Por Germán Ayala Osorio
Después del insuceso protagonizado
por los indígenas que irrumpieron temerariamente en las instalaciones de la
revista Semana y las reacciones en pro y en contra de dicho evento, propongo al
país la conformación de un grupo de académicos para que sus integrantes analicen
los discursos periodístico-noticiosos. La idea es cumplan con la tarea de
confrontar los hechos más sensibles publicados por medios como Semana, El
Tiempo, El Colombiano y El país de Cali; La W, La FM, Blu Radio y los noticieros
RCN y Caracol, convertidos todos en actores políticos que vienen haciendo oposición
política e ideológica al gobierno de Gustavo Petro.
El actuar político de esas empresas
mediáticas se expresa a través de tratamientos editoriales e informativos que,
de acuerdo con las arengas de los indígenas que entraron a la fuerza al
edificio en el que opera Semana y las críticas que a diario circulan en las
redes sociales, devienen con una excesiva carga subjetiva, atados a verdades a
medias e incluso, a la publicación de mentiras y falsos testimonios. Hay que
decir que una parte de las audiencias reconoce en dichos abordajes noticiosos,
un comportamiento tendencioso y politizado de los periodistas que laboran en
esos medios masivos.
La conformación de ese grupo de
académicos tiene el propósito de confrontar cada noticia e informe
periodístico, así como las posturas editoriales que en adelante asuman los
periódicos en particular. Para poder hacer la confrontación, los expertos le
entregarán al país análisis académicos y periodísticos de los hechos publicados
por los medios arriba mencionados.
Los medios masivos sometidos al
riguroso análisis editorial e informativo se comprometen a publicar los
resultados de los estudios realizados por el grupo de expertos. Confrontar las
versiones publicadas por los medios que hoy fungen como actores políticos tiene
como objetivo entregarles a las audiencias insumos para que ellas mismas tomen
decisiones alrededor de qué medios seguirán consumiendo, de acuerdo con los
resultados que arrojen los análisis académicos y periodísticos allegados por el
grupo de expertos.
Las audiencias vienen consumiendo
lo que publican a diario las empresas mediáticas mencionadas, pero no
necesariamente consumen análisis de expertos que señalen en qué se equivocaron
los periodistas, en qué momento violaron normas propias del ejercicio periodístico
e incluso, cuando cayeron en imprecisiones conceptuales y en mentiras o
verdades a medias.
La financiación de ese grupo de
académicos puede lograrse con aportes de la propia FLIP, una entidad del Estado
y recursos internacionales. La elección de ese selecto grupo de académicos debe
hacerse bajo criterios como haber publicado investigaciones propias del análisis
de los discursos periodístico-noticiosos, conocer el oficio, haber mostrado rigurosidad
conceptual y metodológica en sus análisis, entre otros criterios.
Con lo propuesto aquí no se
pretende la creación de un Quinto Poder, como tampoco la de un Tribunal de Ética
Periodística, tan solo se busca que ante la enorme y peligrosa confrontación
social frente al trabajo diario de la prensa tradicional, quienes critican la labor
informativa y quienes creen todo lo que ven, leen y escuchan en programas radiales,
prensa escrita y noticieros de televisión, cuenten con insumos que mejoren el
nivel de argumentación al momento de confrontar o validar la información
noticiosa publicada.
Claro, para entender aquello del
5to poder hay que remitirse al cuarto poder. Dice Ramonet (2004) que “desde
hace una quincena de años, a medida que se aceleraba la globalización liberal,
ese cuarto poder fue vaciándose de sentido, perdiendo poco a poco su función de
contrapoder”.
Aunque los medios masivos
colombianos jamás operaron, en estricto sentido, como contra poder de los tres
poderes públicos, no se pueden negar cubrimientos periodísticos dirigidos a
confrontar las sempiternas mafias que se enquistaron en la justicia, en el ejecutivo
y en el legislativo. Famosas fueron las unidades investigativas y las posturas
editoriales que hacían tambalear ministros y presidentes. Sigamos con Ramonet.
A partir de esa constatación, Ramonet propuso crear un 5to poder ante la
evidente incapacidad de los medios y periodistas de controlar a los agentes
que, instalados en los tres poderes públicos, iban en contra de la democracia y
los derechos humanos.
Baste con recordar que muchos de
las empresas mediáticas y periodistas que hoy de manera coordinada atacan a
Petro, en el pasado se hincaron ante el poder intimidante del entonces
presidente Álvaro Uribe Vélez. Noticias Uno y uno que otro periodista optó en
ese periodo aciago (2002-2010) a confrontar a quien gobernó con tal mano dura,
que el Estado que dirigió Uribe, produjo 6402 víctimas confirmadas por la JEP. Entonces,
Ramonet dice que “es necesario, simplemente, crear un quinto poder que nos
permita oponer una fuerza cívica ciudadana… para denunciar el superpoder de los
medios de comunicación, de los grandes grupos mediáticos cómplices y difusores
de la globalización liberal”.
Quizás, entonces, somos testigos
del nacimiento de un 5to poder en las redes sociales que de manera franca y
directa develan los intereses corporativos (económicos y políticos) de medios como
los señalados líneas atrás, que fungen hoy como actores políticos y agentes
generadores de miedo e incertidumbre en los lectores que aún creen que sus
tratamientos periodísticos son objetivos y sobre todo, ciertos, verdaderos o
por lo menos, creíbles.
Llámese Quinto poder o Grupo de
Análisis, las audiencias necesitan de insumos para tomar decisiones en torno a
seguir consumiendo lo que publican los medios tradicionales o, por el
contrario, buscar otras fuentes de información que sí aseguren la entrega de
información veraz y oportuna y bajo criterios de responsabilidad social.
Imagen tomada de RCN