Por Germán Ayala Osorio
Las agendas informativas de
varios medios masivos se Petrificaron o se Petroficaron. Es decir,
rondan casi que exclusivamente alrededor de lo que hace, dice, deja de hacer, tuitea
o repostea en la red X el presidente de la República, Gustavo Petro.
Blu radio, orientada en las
mañanas por el tendencioso periodista-estafeta, Néstor Morales, es uno de esos
medios con agenda Petrificada. Todos los días se despachan en contra del
gobierno, pero en particular, contra la figura presidencial, de la que no
pueden ocultar su desprecio.
El sesgo de Morales es tan evidente,
que su versión de los hechos se impone sobre los matices o lecturas más
responsable que Héctor Riveros intenta presentar. Este último, junto a Álvaro
Forero, mantienen la cordura, lo que les permite hacer juicios más elaborados,
que los de sus compañeros de cabina. Los demás asienten y aceptan sin chistar
las interpretaciones particulares de Morales, convertido de tiempo atrás en el
nuevo punisher del periodismo Petrificado o anti-Petro. Su antipetrismo,
un tanto enfermizo, le resta credibilidad a Morales y a sus compañeros, al
tiempo que los expone ante una audiencia que, a pesar de las manipulaciones
periodísticas, cada vez más acude a informarse de otras fuentes que les
ofrezcan menos sesgos y tratamientos tendenciosos como los que a diario entrega
Blu radio. Por andar Petrificados, dejaron de hacer periodismo, para dedicarse
al activismo político.
Junto a Semana, El Colombiano, El
País, El Heraldo y El Tiempo, Blu radio y La FM consolidan el grupo de
periodistas y empresas mediáticas que todos los días, muchas veces sin
contrastar con las versiones del gobierno, entregan a sus audiencias una
información contaminada de un inocultable clasismo y de una lectura amañada de
los hechos políticos, asociada a los intereses de los propietarios de dichas
empresas y los de los agentes que pautan en esos espacios. Valdría la pena que en
los Observatorios de Medios de varias universidades se diseñen investigaciones
académicas para corroborar lo que digo en esta columna. La hipótesis está
servida.
Si la vigilancia y la crítica
despiadada que hoy ejercen sobre el gobierno progresista hubiera sido aplicada al
nefasto gobierno de Iván Duque Márquez e incluso, sobre las acciones y decisiones
tomadas en los dos periodos de Álvaro Uribe Vélez, entonces sería muy difícil
verles el sesgo y en ocasiones, la perversa intención de tergiversar los
hechos.
Bajos esas circunstancias, dichos
medios y periodistas son responsables en gran medida de la crisis de credibilidad
que los acosa y la estampida de miembros de sus audiencias, cansados de ver y oír
todos los días la misma narrativa antipetrista. Y lo peor de todo es que no hay
auto crítica y mucho menos tienen la figura de un press ombudsman que defienda
a las audiencias que a diario se exponen a la ojeriza con la que examinan al
actual gobierno.
A Blu radio le vendría bien dar
más visibilidad a Riveros y a Forero. Para el caso de La FM, valdría la pena
que invitaran a hacer parte de la mesa de trabajo a un periodista, abogado,
economista o filósofo, que contraste y confronte los tratamientos tendenciosos
de Luis Carlos Vélez. Este joven locutor, en un ataque ideológico y al aire, le
sugirió al entonces candidato Joe Biden, “tener un acto de caballerosidad y
conceder en que gane Donald Trump”. De ese talante suelen ser sus “análisis”.
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