jueves, 16 de enero de 2025

OTTY PATIÑO Y LA CARTA AL ELN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La misiva que Otty Patiño Hormaza les envió a los miembros del Comando Central del ELN es en sí misma una bofetada y una amable invitación a los comandantes elenos para que revisen su doctrina y el proyecto revolucionario que da vida al mesiánico nombre de Ejército de Liberación Nacional que dicen y creen orientar.

 Siguen con la tonta idea de que, con 3.500 hombres en armas, sin aviación y con un nulo respaldo popular van a “liberar” a los colombianos del yugo capitalista.

En su viaje al pasado, Patiño Hormaza recordó a Camilo Torres, el cura que con su Amor eficaz quiso reivindicar la condición humana y en particular, orientar una transformación social, cultural e institucional que jamás ocurrió en Colombia, de allí que como nación estemos condenados a vivir en medio de múltiples violencias que ya no tiene mayor sentido continuar atándolas a esa realidad que acompañó por años al concepto de conflicto armado interno. En la carta, el Comisionado de Paz les recuerda que “la historia de la lucha por el cambio en Colombia es una lucha más amplia de la que predican ustedes. El mejor homenaje a Camilo debería ser una profunda reflexión sobre su legado. No reducirlo a ser el ícono de una organización, no ponerlo en el altar del martirologio, no culpar al Ejército Nacional…”

Patiño Hormaza parece olvidar los negativos efectos que dejan 60 años de una lucha con pírricas victorias militares, pero con evidentes derrotas políticas; después de seis décadas, ya se evidencian fracturas y posiblemente se dé una “implosión ideológica” propiciada por la militancia de jóvenes que jamás leerán y entenderán a Marx y a Engels, porque lo único que les interesa es “traquetiar” y ser los putos amos en los territorios en los que hacen presencia. El caso de los “Comuneros del Sur” es la prueba irrefutable de que el proceso de resquebrajamiento de la unidad política ya empezó.

En su epístola, Otty Patiño sugiere entre líneas que el haber llegado a la Casa de Nariño, Gustavo Petro, el exguerrillero del M-19, era suficiente razón y circunstancia para que el ELN diera el paso que dieron las entonces Farc-Ep: desmovilizarse y reincorporarse a la vida social, política y económica del país. O quizás fue Petro quien imaginó que su pasado revolucionario sería suficiente motivación para que los señores del Coce dieran la orden a sus frentes de acogerse a la negociación política planteada por el excompañero de luchas. Recordemos que el Petro candidato dijo que “a los tres meses de ser presidente se acaba el ELN en Colombia porque se hará la paz”.

De cualquier modo, a los vetustos comandantes del ELN solo les sirve el viejo modelo socialista de la antigua URSS. O el “modelo” venezolano, una mezcla entre el socialismo del siglo XXI, la lucha antiyanqui y la operación mafiosa de un régimen militarista. La “izquierda” que representa Petro no les sirve, pues siguen soñando con llegar a Bogotá, barbudos y sucios, cantando la versión elena de la canción Y en eso llegó Fidel. Se escucharía, muy seguramente, a ritmo de reguetón mezclado con corridos mexicanos.

En este 2025 vence el plazo para firmar la paz. Por supuesto que no firmarán ningún armisticio con el Estado colombiano porque Antonio García y Pablo Beltrán son un par de cuchos mesiánicos y anacrónicos que dedicaron su vida a una causa perdida: la guerra.  

 


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