sábado, 27 de enero de 2024

UN FISCAL TORCIDO NO ES FRUTO DEL ENREVESADO MECANISMO DE ELECCIÓN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Nadie discute el carácter garantista y liberal de la actual constitución política de Colombia. De ahí que las soluciones planteadas a los problemas de la sociedad colombiana no pasan tanto por la eficacia y eficiencia del diseño constitucional, sino por la cultura mafiosa que contaminó todos los ámbitos de la vida social, económica, judicial y política del país. Los efectos de ese ethos mafioso se agrandan porque como sociedad, un importante número de sus miembros son godos, violentos, incivilizados, premodernos, aporofóbicos, clasistas, misóginos, torcidos y racistas.

Ningún diseño constitucional servirá para profundizar la democracia y dar cuenta de lo prescrito en la carta política de 1991 en materia de derechos, mientras el ethos mafioso guíe la vida de políticos, periodistas, empresarios, maestros y jueces, entre otros más.

Por estos días la opinión pública se enfoca en el ya enrevesado proceso de elección del remplazo del saliente fiscal general de la Nación (FGN), Francisco Barbosa Delgado, quien dejará el cargo el 12 de febrero. El mecanismo constitucional reglado para hacer la transición en la dirección del ente acusador deviene “contaminado” por intereses políticos y clientelares, valoraciones jurídicas y presiones de agentes legales e ilegales que están involucrados de muchas maneras en procesos penales por narcotráfico, violencia sexual, paramilitarismo, manipulación de testigos, fraude procesal y corrupción en obras públicas de gran calado. Esas circunstancias, todas juntas, convirtieron a la FGN en una entidad poco técnica y confiable, debido en buena medida a su politización. El ente acusador es hoy un costoso nido clientelar y de transacciones mafiosas entre criminales de cuello blanco y bandidos armados, con fiscales e investigadores inescrupulosos que se dejaron comprar o capturar por clanes políticos corruptos y organizaciones criminales como el clan del Golfo.

Que el presidente de la República presente la terna para que sea la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en pleno la que elija finalmente el nuevo fiscal general, no es garantía de pulcritud, seriedad y mucho menos de probidad en el elegido o elegida. La elección misma de Barbosa constituye una prueba irrefutable de lo señalado. Este ladino personaje llegó al cargo únicamente por ser amigo íntimo de Iván Duque Márquez, quien lo ternó para que sirviera a los intereses del uribismo y de poderosos actores del establecimiento colombiano procesados por graves delitos. Ello explicaría las tres solicitudes de preclusión que Barbosa apoyó con el firme propósito de salvarle el pellejo al expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez, imputado por la Sala de Instrucción de la CSJ de los delitos de fraude procesal y manipulación de testigos.

La historia reciente del país en torno a la elección de los anteriores fiscales generales señala con claridad y perplejidad que esas designaciones estuvieron motivadas en perversos intereses políticos de parte de castas, clanes y familias que necesitaron en su momento de los favores para cerrar casos o evitar investigaciones penales. Es decir, todos los gobiernos anteriores a Petro, los presidentes de la República ternaron amigos cercanos, esto es, fichas fácilmente manipulables. Baste con recordar la cínica respuesta que dio el entonces presidente-títere, Iván Duque Márquez, cuando se le cuestionó su cercanía a Francisco Barbosa Delgado: “Yo no he visto el primer presidente que terne enemigos, salvo que ustedes me digan si hay algún presidente que en su fuero haya ternado enemigos o personas desconocidas”.

A pesar de esa tradición, el presidente de la República, Gustavo Petro presentó a tres mujeres de las que no se conoce cercanía alguna con el mandatario. Por lo menos, no ha trascendido que estudiaron con el jefe del Estado o que las une una entrañable amistad como sucedió en el caso de Duque y Barbosa.

Así las cosas, por primera vez hay una terna de solo mujeres, que, sin tacha alguna sobre sus trayectorias, esperan que los magistrados y magistradas de la CSJ voten y elijan cuanto antes a la nueva fiscal general de la Nación, evitando así la interinidad en manos de la vicefiscal, Martha Mancera, ficha de Barbosa, tal y como la esperan poderosos agentes del establecimiento colombiano.

Cualquiera de las tres abogadas que resulte electa como la nueva fiscal podrá actuar con independencia tanto del presidente que la ternó, como de los togados que finalmente confiaron en sus capacidades profesionales. Otra cosa es que una vez al frente de la entidad, la elegida decida torcerse con el fin de favorecer a nuevos o viejos actores políticos, legales e ilegales, metidos en delicados procesos penales. La nueva fiscal recibirá muy seguramente todo tipo de presiones, tanto de actores legales como de los ilegales.  



Imagen tomada de Colombia Informa. 

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