miércoles, 27 de diciembre de 2023

MARBELLE, ANTONELLA Y PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Más allá del anuncio del presidente de la República de entablar denuncia penal contra la cantante Marbelle (Maureen Belky Ramírez Cardona) por el hostigamiento hacia Antonella, su hija menor, el caso expone con enorme crudeza y claridad la insondable animadversión que siente la artista hacia la figura presidencial. Odio que le permitió meterse con una niña de 15 años, dejando ver su nula sororidad, arribismo y su clasismo pues, en su trino, no solo despreció la vida de los habitantes de calle que almorzaron en la Casa de Nariño y posaron con Antonella Petro, sino la propia de la hija del jefe del Estado, a la que incluyó en el mundo de los excluidos, asociando y reduciendo su existencia a un asunto estético, pues, para Belky Ramírez ser indigente, vivir en la calle,  o haber sido habitante de la calle, le resulta repulsivo, sucio y desagradable.

Para Maureen Belky es repugnante la condición humana de los andrajosos, porque ella, gracias a un éxito musical y a sus ideas políticas, logró ser aceptada en el mundo de la farándula en el que lo humano suele quedar reducido a la apariencia, al falso glamur y a la valoración de la mujer exclusivamente por su belleza física. No es la primera vez que Marbelle ataca en las redes sociales a la hija menor del presidente de la República. En otra ocasión, se burló del tamaño de los ojos de Antonella. “Ojibrotada”, la llamó.

La violencia discursiva que ejerció Marbelle en contra de la hija de Petro está inexorablemente asociada a las burlas que muy seguramente sufrió en los inicios de su carrera artística. Es más, en la misma red X, otras mujeres la atacan por su aspecto físico, descalificándola de tal manera, que la tratan de “basura”. En unas y otras, la sororidad no existe.

Lo dicho por Marbelle constituye una bajeza y la expuso como una mujer miserable, ruin y abyecta. La cantante, uribista pura sangre, tiene todo el derecho a disentir del gobierno de Petro y de sus decisiones, pero como mujer, en una sociedad machista y misógina como la colombiana, en la que a diario son atacadas, manoseadas y violadas, se esperaría respeto y solidaridad con una niña.

Es comprensible la reacción del presidente de la República. Prospere o no la demanda, lo sucedido debería de servirnos para entender que el odio visceral, por razones ideológicas y políticas, y la nula formación política, basada en la no lectura de libros, pueden llevarnos a comportarnos como lo viene haciendo la cantante. Marbelle debe revisar muy bien de dónde viene y gracias a qué, está donde está: un mundo de apariencias, en el que lo estético suele servir para tapar las cochinadas en las que suelen moverse artistas, modelos y políticos.


Imagen tomada de Publimetro. 

1 comentario:

  1. Pareciese que puede más el odio que la empatía y que seguramente olvidó sus malos tiempos, tiempos aquellos que la llevaron a ser la mujer que es ahora. Jamás estará bien ser verdugo de nuestra mismo género, porque __yo me acuso__ no ser empática con ella.

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