Por Germán Ayala Osorio
“Vamos a recuperar a
Colombia y enderezar el rumbo” es desde ya la frase de campaña con la
que la derecha buscará recuperar lo único que les interesa tener: la Casa de
Nari (antes Casa de Nariño) y con esta la capacidad de contratar y gobernar
como ha sido tradición: para unos pocos, en detrimento de los derechos de las
grandes mayorías y los de la Naturaleza. Sin duda alguna, la sentencia que lanzó el
reelegido director del insepulto partido Liberal, César Gaviria Trujillo,
deviene con un triple carácter: es vindicativa, engañosa y ofrece una falsa “esperanza”
en oposición a la ilusión de cambio con la que Petro triunfó en el 2022.
Cuando Gaviria Trujillo sostiene
que “estamos trabajando para que Colombia recupere el rumbo” reconoce
que pondrá su empresa electoral al servicio de la derecha y la ultraderecha, lo
que implica desterrar las ideas de izquierda que siempre acompañaron la operación
histórica del partido Liberal, para darle paso a una colectividad interesada en
que la doctrina neoliberal recupere los espacios y la visión que se perdieron
con la administración progresista liderada por el presidente Gustavo Petro. Es
decir, tanto el partido como el propio expresidente Gaviria serán agentes iliberales
que liderarán la “recuperación” del país para las viejas camarillas que sufrieron
derrota en el 2022.
Si Petro no cambió sustancialmente
el modelo económico y mucho menos logró modificar las correlaciones de fuerza, el
ofrecimiento de Gaviria no es otra cosa que la expresión de la profunda
animadversión hacia Petro por no haberle dado juego politiquero con la entrega
de ministerios para la explotación burocrática y el favorecimiento particular de
su vástago, Simón Gaviria. César Gaviria sabe que la “huesuda” lo tiene
cercado, razón suficiente para acabar de garantizarle el futuro político a su
amado hijo.
En entrevista al diario El
Espectador el cacreco director reelecto del partido Liberal aseguró que “invitamos
a todas los partidos y movimientos, a personas que quieren aportar a una gran
coalición por el bien de Colombia, todos vinieron, expusieron sus ideas, a
todos los escuchamos con respeto, estamos trabajando para que Colombia
recupere su rumbo y solucionar los problemas de la gente que hoy son aún más”.
Insisto en que la frase “recuperar
el rumbo” es funcional al discurso de la derecha que, a pesar de que sabe que “Colombia
no se convirtió en Venezuela y que mucho menos llegó el castrochavismo”, tienen claro que dentro del electorado hay cientos de miles de colombianos que creen que efectivamente el comunismo
llegó al país por el solo hecho de que un exguerrillero esté gobernando; otros,
quizás un poco más leídos y formados, exhiben su molestia con el actual
gobierno porque dejaron de recibir millonarios contratos por cuenta del poder que perdieron los políticos que en el pasado los venían favoreciendo.
En lo que respecta a la discutida
reelección del carcamal de César Gaviria hay que señalar que estamos ante la expresión
genuina de la incapacidad de renovación que exhibe la clase política colombiana;
al asumirse como capataces eternos, reducen la política a un juego de machos
que, a pesar de sus desvencijadas figuras, prefieren continuar manejando los
hilos de un poder cada vez más ilegítimo porque está asociado a la tradición
tramposa de una derecha que manejó los partidos y el propio Estado como
instrumentos para dar rienda suelta a megalomanía y a sus mezquinos intereses.
cesatr gaviria trujillo en la convención liberal - Búsqueda Imágenes
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