Por Germán Ayala Osorio
La Corte Suprema de Justicia (CSJ) acaba de informarle al país que acepta la terna enviada por el presidente de la República, para escoger la nueva fiscal general de la nación. Al fijar el cronograma para que las ternadas expongan ante los togados sus visiones de la fiscalía y proyectos a ejecutar, el alto tribunal niega la sucia y hedionda insinuación que en su momento hizo el saliente fiscal, Francisco Barbosa, cuando se atrevió a decir que “lo mejor que le podía pasar al país es que Martha Mancera quedara al frente de la fiscalía”, su mano derecha.
Aunque la CSJ evitó llamarle la
atención a Barbosa por sus silencios ante denuncias periodísticas por la
captura mafiosa y criminal de la entidad, o por sus intervenciones en política
y el agrio enfrentamiento personal e institucional con el presidente de la
República y la presidencia, con la aceptación de la terna, los magistrados
mandan un positivo mensaje institucional de cara a recuperar para el Estado de
Derecho al ente investigador, que Barbosa convirtió en un bufete de abogados al
servicio del expresidiario, Álvaro Uribe Vélez.
Cualquiera de las juristas que resulte
designada como la nueva fiscal general de la Nación recibirá a una entidad permeada
por un ethos mafioso y criminal emanado de bandas criminales y narcotraficantes
que de tiempo atrás corrompieron y capturaron a fiscales e investigadores. Deberá
trabajar la nueva fiscal para borrar toda conexión que hayan dejado los fiscales
Luis Camilo Osorio, Néstor Humberto Martínez Neira y claro, las que dejará el
inefable y ladino Francisco Barbosa.
Una vez recuperada la fiscalía
para el Estado de derecho, el pulso político del presidente Petro con Sarmiento
Angulo y el clan Char, entre otros actores políticos y económicos, podría
terminar al favor del jefe del Estado, siempre y cuando la fiscal elegida asuma
con vehemencia y decisión limpiar la entidad y sacar a todos los corruptos que la
pusieron al servicio del clan del Golfo y del uribismo.
Hasta el último día como fiscal
general, Barbosa dejará ver su pobre talante, su ignorancia en temas jurídicos,
en particular en derecho penal; y su enorme ego, el mismo que le permitió auto
alabarse diciéndole a un medio de comunicación que él era el hombre más
preparado del país. Sin duda alguna, Barbosa es un homúnculo, un abogado sin
criterio y con todos los vicios de los políticos tradicionales en Colombia.
En el 2026 lo veremos como candidato
presidencial, con el apoyo de Fenalco y del uribismo. Ya el país conoce de su
talante y de su egocéntrico carácter, razón por la que votar por Barbosa sería
un acto de total complicidad con un operador judicial que le hizo mucho daños a
la fiscalía general de la Nación.
Imagen tomada de Blu radio.
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