domingo, 3 de marzo de 2024

ÁLVARO URIBE VÉLEZ ESTÁ TEMBLANDO POR EL REGRESO DE MANCUSO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Salvatore Mancuso tiene temblando al expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez y quizás a otros agentes del Establecimiento señalados por el exjefe paramilitar de haber patrocinado a las AUC y de recibir el apoyo político y electoral de las estructuras paramilitares.

Una vez pisó tierra colombiana Salvatore Mancuso Gómez, el expresidente antioqueño grabó un video en el que de manera apresurada insistió en que jamás se reunió con el entonces comandante paramilitar, versión que contradice lo dicho por el criminal de lesa humanidad. Ahora, su partido, el Centro Democrático (CD) denuncia públicamente que hay un plan en contra de su líder natural, con el que sus derechos estarían en peligro. Y va más allá al pedir medidas cautelares a organismos internacionales, sin precisar uno en particular.

Sugieren en el señalado comunicado que la JEP y el Gobierno de Petro están usando a Mancuso Gómez como instrumento político para atacar a Uribe Vélez a través de los señalamientos que el excomandante paramilitar ha hecho en contra del expresidente, relacionados con su conocimiento sobre la ocurrencia de la masacre del Aro y otros hechos atados a los operativos paramilitares ejecutados durante la seguridad democrática.

El hecho de señalar en el comunicado que Petro, la JEP y Mancuso se aliaron para diseñar un plan político y legal para someter al expresidente Uribe a la justicia, constituye una lectura maliciosa y paranoica con la que el uribismo busca descalificar lo dicho por el criminal paramilitar. A lo mejor, en el fondo, lo que realmente está sucediendo y el propio Uribe Vélez lo intuye, es que una parte del Establecimiento colombiano estaría dispuesto a quitarle el apoyo y por ese camino dejar de protegerlo, quizás a cambio de beneficios jurídicos, económicos y políticos.

Exista o no un plan orquestado desde la presidencia de la República o que agentes poderosos del Establecimiento estén dispuestos a darle la espalda y la estocada final a quien usaron para estirar sus propios límites morales y éticos, lo cierto es que el país necesita procesar a Uribe Vélez, llevarlo a juicio y ojalá, condenarlo.

Nuevamente el CD descalifica a la JEP, al señalar que es un tribunal que fue creado con argucias y diseñado para y por las Farc. Además, cuestiona e invalida la lectura que la JEP hizo de lo expresado por Mancuso ante el alto tribunal de paz, en la que lo reconoce como agente bisagra. Según el CD, esa interpretación de la JEP se explica porque quieren “usarlo contra Uribe”.

Sin duda alguna hay nervios en las huestes uribistas y el propio Uribe Vélez luce descompuesto por el regreso de Mancuso, a quien extraditó, según un documento revelado por la revista Cambio, porque le dio la gana y no porque hubiese pruebas de que estaba delinquiendo desde la prisión en la que estaba recluido cuando Uribe, de manera discrecional, lo extraditó, junto a una docena de paramilitares, hacia los Estados Unidos.

Los nervios de Uribe aumentan ante la posibilidad de que Amelia Pérez Parra sea elegida por la Corte Suprema de Justicia como la nueva fiscal general por un hecho clave: Pérez Parra investigó en el pasado la masacre del Aro y otros hechos relacionados con el paramilitarismo. Es decir, Uribe Vélez tiene razones suficientes para estar asustado pues sus procesos penales en la misma CSJ, en la Comisión de Acusaciones de la Cámara y los que reposan en la Fiscalía no se han movido en años. En particular, durante la administración de Francisco Barbosa, ficha del uribismo, esos expedientes acumularon más y más polvo.


Imagen tomada de Vorágine


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