jueves, 2 de mayo de 2024

EL 188 ORDENA AL PRESIDENTE UNIR A LOS COLOMBIANOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Al presidente Gustavo Petro, por ser de izquierda, la prensa y el establecimiento le exigen, como jamás lo hicieron con anteriores mandatarios, que debe “unir a los colombianos” dando cumplimiento al artículo 188 de la Constitución que señala que el “presidente de la República simboliza la unidad nacional y al jurar el cumplimiento de la Constitución y de las leyes, se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos”.

Esos sectores de poder tradicional solo aluden a la primera parte del señalado artículo, pero no examinan que, justamente, en la segunda parte, la más importante quizás, está la apuesta del actual gobernante: garantizar los derechos y libertades a todos los colombianos, de ahí que las reformas a los sistemas de aseguramiento en salud y pensión van en esa dirección, al igual que la reforma laboral. Y en lo que respecta al asunto de garantizar libertades, la derecha ha podido salir a protestar sin que el Esmad les haya atropellado y mucho menos, disparado a los ojos a los cientos de miles de manifestantes, como sí ocurrió en el gobierno del presidente-títere, Iván Duque Márquez, a quien jamás le exigieron que cumpliera con el 188. 

Después de escuchar al presidente durante la conmemoración del Día del Trabajo, nuevamente la derecha y sus medios masivos volvieron a recordarle a Petro el artículo 188, pero solo en su primera parte. Y lo hicieron porque siguen pegados a las formas y no al fondo. Y es normal que así les parezca porque jamás tuvieron que lidiar con un outsider, con un congresista crítico y con un presidente impulsivo, y de repeso, exguerrillero, que sigue fiel a su ideario político y revolucionario. Hubieran preferido que hubiese llegado a la Casa de Nariño un ser obediente e incapaz de pensar por sí mismo, como el pelele y homúnculo del Iván Duque.

Pensarán que Duque si cumplió con el artículo 188, a pesar del manejo desastroso y criminal que le dio a la economía y al estallido social. Los más de 60 jóvenes afectados en sus ojos por el Esmad durante la administración del títere de Uribe Vélez debe ser una buena forma de unir a los colombianos. Y la reforma tributaria de Carrasquilla, la misma que generó las violentas protestas ciudadanas, también apuntaba, según la derecha, a dar cumplimiento a lo prescrito en el 188 de la carta política, en su segunda parte. Por favor, señores, bájenle un tantico al cinismo. 

Y si nos vamos un poco más atrás, entonces los 6402 jóvenes asesinados por el Estado durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez también fueron un bello gesto de unión; al igual que el discurso vulgar y violento del caballista con el que intimidó a todo aquel que criticara sus políticas neoliberales que acabaron con la agricultura, el campesinado, y desmejoraron las condiciones laborales de millones de trabajadores. Si algo hicieron Duque y Uribe durante 12 años fue desconocer la segunda parte del 188, porque nadie jamás se atrevió a exigirles que unieran a los colombianos porque los medios masivos y los líderes de opinión que hoy le exigen a Petro que lo haga, estuvieron alineados y cooptados por esa seudo doctrina que se llama uribismo. Convendría, para una sana discusión, que, al citar un artículo de la Constitución, se hiciera de manera completa para no hacer caer a la gente en engaños.

Claro que el país está dividido. Las marchas así lo constatan. El clasismo, el arribismo y el racismo alimentan el evidente enfrentamiento entre dos maneras disímiles de entender lo que el país realmente necesita. Petro cree que es posible vivir bajo condiciones de un Estado de Bienestar al mejor estilo europeo de los años 80; mientras que la derecha uribizada, considera que Colombia entre 2002 y 2010, garantizó la “confianza inversionista y la cohesión social”, en el marco de un artificioso Estado comunitario y un peligroso Estado de opinión.

Para la derecha uribizada, antes de la llegada de Petro al Solio de Bolívar, Colombia era una especie de Suiza, un paraíso con un único lunar: la presencia otoñal de una guerrilla tan infame y violenta, como las medidas neoliberales aplicadas a rajatabla desde César Gaviria, pasando por Pastrana, Uribe, Santos y Duque. Eso sí, mientras señalaban a ese gran lunar, con visos de malignidad, se dedicaron a ocultar el gran problema del país: la corrupción público-privada. Y para la izquierda y el progresismo, Colombia viene operando como un Estado corporativo, privatizado y criminal, al servicio de una oligarquía "anacrónica, vetusta y premoderna".

Si logramos superar el clasismo, el arribismo y el racismo (nos odiamos entre nosotros), quizás sea más fácil encontrar los puntos comunes que nos unan para que a un presidente le quede más fácil cumplir con el 188. Eso sí, también se va a necesitar que esos cientos de miles que salieron a marchar “emberracados” dejen de pensar y decir que, antes de la llegada de Petro, éramos la Suiza de América, cuando llevamos 200 años siendo un platanal con bandera. 


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 Imagen tomada de Radio Nacional de Colombia 

1 comentario:

  1. Estamos viendo la síntesis de los 2 marchas, en el medio el PUEBLO que salió ni participo pero va decidir el rumbo de los próximos años y los de Petro dieron una lección vigorosa de Democracia Real!!

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