Por Germán Ayala Osorio
Pasó el primer foro del Centro
Democrático (CD) en el que cinco congresistas de esa colectividad desfilaron
frente a su dueño, el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Como si de tratara de
una feria equina, cada precandidato expuso sus ideas con el único objetivo de
agradar a Uribe. Convertido el caballista y expresidiario en una especie de “Raimundo
Angulo” de la política, este primer encuentro confirma al exmandatario
antioqueño como el gran elector, así como el caudillo y el mandamás de la
derecha y la ultraderecha. La senadora María Fernanda Cabal reconoció que se sentía
como en un reinado.
Por la pasarela desfilaron Paloma
Valencia, Paola Holguín, María Fernanda Cabal, Miguel Uribe Turbay y Andrés
Guerra. Al final del encuentro, Uribe le dijo a El Espectador que “le
dan “miedo” los candidatos sin doctrina, porque son un “peligro y
una incertidumbre”. En este punto aseguró que los cinco senadores del Centro
Democrático que buscan la candidatura son “líderes extraordinarios”, pero
que deben seguir preparándose y saber cuándo deben tomar decisiones cruciales
para el país”.
Lo dicho por Uribe Vélez confirma
que los foros no son otra cosa que ejercicios públicos en los que cada precandidato
será examinado en su capacidad de repetir sin cambiarle una coma al discurso y a
las ideas doctrinales que aparecieron originalmente en el Manifiesto
Democrático, los 100 puntos de Uribe. Quien las repita con mayor seguridad y
vehemencia estará cerca de ganarse el guiño del caballista. Ideas como “reducir
el tamaño y la operación austera del Estado, luchar contra la corrupción y el recurrente
tema de la seguridad democrática”, serán claves a la hora de elegir de los
cinco el candidato que agitará la raída bandera del uribismo. Llegado el
momento preciso, la narrativa de los “tres huevitos” volverá a hacerse presente
en los siguientes foros en los que el hijo de Salgar (Antioquia) seguirá tomándole
la lección a sus aventajados y adoctrinados mandaderos. Lo que tienen que hacer
Cabal, Valencia, Guerra, Uribe Turbay y Holguín es aprenderse de memoria ese Manifiesto,
sonreír cuando miren al patrón y eso sí gritar varias veces que a “Colombia la vamos
a recuperar”.
Cuando Uribe dice que deben “seguir
preparándose”, quizás les esté mandando un mensaje claro a los cinco precandidatos
y a otros que por fuera de la colectividad estén dispuestos a declinar sus
aspiraciones individuales para sumarse al proyecto político que el expresidente
diseñe para el 2026, en el que no necesariamente el candidato presidencial del
uribismo saldrá de los cinco precandidatos mencionados. Es posible que desde ya
el ladino hacendado esté pensando en Juan Daniel Oviedo, exdirector del DANE, quien
ya se mostró cercano al ideario uribista.
La senadora Holguín sabe que no pasará el examen. Paloma Valencia le sirve más a Uribe como agitadora, que como candidata. El expresidente también parece tener dudas sobre las capacidades de Cabal para tomar las banderas del uribismo. A las tres las podría descalificar por ser mujeres. Al caballista le gusta más tratar con machos cabríos. Guerra es un antiqueño altanero que le sirve a Uribe más como escudero, que como candidato presidencial. Queda el obsecuente Miguel Uribe Turbay, por quien Uribe parece tener simpatías más por agradecimiento con su abuelo el expresidente Turbay Ayala, que por estar convencido de sus capacidades para gobernar. Eso sí, lo debe estar viendo como en su momento el expresidente miró a Iván Duque: como una marioneta.
Primer foro de precandidatos del Centro Democrático inició en medio de tensiones
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