viernes, 9 de agosto de 2024

ASESINAR A PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

Sin mayor aspaviento mediático, social y político se conoció de un plan para asesinar al presidente Gustavo Petro. Según el propio mandatario, detrás estaría el criminal alias Iván Mordisco, aliado con una red internacional de narcotraficantes. Más allá de la certeza o no del plan sicarial, lo cierto es que narcos, señores de la guerra, ex militares y "guerrillas" habría suficientes "razones" para "bajarse" al jefe del Estado.  De hecho, trascendió que habría un ex general detrás del macabro plan criminal. 

El gobierno actual enfiló baterías contra los más poderosos narcotraficantes, incluidos los dueños de las redes de contrabando. A lo que hay que sumar una purga nunca antes vista al interior de las fuerzas armadas permeadas de tiempo atrás por el narcotráfico, el negocio de las armas y municiones. 

En lo que deben ahondar la Embajada Americana y los organismos de inteligencia y contrainteligencia de Colombia y USA es en el develamiento de las posibles conexiones entre los líderes de la narcoguerrilla de Iván Mordisco, la red de traquetos y mafiosos, los señorones de la guerra y agentes políticos que se verían beneficiados con la salida de "circulación" del presidente Petro. 

En el portal la Silla Vacía se lee que "el presidente Petro fue informado sobre el plan del atentado por el cuerpo diplomático de Estados Unidos en Colombia. Iván Velásquez, ministro de Defensa, confirmó el pasado 8 de agosto que sí recibieron información sobre el posible atentado. Agregó que no es el único caso, pues en distintas ocasiones el equipo de inteligencia del Estado se ha enterado de planes para atentar contra el presidente y han actuado de manera oportuna". 

No tengo dudas de que hay sectores sociales, mediáticos y políticos que aplaudirían a rabiar la muerte de Gustavo Petro. De hecho, la poca visibilidad del plan hace pensar en que ese desenlace beneficiaría a más de un poderoso, así no estén conectados de manera directa con quienes están detrás de la planeación del atentado que iba a producirse el 20 de julio. Se habrían contratado francotiradores para asesinar al presidente de la República. 

La poca trascendencia del develado plan sicarial hace pensar en que el odio hacia Petro es de tal magnitud, que su crimen no sería asumido por la gran prensa y los círculos de poder político atados al establecimiento colombiano  como una tragedia nacional, sino como una simple consecuencia de una política anti drogas que por primera vez le apostó a sacar de la ecuación al campesinado y a romper las conexiones entre actores políticos, militares y económicos, con narcotraficantes, contrabandistas y "guerrillas". 

 Los anteriores gobiernos se limitaron a cumplir con las órdenes emanadas por el departamento de Estado de los Estados Unidos, consistentes en criminalizar campesinos, asperjar glifosato sobre el monocultivo de coca y por esa vía envenenar cultivos de pan coger y las aguas superficiales, incautar alijos de droga y pare de contar. Petro se la jugó por romper conexiones entre la institucionalidad oficial y los grupos de mafiosos, incluidos en estos a contrabandistas, de ahí la enorme molestia de sectores con poder económico para financiar el crimen del presidente. 

Esperemos que la Embajada Americana valore la nueva política anti drogas de Petro y ayude a los organismos de inteligencia no solo a evitar que otro plan sicarial se diseñe y ejecute, sino a entregar la información que poseen de las históricas  y naturalizadas relaciones entre ilegales y agentes legales afines al establecimiento colombiano.  


 


 Imagen tomada de Cuestión Pública


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