Por Germán Ayala Osorio
La condena por racismo proferida por
una jueza de la República, contra Fabiola Rubiano, resulta ejemplarizante no
tanto por los 17 meses de prisión(recibió el beneficio de libertad condicional),
sino por el fallo mismo con el que la operadora judicial y la misma Francia
Márquez le envían un mensaje claro a los millones de racistas que viven en
Colombia: les tocó dejar para el ámbito de lo privado sus prácticas y discursos
racistas, pues en los escenarios públicos deberán guardárselos, salvo que quieran
exponerse a la sanción social que recibió la procesada y a una condena parecida
o quizás mayor, dependiendo de cada caso.
Más allá del fallo y si es
suficiente o no, o exagerada la condena, valdría la pena preguntarse en ¿Dónde
aprendió la señora Rubiano a odiar a la población afrodescendiente; ¿Quién le
enseñó a odiar tanto a los negros?; ¿Qué pasaba en su casa cuando fue niña?; ¿Qué
escuchó decir a sus padres, tíos e incluso, abuelos?; ¿De dónde cree que viene
la señora Rubiano?: ¿Acaso tiene rasgos suecos o anglosajones? ¿Escuchó en su
colegio a sus profesores y profesoras hablar del proceso de mestizaje del que
venimos todos, incluida ella? Y una última, sabrá de la existencia del libro ¿Por
qué somos así?, proceso de mestizaje en Colombia, ¿de Emilio Yunis Turbay? ¿O
acaso se considera aria?
Quizás la respuesta es más
sencilla: su animadversión nace de su militancia en el uribismo y en su notable
y enfermiza admiración hacia Álvaro Uribe Vélez, enemigo de negros, indígenas y
campesinos.
Desconozco los argumentos del
fallo, pero si fuera yo el operador judicial le haría estas preguntas a la procesada
y condenada por racismo, no para que se avergonzara, sino para que, en un verdadero
acto de contrición, revisara su propia historia de vida. El odio que Fabiola Rubiano expresó públicamente contra Francia Márquez y los pueblos afrocolombianos
expuso su ignorancia, acompañada de una evidente ausencia de una mínima empatía
y de un exiguo respeto por sus semejantes.
Es más, el fallo debió obligar a
la señora Rubiano a escribir y leer en público una carta dirigida a la vicepresidenta,
a los pueblos afros de Colombia y al resto de colombianos, dando respuestas a
las preguntas aquí expuestas.
Nos va a quedar muy difícil como sociedad superar el racismo, el clasismo y la homofobia, tres grandes obstáculos que tenemos para vivir en armonía, si medios como EL TIEMPO se atreven a registrar lo sucedido usando el término insulto, en lugar de racismo. El titular dice: "Condenaron a año y medio a Luz Fabiola Rubiano por insultos a la vicepresidenta Francia Márquez". Después de las críticas recibidas, el medio agregó al palabra racistas, seguido del término insultos. A nadie se condena en este país por proferir insultos: se condena por exponer un discurso claramente racista como el que expuso Fabiola Rubiano. Ya veremos quién será el o la próxima “Fabiola Rubiano” condenada por racismo. Bueno, ya hay varios que están capilla, por usar las redes para dar a conocer su auto proclamada supremacía étnica.
Imagen tomada de EL TIEMPO
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