Por Germán Ayala Osorio
El presidente Gustavo Petro acaba
de nombrar en Planeación Nacional, en el DPS y en la Unidad
Nacional de Gestión de Riesgo y Desastre (UNGRD) a tres leales amigos y
activistas. En su orden: el congresista del Polo, Alexander López, el exconcejal
de Bogotá, Carlos Carrillo y el escritor, Gustavo Bolívar.
Las reacciones de la derecha no
se hicieron esperar para descalificar las designaciones por cuanto ninguno reúne
los requisitos para asumir dichos cargos, en particular porque esas instituciones
deben ser manejadas, según la narrativa, por técnicos o tecnócratas. Es decir,
poner políticos profesionales es casi un “crimen” o, por lo menos, una “herejía
burocrática o mejor, tecnocrática jamás vista en el país. Haré referencia
exclusivamente a la designación de Gustavo Bolívar.
Con el nombramiento del escritor
Gustavo Bolívar como director del DPS (Departamento Administrativo para la
Prosperidad Social), voceros de la derecha neoliberal salieron a descalificar
la elección porque al frente de ese cargo debe estar un “técnico” o preferiblemente
un tecnócrata neoliberal, al estilo de los Chicagos Boys en Chile, y no un
activista y fiel petrista. Más claro: Petro debió poner, en lugar de Bolívar, a
un hijo, nieto, sobrino de expresidente de la República o recomendado político
de los jefes de los partidos tradicionales o de aquellas colectividades interesadas
en acercarse al gobierno nacional solo para asegurar puestos burocráticos, así
reine la corrupción como ocurrió durante la gestión de Pierre García, al frente
del DPS, durante el gobierno de Iván Duque Márquez (2018-2022).
Para este caso y de acuerdo con
la narrativa de la derecha colombiana, no valen las lealtades ideológicas y
políticas y mucho menos la amistad existente entre el presidente Petro y el
novelista. Si los anteriores presidentes de la República nombraron en el pasado
en ministerios y otras dependencias a eximios tecnócratas o “técnicos”,
entonces ¿cómo se explican los altos índices de pobreza, desigualdad y
exclusión, si eran tan buenos para ejecutar los presupuestos asignados? Avizoro
dos respuestas: 1. Por tratarse de tecnócratas neoliberales, siguieron
instrucciones de los gobiernos con el mismo talante: hacer inversiones mínimas,
para mantener cautivos electoralmente a millones de pobres. Y 2. Los millonarios
recursos se perdieron en entramados de corrupción y en la construcción de elefantes
blancos.
Ante todo, de acuerdo con la misma narrativa, esos
cargos deben quedar en manos de gente experta, formada en universidades privadas
de élite como la de los Andes, cuyos egresados normalmente hacen parte del
círculo cerrado de las castas políticas que por años manejaron departamentos y
ministerios con criterios asociados a la doctrina neoliberal y alejados, por
supuesto, de cualquier intención de paliar en algo la extrema pobreza, la exclusión
y la desigualdad que agobia a millones de colombianos desde hace más de tres
décadas.
Claro que se necesitan los
técnicos o los tecnócratas, expertos en el diseño de políticas públicas y en la
aplicación de los enrevesados protocolos de un Estado del que siempre hubo
quejas por ser paquidérmico e incapaz de dar cuenta de derechos consagrados en
la Carta política de 1991, como tener vivienda, salud de calidad y un trabajo
digno. ¿Cómo suplir, entonces, la falta de experiencia y el desconocimiento de
Gustavo Bolívar? Fácil: como él mismo lo dijo, se rodeará de los que más saben,
para liderar que los millonarios recursos lleguen a donde tienen que llegar y
no se pierdan en dolosas contrataciones y desvío de dineros, como ocurrió con
el caso de corrupción conocido como Las Marionetas, liderado por el excongresista,
Mario Castaño, entramado criminal del que haría parte el exdirector del DPS,
Pierre García, amigo del entonces presidente, Iván Duque Márquez.
Ojalá los tres nuevos
funcionarios lideren con transparencia las dependencias asignadas. Por el
reciente escándalo de corrupción en la UNGRD, Carlos Carrillo debe trabajar
para evitar que hechos dolosos se vuelvan a presentar. De igual manera deberá
proceder Gustavo Bolívar en el DPS, entidad que en el gobierno de Duque se
presentaron hechos de corrupción. Y para el caso de López en Planeación
Nacional, su obligación principal está en asegurar la ejecución eficiente,
eficaz y transparente del Plan Nacional de Desarrollo.
Imagen tomada de EL TIEMPO. com
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