Por Germán Ayala
Osorio
Con el llamado a consultas al
embajador de Colombia, en Argentina, Camilo Romero, es probable que se dé el
enfriamiento o quizás la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Argentina
y Colombia. Ojalá la calentura política pase rápidamente y ese escenario no se
dé.
Como se sabe, en una entrevista concedida
a la periodista colombiana, Ángela Patricia Janiot, el presidente de los argentinos
se refirió a su homólogo, Gustavo Petro como un “comunista asesino que
está hundiendo a Colombia”.
Más allá del cruce de misivas
diplomáticas que produzca la arremetida de Milei, resulta interesante reflexionar
en torno a los perfiles de los dos mandatarios y al propio de la periodista que
lanzó el anzuelo y que Milei picó sabiendo de los efectos políticos y mediáticos
que iba a provocar.
Lo primero que hay que decir,
antes de ir a mirar el carácter de los dos mandatarios es que la política y el
periodismo se parecen mucho. Al fin y al cabo, sus ejercicios son formas del
poder. En lo que toca a las
personalidades de Petro y Milei hay que advertir que ambos son unos
provocadores profesionales. Los dos son subversivos, en el sentido en el que le
apuntan a subvertir, radicalmente, los órdenes establecidos y dominantes en Argentina
y Colombia.
El presidente colombiano es
considerado por una parte importante del “viejo” establecimiento colombiano,
como un político que llegó a perturbar la operación del ethos mafioso que por
siglos le funcionó a la clase política y empresarial que lidera eso que se
conoce como el régimen de poder tradicional. Después del estallido social y las
crisis generadas por la pandemia del Covid19, la pobreza y el malestar social
crecieron de tal forma, que el discurso reivindicativo al que apeló Petro en
campaña, lo catapultó para llegar al Solio de Bolívar. Petro tiene en su cabeza
el modelo de Estado de Bienestar europeo, pero olvida que aún la sociedad
colombiana, incluida las élites, deviene premoderna, incivilizada, goda, aporofóbica, misógina, machista, violenta, tramposa, miserable, clasista y
racista, circunstancias estas que hacen casi imposible pensar en que funcione
el Estado bajo esos parámetros del bienestar colectivo.
Entre tanto, Milei llegó a la
Casa Rosada para alterar los planes de una casta política que dice defender
ideas peronistas, sin que ello les fuese óbice para consolidar mafias clientelistas
responsables en buena medida de la debacle económica que sufren hoy los
argentinos. De ese malestar social brotaron los votos que llevaron a Milei a
sentarse en el sillón de Rivadavia. Macri (derecha) y la familia Kirchner (izquierda)
son responsables de la crisis socio económica que hoy ahoga al pueblo gaucho. Milei,
con su discurso neoliberal, expone su clara animadversión contra todo lo que
huela a socialismo y comunismo. Para el mandatario argentino, ambos modelos son
una “enfermedad del espíritu y quienes los promueven son basura, o excremento
humano”. “La verdadera enfermedad argentina se llama socialismo. En la
medida que un país abraza esas ideas, lo único que le va a ocurrir es ser cada
vez más pobre”.
Entonces, Petro y Milei se
parecen mucho, así ideológicamente estén parados en orillas ideológicas
distintas. Eso sí, esta crisis diplomática no se hubiera presentado si la
periodista Ángela Patricia Janiot no actuara también como una provocadora
profesional. Eso sí, su actuar resulta comprensible cuando se asume el
ejercicio periodístico para suscitar enfrentamientos ideológicos y políticos y
crisis diplomáticas como la que está en camino de producirse con el llamado a
consultas que acaba de hacer Colombia. En una anterior oportunidad, Janiot sacó
de casillas al entonces presidente Iván Duque Márquez. Y lo hizo, preguntándole
que si él era el títere de Uribe. Janiot, hija de un exfutbolista argentino, molestó al entonces presidente-títere y cumplió así con el principio periodístico de incomodar a quienes ostentan poder.
Al ver la entrevista con Milei,
Janiot la manejó muy a su estilo, esto es, sin confrontar las ideas y las explicaciones
económicas que le estaba dando Milei a sus preguntas. Prácticamente, se trató
de un monólogo que parecía disfrutar Janiot, periodista que bien podríamos
ubicar a la derecha del espectro ideológico y político.
Janiot sabía que no podía dejar
que la entrevista-monólogo terminara de esa manera. Por ello, acudió a la “vieja
escuela del periodismo farandulero” y le lanzó el anzuelo con el que hoy
millones de argentinos y colombianos acudieron a las redes para reproducir el
video de la entrevista o por lo menos a escuchar los minutos finales en los que
se produjo la arremetida de Milei. El presidente argentino aprovechó la
oportunidad que le brindó Janiot para revivir el enfrentamiento político con
Petro que se produjo durante la campaña que lo llevó a la Casa Rosada. Recordemos
que Petro lo comparó con Hitler, en respuesta a Milei por haber dicho que el
socialismo y los socialistas son excremento. Así las cosas, Petro, Milei y
Janiot son tres provocadores profesionales. Y ninguno va a cambiar.
Adenda: resulta
inconveniente y poco diplomática la reacción del embajador, Camilo Romero, al
calificar al presidente Milei de “hipócrita”.
Imagen tomada de Telam
Excelente columna. La vuelvo a leer en este amanecer y aplaudo la certeza de cada expresión. Y lamento, por supuesto, la descripción real de esta sociedad incivilizada, clasista, racista, ignorante, con ayuda d periodistas como @patriciajaniot, que se olvidan de la ética por lograr apaplausos dstemplados
ResponderEliminarMil gracias por leer y comentar. De verdad que lo aprecio.
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