Por Germán Ayala Osorio
El intercambio de sombreros vueltiaos entre el presidente de
la República y el confeso criminal, Salvatore Mancuso Gómez es un gesto de paz y
reconciliación que, por supuesto no le gusta a la derecha uribizada, porque detrás
está la insistencia de Petro de seguir develando verdades alrededor del
contubernio y amancebamiento político, social y económico que se dio entre clanes
políticos, clase empresarial rural y citadina y los temidos comandantes
paramilitares para cometer masacres, desplazar a millones de campesinos y
arrebatarles sus tierras.
El presidente Petro está en la tarea de recuperar aquellos
predios que Mancuso entregó al Estado para reparar a sus víctimas y que al
parecer están en manos de políticos y testaferros. Hay que recordar que la SAE,
en las anteriores administraciones, sirvió de “banco de bienes” para pagar
favores electorales y políticos. Fincas y mansiones fueron entregadas y alquiladas
por precios irrisorios a amigos de los gobiernos de Uribe, Santos y Duque.
La entrega de tierras a campesinos para consolidar la
soberanía y la autonomía alimentarias hace parte del proyecto político del
actual gobierno, de ahí que la presencia de Mancuso en el evento tenga un
especial significado por cuanto él lideró la arremetida paramilitar para que
ganaderos, narcos y latifundistas se quedaran con las tierras de los campesinos
que los miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) desplazaban,
pagando de esa manera los apoyos económicos recibidos por esos actores de la
sociedad civil simpatizante de la causa supuestamente contrainsurgente.
No puede verse el intercambio de los simbólicos sombreros como parte de un proceso de “beatificación” iniciado por el actual gobierno del excomandante de las AUC, como lo sugirió el periodista Félix de Bedout. Sin duda, el periodista antioqueño exagera en su lectura maliciosa del suceso político. Ni tampoco reducir la intención de pacificar el país por las buenas, a "un teatro de compadres" como la calificó el expresidente, expresidiario y sub judice ciudadano, Álvaro Uribe Vélez.
La pulla que lanzó Petro contra Uribe da cuenta de la dimensión
política y de las intenciones del jefe del Estado de continuar demostrando que
sus denuncias de la existencia de la parapolítica y la paraeconomía, siendo
congresista, no solo eran ciertas, sino que han permanecido en el tiempo. Esto dijo
Petro: “Salvatore, ‘Macaco’, ‘Jorge 40′ podemos reactivar la mesa de paz porque
el proceso no ha terminado, no se han entregado los bienes a las víctimas que
ustedes le entregaron a la justicia, el proceso no se ha terminado, quedó
interrumpido y para eso propongo instalar la mesa para finiquitar el
proceso de paz que inició Álvaro Uribe Vélez con ustedes, esta vez sin
traición y sin miedo a la verdad, que existía en esa época”.
Mientras que el uribismo le apunta a mantener en el olvido lo sucedido entre paramilitares y la clase política y empresarial, el presidente Petro está interesado en ahondar en esa verdad que asusta a quienes se siguen beneficiando de las tierras que las AUC les quitaron a cientos de campesinos como parte del proyecto de la derecha, tanto la legal como la ilegal, de concentrar la tierra en pocas manos, anular simbólica, económica y políticamente al campesinado, y continuar con la expansión del modelo de la gran plantación, sostenido por la ganadería extensiva de baja producción y los monocultivos de caña de azúcar y palma africana.
Adenda 1: hay un elemento socio geográfico y cultural que en entra a jugar en la
relación Petro-Mancuso: ambos nacieron en Córdoba. Ese factor genera una
genuina confianza, a diferencia de la relación Uribe-Mancuso, en la que la
perfidia de la que fueron víctimas los jefes paras extraditados a USA terminó
por confirmar que el imaginario de la mentira y la capacidad de enredar y
engañar que acompaña a eso de ser “paisa”, para el caso de Uribe, resultó cierto.
Recordemos que Uribe Vélez nació en Salgar, Antioquia, aunque su hacienda El
Ubérrimo está en jurisdicción de Córdoba.
Adenda 2: dentro de las alusiones simbólicas que trae el sombrero vueltiao, están “animales
y plantas como, la flor del maracuyá (triángulos), la flor del limón (rombos),
la flor del totumo (círculos y triángulos), la flor de azahares (rombos y
rectángulos), el granito de arroz (jaspeado), el diente del burro (cuadros con
líneas en diagonal) y la espiga del maíz (triángulos con líneas en diagonal),
entre otras. Además, narra diferentes tipos de actividades: la caza, la
pesca, la hacienda, la religión”. Los dos últimos elementos dan cuenta
con claridad histórica y cultural de lo que Colombia es y ha sido: poderosos y
peligrosos hacendados, todos hombres creyentes.
petro y mancuso intercambian sombreros - Búsqueda Imágenes (bing.com)
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