Por GERMÁN AYALA OSORIO
Los expresidentes de la República son figuras políticas de las que la opinión pública espera, imagina y hasta desea que sus comportamientos sean ejemplares y acordes con la dignidad que representan en su calidad de ex jefes de Estado.
Dentro de ese deseado perfil se espera que actúen con sindéresis y la madurez suficientes para responder ante coyunturas en las que sus opiniones se consideran importantes para el devenir del país, en lo que tiene que ver con las relaciones exteriores.
Ante la compleja crisis política que enfrenta Venezuela, el gobierno de Petro ha tratado de no afectar las relaciones comerciales, diplomáticas y políticas con el vecino país. Ello explica su cautela ante los hechos electorales que hacen pensar en que efectivamente hubo fraude en las pasadas elecciones presidenciales en la República Bolivariana de Venezuela; Petro propuso, junto con México y Brasil, salidas políticas y civilizadas a esa difícil situación.
Pensar en volver a cerrar la frontera con Venezuela y romper relaciones, como lo hizo Iván Duque durante su gobierno, afectaría en materia grave la vida de cientos de miles de colombianos y venezolanos que sobreviven del comercio legal e ilegal que ocurre en la porosa frontera entre los dos países.
En la actual coyuntura, Colombia prácticamente se quedó sola lidiando con las presiones internacionales. Petro debe lidiar a diario con las presiones que le hacen los medios y los sectores de la Oposición que lo califican de ser "cómplice de Maduro en el robo de las pasadas elecciones presidenciales" en Venezuela.
Así las cosas y quizás buscando consensos en medio de un clima político crispado, el gobierno de Petro invitó a los expresidentes a reunirse bajo el manto de lo que se conoce como la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores (artículo 225 de la Constitución).
Los exmandatarios Andrés Pastrana e Iván Duque Márquez dijeron no a la invitación. Se sumaron a la negativa, los expresidentes Gaviria y Uribe. Este último conversó con el canciller Murillo, a quien le expuso sus consideraciones. Al final, solo Juan Manuel Santos y Ernesto Samper asistirán.
Aunque no están obligados a asistir, de ellos se espera que ante la invitación del actual Gobierno acudan al llamado dejando de lado las diferencias ideológicas, personales y políticas. La convocatoria del Canciller, emanada del presidente de la República, debe entenderse como un acto político con el que todos deponen sus diferencias para poner por encima un asunto de Estado clave: conservar o no las relaciones diplomáticas, comerciales y políticas con el régimen de Nicolás Maduro Moros.
El mentecato de Iván Duque expresó públicamente sus razones: “No asistiré a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores porque no comparto la posición ambivalente y cómplice del gobierno Petro con la dictadura de Venezuela, frente a las atrocidades, sistematicidad de la violación de los derechos humanos”.
En el mismo sentido se pronunció el también mentecato expresidente Pastrana: “En lo internacional Colombia siempre ha mantenido una política clara de respeto a la libertad y la democracia. Este gobierno prefirió el apoyo a las tiranías y al terrorismo”.
Sin duda alguna, las reacciones de Pastrana y Duque devienen con un carácter infantil, propias de dos exmandatarios viscerales en sus posturasy declarados enemigos del presidente Petro. El primero está enfrentado judicialmente con el jefe del Estado por una demanda que interpuso el presidente contra Pastrana por injuria y calumnia. Entre tanto, Iván Duque y Petro mantienen agarrados en la red X por decisiones económicas equivocadas que según el jefe del Estado tomó Duque durante su administración.
Todo el tiempo se quejan Pastrana y Duque que el actual presidente ideologizó los temas económicos, la diplomacia y los asuntos políticos. Pero actúan de manera similar, exponiendo argumentos ideologizados que por estar atados a la naturaleza misma de la Derecha, les parece que no devienen con ese carácter. Para este par de mentecatos solo existe la ideología de izquierda en razón a que aún no se acostumbran a ver en la Casa de Nariño a un político diferente y un tanto hostil para las maneras en las que el establecimiento colombiano está acostumbrado a relacionarse con los jefes de Estado: a manosearlos y a imponerles decisiones de carácter macroeconómico.
Bien por Santos y Samper que al decir sí a la invitación, dejan ver su talante de estadistas, en el sentido en que son capaces de deponer sus diferencias y reparos, en beneficio del Estado y de la nación. Muy mal por Duque y Pastrana dos infantiles expresidentes. El hijo de Pastrana envejeció y no maduró. Y Duque, más joven, prefiere seguir actuando con la inmadurez propia de un cuarentón que se encontró con la presidencia y con una vida pública que lo supera porque claramente actúa como un hombre falto de juicio, esto es, un cretino. Entre tanto, el expresidiario y expresidente Álvaro Uribe por lo menos tuvo la gallardía de llamar al Canciller a exponer sus puntos de vista. César Gaviria morirá siendo el mismo político ambivalente del que se puede esperar cualquier cosa. Al igual que Pastrana, también envejeció mal.
Imagen tomada de EL TIEMPO.COM
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