lunes, 24 de junio de 2024

OTTY PATIÑO Y LA MUERTE DE HERMES GUERRERO

Por GERMÁN AYALA OSORIO

Dos golpes contundentes recibieron en las últimas horas las disidencias de Iván Mordisco y la Segunda Marquetalia. De la estructura del primero, conocida como EMC (Estado Mayor Central) fue abatido por miembros de las Fuerzas Especiales del Ejército nacional, alias Fito, mientras que del grupo que lidera Iván Márquez, cayó Hermes Guerrero. Entre los dos abatimientos hay diferencias sustanciales:  contra la organización que lidera Iván Mordisco se dispuso, por orden presidencial, de una fuerte contra ofensiva militar como respuesta a los últimos ataques terroristas y dinamiteros perpetrados en Jamundí y Robles(Valle del Cauca) y Timba (Cauca), así como en Taminango (Nariño), mientras que con los "marquetalianos", se inauguró recién la mesa de diálogo con miras a buscar una salida política negociada de quienes abandonaron el proceso de paz de La Habana, por los hechos que tienen que ver con los entrampamientos organizados por la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez Neira. 

Lo llamativo del asunto no está en los perfiles de los delincuentes "dados de baja", sino en la reacción del alto comisionado de paz, Otty Patiño ante la muerte de Hermes Guerrero. Patiño lamentó así el hecho político-militar: "Lamentar profundamente los acontecimientos de ayer, acontecimientos que no pueden llamarse incidentes porque es volverlos leves e insignificantes. Es algo fatídico y hemos maltratado la confianza que hemos ido creando desde febrero con la Segunda Marquetalia. Quiero darle un abrazo muy sincero por la capacidad de superar las crisis. Reciba mi abrazo de condolencia y confianza porque superada esta situación podremos avanzar con pie firme y mayor entendimiento".

La reacción de Patiño se entiende en el marco de las buenas intenciones y si se quiere de la diplomacia que surge cuando se emprenden procesos de negociación política entre el Estado y las "guerrillas". Eso sí, lo expresado por el alto comisionado de paz lo considero exagerado en la medida en que las operaciones militares vienen legitimadas por el clamor de los colombianos que sufren por la presencia de esos grupos al margen de la ley que imponen sus condiciones en zonas rurales en las que históricamente el Estado jamás se consolidó como un orden legítimo. 

Expresar las condolencias por la muerte de Hermes Guerrero, en un ambiente político e ideológico caldeado como el que atraviesa el país desde el 7 de agosto de 2022, constituye un desafío moral y ético-político. Patiño se sobreactuó en esta oportunidad. No importa si los militares usaron información privilegiada para dar el golpe. Así es la guerra. Señalar a los militares como enemigos del proceso resulta peligroso, aunque no se puede ocultar que históricamente siempre actuaron como una rueda suelta en los procesos de paz adelantados. 

Hay que recordarle a Otty Patiño que durante las negociaciones de paz entre el Estado y las entonces Farc-Ep en Cuba, fue abatido Alfonso Cano. Las condiciones en las fue ultimado el líder fariano y el deceso mismo no pusieron en vilo las conversaciones de paz. El país no olvida que Cano fue abatido en condiciones de indefensión. Por el contrario, se continuó adelante pues se consideró que el operativo hacía parte de las confrontaciones militares que se llevaban a cabo, pues no se había pactado aún un cese bilateral del fuego. 

Calificar como "fatídico" el suceso y de "maltratar la confianza" tiene un efecto político-mediático que Patiño pudo evitar, matizando su reacción: de inmediato, lo dicho por el alto comisionado de paz fue usado por la Oposición como arma ideológica para tratar de indisponer a los militares que desarrollan las operaciones, con el gobierno nacional. Parece olvidar Otty Patiño que una buena parte de la sociedad colombiana sigue sin aceptar que hoy el presidente de la República es un exguerrillero. Es más, al compartir Patiño su pasado en armas con Petro, su reacción va a servir para que los enemigos del gobierno insistan en la narrativa que señala que el jefe del Estado está "debilitando la moral de la tropa con la salida de más de 65 generales y que tiene amarrados a los militares".

Si de verdad la Segunda Marquetalia tiene voluntad de paz, la muerte de Guerrero debe asumirse como parte de la naturaleza de un conflicto armado en el que cada bando está dispuesto a asestarle golpes contundentes a su contraparte. El ambiente de confianza se consolidará cuando en la mesa se pacte el cese bilateral de hostilidades y se dé inicio a las negociaciones de una agenda que no puede ser distinta a la que en el pasado reciente Iván Márquez aceptó cuando hizo parte de la delegación de paz de las Farc-Ep que firmaron el armisticio en Cuba. 

Si, se perdió una vida y eso es lamentable, pero a diario perecen soldados, policías y civiles, hechos que Patiño tendría que haber lamentado de igual manera como hoy lo hizo con la muerte de Hermes Guerrero. 



Imagen tomada de W radio. 


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