Por Germán Ayala Osorio
Si por algo se caracteriza el
expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez, es por su cinismo mediante
mensajes cifrados en los que muchos ven órdenes veladas o incitaciones a la
comisión de ciertos delitos: ¿se acuerdan de «un buen muerto»? También es característico
el silencio que suele guardar frente a la corrupción público-privada o en la
defensa de sus funcionarios procesados y condenados por paramilitarismo y
corrupción.
De la reciente captura de Ciro
Ramírez, ordenada por la Corte Suprema de Justicia, espetó lo siguiente: “Me
duele la captura del joven senador Ciro Ramírez. Ojalá pueda salir adelante.
Ese tipo de problemas es lo único que deja la “maldita” mermelada.
Sobre esa frase gira esta
columna, para tratar de desentrañar qué hay detrás de lo no dicho y qué quiso
decir con lo que efectivamente dijo. Comencemos por decir que Uribe acepta que
la mermelada existe y que Ramírez es responsable, bien por haberla ofrecido o
por haberla recibido. Así las cosas, pese al derecho a la presunción de
inocencia del que goza Ciro Ramírez, de manera velada le endilga una
responsabilidad personal y política, por intermedio de la mermelada, muy propia
del ethos mafioso que se encarnó en la política nacional.
Nótese que Uribe no habla de
delito, sino de un problema generado por la mermelada. Al decir «ese tipo de
problemas», el expresidiario reduce el lío jurídico a un problema. Al momento
de calificar de “maldita” a la muy difundida mermelada, el uso de las comillas
indica que el adjetivo realmente no se desea atribuir del todo a la práctica
corrupta de pagar coimas y ofrecer contratos millonarios para obtener favores
políticos que confluyen en el vocablo mermelada. Es posible también que el
expresidiario y caballista haya usado las comillas porque no es bueno maldecir
o calificar de maldito o maldita, a nadie ni a nada.
En cuanto a lo que Uribe dejó de
decir en su trino, el expresidente evita calificar la decisión judicial como un
abuso o una persecución política, como sí lo hizo cuando se ordenó la detención
de María del Pilar Hurtado, entonces directora del DAS. Entre otros casos.
Con la frase “me duele”, encubre
y evita exponer la molestia que le producen las decisiones de la Corte Suprema
de Justicia, corporación judicial que lo investigó y ordenó su detención
domiciliaria por manipulación de testigos y fraude procesal. Ese caso pasó a la
Fiscalía de su amigo Francisco Barbosa, quien en tres ocasiones solicitó a
distintos jueces la preclusión del proceso penal al que está vinculado en
calidad de imputado.
Cuando Uribe dice “me duele”,
exhibe una mentirosa solidaridad porque en el fondo sabe que los magistrados
que ordenaron la captura de su amigo y miembro del Centro Democrático tienen
todo el acervo probatorio suficiente para encarcelarlo. El “dolor” que dice
sentir el expresidente y latifundista le sirve de parapeto para cambiar de
parecer en cualquier momento, frente a la legitimidad y legalidad de la orden
de captura.
Ya en el pasado el ladino
político antioqueño usó la misma expresión, en el caso de Oscar Iván Zuluaga:
“Tengo dos dolores: uno personal por Óscar Iván Zuluaga y David, a quienes
admiro y les tengo todo el afecto. Y otro dolor, pero de Patria por las
impunidades, una de ellas Santos y Odebrecht». Nótese cómo apela al discurso
patriotero para tratar de evadir la responsabilidad que debería asumir él por
la corrupción de Odebrecht, por cuanto fue en su gobierno que inició la
operación de la multinacional.
El Espectador explica la razón
por la que se ordenó la captura del congresista uribista: por “una supuesta red
de corrupción en contratación estatal, al parecer dirigida desde el Congreso,
es la razón de que el senador del Centro Democrático Ciro Alejandro Ramírez esté
en la cárcel. En el mismo lugar y con un modus operandi similar al de la
llamada red de marionetas del fallecido exsenador del Partido Liberal Mario
Alberto Castaño Pérez, al parecer el senador uribista participó en el
direccionamiento de contratos del Estado en varios departamentos del país, a
cambio de que, a quienes se les entregaran, le dieran coimas por ellos”.
ADENDA: Curioso que la orden de
captura contra Ramírez se dé justo cuando el país apenas estaba asimilando la
orden emanada por la propia Corte Suprema de Justicia, de trasladar a Arturo
Char, imputado de delitos de corrupción electoral. ¿Cortina de humo para tapar
una indecorosa decisión judicial?
ADENDA 2: Ciro Ramírez es hijo de
Ciro Ramírez Pinzón, condenado por parapolítica y años después absuelto.
Imagen tomada de EL ESPECTADOR.COM
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