miércoles, 2 de agosto de 2023

CONDENADO EL ESTADO POR EL FEMINICIDIO DE ROSA ELVIRA CELY

 

Por Germán Ayala Osorio

Con la condena por el crimen de Rosa Elvira Cely, el Estado colombiano acumula otra más, lo que lo confirma como un orden criminal, premoderno, violento y feminicida. Pasaron 11 años para que la justicia fallara a favor de la familia de esta víctima de la sociedad patriarcal y machista en la que vivimos.

Pero más allá de la condena y de la indemnización millonaria, el caso de Rosa Elvira Cely debe de servir para que la opinión pública reconozca muy bien a quienes en ese momento descalificaron a la víctima, menospreciaron la gravedad de lo sucedido y terminaron revictimizando a la occisa y a sus dolientes.

En particular, hay que poner el foco en una figura política: Miguel Uribe Turbay, en ese momento secretario de Gobierno de la alcaldía mayor de Bogotá. El nieto de Turbay Ayala es responsable del sentido del comunicado que emitió su oficina jurídica, así él lo negara y ofreciera disculpas a la familia después de comprender las reacciones negativas que generó dicho comunicado de prensa. En ese documento, la culpa del crimen fue atribuida a la víctima por no conocer el pasado de su victimario y no tomar las medidas necesarias para evitar su compañía. “El caso fue culpa exclusiva de la víctima” fue la frase con la que el entonces secretario de Gobierno subvaloró el crimen y por ese camino, la vida misma de Rosa Elvira.

Este tipo de hechos, mirados en perspectiva histórica, deben de servir para que la opinión pública reconozca el talante del hoy senador de la República y en esa medida, se niegue cualquier apoyo ante una eventual candidatura presidencial de este delfín que hoy milita en la secta-partido, el Centro Democrático. Más pronto que tarde este “infantil cetáceo” querrá llegar a la Casa de Nariño, porque así lo determina su origen político.

Hace bien EL ESPECTADOR en recordar el cruel asesinato de Rosa Elvira y hacer énfasis en el lamentable concepto emitido por esa dependencia del gobierno distrital, en cabeza del nieto de quien gobernara el país (1978-1982) bajo las violentas condiciones impuestas por su Estatuto de Seguridad, política pública muy parecida a la Seguridad Democrática de Uribe Vélez, en lo que toca a perseguir, torturar y desaparecer a detractores y críticos de ese gobierno del inefable Turbay Ayala.

Como somos una sociedad desmemoriada, ojalá esta sentencia contra el Estado colombiano sirva no solo para recordar a Rosa Elvira, sino a aquellos hombres que, desde el poder político, suelen minimizar los crímenes de mujeres. Incluso, se atreven a negar la existencia misma de los feminicidios.

Cuando la goda élite bogotana decida proponer a Miguel Uribe Turbay como candidato presidencial, debemos estar prestos a recordar estos hechos que El Espectador bien trae a colación, a propósito de la sentencia judicial.





Imagen tomada de Colombiacheck

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