domingo, 16 de julio de 2023

INCOHERENCIAS IDEOLÓGICAS

 

Por Germán Ayala Osorio

Los actores armados que participan de las dinámicas políticas y militares del conflicto armado interno colombiano intentan, con relativo éxito, posicionar las narrativas que les aseguren algo de coherencia entre el significado de las siglas con las que se identifican, sus objetivos políticos y las acciones bélicas desarrolladas.

Por ejemplo, el ELN se presenta como un Ejército liberador, lo que le da un carácter mesiánico. Es decir, una agrupación armada ilegal que llegó a “salvar a los colombianos del yugo del régimen”. Por eso se llaman Ejército de Liberación Nacional. Eso sí, debido a la degradación moral y misional de todos los actores armados que participan aún de las hostilidades, esa pretensión liberadora termina siendo un mal chiste o en el mejor de los casos, una quimera. Esa circunstancia objetivamente los hace ver ante una opinión pública crítica, como una organización incoherente entre lo que desea y propone, programáticamente, y lo que hace a diario en los territorios: desplazar, confinar, secuestrar y atentar contra la infraestructura económica y los ecosistemas naturales.

Pero quizás la organización armada ilegal que deviene con la mayor incoherencia y confusión ideológica es el Clan del Golfo o conocido también como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). Llama la atención aquello de Gaitanistas. ¿Quieren recoger la memoria y las ideas de Jorge Eliécer Gaitán?

Esa denominación solo tiene la pretensión jurídico-política de ganarse un lugar en la Paz Total del gobierno de Petro, bajo la figura de actor político y no como banda criminal a la que solo le queda acogerse a la ley de sometimiento que se apruebe. Primero, fueron urabeños, luego Clan Úsuga, luego Clan del Golfo y paralelamente, AGC. Al portal Semana, su abogado Ricardo Giraldo dijo lo siguiente: “Ellos quieren estar en sus parcelas, son campesinos, la gente se los imagina andando en Audis y Ferraris y con modelos exuberantes, resulta que no. Las AGC, y eso lo hemos dicho hasta el cansancio, son actores políticos, más allá que se quieran reconocer como tal. Tienen control territorial, control social, control económico. Vayan a los territorios para que se den cuenta quién es el Estado allá, la comunidad le tiene más miedo ver a la Policía y al Ejército que a las mismas AGC”.

Nadie niega que tengan control territorial en varias zonas del país, pero ello no los convierte, por acto de birlibirloque, en representantes de las ideas de Jorge Eliécer Gaitán. Y mucho menos, pueden presentarse como campesinos a los que solo les interesa labrar la tierra.

Sin duda, estamos ante una metamorfosis verbalmente inducida que me hace recordar el texto clásico, de Franz Kafka, La Metamorfosis. Entonces, los urabeños, el Clan Úsuga o el Clan del Golfo, una mañana cualquiera amanecieron convertidos en seguidores de las ideas de Gaitán. ¿Sabrán los líderes de esa organización, los sicarios, narcotraficantes y paramilitares que la componen, quién fue el tribuno del pueblo? No creo que entiendan las ideas que tenía Gaitán sobre el Estado, la ciudadanía y el poder político.

Insisto en que la degradación moral y misional de todos los actores armados que participaron y participan aún de las hostilidades en el marco de lo que se conoce como el conflicto armado interno los llevó y está llevando a una incontrastable confusión ideológica. Tanto tiempo metidos en actividades ilegales y en la manigua, los aleja de la comprensión de los problemas del país, pero, sobre todo, de plantear soluciones reales y factibles.

Ni los del ELN nos van a liberar del yugo del régimen, ni los del Clan del Golfo podrán ser jamás defensores de las ideas del inmolado líder liberal. Más bien, con el paso de los años, fungen más como victimarios con el agravante de que deambulan confundidos ideológicamente. 

 

Imagen tomada de testimoniodenariño. 

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