domingo, 12 de noviembre de 2023

LAS BASES ÉTICAS Y MORALES DE UN ACUERDO NACIONAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Después de años de la hegemonía ideológica y política de la derecha, la llegada de Gustavo Francisco Petro Urrego al poder político supuso una ruptura ética y moral con el ethos mafioso que la derecha y la ultraderecha, en particular en el último periodo de mando del uribismo (2002-2022), naturalizó de tal manera, que el proceso de captura mafiosa del Estado se consolidó en esos aciagos 20 años.

El quiebre ético y moral del que hablo está ancorado a la efectista narrativa ética y a las contundentes acciones moralizantes emprendidas tanto por el presidente Petro, como por varios medios de información alternativos que a diario publican en redes sociales hechos delictivos en los que están comprometidas familias “prestantes” de la política nacional y regional.

La bandera de la eticidad y las acciones moralizantes en lugar de facilitar el acuerdo nacional que se requiere para que el actual gobierno lidere y logre los cambios sociales propuestos durante la campaña electoral, lo está torpedeando y por esa vía, alejando la posibilidad de que se dé ese pacto político que en el acuerdo de paz de La Habana quedó como una tarea pendiente con miras a lograr la reconciliación nacional.

Aunque trascendió que el presidente de la República sostuvo reuniones con Santodomingo, Ardilla Lulle y Sarmiento Angulo, el país desconoce detalles y avances de esos primeros encuentros, tan necesarios para construir ese acuerdo nacional. Mientras tanto, las evidentes tensiones éticas y morales que generan hechos noticiosos alejan la posibilidad de ese urgente pacto social y ético-político que necesita el país. Baste con recordar varios hechos que alimentan dichas tensiones:  la presunta conexión mafiosa del clan Char con el cartel de Sinaloa;  los reconocidos actos de corrupción cometidos por Sarmiento Angulo en los Estados Unidos; los que rodean la operación de las EPS (el caso de SaludCoop es emblemático) y la ya sospechosa insistencia de congresistas y gremios asociados de mantener sin control la ejecución de los billonarios recursos que el Estado les gira; los negocios entre generales de la República con miembros de las disidencias farianas;  y el robo de crudo por parte de empresarios colombianos y multinacionales, con la anuencia del ELN, convierten el acuerdo nacional en una necesidad para que la sociedad y sus élites se repiensen en sus prácticas éticas y morales.

El diario EL ESPECTADOR plantea el asunto en estos términos: “en medio de esos escenarios de controversia y reveses, en los que la economía –la inflación y el desempleo se mantienen a la baja durante su mandato– le dan respiro a su gestión, el propio presidente ha subido su tono en varios frentes, lo que desató alertas sobre cómo será el 2024 para un mandatario que tiende a atrincherarse en su ideología y se ve poco dispuesto a tender puentes con quienes se enarbolan como sus contradictores o no le caminan a sus planteamientos”.

Si bien es inaplazable proscribir el ethos mafioso, en particular en la función pública y las relaciones entre los sectores estatal y privado, atrincherarse en la narrativa en pro de proponer un nuevo ethos y en los señalamientos morales, puede terminar de alejar las diferencias políticas entre la derecha hegemónica y la naciente izquierda que lidera Gustavo Petro. Proscribir el ethos mafioso le tomará a la sociedad colombiana por lo menos 20 años, siempre y cuando quienes en adelante lleguen a la Casa de Nariño, mantengan izada la bandera de la nueva eticidad y de una moral colectiva renovada.

Se van a necesitar unos mínimos éticos si de verdad los llamados “cacaos” y Petro quieren avanzar y lograr lo más pronto posible el acuerdo nacional que se necesita, en particular, para disminuir las crecientes incertidumbres sociales que a diario alimentan los medios masivos que le hacen oposición política al gobierno actual, de la mano de dirigentes gremiales que, por razones ideológicas, optaron por alejarse del gobierno. Bruce Mac Master, presidente de la ANDI sostiene que “la economía pasa por un mal momento”, hecho inocultable que hace aún más urgente que se avance en el pacto o en el acuerdo nacional. Sus ataques permanentes al gobierno y al presidente Petro aportan al distanciamiento gremial y corporativo con el jefe del Estado.




Imagen tomada de Youtube

1 comentario:

  1. Se sabía que gobierno de izquierda iba a vivir este camino, pero si no se hace un pacto serio y ético, las cosas para Colombia van a ser muy difíciles y lo social se Impondrá a las malas para la derecha

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