Por
Germán Ayala Osorio
Noticias
Caracol acompañó a Germán Vargas Lleras, político y propietario de la empresa
electoral, Cambio Radical, en su participación en la reciente marcha del 6 de
marzo. El noticiero privado le abrió los micrófonos al decaído “delfín” para que
este se despachara en contra de las reformas a la salud y al sistema pensional
que propuso el actual gobierno. Desde su tribuna en EL TIEMPO, periódico de Sarmiento
Angulo, Vargas Lleras viene despotricando y proponiendo soluciones a los problemas
del país, las mismas que jamás implementó durante su rol como vicepresidente de
la República durante la administración de Juan Manuel Santos.
Algunos
asumieron la nota periodística de Caracol como el “relanzamiento” de Vargas
Lleras en su obsesión, o más bien, “derecho” de ser presidente de la República por
ser nieto del expresidente, Carlos Lleras Restrepo. Igualmente, es visto como
el vocero más visible de la Oposición, incluso remplazando al expresidente y
expresidiario, Álvaro Uribe Vélez.
Muy
seguramente Vargas Lleras será candidato presidencial en las elecciones de
2026, con el apoyo del Clan Char, el mecenas Sarmiento Angulo y de otros sectores
de la derecha que creen necesario tomar distancia del uribismo, por el desprestigio
que acumula el expresidente antioqueño, no solo por su condición de imputado
por fraude procesal y manipulación de testigos, sino por los escándalos de
corrupción de varios congresistas del Centro Democrático (CD), la empresita
electoral de Uribe. Aunque si comparamos
a las dos colectividades, las dos arrastran una muy mala fama.
En
Las 2 Orillas (2017) se lee lo siguiente: “Cambio Radical tiene 19
congresistas condenados por parapolítica, de 44 investigados; 11 alcaldes de
Cambio Radical están siendo investigados por presuntos hechos de corrupción, y
los gobernadores no se quedan atrás: la cifra llega a 8 entre investigados y
condenados. La cereza del pastel es el “inefable” Gustavo Moreno, el Fiscal
Anticorrupción capturado por corrupto, quien llegó al cargo en virtud de su
militancia en ese partido. El mismo Germán Vargas Lleras, jefe máximo del
partido y actual candidato a la Presidencia de la República, se encuentra
salpicado por los dineros de Odebrecht que entraron a la campaña de “Santos
presidente”, de la fuera fórmula vicepresidencial”.
Germán
Vargas Lleras representa al viejo Establecimiento colombiano. Es godo en
términos y asunto socio culturales y un neoliberal en lo económico. Aunque hizo
parte del Nuevo Liberalismo, de la mano de Luis Carlos Galán Sarmiento, poco
tiempo después huyó de esas toldas porque jamás se sintió cómodo con las ideas
liberales. Vargas Lleras es godo y punto.
Es
oficial de la reserva del Ejército, militarista y un defensor a ultranza de aquella
idea de la “defensa legítima del Estado”. Poco le importa la histórica
ilegitimidad del Estado colombiano, porque lo que debe primar es que el régimen
de poder que está detrás de la operación del Estado se mantenga en el tiempo.
En
diciembre de 2023 apareció “conversando” con niñas y niños sobre política y en particular,
sobre el presidente Petro, de quien los menores expresaron los reparos que previamente
le habían escuchado a sus padres y madres. Por supuesto que Vargas Lleras asintió
y legitimó las opiniones de los menores, que dejaron ver el claro proceso de
adoctrinamiento que vivieron dentro de sus núcleos familiares. Hasta permitió que le preguntaran por sus
dedos mochos. El video tuvo la pretensión en ese momento de ir erosionando la
tosca imagen que proyecta el exvicepresidente de Santos. En este punto hay que
decir que Vargas Lleras no tiene carisma y lleva la pesada fama de corrupto por
estar al frente de Cambio Radical, colectividad que tiene en su historia a
varios operadores políticos condenados.
Debe
ser muy duro para este “delfín” de 62 años no haber podido llegar a ser presidente
de la República, porque, de acuerdo con la tradición, tiene todos los méritos
para sentarse en el Solio de Bolívar, por ser nieto de expresidente. Creo que
ya es tarde para Germán Vargas Lleras.
Si
decide lanzarse en el 2026, los especialistas en marketing político que contrate
tendrán la titánica tarea de borrar su fama de intolerante, patán y grosero. El
episodio del coscorrón no será fácil de olvidar, por cuanto allí dejó plasmado
su clasismo y el carácter violento que lo acompaña. Su nulo carisma lo pone en
desventaja frente a Miguel Uribe Turbay, nieto del expresidente Turbay Ayala,
quien tiene el mismo “derecho” que le asiste a Vargas Lleras para convertirse
en jefe del Estado; igualmente, le quedará difícil competir con las “tigresas”
de Uribe (Paloma Valencia, Vicky Dávila y María Fernanda Cabal).
Vargas
Lleras corre el riesgo de convertirse en el eterno candidato presidencial, tal
y como ocurrió con el también godo, Álvaro Gómez Hurtado. Si en el 2026 se quema,
lo mejor que puede hacer es retirarse de la política, porque lo que menos
necesita el país, es un Cambio Radical.
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