Por Germán
Ayala Osorio
La sanción penal
que recaerá sobre Luz Fabiola Rubiano por actos de hostigamiento y expresiones
racistas en contra de Francia Márquez Mina es una llamado de alerta para los
millones de racistas y clasistas que viven en Colombia, para que se cuiden de soltar,
en público, su veneno racial en contra de comunidades afros e indígenas. En
privado muy seguramente seguirán odiando y señalando a quienes ellos creen que
son “inferiores” por consideraciones étnicas o un peligro, por ser afines a
ideas de izquierda o al “gran coco”, el comunismo.
La señora
Rubiano pasará a la historia por esta condena que, aunque no es ejemplarizante,
sí tiene un valor simbólico importante para una sociedad que, a través del
humor, el deporte, el lenguaje cotidiano y el ejercicio del poder, naturalizó
los resquemores hacia la población afro. Una vez Francia Márquez Mina se convirtió
en vicepresidenta, cientos de miles de camisas blancas y de “arios” dejaron
salir el malestar al ver a una mujer negra, que viene de muy abajo, instalada
en lo más alto del poder político.
En la diatriba
que desenfundó Rubiano aquella tarde en la que el país conoció su enfermizo
odio hacia los pueblos afro y en particular hacia la vicepresidenta, no solo
hubo expresiones racistas, sino condenas ideológicas para los “comunistas”.
Recordemos lo dicho por Luz Fabiola Rubiano:
“Y el simio
ese, que, porque puso un millón de votos, se considera la berraca del paseo,
pobre simio, los simios gobernando”. “¿Qué educación puede tener un negro? Los
negros roban, atracan y matan, ¿qué educación tienen?; A los comunistas, un
tiro en la mula, y pal río”, gritó Rubiano después de haberse despachado
contra Márquez Mina. Lo último que dijo Rubiano, lo hizo evocando al inefable
Álvaro Uribe Vélez, considerado por la señora Rubiano como el “mejor presidente”,
al que “le faltó tiempo” para acabar con las guerrillas y los comunistas.
La irascible
ciudadana podrá pagar la simbólica condena en su domicilio, pues el delito es
excarcelable. Ojalá, Rubiano coja escarmiento y cambie de actitud. Si su
arrepentimiento es sincero, podría hacer que sus compañeros racistas entren en
razón y entiendan que nadie puede ser discriminado por su color de piel, ideas
políticas o preferencias sexuales.
El o la juez del
caso debería de considerar obligarla a leer libros de historia e incluso, a
dejar de lado el antropocentrismo que guía su vida. Señora Rubiano: usted, Francia
y yo, somos animales humanos. Los simios a los que hizo referencia son animales
no humanos. Y si mira un poco más allá, se dará cuenta que fue la especie
humana la que convirtió este planeta en un matadero. Vaya y siéntese a leer,
pues lo suyo es ignorancia supina, y quizás, con algunos finos trazos de
estupidez.
Adenda: el 11 de septiembre se conocerá por parte del juez, la condena que deberá pagar Rubiano. Lo que se conoció fue el sentido condenatorio del fallo judicial. Finalmente, fue condenada a 17 meses de prisión y al pago de una suma superior a los 13 millones de pesos. Rubiano quedó bajo libertad condicional por haber aceptado los cargos.
Imagen tomada de Cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario