Por Germán Ayala Osorio
En materia de reconocimiento de responsabilidades,
la JEP, a través de sus audiencias, viene cumpliendo un papel clave en la construcción
de una verdad jurídica indispensable para impulsar la reparación simbólica y
administrativa de las víctimas.
En los encuentros entre
victimarios y víctimas afloran, como es natural, los furiosos reclamos de los
familiares de las personas asesinadas por miembros del Ejército, en cumplimiento
de las metas exigidas por sus comandantes, enmarcadas estas en la aplicación de
la inmoral y pérfida política de seguridad democrática. Familiares de civiles
asesinados por militares le gritaron al general Torres Escalante bandido y asesino,
reacción apenas lógica de parte de quienes por largos años soportaron el dolor
de la desaparición de sus familiares y quizás, lo peor, el señalamiento de la
sociedad por tener, de acuerdo con el relato castrense, hijos y esposos sediciosos,
guerrilleros o bandidos.
Escuchar al general Torres Escalante
reconocer sus responsabilidades en la comisión de los graves delitos, por
acción y omisión, constituye una vergüenza institucional que no puede quedarse
en las desconsoladoras, pero también sanadoras audiencias de reconocimiento de
responsabilidades.
Para reparar a las víctimas de los falsos positivos no son suficientes las
audiencias de la JEP y mucho menos los cubrimientos periodísticos, pues estos
últimos se quedan en frases llamativas. El país necesita sacar de esas
instancias el dolor de las víctimas y la vergüenza castrense, y por esa vía,
invitar al resto de la sociedad a que escuche y se conmueva con el dolor de los
cientos de víctimas de la seguridad democrática.
El gobierno de Gustavo Petro y la JEP deben asumir la tarea de construir
mensajes para televisión, radio y redes sociales que limpien los nombres de las
personas asesinadas y presentadas, falsamente, como bandidos y guerrilleros
caídos en combate. Pero también, para que, en nombre del Estado se pida perdón
por lo acontecido.
Los mensajes publicitarios (propaganda blanca) que suelen emitir las
fuerzas militares, bajo el lema Fe en la causa, deben revisarse para recoger la
idea de pedirle perdón al país, pero, sobre todo, de asegurarle a la sociedad
que los funestos hechos de las ejecuciones extrajudiciales (falsos positivos)
jamás se volverán a presentar.
Propongo que todos los días y antes de iniciar los noticieros de televisión
se emitan esos mensajes de perdón y de compromiso de no repetición de los crímenes
de lesa humanidad planeados y ejecutados en unidades militares que la Seguridad
Democrática convirtió en una temible estructura sicarial. De igual manera, el
gobierno de Petro, en nombre del Estado, debe usar las redes sociales para transmitir
la misma idea. Hay que poner a circular la verdad jurídica a la que poco a poco
la JEP está llegando, para vergüenza del Ejército, del Estado y de la sociedad
colombiana.
Imagen tomada de W radio.
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