Por Germán Ayala Osorio
De la congregación de empresas mediáticas que optaron por atacar en gavilla al gobierno Petro a través del registro de mentiras y lecturas amañadas de los hechos, el diario El Espectador se habría mantenido al margen. Por lo menos así lo creí durante estos dos años en el que esa peligrosa cofradía viene operando con fines políticos, siguiendo instrucciones de sus propietarios perfectamente alineadas con los intereses de los más visibles politicastros del país político.
Bastan dos
recientes registros periodísticos para que el giro editorial del diario bogotano
se hiciera evidente: el primero es la extensa entrevista al presidente del CNE,
Álvaro Hernán Prada, quien ya fue llamado a juicio por la Corte Suprema de Justicia
por el delito de manipulación de testigos. Se trata del mismo proceso penal en
el que están involucrados el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez y
el aboganster Diego Cadena. Y el segundo, la nota sobre el incremento del 5,36%
que autorizó el gobierno al dinero que el Estado le gira a las EPS para cada
uno de sus afiliados (UPC).
El titular de la
entrevista que concedió el presidente del CNE resulta tendencioso y
malintencionado por la condición sub judice de Prada y por tratarse de
un probado enemigo político del jefe del Estado. “Los señalamientos de Petro
generan un clima de desconfianza inconveniente”: Prada. Se trata, además,
de un titular que guarda la intención de limpiarle el nombre y la oscura imagen
del funcionario uribista que cumple las órdenes de su patrón, Álvaro Uribe Vélez.
A pesar de que
el entrevistador le hizo la pregunta obligatoria que todos esperábamos que le
hiciera, Prada la no respondió como se esperaba y mucho menos el periodista le
insistió para que la respondiera. ¿Qué responde a los señalamientos que le
hacen desde el Pacto Histórico de no ser un investigador neutral al tener
vínculos con el Centro Democrático y estar vinculado en el caso del
expresidente Uribe por supuesta compra de testigos? La respuesta del presidente
del CNE constituye una burla. De esta manera se mofó del diario, del periodista
y de los lectores: “El CNE es la máxima autoridad electoral de Colombia, nuestro
propósito es dar garantías de imparcialidad a todos los colombianos, la
labor que tenemos no es perseguir a nadie, sino cumplir con el propósito de
blindar el sistema electoral”.
El valor
periodístico de lo que pueda decir el entrevistado y su legitimidad quedan en entredicho
justamente porque Prada está llamado a juicio por graves delitos, circunstancia
legal que debería de ser suficiente razón para evitar ser entrevistado por
cuanto al hacerlo el diario entra en el juego político de la oposición y termina
lavándole la cara al consumado politicastro.
El otro hecho y
nota periodística tiene que ver, como se indicó al principio, con el aumento de
la UPC y las reacciones de algunos de los agentes que hacen parte del sistema
de salud. Así reacciona el mundo de la salud al aumento de la UPC decretado
por el Gobierno es un titular “limpio”, esto es, no tendencioso que hace
pensar al lector que se leerá un texto equilibrado. Pero no es así. Todas las
voces consultadas están en desacuerdo con el alza del 5, 36% y dan por sentado
que habrá una catástrofe en la prestación de los servicios de salud. ¿Por qué
no se consultó a la presidente de la Federación Médica Colombiana? Y lo más
importante: ¿Por qué no se hizo mención, a manera de crítica, a los hechos de
corrupción de varias EPS que gastaron a manos llenas en la construcción de sus
propias clínicas, en patrocinar campañas políticas, pautar en medios masivos y gastar
millonarias sumas en actividades ajenas a la prestación de los servicios de
salud? La Contraloría
General de la República encontró “pagos de viajes, clases de yoga,
vales de gasolina, anticipos de viajes, y bonos de regalos,
hacen parte de los hallazgos de la entidad en las 24 EPS auditadas. Al parecer,
utilizaron indebidamente $6 billones que estaban destinados para la Unidad de
Pago por Capitación (UPC) en 2020”.
Así entonces, El Espectador ya hace parte de la hermandad mediática que le hace oposición política al gobierno Petro, como jamás se había visto en el país en la historia reciente del periodismo. De esa perversa unión hacen parte Semana, El País de Cali, El Colombiano; los canales de televisión RCN y Caracol con sus noticieros y programas de humor, así como Blu radio, La FM y La W. Es una verdadera lástima que el diario El Espectador haya entrado en ese juego político que le resta legitimidad y credibilidad al periodismo colombiano. El "fuera Petro" parece una consigna que no molesta en las salas de redacción de los señalados medios.
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