domingo, 23 de julio de 2023

CON MANCUSO COMO GESTOR DE PAZ, PETRO MANDA UN RAMO DE OLIVOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Anuncia el presidente Gustavo Petro que Salvatore Mancuso será gestor de paz. Antes de examinar los pros y los contras de dicha designación, hay que preguntarse si el regreso al país del excomandante paramilitar se dará en los próximos meses, pues la tarea de ser gestor de paz no tendría mayor sentido estando recluido en una cárcel en los Estados Unidos.

El nombramiento como gestor de paz deviene con un carácter de reconciliación política a la que podrían no estar dispuestos los sectores de poder político y económico que Mancuso salpicó en sus declaraciones a la JEP. Y no por miedo a que vayan a verse involucrados sus principales voceros en procesos penales, sino porque asumen lo dicho por el líder paramilitar como una traición y una innoble colaboración con quien los viene confrontando y denunciando a sus familias y clanes desde que fungía como congresista: Gustavo Petro.

A las familias y empresarios que aportaron millonarias sumas de dinero a la causa paramilitar les preocupa la sanción mediática-moral que se desprenda de los eventuales llamados que haga la JEP para versiones libres, que no les comprometen penalmente. Y más que esa sanción, les molesta que ésta llegue, justamente, en el gobierno de quien los viene fustigando de tiempo atrás.

Con Mancuso, quizás el presidente Petro les está mandando un ramo de olivos a esos sectores de poder económico y político que osaron aportar millones de pesos a la causa paramilitar que no buscaba acabar con las guerrillas, sino despojar millones de hectáreas de tierra para repartirla entre hacendados, ganaderos y proyectos agroindustriales. Ese ramo de olivos, por supuesto, que tendría la intención de ganar apoyos para sacar adelante sus reformas y una mayor gobernabilidad. 

La apuesta del presidente de la República se entiende como parte de la Paz Total, idea maximalista que requiere de una reflexión de todos los actores armados, circunstancia esta que es difícil que se produzca porque demanda un alto nivel de formación política y desapego de todo lo que les garantiza las economías ilegales, asunto que no todos los líderes paramilitares, guerrilleros e incluso los miembros de la clase política asociada a esas organizaciones criminales tienen. Si hay algo que caracteriza a mafiosos, paramilitares, sicarios y guerrilleros es su bajo capital social y cultural y una formación política premoderna, anclada al temple de señores feudales que jamás entenderán el carácter público del Estado moderno.

No creo que Mancuso sirva mucho como gestor de paz al momento de buscar acercamientos con las estructuras narco-paramilitares que hoy operan en varios territorios, de la mano de prácticas sicariales. Es decir, Mancuso no tendría con quién dialogar pues esos nuevos grupos paramilitares deambulan acéfalos y con una baja formación política.

Imagino que las disidencias de las Farc exigirán al gobierno que gestione ante Biden el regreso de su líder Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad, preso también en una cárcel americana, con una situación penal distinta a la de Mancuso.

Una vez llegue al país Salvatore Mancuso, las redes sicariales diseñadas desde sectores políticos y económicos entrarán en operación con el objetivo de asesinar al confeso paramilitar. 

 

Imagen tomada de El Colombiano. 

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