Por Germán Ayala Osorio
A los políticos se les suele exigir coherencia entre lo que piensan y lo que hacen y a que asuman las responsabilidades políticas cuando haya lugar a ello. Pues bien, ahora que se conoció la sentencia de 64 meses de prisión contra Rodolfo Hernández Suárez, excandidato presidencial de la derecha uribizada en el 2022, en la red social X se les está exigiendo a la congresista María Fernanda Cabal, al exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, al alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez; a la ciudadana colombo-francesa, Ingrid Betancur, a los hermanos Galán y al propio expresidente Álvaro Uribe Vélez, entre otros más, que digan algo frente al hecho judicial que confronta la coherencia de estos políticos que apoyaron y votaron por Hernández, convencidos de que una vez en la presidencia, daría las directrices para luchar contra la corrupción público-privada.
La misma exigencia se extiende a los más de 10 millones de colombianos que votaron por Hernández creyendo que iba a luchar contra la corrupción o porque los sedujo su lenguaje procaz, su ingenuidad, o quizás el ser un viejo putero; muchos votaron por Hernández porque en sus tik tok se mostraba como una candidato "fresco", cercano a los jóvenes y alejado de la capacidad oratoria y discursiva de su oponente, Gustavo Petro. Poco les importó a quienes votaron por Hernández Suárez su negativa de enfrentar al exalcalde de Bogotá en debates televisados, porque sabía que el ingeniero era y es un hombre poco leído. Mejor dicho, un viejo dicharachero y vulgar.
Recordemos que el expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe lo llamó "incorruptible" y que la senadora Cabal elogió su compromiso de luchar contra el ethos mafioso que se naturalizó en el país desde el 2002. La misma defensa hizo Sergio Fajardo. Estos tres representantes de la ultraderecha deberían de responder cuáles fueron las reales razones que los llevó a votar por el octogenario candidato.
Así entonces, la lectura del fallo condenatorio contra Rodolfo Hernández- ya el sentido se había dado a conocer el 14 de marzo- sirve de razón moral para exigirles coherencia, pero sobre todo, que asuman la responsabilidad política que les corresponde por haber apoyado al exalcalde de Bucaramanga sobre quien, al momento de ser candidato presidencial ya estaba ad portas de ser llamado a juicio por los hechos que hoy, en primera instancia, un juez lo condenó a 5 años de prisión.
La sentencia proferida por el operador judicial no solo sirve para exponer la incoherencia política de sus reconocidos patrocinadores y amigos de campaña, sino la nula responsabilidad política, pues ninguno ha salido públicamente a explicar por qué apoyaron a Hernández a sabiendas de que tenía esa cuenta pendiente con la justicia, la misma que de haber sido elegido presidente de la República, se habría "congelado" en el tiempo, justamente por la dignidad presidencial. Como mínimo, se espera que lo llamen en señal de apoyo por las dificultades que representa el estar condenado a 64 meses de prisión (muy seguramente, por la enfermedad y la edad, el juez le dará la casa por cárcel)
El fallo condenatorio también sirve para dejar claro que no era la lucha contra la corrupción que prometía Hernández de manera cínica y desvergonzada lo que atrajo y sedujo a los políticos señalados arriba. No. Realmente se montaron en la "rodolfoneta" porque querían convertir al entonces candidato presidencial en su monigote, pues usarían sus líos judiciales y su ignorancia acerca de cómo funciona el Estado, para manipularlo y manejarlo como hicieron en el pasado con Iván Duque, el presidente-títere del uribismo 2018-2022).
Si la señora Cabal se refirió al entonces presidente Duque como "gordo marica", me imagino que de haber sido presidente Rodolfo Hernández, la misma senadora habría dicho "viejo marica", ante lo desastroso que hubiese resultado su administración.
La derecha sabe que se equivocó poniendo al incapaz de Iván Duque en la Casa de Nari. Con todo y los problemas y conflictos que generó y dejó Duque Márquez, sus más fieros representantes siguieron por las mismas al querer llevar a Hernández al Solio de Bolívar. Lo peor de todo es que para el 2026 no tienen un o una candidata presidencial con el carisma, la inteligencia y el conocimiento de cómo opera el Estado que seduzca a quienes en el 2022 votaron por Gustavo Petro.
Imagen tomada de la red X, cuenta de Daniel Bejarano.
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