sábado, 20 de enero de 2024

MURIÓ PIEDAD CÓRDOBA: POLO POLO Y JOTA P HERNÁNDEZ, DE FIESTA

 

Por Germán Ayala Osorio

Murió Piedad Córdoba. Amada y odiada en el siempre lóbrego y tenebroso mundo de la política colombiana, su partida permite ver en las redes sociales los niveles de pugnacidad y odio que se respira en el país desde el 7 de agosto de 2022.

Aunque la cantidad de mensajes de solidaridad en las redes sociales por la muerte de la congresista superan a las maldiciones y reclamos de sus enemigos y detractores, llama la atención lo expresado por los congresistas Polo Polo y Jota P Hernández, quienes muy seguramente están celebrando la muerte de la liberal y luchadora por la paz. Estos advenedizos e ignaros legisladores expresaron su animadversión hacia la fallecida congresista. Y lo hicieron, apelando a un discurso propio de “sicarios morales” que, sobre el féretro de Córdoba, estarían dispuestos a derramar su viscoso veneno.

En sus expresiones de animosidad incontrastable, los congresistas confluyen en la idea de que será la justicia divina la que se encargue de cobrarle a Piedad Córdoba, lo que hizo en la tierra. Frase manida de ciudadanos creyentes que van a misa todos los domingos para buscar sosiego en la figura de Dios, pero que al otro día siguen destilando veneno con sus procaces discursos. Según este par de insustanciales políticos, Córdoba le hizo daño al país. En particular el ladino Jota P Hernández la calificó de bandida. Si hablamos de políticos dañinos, tendríamos que hablar de Álvaro Uribe Vélez, Alberto Santofimio Botero y más recientemente, Iván Duque Márquez.

Las curules accidentales de Miguel Abraham Polo Polo y Jhonathan Ferney Hernández, conocido bajo el alias de JP, dan cuenta de varios fenómenos, a saber: la banalización de la política, el oportunismo político y mediático circunscrito al estallido social de 2021 y la pobreza cultural.

El primero de esos fenómenos está atado a la baja cultura política de quienes, en el ejercicio del derecho a elegir, votaron con la bilis o simplemente se dejaron seducir por discursos vacíos de quienes se presentaron a elecciones para el Congreso de la República en una particular coyuntura. El resultado de esa baja cultura política está representado en las dos curules que ostentan este par de descriteriados políticos.  

En cuanto al segundo fenómeno, hay que decir que está ligado también al engaño de quien, como alias Jota P, fungió como un “Youtuber”, figura ridícula muy propia de una sociedad que prefiere los discursos básicos, la vulgaridad, la patanería y las calenturas pasajeras de una serie de bocones que se creen en la capacidad de liderar procesos de cambio social, cuando apenas si pueden ordenar sus precarias vidas. Y en lo que respecta al tercer fenómeno, este deviene ancorado a los perfiles de los señalados congresistas, convertidos en bufones de la derecha por cuenta, justamente, del mínimo capital social y cultural con el que cuentan.

Las luchas que libró en vida Piedad Córdoba en torno a la paz jamás podrán comprenderlas Polo y Jota P Hernández porque ambos asumen el conflicto armado interno como un asunto lejano, en el que no hay víctimas civiles, sino solo victimarios. Córdoba quizás cruzó una línea ética y política muy delgada cuando se acercó al entonces presidente Chávez y a las Farc-Ep, para que el primero ayudara con la liberación de los secuestrados que estaban en manos de esa guerrilla. Justamente, los balances que hay que hacer de lo hecho por Piedad Córdoba exigen de parte de los interesados unos mínimos conceptuales que Polo Polo y Hernández no tienen.

Cuando les llegue la hora de partir a estos dos políticos, muy seguramente, al examinar sus luchas, discursos y actuaciones, no habrá de dónde agarrarse para destacar algo positivo. Ojalá no volvamos a ver congresistas del talante de estos dos ridículos e infantiles personajes. En una recordada sesión en el Congreso, Piedad Córdoba dijo que "al fin de cuentas, JP sí era un HP". 



Imagen tomada de CMI

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