Por Germán Ayala Osorio
Si fuera cierto que “somos -o que fuimos- el país más feliz
del mundo”, los humoristas, en todas sus modalidades y estilos, quizás no
tendrían mucho trabajo en Colombia porque los colombianos no necesitarían
burlarse de sus desgracias cotidianas para hacer más llevadera sus vidas. De la
mano de los humoristas es posible evitar que los agobiantes problemas
(societales, familiares o individuales) terminen en estadios de depresión,
cansancio o de aburrimiento individual y colectivo.
Por fortuna, el humor, como práctica social, no es uno solo,
de ahí que existan modalidades más o menos universales como el humor político,
como el que en su momento practicó Jaime Garzón y que lo convirtió en objetivo
militar de los paramilitares y de sectores de poder político que lo vieron como
un peligroso generador de opinión pública divergente. Garzón lo intentó a
través de la burla mordaz, la interpretación de los hechos públicos y la
crítica velada o directa a específicos agentes de poder. Estoy seguro de que no
todos los colombianos estuvieron en la capacidad de entender cuando con su
personaje Godofredo Cínico Caspa dijo: “Qué
orgullo patrio sentí al ver la revista esta Semana, que trae en la tapa al
civilista gobernador de Antioquia, doctor Álvaro Uribe Vélez. Un hombre de mano
firme y pulso armado. Líder que impulsa, con su aplomado cooperativismo,
pacíficas autodefensas que él, iluminado por los soles de Faruk, llamó
Convivir. Acierta Semana, en cabeza del diligente vástago de César Gaviria,
Mauricio Vargas, al proyectar sobre el escenario nacional a la nueva neoliberal
lumbrera. Álvaro vislumbra todo un país convertido en zona de orden público,
como una sola Convivir donde la gente de bien pueda disfrutar en paz de la
renta. Y será él quien traiga por fin a los redentores soldados norteamericanos
para que humanicen el conflicto y hagan de Uribe Vélez el dictador que
necesitamos". O cuando el mismo Jaime Garzón, en una conferencia en
Cali (1995), dijo: “Álvaro Uribe es peligrosísimo”.
Entre tanto, el humor “negro” es otra modalidad culturalmente
aceptada a través de la cual es válido burlarse de las desgracias humanas. Opera
en los ámbitos público y privado, asegurado en buena medida por la doble moral
de cientos y de miles de colombianos que ríen en privado con este tipo de
humor, pero se atreven a censurar o limitar a los humoristas que lo practican
en teatros y otros escenarios abiertos al público. El humor “negro” es catalogado
como menos inteligente, si se le compara con el humor político. Suele despertar
susceptibilidades por considerarse ofensivo y poco empático con quienes sufren
accidentes, padecen enfermedades o mueren en circunstancias que facilitan a los
humoristas mofarse. Pues bien, los jóvenes de Fuck News practican ese tipo de humor, que bien se puede calificar
como “básico” y mucho menos inteligente que el humor político que otros
practican.
En su reaparición, los presentadores de Fuck News (una parodia de noticiero que sirve para burlarse de los
hechos que los medios convierten en noticia) aludieron al crimen de la DJ
Valentina Trespalacios. Recordará el país que la joven fue asesinada por Jhon
Poulos, un norteamericano que la metió en una maleta, dejando su cabeza por
fuera. Posteriormente, la abandonó en un depósito de basura, huyó del país, fu
e capturado en Panamá y devuelto a Colombia.
Los presentadores se burlaron del insuceso, lo que motivó el
rechazo de algunos ciudadanos en redes sociales, que consideraron que es
necesario ponerle límites a ese tipo de expresiones humorísticas. Hago las
siguientes disquisiciones al respecto:
Hay un público que goza de ese tipo de humor, a juzgar por
quienes llenaron el teatro y rieron a carcajadas por los comentarios burlones
expresados por los presentadores de Fuck
News. Al validarla socialmente, la burla en torno a los hechos que rodearon
la muerte de la DJ adquiere o entra en una dimensión que en doble vía permite
la descalificación de lo sucedido, esto es, la conducta y la acción criminal
del victimario, al tiempo que la convierte en un antidepresivo, individual y colectivo,
e incluso, en una forma de hacer conciencia en torno a los riesgos que corren
las mujeres en una sociedad patriarcal y machista que legitimó, a través de la
publicidad sexista y los ejercicios del poder político y económico, que los
hombres las asuman como objetos sexuales, o como sujetos de seducción,
dominación y sometimiento.
“El humor
sería un aspecto
muy importante para entender el pensamiento y los
aspectos más profundos de una cultura. Sería importante no caer en la
dualidad de "serio/humor", ya que aunque el humor pueda relacionarse
en un primer momento con lo jocoso, el hecho de que se esté usando, así
como lo que
está diciendo, puede
estar comunicando consciente
o inconscientemente cosas “serias” (Abril 1991; Berger 1999)”.(Casado,
María Isabel, 2017).
Siempre queda la opción de no consumir ese tipo de oferta
cultural. De allí que proponer ponerle límites a ese tipo de humor constituye
una forma antidemocrática de control en contra de un tipo de humor que está
ancorado en lo que somos como sociedad: violenta, pero capaz de reírse de sus
desgracias, producidas en buena medida, porque nuestros comportamientos y
acciones cotidianas están soportadas en las negativas representaciones sociales
que hemos construido sobre los demás.
El humor de los jóvenes de Fuck News es básico y retador, pero podría servir, si se hace una
lectura más reposada, para que tragedias humanas, dentro de las cuales cabe el
asesinato de Valentina Trespalacios, puedan hacerse más llevaderas para las
familias víctimas de feminicidios y el resto de la sociedad. Y para lograrlo,
todos debemos entender que los feminicidios son el resultado de una sociedad patriarcal,
machista y misógina de la que hacemos parte todos. De ahí que todos, de alguna
manera, somos responsables de los crímenes de Valentina Trespalacios, Rosa
Elvira Cely y de Yuliana Samboní, entre otras más.
Imagen tomada de El Colombiano
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