martes, 21 de mayo de 2024

URIBE INCITA A UN GOLPE MILITAR

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Ante estudiantes de la universidad de la Sabana de Bogotá, el expresidente Álvaro Uribe Vélez invitó a los comandantes de las fuerzas armadas a desconocer la autoridad de su comandante en jefe, el presidente de la República, Gustavo Petro. Se trata de la más clara incitación a que desde los cuarteles se dé un golpe militar al actual jefe del Estado. El delito que promueve Uribe es el de la sedición. La peligrosa insinuación del político antioqueño se conecta con el deseo planteado por la congresista María Fernanda Cabal en febrero de 2023: “No hay que dejar que Petro se quede 4 años, señaló la legisladora en ese momento. Es decir, a dos años de terminar el mandato el presidente Gustavo Petro, el propietario del Centro Democrático y líder de la ultraderecha pretende, con el concurso de los militares, impedir que culmine su mandato y así romper el orden constitucional.

Esto dijo exactamente el exdirector de la Aerocivil y exmandatario antioqueño: “lo peor de las Fuerzas Armadas es quedarse quietas por la orden de un gobierno, mientras ese gobierno ha estimulado al ELN a que presionen con armas una constituyente”.

Claramente, Uribe les está diciendo a los generales de la República, y en particular a coroneles con mando de tropa, a que asuman a mutuo propio la tarea de atacar a las disidencias de las Farc-Ep que de manera coordinada y temeraria ejecutaron actividades terroristas en los municipios de Jamundí y Dagua en el Valle del Cauca y Morales, en el Cauca.

Además, de manera temeraria y calumniosa, el expresidente señala que Petro tendría acuerdos con el ELN para que este grupo armado ilegal coadyuve a generar las peores condiciones contextuales para que desde la Casa de Nariño se declare turbado el orden público y en crisis las instituciones, y por ese camino se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente. De manera hábil, el súb judice ciudadano nacido en Salgar (Antioquia) conecta el deseo-amenaza que Petro hizo público en Puerto Resistencia en Cali, ante las trabas de un Congreso que se opone a las reformas sociales planteadas.

La sinuosa invitación que hace Uribe a los uniformados se explica porque la derecha uribizada, con el apoyo de los medios de comunicación tradicionales, vendieron la idea al país de que Petro “tiene amarrados, debilitados y desmoralizados a los militares”, lo que explica el envalentonamiento de las disidencias de Iván Mordisco y sus ataques dinamiteros y terroristas de las últimas 24 horas. Bajo esa premisa, Uribe conmina e insta a los comandantes militares a avanzar contra las disidencias sin que así lo haya ordenado Petro porque, en apariencia, el presidente no estaría interesado en ordenar la contra ofensiva por su interés en convocar, bajo un orden público turbado, una asamblea nacional constituyente para hacer las reformas que el Congreso y la bancada uribista en particular, no le quieren aprobar.   

Lo cierto es que ya el presidente de la República ordenó arreciar militarmente contra las disidencias. El despliegue de tropas por las zonas rurales de Morales (Cauca) y Jamundí (Valle del Cauca) ya comenzó. Habrá que esperar los resultados operacionales y muy seguramente, la cínica petición de volver a pactar un cese al fuego bilateral de las disidencias.

Lo dicho por el expresidente, latifundista y expresidiario es supremamente grave por su condición de exjefe de Estado y porque como comandante supremo de las FFAA logró instaurar en la doctrina militar el perverso principio de “contar cuerpos” lo que llevó a generales, coroneles, mayores, suboficiales y soldados, a perpetrar crímenes de Estado que el país conoció como “falsos positivos”. Lo que el uribismo llama “debilitamiento” al interior del Ejército, por la salida masiva de oficiales, simplemente es una purga institucional en la que han salido de la institución altos oficiales por actos de corrupción y politización del ambiente castrense.

Hay que recordar que Uribe metió al Ejército en una dinámica de guerra total contra las Farc (pero no contra el ELN), vendiendo la idea a los colombianos que iba a acabar con esa agrupación armada ilegal entre 2002 y 2006. Como no pudo alcanzar ese objetivo, se hizo reelegir de manera fraudulenta por otro periodo presidencial (2006-2010). Al término de los ochos años tampoco pudo alcanzar el objetivo político-militar y quiso quedarse otros cuatro años más, pero la Corte Constitucional lo evitó, con ponencia del entonces magistrado, Humberto Sierra Porto.

Así las cosas, Uribe insiste en continuar siendo el War Lord que millones de colombianos aún admiran. No sería raro que detrás de su peligrosa incitación esté su deseo de regresar al poder así sea de facto y por conducto de un golpe militar.




Imagen tomada de Semana.com

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