Por Germán Ayala
Osorio
Iván Duque Márquez asumió de un
tiempo para acá el rol de crítico del gobierno de Gustavo Petro. Y pontifica en
asuntos económicos y sociales que él manejó bastante mal durante su periodo de
gobierno (2018-2022). Quien fuera el presidente-títere de Álvaro Uribe Vélez y
de la godarria bogotana, resolvió de un momento a otro, convertirse en experto,
cuando el país lo recuerda como el más funesto y despreciable presidente de la
República, superando con creces la administración de Andrés Pastrana.
Duque Márquez cree que emitiendo
opiniones sobre asuntos que él manejó de la peor manera, podrá quitarse de
encima el remoquete de títere con el que millones de colombianos lo asocian por
haber aceptado ser presidente de la República, por decisión de un tercero. Baste con recordar que la prensa internacional
se preguntó si era una figura del rock o un puppet. La periodista de CNN,
Angela Patricia Janiot le preguntó al aire que si él era el títere de Uribe. Al
final, los colombianos llegamos a la conclusión de que se trató de un muñeco
que el Gran Titiritero usó hasta el cansancio.
Las representaciones sociales
negativas que sobre Duque circulan dan cuenta de un cuarentón fatuo, infantil y
pusilánime que se sentó en el Solio de Bolívar para seguir un guión económico,
social, ambiental, militar y político que le entregaron: perseguir a sus críticos,
aumentar la pobreza monetaria, bombardear solo campamentos guerrilleros;
mantener finas relaciones con el Clan del Golfo; permitir la corrupción pública;
ahondar el proceso de privatización del Estado; acabar con las selvas, para meter ganadería y agrocombustibles; salvar a los bancos y entregar
migajas a los más pobres durante la pandemia; mandar a sacarles los ojos a
cientos de jóvenes que salieron a reclamar sus derechos; permitir que su madre,
según versiones periodísticas, liderara la entrega de recursos de la SAE a su círculo
de amigos. La conocen con el alias de La Madrina. Y el listado sigue.
El columnista Juan Carlos Botero
señaló que “todo expresidente debería guardar un prudente silencio luego de
terminar su mandato. Ahora, si fue un presidente ejemplar, quizá se le perdonan
algunas opiniones. Pero un presidente malo, que después pontifica sobre
cómo se debe gobernar, eso ya es demasiado”.
Aunque Botero no se refiere de
manera directa a Iván Duque, el calificativo de presidente malo le calza perfecto
a este manzanillo, homúnculo y mequetrefe que Uribe y una parte de la élite
económica manipuló como si de verdad se tratara de un muñeco, de un puppet.
Haría bien en retirarse de la
vida pública y dedicarse a cantar o hacer DJ, actividades que podría desempeñar
con un relativo éxito, dada la pesada carga que dejó su desastrosa administración.
Lo mejor que podría hacer es callarse y retirarse a disfrutar de la pensión que
se ganó por haber desangrado las finanzas públicas y entregarle la Fiscalía a
su amigote, el inefable Francisco Barbosa. De esa manera, esa institución sigue
en manos de lo que se conoce como el uribismo.
Señor Iván Duque Márquez: por
favor guarde silencio. A usted, millones de colombianos lo aborrecen. Y dentro
de la secta-partido, el Centro Democrático, también. Le recuerdo que la señora Cabal, alfil de Uribe
Vélez, se refirió a usted como “un gordo marica”. Y ese calificativo, se asocia
a la idea de una persona pendeja, medio boba o atembada.
Imagen tomada de la red
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