acaecidos en el vecino país bien se pueden explicar desde la mesura y el interés de no afectar las economías, legales e ilegales, que se mueven en la extensa frontera entre Venezuela y Colombia. No creo que se trate de un silencio por  simpatías ideológicas y políticas. Es posible pensar también que Petro esté guardando prudencia por petición de Washington. Incluso, de tornarse aún más difícil la situación internacional y local para el régimen de Maduro, es probable que Petro juegue un papel clave en la salida del poder Maduro Moros e incluso, en la suerte que podrían correr una vez abandone Miraflores y territorio venezolano. Es probable que los diálogos de paz con el ELN estén detrás de la prudencia del gobierno frente al espinoso asunto. Mientras tanto, da risa el desespero que expresan los periodistas estafetas de la derecha colombiana, por el silencio del presidente Petro. La declaración del Canciller estuvo ajustada a los cánones de la diplomacia. 








1 comentario:

  1. Primera línea de los hijos de bien de Venezuela!!! Que vivan los ricos de bien

    ResponderEliminar

PERIODISMO EN COLOMBIA: ENTRE “VIEJAS” Y “NUEVAS” BODEGAS

    Por Germán Ayala Osorio   Dos hechos sociopolíticos y comunicativos sirvieron para poner en crisis la hegemonía mediática en Colom...