Por Germán Ayala Osorio
El uso de los términos “polémico
empresario” y “presunto” en el discurso periodístico-noticioso para referirse a
delincuentes de cuello blanco y a toda suerte de criminales y corruptos sin
linaje, bien puede obedecer a simpatías ideológicas con los procesados,
sindicados o acusados. O quizás puede obedecer a una estrategia jurídica de las
empresas mediáticas para cuidarse de demandas o solicitudes de retractación directa
de parte de los involucrados o también puede entenderse como un acto de
responsabilidad social frente a quienes, por cuenta de las autoridades, llámese
policía o fiscalía, entre otras, terminan señalados de delitos que jamás
cometieron. Procesos estos que terminan legitimados por la prensa que suele
exponer al escarnio público a los señalados o sindicados de delitos infundados.
Eso sí, en ocasiones los editores
exageran en el uso del vocablo, pues a pesar de que el sindicado o procesado
acepta los cargos que le fueron imputados, se continúa hablando de la “presunta”
responsabilidad o culpabilidad. Una vez el sospechoso acepta la
comisión del delito, no se trata de un supuesto, o de una conjetura
periodística. Hay un hecho probado sobre la base de que ya el individuo
aceptó la responsabilidad, se allanó a los cargos o le fue aceptado un acuerdo
con la Fiscalía.
El caso del expresidente Álvaro
Uribe resulta paradigmático en lo que tiene que ver con el uso particular del
vocablo “presunto”. Veamos algunas diferencias en los tratamientos periodísticos
que varios medios hicieron y que hacen pensar en que algunos de estos, por
decisión editorial, optan por seguir cuidando la imagen, aunque ya maltrecha,
del poderoso político antioqueño. En el portal Infobae se lee lo siguiente: “En
la tarde del 23 de mayo de 2023, la jueza Laura Estella Barrera decidió
continuar con el juicio en contra del expresidente Álvaro Uribe por el
delito de soborno”.
En la página web de La W se puede
leer lo siguiente: “La juez 44 Penal del Circuito con Función de
Conocimiento de Bogotá, Sandra Heredia, terminó el decreto probatorio de las
evidencias que serán presentadas en el juicio contra el exsenador Álvaro Uribe
Vélez, por presunta manipulación de testigos”.
Entre tanto, El Universal registró
así el hecho jurídico-político: “la jueza 44 de conocimiento de Bogotá,
durante la audiencia que se realizó este miércoles 20 de noviembre de 2024,
decidió avalar como prueba técnica las interceptaciones telefónicas ordenadas
por la Corte Suprema de Justicia en 2018, en las que se registraron
conversaciones entre el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el abogado Diego
Cadena. Esta decisión llega en medio del juicio que se lleva a cabo
contra Uribe, quien es acusado por manipulación y presión a testigos”.
RCN, casa periodística afecta al
expresidente y hoy acusado, registra de esta manera la decisión de la operadora
judicial: “La juez 44 Penal del Circuito con Función de Conocimiento,
encargada del caso del expresidente Uribe, definió las pruebas que serán
tenidas en cuenta durante el juicio contra el exmandatario por supuesto
soborno a testigos y fraude procesal”.
El diario EL PAÍS de Cali, en
manos hoy del clan Gilinski expuso en la bajada de la nota periodística del 20
de noviembre que “el proceso judicial que enfrenta el expresidente, acusado
de fraude procesal y soborno a testigos, avanzó este 20 de noviembre”.
El diario bogotano El Espectador dijo
el 22 de noviembre que “durante la audiencia preparatoria del pasado 20 de
noviembre en el caso en contra de Álvaro Uribe Vélez por presunto soborno a
testigos y fraude procesal, la juez 44 Penal del Circuito con Función de
Conocimiento de Bogotá, Sandra Liliana Heredia, definió la lista de los nuevos
testigos que declararán en el juicio en contra del expresidente de Colombia”.
Por aquello de la presunción de inocencia
y hasta que la jueza que lleva el juicio contra Uribe no falle en derecho, las
empresas mediáticas afectas al Señor Acusado o al Gran Acusado seguirán hablando
de su presunta responsabilidad a pesar de que el material probatorio conocido
públicamente indicaría otra cosa.
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