Por Germán Ayala Osorio
Con el lanzamiento del movimiento político, la Fuerza de la
Paz, Roy Barreras toma distancia del Pacto Histórico, y se encumbra como el
líder de sectores del Establecimiento que aborrecen las ideas y los programas
del presidente Gustavo Petro Urrego. La Fuerza de la Paz es un movimiento
político que surge de los problemas de consolidación programática y operativa
del Pacto Histórico y del rechazo y miedos que genera Petro Urrego en agentes
económicos de la sociedad civil. Sus candidatos serán de derecha (aunque digan
que son de centroderecha) y sí constituyen competencia a los que se presentarán
en la próxima jornada electoral del 29 de octubre, en la que se elegirán
gobernadores, diputados, alcaldes y concejales.
Con su decisión política, Roy Barreras intenta implosionar el
Pacto Histórico, lo que derivará en la llegada de candidatos a gobernaciones y
alcaldías alejados de las ideas, programas y proyectos que tiene en mente
Gustavo Petro. Por su carácter acomodaticio, Barreras es el líder que la
derecha colombiana necesita para hacerle contrapeso a las apuestas de cambio
que el presidente de la República le propuso al país.
En la Fuerza de la Paz confluyen santistas y uribistas, todos
cercanos a los intereses de los sectores poderosos del Establecimiento
colombiano. Quienes acompañaron ayer a Roy Barreras al lanzamiento de su microempresa
electoral buscarán que las elecciones regionales sean el escenario plebiscitario
en el que puedan rechazar o ponerle talanqueras al Plan Nacional de Desarrollo
y por ese camino, a los programas de reivindicación social, en particular a los
que tienen como objetivo estratégico salvar la economía campesina a través de
una reforma agraria.
La idea de paz que defiende Barreras está fundada en mantener
el modelo neoliberal y los TLC, pero consolidando algunos subsidios a través de
una política asistencialista que no transforma en absoluto las condiciones de
miseria, abandono y postración que las medidas de apertura económica de César
Gaviria Trujillo generaron y que los gobiernos neoliberales de Pastrana, Uribe,
Santos y Duque fortalecieron y ampliaron hasta privatizar la acción estatal.
Curiosamente, Roy Barreras golpea, con la Fuerza de la Paz, al Pacto Histórico.
Pronto sabremos cuán grande serán los daños generados a esa colectividad.
La microempresa electoral de Roy Barreras es un duro golpe
político al Pacto Histórico. Los voceros y principales gestores del Pacto
Histórico se quedaron sentados adulando al presidente, en lugar de trabajar en
la consolidación de cuadros que pudieran competir en las elecciones regionales
que se avecinan. Claro que hubo poco tiempo de preparación. Por ello, Barreras
decide armar tolda aparte para permitir la llegada de la vieja clase dirigente
a su micronegocio electoral. Este astuto político supo leer muy bien los
reclamos y miedos de los sectores del Establecimiento a los que les sirvió
cuando militó en las huestes uribistas, santistas y las aglutinó en su momento,
Germán Vargas Lleras.
Gustavo Petro usó a Roy Barreras para aglutinar las fuerzas
que hoy hacen parte de la bancada de gobierno y por supuesto que quien fuera el
presidente del Senado también se sirvió del triunfo y la popularidad del
presidente de la República, para lanzarse como el líder que la derecha necesita
para contrarrestar la consolidación del proyecto político del líder de la
Colombia Humana. Barreras hace rato está pensando en el 2026. Ya veremos qué
pasa con Barreras en el 2026.
Imagen tomada de EL ESPECTADOR
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