viernes, 15 de septiembre de 2023

FERNANDO BOTERO(QEPD): TAN UNIVERSAL COMO GABO, EL HOLOCAUSTO NAZI Y LAS DOS GUERRAS MUNDIALES

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Murió el Maestro Fernando Botero Angulo, escultor y pintor tan universal como García Márquez, el Holocausto Nazi, y las dos guerras mundiales que pusieron en crisis el proyecto humano de la modernidad. Pero también, tan local y regional como nuestro conflicto armado interno que, a pesar del premio Nobel de Paz de Juan Manuel Santos, los horrores cometidos en ocasión de sus dinámicas bélicas jamás alcanzaron la universalidad necesaria como para que el mundo posara sus ojos sobre este platanal en el que aún corren ríos de sangre. Ver a sus “gordas” en parques de Medellín y avenidas de Cartagena y Bucaramanga hizo posible que su perspectiva de la vida y de las formas, también alcanzara las dimensiones local y regional.

Fernando Botero le entregó a este país que ama la violencia y aborrece la paz, obras como “El desfile”, “Carro bomba”, “Tristeza”, “Masacre en Colombia” y “Río Cauca”, todas, expresiones de lo que volvimos paisaje y normalizamos: la violencia. También regaló la Paloma de la Paz, hermosa escultura en bronce que Botero le hizo llegar al entonces presidente de la República, Juan Manuel Santos. Una vez se instaló Iván Duque Márquez en la Casa de Nariño, este mequetrefe y homúnculo ordenó el traslado de la escultura al Museo Nacional. Ese gesto hizo parte del proyecto político que desde El Ubérrimo le ordenaron ejecutar: hacer trizas la paz de La Habana.

Con la partida de Botero, aparece la necesidad de un relato tan universal como el Maestro de las “gordas”, que le cuente al mundo de lo que hemos sido capaces con tal de eliminar, simbólica y físicamente, a todos aquellos que pensaron diferente, o que se atrevieron a exigir el cumplimiento de sus derechos consagrados en un indefenso papel que llaman Constitución Política.

Botero Angulo, nacido en Medellín (Antioquia), comparte con políticos, poetas y deportistas haber brotado de esa hermosa tierra antioqueña, estigmatizada y violenta. Arte, política, deporte y letras, todas juntas como parte de esa condición humana, aviesa y maravillosa, reclaman un lugar en el universo. De ese listado hacen parte la poetisa Piedad Bonnet, el ciclista, Martín Emilio “Cochise” Rodríguez, y el inefable político, Álvaro Uribe Vélez, nacido en Salgar, quizás el ser humano que más daño le ha hecho al país, de la mano de Pablo Escobar, Luis Alfredo Garavito o cualquier "monstruo" de los Andes.

La pretendida consagración universal de lo hecho a través del arte, en pistas y carreteras, o a través de poemas y las letras en general, o quizás por el ejercicio ético de la política, solo la lograron, hasta hoy, Botero y Gabo. Ahora que el Maestro no está, la sociedad colombiana debe volver a mirar sus pinturas y esculturas para anclar a estas, ese relato universal que necesitamos como nación para decirle al mundo, en particular a los alemanes, que nosotros también tuvimos nuestro propio holocausto. Y que el gran responsable es un antioqueño: Álvaro Uribe Vélez, con su sombría y tenebrosa política de defensa y seguridad democrática, que dejó 6402 jóvenes asesinados por el Ejército, millones de desplazados, profesores torturados y asesinados por el DAS y largos procesos de estigmatización ideológica. 

Paz en la tumba del Maestro Botero, artista que se atrevió a exponer la pequeñez de un pueblo que aprendió a amar la guerra y la violencia; queda Uribe Vélez, menudo hombrecillo cuyo nombre ojalá se haga tan universal como las dos guerras mundiales, el covid19 y el Holocausto Nazi, del que muy seguramente se inspiró para degradar la lucha armada y la reivindicación de los derechos de quienes fueron hostigados, desplazados y masacrados por paras, guerrillas y militares.




 Imagen tomada de RCN

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