viernes, 15 de diciembre de 2023

URIBE Y "LA MALDITA MERMELADA"

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Si por algo se caracteriza el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez, es por su cinismo mediante mensajes cifrados en los que muchos ven órdenes veladas o incitaciones a la comisión de ciertos delitos: ¿se acuerdan de «un buen muerto»? También es característico el silencio que suele guardar frente a la corrupción público-privada o en la defensa de sus funcionarios procesados y condenados por paramilitarismo y corrupción.

De la reciente captura de Ciro Ramírez, ordenada por la Corte Suprema de Justicia, espetó lo siguiente: “Me duele la captura del joven senador Ciro Ramírez. Ojalá pueda salir adelante. Ese tipo de problemas es lo único que deja la “maldita” mermelada.

Sobre esa frase gira esta columna, para tratar de desentrañar qué hay detrás de lo no dicho y qué quiso decir con lo que efectivamente dijo. Comencemos por decir que Uribe acepta que la mermelada existe y que Ramírez es responsable, bien por haberla ofrecido o por haberla recibido. Así las cosas, pese al derecho a la presunción de inocencia del que goza Ciro Ramírez, de manera velada le endilga una responsabilidad personal y política, por intermedio de la mermelada, muy propia del ethos mafioso que se encarnó en la política nacional.

Nótese que Uribe no habla de delito, sino de un problema generado por la mermelada. Al decir «ese tipo de problemas», el expresidiario reduce el lío jurídico a un problema. Al momento de calificar de “maldita” a la muy difundida mermelada, el uso de las comillas indica que el adjetivo realmente no se desea atribuir del todo a la práctica corrupta de pagar coimas y ofrecer contratos millonarios para obtener favores políticos que confluyen en el vocablo mermelada. Es posible también que el expresidiario y caballista haya usado las comillas porque no es bueno maldecir o calificar de maldito o maldita, a nadie ni a nada.

En cuanto a lo que Uribe dejó de decir en su trino, el expresidente evita calificar la decisión judicial como un abuso o una persecución política, como sí lo hizo cuando se ordenó la detención de María del Pilar Hurtado, entonces directora del DAS. Entre otros casos.

Con la frase “me duele”, encubre y evita exponer la molestia que le producen las decisiones de la Corte Suprema de Justicia, corporación judicial que lo investigó y ordenó su detención domiciliaria por manipulación de testigos y fraude procesal. Ese caso pasó a la Fiscalía de su amigo Francisco Barbosa, quien en tres ocasiones solicitó a distintos jueces la preclusión del proceso penal al que está vinculado en calidad de imputado.

 

Cuando Uribe dice “me duele”, exhibe una mentirosa solidaridad porque en el fondo sabe que los magistrados que ordenaron la captura de su amigo y miembro del Centro Democrático tienen todo el acervo probatorio suficiente para encarcelarlo. El “dolor” que dice sentir el expresidente y latifundista le sirve de parapeto para cambiar de parecer en cualquier momento, frente a la legitimidad y legalidad de la orden de captura.

Ya en el pasado el ladino político antioqueño usó la misma expresión, en el caso de Oscar Iván Zuluaga: “Tengo dos dolores: uno personal por Óscar Iván Zuluaga y David, a quienes admiro y les tengo todo el afecto. Y otro dolor, pero de Patria por las impunidades, una de ellas Santos y Odebrecht». Nótese cómo apela al discurso patriotero para tratar de evadir la responsabilidad que debería asumir él por la corrupción de Odebrecht, por cuanto fue en su gobierno que inició la operación de la multinacional.

El Espectador explica la razón por la que se ordenó la captura del congresista uribista: por “una supuesta red de corrupción en contratación estatal, al parecer dirigida desde el Congreso, es la razón de que el senador del Centro Democrático Ciro Alejandro Ramírez esté en la cárcel. En el mismo lugar y con un modus operandi similar al de la llamada red de marionetas del fallecido exsenador del Partido Liberal Mario Alberto Castaño Pérez, al parecer el senador uribista participó en el direccionamiento de contratos del Estado en varios departamentos del país, a cambio de que, a quienes se les entregaran, le dieran coimas por ellos”.

ADENDA: Curioso que la orden de captura contra Ramírez se dé justo cuando el país apenas estaba asimilando la orden emanada por la propia Corte Suprema de Justicia, de trasladar a Arturo Char, imputado de delitos de corrupción electoral. ¿Cortina de humo para tapar una indecorosa decisión judicial?

ADENDA 2: Ciro Ramírez es hijo de Ciro Ramírez Pinzón, condenado por parapolítica y años después absuelto.



Imagen tomada de EL ESPECTADOR.COM 

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