Por Germán Ayala Osorio
La misiva que Otty Patiño Hormaza les envió a los miembros
del Comando Central del ELN es en sí misma una bofetada y una amable invitación
a los comandantes elenos para que revisen su doctrina y el proyecto
revolucionario que da vida al mesiánico nombre de Ejército de Liberación Nacional
que dicen y creen orientar.
Siguen con la tonta
idea de que, con 3.500 hombres en armas, sin aviación y con un nulo respaldo
popular van a “liberar” a los colombianos del yugo capitalista.
En su viaje al pasado, Patiño Hormaza recordó a Camilo
Torres, el cura que con su Amor eficaz quiso reivindicar la condición humana y
en particular, orientar una transformación social, cultural e institucional que
jamás ocurrió en Colombia, de allí que como nación estemos condenados a vivir
en medio de múltiples violencias que ya no tiene mayor sentido continuar atándolas
a esa realidad que acompañó por años al concepto de conflicto armado interno. En
la carta, el Comisionado de Paz les recuerda que “la historia de la lucha
por el cambio en Colombia es una lucha más amplia de la que predican
ustedes. El mejor homenaje a Camilo debería ser una profunda
reflexión sobre su legado. No reducirlo a ser el ícono de una
organización, no ponerlo en el altar del martirologio, no culpar al Ejército
Nacional…”
Patiño Hormaza parece olvidar los negativos efectos que dejan
60 años de una lucha con pírricas victorias militares, pero con evidentes
derrotas políticas; después de seis décadas, ya se evidencian fracturas y posiblemente
se dé una “implosión ideológica” propiciada por la militancia de jóvenes que
jamás leerán y entenderán a Marx y a Engels, porque lo único que les interesa es
“traquetiar” y ser los putos amos en los territorios en los que hacen
presencia. El caso de los “Comuneros del Sur” es la prueba irrefutable de que
el proceso de resquebrajamiento de la unidad política ya empezó.
En su epístola, Otty Patiño sugiere entre líneas que el haber
llegado a la Casa de Nariño, Gustavo Petro, el exguerrillero del M-19, era
suficiente razón y circunstancia para que el ELN diera el paso que dieron las
entonces Farc-Ep: desmovilizarse y reincorporarse a la vida social, política y
económica del país. O quizás fue Petro quien imaginó que su pasado
revolucionario sería suficiente motivación para que los señores del Coce dieran
la orden a sus frentes de acogerse a la negociación política planteada por el
excompañero de luchas. Recordemos que el Petro candidato dijo que “a los
tres meses de ser presidente se acaba el ELN en Colombia porque se hará la paz”.
De cualquier modo, a los vetustos comandantes del ELN solo
les sirve el viejo modelo socialista de la antigua URSS. O el “modelo” venezolano,
una mezcla entre el socialismo del siglo XXI, la lucha antiyanqui y la operación
mafiosa de un régimen militarista. La “izquierda” que representa Petro no les sirve,
pues siguen soñando con llegar a Bogotá, barbudos y sucios, cantando la versión
elena de la canción Y en eso llegó Fidel. Se escucharía, muy seguramente,
a ritmo de reguetón mezclado con corridos mexicanos.
En este 2025 vence el plazo para firmar la paz. Por supuesto
que no firmarán ningún armisticio con el Estado colombiano porque Antonio García
y Pablo Beltrán son un par de cuchos mesiánicos y anacrónicos que dedicaron su
vida a una causa perdida: la guerra.
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