miércoles, 23 de abril de 2025

LEALTAD NO SE ESCRIBE CON L DE LEYVA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Hasta el 7 de agosto de 2026, la prensa y sectores de la oligarquía y la aristocracia bogotanas insistirán en su propósito político de deslegitimar y desestabilizar al gobierno Petro y consolidar la imagen de un presidente “drogadicto, borracho y homosexual”. Esas tres conductas “pecaminosas”, con todo y sus prácticas parecen ser reclamadas como propias y exclusivas por hijos de la aviesa y goda oligarquía y aristocracia colombianas. Estos vástagos no le perdonan a Petro su pasado guerrillero y mucho menos haber llegado a la Casa de Nariño, territorio reservado para hombres perfumados y de finas maneras al momento de consumir alimentos, licor y droga en exclusivos clubes, cócteles y fiestas.

Lo dicho por el excanciller Álvaro Leyva Durán en la misiva que le envió al presidente Petro hace parte del innoble y poco republicano propósito de agentes del Establecimiento que el jefe del Estado llamó a colaborar con su gobierno en altos cargos públicos. Leyva Durán es un político conservador que en la señalada epístola dejó ver su esencia moralizante, muy propia de quienes suelen codearse con la crema y nata del poder bogotano, aceptando sus conductas pecaminosas que históricamente devienen naturalizadas y validadas bajo estrictos criterios de clase.

En su carta, Leyva confiesa que “fue en París donde pude confirmar que usted tenía el problema de la drogadicción. Fue una situación embarazosa para mí y más cuando supe en dónde había estado”. Sin duda alguna, estamos ante un cuestionamiento moral y santurrón del octogenario político en un país en el que perfumados hombres y en lujosos clubes suelen firmar acuerdos políticos y millonarios contratos, muchos de estos leoninos y contrarios a la constitución y a las leyes.

 Leyva Durán hace pública su misiva con la clara intención de entregarle a los medios masivos y a la moralizante lógica periodística el tercer señalamiento que acumula el presidente de la República: primero se le señaló de borracho, luego de homosexual por el episodio aquel en Panamá y ahora de vicioso. Más claro: Leyva le arrojó a las “fieras” del correveidile los pedazos de una imagen presidencial hecha añicos por cuenta de la deslealtad de quien hizo parte del gobierno. Cuando los más importantes medios internacionales recojan lo publicado por las empresas mediáticas colombianas, entonces Leyva y la godarria bogotana podrán brindar y celebrar el daño proferido. Ya el Financial Times tituló Colombia’s president is a drug addict, claims ex-minister”.

Esas “fieras”, micrófono en mano, hablan de la adicción del presidente como un hecho incontrovertible y probado. Estos mismos periodistas en el pasado guardaron silencio cómplice frente a las conductas inmorales y crímenes perpetrados por los “adictos” al uso de las motosierras, al desplazamiento forzado; al poder y a la apropiación indebida-ilegal- de baldíos.  Se trata de los mismos medios y periodistas que le guardaron por años la espalda al famoso colega de un medio importante de Bogotá que tenía el “vicio” de buscar niños para tocarlos.

La epístola de Leyva Durán confirma que la lealtad, en escenarios políticos y relaciones de poder siempre estará en riesgo. La traición por celos, expectativas y promesas no cumplidas o el simple interés de llamar la atención de la morbosa prensa hegemónica hacen parte de la política, en particular cuando el traicionado no hace parte del círculo de poder que reclama la exclusividad para sus miembros al momento de consumir droga, buscar niñ@s para tocarlas y violarlas o salir del closet de cuando en cuando, manteniendo las apariencias frente a la farándula criolla.

Al final no se cuestiona únicamente que un presidente de un país productor de cocaína sea adicto; el problema está en que ese jefe de Estado venga de la izquierda, esté instalado en el progresismo, hable de cambio climático e intente zafarse del dominio ejercido por décadas por los Estados Unidos sobre Colombia y el resto de las Américas.

Como Leyva está de salida, con su carta quizás le esté asegurando el futuro político a su hijo, siempre y cuando en el 2026 la derecha regrese al poder y sus amigos del Establecimiento colombiano le premien su asqueante deslealtad. Así entonces, Lealtad ya no escribe con L de Leyva. Eso sí, Deslealtad sí se escribe con D de Durán y Asqueante, con A de Álvaro.



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martes, 22 de abril de 2025

EL CONTEXTO DE LAS 12 PREGUNTAS DE LA CONSULTA POPULAR

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con la presentación de las 12 preguntas para que el Senado avale o no la Consulta Popular, el gobierno Petro adelanta de manera formal el debate electoral de 2026. Mientras que los candidatos y precandidatos de la derecha están decididos a “recuperar el país, el rumbo o salvarlo”, fruto de su visión catastrofista de la gestión del actual gobierno, el progresismo y la izquierda insisten en entregarle la responsabilidad social y política al constituyente primario de decidir sobre el futuro de la reforma laboral enterrada por la Comisión Séptima del Senado. Se invita al pueblo a movilizarse en medio de una peligrosa crispación ideológica entre la derecha y la izquierda, que alienta la lucha de clases, así como la permanencia de las ideas racistas, clasistas, machistas, misóginas, transfóbicas y homofóbicas diseminadas en todos los estratos sociales.

Antes de revisar el sentido y la pertinencia de cada uno de los interrogantes, es importante y necesario hacer referencia a los elementos, factores o circunstancias que dan vida al contexto sociocultural, económico y político en el que se instala el llamado a la Consulta Popular.

Desde una perspectiva sociocultural, hay sectores de la sociedad colombiana que exhiben “taras civilizatorias” que por largo tiempo impidieron alcanzar al colectivo estadios de Modernidad. Al estar ubicadas cómodamente en esos escenarios de premodernidad, las élites económicas y políticas consolidaron un régimen de poder ilegítimo, mafioso, aporofóbico, corrupto, ecológica y ambientalmente insostenible, así como violento y proclive a violar los derechos humanos y desconocer las garantías constitucionales consagradas en la Carta Política de 1991. Sus más visibles voceros lograron naturalizar esas impúdicas condiciones de vida capturando el Estado para hacerlo operar exclusivamente en beneficio de sus mezquinos intereses.

En lo que respecta a las clases dominadas o a los grupos subalternos, éstos también arrastran “taras civilizatorias” asociadas a la inexistencia de una conciencia de clase o en el mejor de los casos a la existencia de  una con un carácter complaciente que hace posible que cientos de miles de sus miembros actúen como súbditos o prefieran ejercer un tipo de ciudadanía no política o  de “baja intensidad”, en lugar de formarse para discutir de forma argumentada sobre los asuntos públicos que les interesan a todos.

La clase dominante y la subalterna juegan bajo las diferenciadas condiciones que impone un capitalismo salvaje que envilece las relaciones sociales, deslegitima la búsqueda de mejores condiciones laborales y justifica la operación de un Estado privatizado al servicio de una clase dominante cuyos miembros se autodeterminan capitalistas, pero que realmente son rentistas que por años han vivido de la “teta del Estado” a través de subsidios y la captura mafiosa de instituciones estatales. Ejemplo de lo anterior es la privatización de las vías a través de onerosas concesiones viales y consecuencialmente la imposición de gravosos peajes que terminan por encarecer la producción y circulación de mercancías, alimentos y la prestación de servicios. Eso sí, ese modelo de contratación enriquece a unas pocas familias y coadyuva a concentrar la riqueza en pocas manos. Acabar con el tren y evitar a toda costa su regreso va de la mano de la privatización de las vías 4G y 5G.

Los subsidios para los menos favorecidos también hacen parte del perverso juego político y electoral en el que la derecha viene incurriendo de tiempo atrás y en el que por supuesto incurrió el gobierno progresista de Gustavo Petro. Aunque con disímiles logros y objetivos, muchos de los subsidios alimentan, de un lado, las llamadas trampas de la pobreza (como Familias en Acción) y del otro, el favorecimiento económico a una clase dominante que, al sentirse privilegiada, deja salir su desprecio por el mestizaje que los arropó y les ayudó a justificar su racismo, clasismo y machismo, entre otras “taras civilizatorias”.

Antes de la pandemia del covid-19, el gobierno de Álvaro Uribe Vélez regaló millones de pesos a las familias que apoyaron política y económicamente su reelección a través del programa Agro Ingreso Seguro (AIS). Durante la pandemia, pasó algo similar: mientras que los más pobres colgaban trapos rojos en las ventanas de sus viviendas como símbolo de necesidad y hambre, el gobierno Iván Duque Márquez, títere de Uribe, optó por beneficiar a los grandes ricos. “El dinero fue a parar en las cuentas de Carlos Sarmiento Ángulo; Casa Editorial El Tiempo, el Hotel Estelar y la Concesionaria Vial Andina, Coviandina. También de Jaime Gilinski Bacal, y algunas de las empresas de su grupo empresarial tales como Productos Yupi, Plásticos Rimax, Hoteles Charleston Bogotá y Publicaciones Semana. Carlos Ardila Lulle, a través de Gaseosas Postobón, Ingenio Incauca, Cristalería Peldar, Los Coches, Atlético Nacional, RCN Televisión, RCN Radio y Win Sports. Asimismo, también los beneficios de este programa los evidenció Alejandro Santo Domingo por medio de las ayudas que recibieron Cine Colombia, Caracol Televisión y hoteles Decamerón[1].

Mientras tanto, las pequeñas y medianas empresas hacían ingentes esfuerzos para sobrevivir en medio de una política económica errada, fruto de la captura mafiosa del Estado y su operación con los sempiternos criterios corporativos con los que se elimina cualquier posibilidad de actuar como un Estado Social de Derecho. Es en este punto en el que varias de las 12 preguntas enfrentan problemas de legitimidad, pertinencia social y económica. Veamos:

1. ¿Está de acuerdo con que el trabajo de día dure máximo 8 horas y sea entre las 6:00 a. m. y las 6:00 p. m.? 2. ¿Está de acuerdo con que se pague con un recargo del 100% el trabajo en día de descanso dominical o festivo? 3. ¿Está de acuerdo con que las micro, pequeña y medianas empresas productivas preferentemente asociativas reciban tasas preferenciales e incentivos para sus proyectos productivos? 6. ¿Está de acuerdo con que los jóvenes aprendices del SENA y de instituciones similares tengan un contrato laboral?

En principio, el SÍ debería de ser la respuesta, pero al revisar las anteriores circunstancias contextuales y las propias de la carga impositiva que soportan las Pymes y MiPymes, entonces el No surge como alternativa y respuesta a unas condiciones desfavorables para quienes se esfuerzan por hacer empresa sin mayores apoyos de un Estado capturado por mafias de todo tipo y que opera para hacer más ricos a los ricos.

La pregunta 3, por ejemplo, no tendría mayor sentido si la banca privada, con el apoyo estatal, entregara créditos baratos para la compra de maquinaria o la expansión comercial de las pequeñas y medianas empresas. Así las cosas, no se necesitaría de una Consulta Popular para lograrlo. Bastaría con que los banqueros y el Estado tomaran la decisión. Pero para ello se necesitaría de un cambio cultural fruto de la superación de las “taras civilizatorias” de una élite económica parásita, rentista y premoderna. Por supuesto que los miembros de la clase subalterna también arrastran con sus propias “taras" y prácticas culturales asociadas a  la pereza, la desidia, la falta de compromiso con el trabajo y la irresponsabilidad de los trabajadores. Resulta importante garantizar derechos laborales y mejorar las condiciones, pero también hay que trabajar en la formación de una clase trabajadora que no abuse de los derechos y las garantías. Estos últimos elementos también hacen parte de las consideraciones al momento de votar la consulta, en caso, claro está, de que el Senado la apruebe. 



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lunes, 21 de abril de 2025

PETRO SE VA LANZA EN RISTRE CONTRA EL TIEMPO Y SARMIENTO ANGULO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Desde la campaña por la presidencia, Gustavo Petro y Luis Carlos Sarmiento Angulo libran un pulso político que oscila entre lo personal y lo institucional porque involucra a la Casa de Nariño, al banquero y a su periódico El Tiempo. El magnate colombiano, acostumbrado a “manosear” a los presidentes de la República cuyas campañas patrocinó en el pasado, encontró en Petro una férrea y molesta dignidad que lo obligó a usar su periódico para atacar al gobierno y a la institución presidencial.

El más reciente asalto de ese agrio enfrentamiento se produjo esta noche durante la “alocución presidencial”, transmitida por canales privados y públicos. Petro leyó al aire el titular del diario bogotano: “presidente Petro no cumple orden del Consejo de Estado y transmite por canales nacionales consejo de ministros. A renglón seguido y mirando a la cámara, les dijo “mentirosos. Por qué la prensa tradicional de Colombia se encostró en la mentira. Esto no es un consejo de ministros. Un consejo de ministros tiene su formalidad. Sigue después de este programa en los canales públicos. Esta es una alocución presidencial. Y si nos van a censurar las alocuciones presidenciales, entonces mejor den el golpe de Estado y veremos si ganan. Entonces no digan mentiras, la prensa no está para decir mentiras, su misión fundamental es la verdad, señores de El Tiempo; o señor Luis Carlos Sarmiento Angulo que nos está debiendo un billón ochocientos mil millones de pesos guardaditos en sus bancos porque no hizo la carretera de Loboguerrero…nosotros no desacatamos la justicia…”.

En una rápida búsqueda en la red internet se encuentran titulares como este del portal las 2 orillas: “Sarmiento Angulo se fue a pleito para zafarse de la 4G Mulaló- Loboguerrero en la ruta a Buenaventura”.   Al que se suma una especie de “resumen” que señala: “La codicia insaciable del banquero Sarmiento Ángulo ha impedido que se construya el primer metro lineal de la vía Mulaló – Loboguerrero, mientras el Estado ha girado del presupuesto general de la Nación $2 billones (dos billones de pesos), asumiendo la obligación contractual”.

Lo cierto es que este nuevo rifirrafe entre Petro y el poderoso banquero ha servido para que las audiencias y en particular los seguidores del presidente de la República reconozcan varios hechos que están en el fondo de la disputa personal entre el jefe del Estado y el nonagenario Luis Carlos Sarmiento Angulo.

El primero de esos hechos es que el Estado colombiano deviene capturado-privatizado por banqueros como Sarmiento Angulo, lo que le ha permitido poner en la Casa de Nariño a obsecuentes presidentes, asumidos por el magnate como sus “ilustres sirvientes”. La consecuencia de esa captura la expuso con preocupante claridad el propio Petro cuando dijo que “eran gobierno, pero no tenían el poder”.

Otro hecho es la concentración privada de los medios masivos de información en pocas manos, lo que facilita la construcción de narrativas que favorecen los intereses económicos y políticos de los propietarios de medios como El Tiempo, El Espectador, Semana y El País de Cali; estas empresas mediáticas fungen como nunca lo hicieron con un inusitado fervor como actores políticos que le hacen oposición al primer gobierno progresista en la historia de Colombia. El calificativo de “mentirosos” que usó el presidente Petro en su particular “alocución” se puede aplicar a toda la prensa afecta al Establecimiento, interesada en deslegitimar al gobierno Petro y consolidar la narrativa catastrofista de que el país va mal.

Ya en la recta final de su mandato, el presidente Petro da muestras de cansancio frente al poder omnímodo de un banquero cuyo conglomerado económico fue sancionado económicamente por las autoridades de los Estados Unidos por la corrupción, de la mano de la Odebrecht, en la construcción de la Ruta del Sol 2.



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SE FUE EL PAPA FRANCISCO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Murió Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano. El Pontífice argentino amante del fútbol e hincha de San Lorenzo de Almagro que dejó para el mundo su Encíclica Laudato sí, maravilloso texto que debería ser acogido por los estudiosos del cambio climático y de las complejas relaciones Hombre-Naturaleza. Los economistas neoliberales también deberían de leerlo y asumirlo como texto de reconversión ideológica.  

El Papa Francisco nos hizo olvidar al poco carismático y godo Joseph Aloisius Ratzinger, referente de la línea más conservadora de la Iglesia Católica, multinacional de la fe que arrastra una oscura historia, llena de crímenes y conductas muy propias de la aviesa condición humana que se valida y reproduce en conventos, seminarios y en la propia sede del Vaticano. El escritor colombiano, Fernando Vallejo desnudó sus crueles andanzas en su libro La puta de Babilona. Basta con leer la introducción para sentir el desprecio del autor y sospechar del poder del Estado Vaticano, de sus anteriores encíclicas, pero sobre todo de la maldad que saben mimetizar muy bien los curas, cardenales y obispos en sus pulcras sotanas.

En la introducción, Vallejo la describe como “la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó a Constantinopla y bañó de sangre a Jerusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Segarelli en Parma, a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafadora de viudas, la cazadora de herencias, la vendedora de indulgencias; la que inventó a Cristo loco el rabioso y a Pedro-piedra…”

Con todo y lo dicho por la historia y el propio Vallejo, Francisco fue un Papa diferente. Liberal, afectuoso, carismático, cercano y revolucionario en muchos aspectos. Cuestionó la “guerra en Gaza”, pero se cuidó de calificar lo hecho por Israel como un genocidio contra el pueblo palestino. Quizás, en vida, Bergoglio entendió que debía guardar prudencia frente a esas correlaciones de fuerza que operan al interior de la iglesia católica y que devienen atadas a las prácticas fascistas de hombres creyentes y multimillonarios,  que desde ya estarán presionando y rezando para que el sucesor de Bergoglio sea conservador, enemigo de la población LGTBI+, negacionista del cambio climático y sobre todo, complaciente con el genocidio en Gaza, el racismo y la "cruzada" contra los migrantes que desató recién el cucho de la Casa de Blanca. 

Paz en la tumba de Jorge Mario Bergoglio. Una curiosidad futbolera: el arquero argentino Hugo Orlando Gatti, conocido como el “loco”, murió horas antes. Tapó en Boca y River. Gatti se le adelantó al hincha de San Lorenzo de Almagro, seguramente para llegar a tiempo cuidar el arco al que el Papa Francisco le hará tiros con su pierna izquierda. Como dicen los creyentes, los “tiempos de Dios son perfectos”: se llevó a dos argentinos. Un arquero “loco” y un Papa “revolucionario” rodeado de cientos de  “Ratzingers”  dentro y fuera de la perenne multinacional de la Fe.



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sábado, 19 de abril de 2025

APARECIÓ EN REDES SOCIALES EL ASESINO DE LUZ MERY TRISTÁN

 

Por Germán Ayala Osorio

 Véase: 🎙️ EL CUERPO DE LA MUJER NO ES UN TROFEO | OPINIÓN


Andrés Gustavo Ricci García, condenado a más de 40 años de cárcel por el feminicidio de Luz Mery Tristán pidió perdón a la familia de la patinadora y a la sociedad por el “error, el accidente y la irresponsabilidad” que cometió y que terminó con el deceso de la campeona mundial de patinaje. El acto de arrepentimiento lo hizo a través de YouTube, plataforma en la que abrió su propio canal al que llamó Una verdad por contar. El primer episodio lo dedicó a responder la pregunta ¿Quién es realmente Andrés Gustavo Ricci?

Cuidándose de usar los términos homicidio, crimen, muerte, desaparición o asesinato, Ricci logró llamar la atención de los medios masivos que ya registraron periodísticamente su irrupción en el mundo de las redes sociales en las que intenta hacer viral su primer capítulo y los subsiguientes, en los que muy seguramente despertará todo tipo de reacciones y por supuesto el morbo societal y periodístico del mediatizado asesinato.

Quizás sin darse cuenta, Andrés Ricci García esté cayendo en lo que Bauman llamó la “trampa de las redes sociales”. Esto dijo el prolífico sociólogo: “Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia… Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa”.

Por ese camino, Ricci está buscando crear una comunidad digital o virtual que le ayude a sobrellevar su larga condena y a “remplazar” a los amigos que se alejaron una vez se dieron cuenta del “tamaño error o accidente que cometió y que produjo el deceso” de la patinadora.

Es posible también que el naciente YouTuber de 60 años esté buscando dos objetivos: el primero, contrarrestar la imagen de “feminicida despiadado y poderoso” que según él varios medios masivos construyeron. Ricci dice que “se ha dicho que soy un hombre, un riquito, poderoso, eso no soy yo. Se ha dicho que yo compro a la Policía. Se ha dicho literalmente, ahí está en los medios. Se ha dicho que yo compro la política, se ha dicho que yo tengo una vida de lujos, licor y drogas”; y el segundo, poner en cuestión la sentencia exponiendo en los próximos capítulos aspectos de su vida matrimonial que le permitirán consolidar la narrativa de que se trató de un “accidente” y no de un crimen premeditado.

Dos medios en particular registraron la “presentación en la sociedad digital de Andrés Ricci”, el hombre que por error produjo el “deceso” de Tristán- La revista Semana de estos tiempos se consagró como un medio amarillista y sensacionalista. Así tituló la aparición en YouTube y en otros espacios digitales del afamado feminicida: “Andrés Ricci habla por primera vez del asesinato de Luz Mery Tristán y envía mensaje a los hijos: “Un accidente”.

El Tiempo, otrora referente de periodismo, tituló así la petición de perdón del empresario caleño: “Andrés Ricci habla desde la cárcel, tras condena por feminicidio de Luz Mery Tristán: ¿quién autorizó plataformas?”

Llama la atención que Ricci García se refiere a la patinadora como Luz María y no como Luz Mary Tristán como era reconocida por los colombianos como un valioso ícono del deporte nacional. Quizás al venir el nombre de Luz Mery con ese enorme peso mediático, social y deportivo Ricci prefiera llamarla Luz María para alivianar la carga que le puede producir ser reconocido como el ¡asesino de la Campeona Mundial de Patinaje! (1990). El condenado está luchando contra el tono y todo lo que se desprende de las narraciones periodísticas con las que se registró el sonado crimen: “El feminicidio de Luz Mery Tristán, una de las deportistas más queridas y reconocidas de Colombia, conmocionó al país en el 2023. Este martes 4 de marzo, se conoció la sentencia que condena a su expareja Andrés Ricci a 45 años y 9 meses de prisión por el crimen. El fallo se produjo después de que Ricci fuera declarado culpable el pasado 11 de febrero de 2025. La condena también incluye la prohibición de solicitar la medida de aseguramiento domiciliaria, lo que significa que Ricci deberá cumplir su pena en una cárcel”.

De los 27 minutos que dura el video, Ricci dedicó menos de dos a pedir perdón a la sociedad, a Dios, a sus amigos y sus hijos, hermanos y nietos; a Luz María, padres e hijas. En el resto del tiempo expuso detalles de su vida tratando de hilvanar la narrativa con la que buscará en lo consecutivo contrarrestar la negativa imagen que las empresas mediáticas construyeron de él. Bajo esas condiciones, la petición de perdón fue un simple acto de cortesía. 

Es de esperarse que los mismos medios que registraron la aparición en redes sociales de Ricci García, busquen a los miembros de la familia de Luz Mery Tristán para que reaccionen ante lo que bien pueden ellos asumir como un acto de revictimización. Ya veremos si caen en la “trampa” de las redes sociales y en la que le estaría “tendiendo” Ricci García. En una sociedad como la colombiana que deviene moralmente confundida, a lo mejor el asesino de Tristán, en unos años, será recordado más como un YouTuber o influenciador en temas de alcoholismo, consumo de drogas y el manejo a posteriori de "actos de irresponsabilidad" como en el que incurrió Ricci García. 


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EN VEREMOS MUNDIAL DE FÚTBOL EN CANADA, USA Y MÉXICO EN 2026

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Estados Unidos, Canadá y México serán sedes del Mundial de Fútbol Masculino de 2026. Los dos últimos vienen siendo víctimas de la “cruzada arancelaria” desatada con ira por el “cucho” de la Casa de Blanca, empeñado en “volver a hacer grande” a su país con esas y otras medidas proteccionistas.

De mantenerse la “guerra” arancelaria con México y Canadá y sumado a ello la persecución y deportación de migrantes latinos, surge la preocupación dentro del mundo del fútbol, en particular al interior de la FIFA por el riesgo económico que supone hacer el mundial bajo esas condiciones.

Es más, ya hay advertencias alrededor de la disminución del turismo hacia la tierra del Tío Sam, como rechazo a las bravuconadas de Trump, quien cree, sentado en el óvalo de la Casa Blanca, que cientos de miles de habitantes del mundo están desesperados por visitar Gringolandia y hasta de pronto lograr “besarle el culo”.  Esto dice El Espectador: “Las llegadas de no ciudadanos a EE.UU. en avión cayeron casi un 10% en marzo con respecto al año anterior, según datos publicados por la Administración de Comercio Internacional. Goldman Sachs Group estima que, en el peor de los casos, el impacto de la disminución de los viajes y los boicots podría ascender este año al 0,3 % del producto interno bruto, lo que equivaldría a casi US$90.000 millones”.

¿Se llenarán los estadios de latinos y con otras comunidades migrantes a sabiendas de que a las afueras podría estar la “migra” dispuesta a detenerlos, sin importar si tienen residencias permanentes, temporales o están de visita en Estados Unidos? 

Ese tipo de preguntas ya deben estárselas haciendo las marcas patrocinadoras y la propia FIFA, en particular este último actor político acostumbrado a someter a los países organizadores a fuertes exigencias en asuntos de infraestructura, logística, organizativos y lo concerniente al aforo de los estadios en donde rodará el balón. ¿Se atreverá la FIFA a presionar a Trump para que le “baje un par de rayas” a la persecución contra los migrantes? ¿Están contemplando cambiar las sedes?

Se viene una interesante coyuntura política y económica para el fútbol, deporte espectáculo que cada vez más depende de poderes en esos dos ámbitos, así los periodistas de las cadenas más reconocidas insistan en la narrativa de que el balompié está alejado de decisiones de carácter político. Para el caso, los periodistas deportivos colombianos insisten en ese falso discurso, a pesar de las evidencias que demuestran que dicho deporte, así como la FIFA, operan dentro de las dinámicas del poder económico y político, lo que supone, entre otras cosas, “arreglos” de resultados en eventos internacionales y nacionales y el uso de esa disciplina deportiva para tapar crímenes de Estado a manos de dictaduras y distraer al mundo para que deje de mirar hacia Gaza en donde Israel, con el apoyo de Occidente y en particular de USA, adelanta con sangre fría un genocidio en contra del pueblo palestino, entre otras tantas bellaquerías propias de la condición humana.


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jueves, 17 de abril de 2025

PENSANDO EN VOZ ALTA

 

PENSANDO EN VOZ ALTA

 

La fuerza del tiempo no está tanto en su sostenido paso, sino en las melancolías de los recuerdos y los amores que se esfumaron.

 

 

 

En una tarde plomiza y de forma repentina la brisa dejó caer los bellos recuerdos de tu existencia y compañía.

 

 

 Germán Ayala Osorio

 

MARIO VARGAS LLOSA, FALCAO GARCÍA Y FRANCISCO BARBOSA

 

Por Germán Ayala Osorio

La muerte del nobel de literatura Mario Vargas Llosa generó una ola de comentarios a favor de su obra literaria y en contra de su actividad política y labor como Intelectual Orgánico (Gramsci), asociadas estas últimas a su perfil eurocentrista, clasista, cercano a la hegemonía conservadora y a la doctrina neoliberal.

Como reacción a la andanada en contra del político, alguien se preguntó si era posible separar al escritor del ciudadano políticamente comprometido y por esa vía poner por encima de sus ideas políticas la calidad de sus novelas y ensayos. Otros, quizás sin hacerse la pregunta, previamente tomaron la decisión de “quedarse” con el novelista y desechar sus contradicciones ideológicas o simplemente desconocerlas en aras de facilitar la elección.

Claro que es posible establecer límites y tajantes fronteras entre quien escribe magistrales novelas y se aprovecha de su condición de intelectual para hacer política en favor de un sector tradicional de poder.  El asunto problemático no está en la acción misma de separar al escritor, al hombre y al intelectual orgánico. La cuestión está en que en ese ejercicio de disección o vivisección de Vargas Llosa los admiradores y lectores consumados de sus libros decidan negar la existencia de contradicciones entre los roles jugados, elevando la condición humana del Nobel de Literatura a estadios idealizados o deificados.

La prensa tradicional en Colombia, por ejemplo, exaltó al novelista y puso su condición de Nobel de Literatura por encima de su actividad política e ideológica, tratando de ocultar los visos de “supremacismo político” que dejó ver Vargas Llosa cuando descalificó la elección de Petro como presidente de la República de esta manera: “Los colombianos al elegir a Petro eligieron la pobreza, es clarísimo. Yo creo que son tontos”. Al parecer, Vargas Llosa creía, a pesar de estar ya entrado en años cuando dijo lo que dijo, en el fantasma del comunismo y el castrochavismo. Lo dicho quizás se puede explicar porque en ese momento no estaba hablando el escritor, sino el intelectual orgánico.

Mientras una parte del mundo llora la partida del escritor peruano, una minoría quizás insista en poner en cuestión las posturas políticas del Nobel de Literatura, insistiendo en que no es posible separar al escritor, al hombre y al intelectual orgánico llamado Mario Vargas Llosa. Estos últimos seguirán atrapados en la idea de que “no hay muerto bueno”. Eso sí, el periodismo tiene la obligación ética de hacer las completas disecciones de las figuras públicas, sean estos escritores, atletas, jefes de Estado, científicos o astronautas, entre otros.

Llevemos la misma pregunta al ámbito del fútbol colombiano. En las mismas redes sociales en las que se hizo la vivisección del desaparecido novelista peruano circuló la imagen de Radamel Falcao García, conocido como el “Tigre”, muy cerca del exfiscal Francisco Barbosa. Ambos compartían espacio en uno de los palcos del estadio el Campin de Bogotá.

Los seguidores de Falcao optaron por separar la historia memorable del número 9 de la Selección Nacional y sus preferencias políticas muy cercanas a la derecha, compartidas también por compañeros que han visitado El Ubérrimo y “usados” por el expresidente Uribe Vélez como “postes” para girar sobre ellos montado en sus finos caballos de paso. Insisto: es posible hacer ese tipo de vivisección y optar por quedarse con el jugador y su palmarés, dejando de lado sus ideas y preferencias políticas.

El caso de Vargas Llosa guarda enormes diferencias con las de Falcao García por razones obvias: mientras que el escritor peruano era un hombre ilustrado y formado para dar discusiones conceptuales de carácter universal, el goleador del fútbol colombiano está en función exclusivamente de hacer goles y darles alegrías a los hinchas, lo que parece suficiente para negarles la razón a los aficionados que se molestaron por la foto con el narciso ex fiscal Francisco Barbosa.

Exigirle a Falcao y a otros jugadores de la Selección de Fútbol que piensen y digan bajo los parámetros de la conciencia de clase resulta exagerado en un país como Colombia en el que por mucho tiempo el Establecimiento se encargó de estigmatizar a quienes se atrevieron a cuestionar a la derecha dominante y a plantear opciones de poder diferentes desde la izquierda y más recientemente desde el progresismo. Justamente, por esa forma de “pensamiento único” no es obligación tratar de hallar en las posturas políticas de estos atletas contradicciones entre su actividad deportiva y su reducida capacidad para dar las discusiones conceptuales que sí pudo dar en vida Mario Vargas Llosa. Por ahora, dejemos descansar al novelista y no esperemos más de aquellos que se ganan la vida pateando un balón, así sepamos- y aquellos lo ignoren- que política y la práctica del fútbol seguirán unidas para siempre.



Imagen tomada de Infobae. 

miércoles, 16 de abril de 2025

OTRA SEMANA DE “PASIÓN” POR JESUCRISTO CRUCIFICADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con el Jueves Santos inician los sempiternos rituales en torno a los cuales hombres y mujeres católicas se congregan para ratificar creencias, contar sus pecados, pedirle a Dios favores a cambio de diezmos y prometer mejoramientos individuales que suelen terminar en eso, en promesas.

En unos cuantos días será una más en el calendario. Otra semana de pasión por Jesucristo y la narrativa que lo acompaña, la misma que deviene entre lo real, el misticismo y la imposición simbólica de un relato, con todo y personajes, tan violento como la historia de la humanidad; y claro, se da inicio al “puente” más largo del año para aquellos que asumen la Semana Mayor como el momento para descansar de las rutinas laborales. Así lo reconocen las presentadoras de los noticieros de televisión que fungen como agentes legitimadores de una hegemonía religiosa responsable de las Cruzadas, de la Santa Inquisición, de la naturalización de la pederastia y la pedofilia en una congregación religiosa que protege a los curas violadores de niñas y niños.

Será una semana más en la que la Iglesia Católica expone ante el mundo su incontrastable poder y profundiza el patriarcado que la convirtió en el símbolo universal del machismo, la misoginia, la pederastia y la pedofilia. Baste con ver las homilías en el Vaticano, con Papa a bordo, en las que desfilan, confiesan y se persignan únicamente hombres, jóvenes y vetustos, que adoran a la imagen violentada de Jesucristo crucificado: otro hombre.

La imagen del Señor crucificado representa el sufrimiento de quien murió por salvar la humanidad, de acuerdo con el relato universal que se acepta como verdad, a pesar de las dudas que recaen sobre esta y que intentan lo mismo: ser universales. Pero también da cuenta de la vileza del ser humano, en particular la de aquellos que fueron capaces de colgar en un madero a un hombre vivo, clavado de pies y manos, hasta que murió y ascendió al reino de los cielos. Por supuesto que la Iglesia Católica prefiere que se ponga la atención en la lectura literal de la otoñal figura y relato, para anclar en ella los miedos e incertidumbres de sus fieles que aceptan sin mayores disquisiciones la vida y muerte del salvador.

La Semana Santa suelen promocionarla y venderla los medios masivos y los curas católicos como un espacio para el recogimiento y la reflexión, en un mundo capitalista que no da espacio para pensar y mucho menos para rediseñar o reinventar las relaciones con la Naturaleza.  El propósito, loable por demás, es que una vez terminen las liturgias celebradas durante los días santos, cada uno de los fieles católicos regrese a sus vidas cotidianas siendo mejores seres humanos. Se trata, sin duda, de un anhelo que chocará, inexorablemente, con los niveles de educación y formación ciudadana de cada uno de los que van a misa a persignarse, a pedir perdón por sus pecados y a pedirle a Dios que les ayude a mejorar aquellos aspectos que los alejaron de los 10 mandamientos. Una vez pase la SS e incluso, minutos después de escuchar a los curas en sus homilías, esos creyentes saldrán a continuar con sus mismas prácticas: robar, maltratar al prójimo, violar los derechos humanos y amenazar. Que se sepa, el genocidio en Gaza continuará por obra y gracia de Netanyahu, su ejército sionista y el dios que los ampara, ilumina y guía. Tanta locura junta, acompaña la historia de todas las religiones involucradas en crímenes y éxodos.

Esos buenos deseos ocurren mientras el Estado de Israel hace ingentes esfuerzos por borrar de la faz de la tierra al pueblo Palestino para gentrificar esa zona con hoteles cinco estrellas. Gaza será reconstruida para el gran capital y el turismo internacional. Eso sí, sin gazatíes, porque representan para Netanyahu atraso, terrorismo y pobreza. La pregunta obligada es: ¿Qué piensa Dios u otros dioses del genocidio que ocurre en Gaza? Imagino que los sacerdotes cristianos dirán que Dios vigila todos los actos humanos, incluidos los que ocurren en los conflictos bélicos. Al final, estos curas resuelven todo señalando que los miembros del ejército genocida “pagarán” por sus actos cuando entren al purgatorio o al infierno, escenarios que hacen parte de toda esa narrativa en la que la Iglesia Católica envolvió y mantiene cautivos a millones de seres humanos en el mundo que creen a pie juntillas en el infierno y el paraíso.

Pasará esta Semana Santa y los riesgos de vivir juntos, entre diferentes, se potenciarán y se harán inevitables las guerras, los conflictos étnicos y religiosos; los crímenes pasionales, los feminicidios, los duelos de sangre y las más estúpidas de todas las disputas y conflictividades: por un dios o una camiseta de un equipo de fútbol. Lo curioso es que millones de fanáticos al fútbol van a misa y confiesan sus pecados. Sus vidas son el espejo de la trayectoria de la Iglesia Católica: entre luces y sombras.

 

@germanayalaosor


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martes, 15 de abril de 2025

FRAUDE ELECTORAL EN ECUADOR Y ELECCIONES EN COLOMBIA

 

Por Germán Ayala Osorio


Después del fraude electoral ocurrido en Venezuela y la sospecha de que en el Ecuador acaba de pasar lo mismo, el riesgo de que ocurra algo parecido en las elecciones de 2026 en Colombia se acrecienta. En las huestes del petrismo ya están prendidas las alarmas. Y es que el convulsionado ambiente internacional y la crispación política al interior del país hacen pensar en que la derecha le apostará a recuperar la Casa de Nariño a como dé lugar, así toque hacerlo de manera fraudulenta. De ocurrir un fraude electoral en el 2026, la élite hegemónica colombiana da por descontado que contarán con el respaldo de los gringos.

El rápido reconocimiento que hizo el gobierno de los Estados Unidos del triunfo de Daniel Noboa, a pesar de las denuncias de fraude hechas por la candidata opositora Luisa González apunta a que Donald Trump estaría interesado, de un lado, en extender en el tiempo las relaciones de dominación sobre el Ecuador; y del otro, recuperar a Colombia como país históricamente hincado a los intereses económicos y militares de USA. A Trump no le importó que González no reconoció la victoria de Noboa, actitud política que deslegitima el triunfo de Noboa y lo expone a sufrir el escrutinio internacional.

Las posturas asumidas por el gobierno Petro frente al cambio climático, su lucha contra el narcotráfico, su rechazo al genocidio en Gaza y el rompimiento de relaciones con Israel, su acercamiento a China, el estar al frente de la Celac e incluso sus  respuestas iniciales a las amenazas arancelarias de Trump hacen pensar en que al Departamento de Estado, la CIA y a la DEA les convendría más un triunfo de la derecha por su acostumbrada obsecuencia frente a las políticas del Tío Sam, que la continuidad del proyecto político progresista, en cabeza de un presidente o presidenta igual de “altanero” al presidente Petro. Se suma a lo anterior que el presidente Petro aún no reconoció el triunfo de Noboa. Petro dijo en la red X que recibió informes "preocupantes" de los veedores colombianos enviados a Ecuador y solicitó al gobierno de ese país las actas "para ser verificadas". Dicha posición no debió ser  bien recibida en Washington.

De confirmarse el fraude electoral en Ecuador se estaría naturalizando como práctica mafiosa, internacionalmente validada por una “comunidad internacional” que, dividida en bloques diferenciados, terminan poniendo por encima de las democracias afectadas por esas estafas en los comicios, los intereses de las potencias que se disputan el liderazgo mundial.

Va quedando claro que sobre las elecciones de 2026 en Colombia estarán muy atentos los gringos. Aunque la continuidad del proyecto progresista no les sirve para insistir en el fantasma del comunismo, el perfil contestatario del presidente Petro sí constituye una molestia diplomática y política. A Trump le encantaría ver en la Casa de Nariño a cipayos como María Fernanda Cabal, Miguel Uribe Turbay, David Luna, Vicky Dávila de Gnecco, Sergio Fajardo o la misma Claudia López. 




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lunes, 14 de abril de 2025

LA CONSULTA POPULAR VISTA POR LA IGLESIA CATÓLICA

 

Por Germán Ayala Osorio

La iglesia católica es un actor político que usa el discurso religioso y la fe para hacer política y alinearse ideológicamente con las tendencias e intereses de la élite dominante. En complejos momentos históricos, como el de la época de la Violencia, desde el púlpito se legitimó el asesinato de agentes Liberales. Baste con recordar al obispo de Santa Rosa de Osos (Medellín), Miguel Ángel Builes, cuando desde el púlpito sentenció que “matar liberales no era pecado”.

Ahora, en plena crispación ideológica y política, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, figura de la jerarquía eclesiástica de Colombia decidió hacer parte de la “calentura” electoral que supone la convocatoria del gobierno Petro a una consulta popular para que sea el pueblo el que decida sobre asuntos concernientes a las reformas sociales que el Congreso sepultó.

Rueda Aparicio señaló a El Tiempo que “aunque la consulta popular es un mecanismo de participación válido, contemplado en la Constitución Nacional, no me parece prudente realizarla en medio de un ambiente preelectoral. La proximidad de las elecciones y la realización de la consulta popular le puede robar seriedad y visión de país tanto a la consulta como a las elecciones. Nos exponemos a una mezcla poco sana. Pero, no podemos olvidar que la reforma laboral es necesaria y urgente en Colombia. Debemos explorar caminos constitucionales libres de utilizaciones, y más bien conducentes a construir respuestas justas. Si nos lo proponemos con libertad frente a intereses personales o grupales, seguramente lograremos el bien posible para la mayoría".

Estamos ante un discurso que se mueve entre la sensatez que suelen reconocerle a la iglesia cuando esta decide hablar a través de sus sacerdotes para fingir que no está tomando partido, y la injerencia indebida de un actor político que históricamente legitimó la operación en Colombia de un régimen de poder oprobioso y violento. Rueda Aparicio apela a un sagaz juego de palabras con el que quiere quedar bien con Dios y con el Diablo. Y queda más o menos claro quiénes representan para él al primero y quién, al segundo.

El prelado olvida que fue el Congreso el que finalmente llevó al gobierno a tomar el camino de la consulta popular. En sus palabras, quienes actuaron de manera irresponsable, insensata e imprudente fueron los 7 senadores de la Comisión Séptima que hundieron la reforma laboral, la misma que Rueda, curiosamente, reconoce como “necesaria y urgente”. Así entonces, el ambiente preelectoral es apenas una circunstancia más en todo ese tortuoso proceso de no discusión de las reformas sociales por parte de las bancadas que le hacen oposición al gobierno. En línea con el Cardenal, hay que señalar que quienes no asumieron con seriedad el debate de los proyectos de ley fueron los miembros de los partidos políticos en oposición.

Al señalar que “la proximidad de las elecciones y la realización de la consulta popular le puede robar seriedad y visión de país tanto a la consulta como a las elecciones”, el alto jerarca de la iglesia católica cae en una peligrosa exageración en la medida en que infantiliza y ridiculiza el llamado a la consulta popular. Claramente Rueda Aparicio les está hablando a los que piensan votar sí. Se descarta que pretenda dirigirse a quienes tienen decidido decir no a las preguntas que llevará la convocatoria por cuanto esa posición está viciada por intereses económicos y una alta dosis de clasismo y racismo.

 En lo expresado por Rueda puede haber algo de “ingenuidad política” cuando propone explorar “caminos constitucionales libres de utilizaciones y más bien conducentes a construir respuestas justas”.  ¿En dónde estaba cuando Colombia votó el plebiscito por la paz? La política y en particular los eventos electorales suponen acciones y actitudes que hacen casi imposible que las decisiones a tomar estén libres de presiones y de las “utilizaciones” a las que refiere Luis José Rueda. A propósito del último término, en el plebiscito por la paz la derecha engañó y utilizó a los votantes, a los que sacó “berracos” a votar, para decirle No al Acuerdo Final al que llegaron las entonces Farc-Ep y el Estado durante el gobierno de Juan Manuel Santos. ¿Será que el triunfo del No fue una respuesta justa, cardenal Rueda?

Por momentos veo en lo expresado por Rueda Aparicio ideas propias del utilitarismo del que hablaron John Stuart Mill y Jeremy Bentham. Si es así, Rueda Aparicio se muestra temeroso o confundido frente a que “la búsqueda de la felicidad a nivel colectivo/social, es decir, una acción es correcta cuando proporciona el mayor bien posible a la mayor cantidad de personas”.  

Recordemos que Rueda dijo que la reforma laboral era “necesaria y urgente”. No solo es necesaria y urgente, sino que haría felices a cientos de miles de hombres y mujeres que hoy son explotadas, porque trabajan a destajo y en condiciones de precarización laboral.



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domingo, 13 de abril de 2025

SELECCIÓN SUB-17 DE FÚTBOL: A TRES MINUTOS DE LA GLORIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Volvió a pasar: a pocos minutos del final, se pierde un título. Pasa a nivel de clubes y a nivel de Selección. Esta vez, el seleccionado de fútbol sub-17 dejó ir la oportunidad de “darle una alegría al país”. Lo tenían todo para hacerlo: un equipo competitivo que mostró por momentos orden táctico, fortaleza y despliegue físicos (gran talla de los futbolistas) y juego colectivo por momentos e interesantes individualidades.

Las reacciones de los periodistas deportivos, como es costumbre, se dividieron entre aquel grupo de narradores y reporteros “oficialistas” y los comunicadores “no oficialistas”. Los primeros, agradecieron a los “guerreros por haber puesto al país a soñar” con el segundo título continental en esa categoría después de más de 30 años de haber alcanzado el único título. Ese agradecimiento realmente es un acto de auto censura que obedece a los compromisos económicos (transmisión de los partidos y acceso a los jugadores) adquiridos por las empresas mediáticas, lo que las obliga a hablar bien del equipo, pero sobre todo evitar cualquier cuestionamiento público, en particular a través de la televisión.

Entre tanto, los segundos dejaron salir la frustración colectiva a través de frases o conceptos como “les faltó jerarquía, convencimiento, saber manejar los resultados y mentalidad ganadora”. Esas sentencias siempre van acompañadas de las sempiternas comparaciones con las selecciones de Brasil y Argentina que, en todas las categorías, acumulan títulos.

Creo que hay factores psicosociales y circunstancias contextuales que podrían servir para explicar los negativos resultados que acumula el fútbol colombiano, es decir, la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), responsable de los procesos de selección y en general del manejo de todas las selecciones.

Una circunstancia clave es que los jugadores argentinos y brasileños convocados a los distintos seleccionados cuentan con la motivación y en ocasiones con la presión de una historia llena de títulos. Esa historia, usada por la prensa de sus países de origen como presión colectiva, puede terminar “intimidando” a los jugadores criollos.  Es más, cuando la prensa colombiana reconoce tácitamente que después de un siglo de operación de la FCF poco o nada tiene que mostrar el país en relación con estrellas y títulos conquistados, el jugador colombiano entra al campo de juego un tanto “disculpado” porque le antecede años de mediocridad en los procesos deportivos y administrativos que hay detrás. Quizás, entonces, el jugador nacional, cuando llega a instancias finales se enfrenta a una pesada tradición que se suma al miedo escénico y al “terror” que les genera soñar con vencer a los argentinos y brasileños justamente en las finales, porque saben que para vencerlos deberán hacer un triple esfuerzo: ser mejores, dominarlos; enfrentar al arbitraje que en varias ocasiones jugó a favor de los gauchos y cariocas; y el peso de esa gloriosa historia de los argentinos y brasileños.

Huelga decir que se les ha podido ganar a los argentinos y brasileños en otras instancias que poco o nada sirven a la hora de cuantificar medallas, campeonatos, copas o estrellas. Se trata de triunfos "morales", como el “histórico” 5 a 0 contra Argentina, en Buenos Aires, durante una eliminatoria a un Mundial.

Es probable que los psicólogos de los seleccionados colombianos, sin saberlo, se estén enfrentando a una realidad deportiva anclada a factores societales y culturales: al jugador colombiano no le interesa ganar títulos. Lo que realmente los motiva es conseguir un millonario contrato que les permita superar la pobreza. La gloria y el reconocimiento pareciera no importar porque al no haber una historia llena de palmarés, el jugador colombiano aún no desarrolló el orgullo suficiente para “hacerse reventar hasta el final” con tal de alzarse con los títulos. Aquí está la diferencia con los argentinos y brasileños, jugadores a los que les encanta que la prensa los aplauda y diga que son los "mejores de América o del mundo". Quizás el asunto problemático que impide sostener las victorias esté en que las prioridades individuales son más fuertes que el sueño colectivo de consagrarse, por ejemplo, campeones de América.

También es posible pensar que las complejas realidades que afrontamos como sociedad lograron fincar en el “ADN” del fútbol colombiano ese “gen dominante” al que los periodistas deportivos llaman “debilidad mental”.




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DANIEL QUINTERO PROPONE RESETEAR LA POLÍTICA Y CERRAR EL CONGRESO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Daniel Quintero, exalcalde de Medellín y seguro candidato presidencial ya dejó ver cuál sería su eslogan de campaña: “Hay que resetear la política”. Y de la mano de ese lema propuso que de llegar a la Casa de Nariño cerrará el Congreso y convocará a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) para “renovar” la constitución del 91 porque “ha muerto”.

Cerrar el Congreso es una idea que puede resultar temeraria e inconveniente para los sectores de poder que lograron reformarla y naturalizar prácticas de manoseo institucional que convirtieron su espíritu y sus órdenes en letra muerta; por el contrario, quienes aplauden la medida lo hacen porque están convencidos de que con otra carta política Colombia puede dar por fin el salto hacia la Modernidad tardía. Si bien la Constitución política de 1991 creó importantes instituciones, también es cierto que de estas brotaron  institucionalidades mafiosas, paquidérmicas, ineficientes y sometidas a poderosos intereses particulares.

No creo que la solución a los problemas institucionales que afronta el país y que brotan de una impúdica y mafiosa división de poderes se superen con una nueva constitución política. Eso sí, la intención de Quintero es loable, pero peligrosa en la medida en que una vez el país afronte ese escenario de cambio, las fuerzas más retardatarias de la derecha mafiosa y criminal harán todo lo que esté a su alcance para poner en la delegación que redactará el nuevo contrato social a sus fichas para desmontar los instrumentos constitucionales y legales que permiten aún calificar a la Constitución del 91 como garantista en materia de derechos humanos, incluidos los que guardan relación con el cuidado y aprovechamiento de la naturaleza. Por años intentaron cercenar los alcances de la tutela. A ellos le encantaría regresar a la Constitución de 1886. 

Quintero olvida o no reconoce que la sociedad colombiana arrastra unas “taras” civilizatorias que no se superarán redactando una nueva carta política. Existen varios factores que definen muy bien lo que somos como sociedad. Incluso, varios son la base de los enfrentamientos ético-políticos que el propio Quintero sostiene con el poderoso GEA y el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez.

Esos factores son: el Clasismo y el Racismo de una élite, en particular la antioqueña, que desprecia la vida de afros, indígenas y campesinos; ese odio está íntimamente ancorado a la vergüenza que les genera sus propios procesos de mestizaje, en particular para aquellos agentes de poder que en Antioquia se sienten “arios”, esto es, que pertenecen a una “raza superior, bella e inteligente”. Bajo esa creencia lograron imponer un ethos nazi en la política y en las relaciones cotidianas. Los crímenes de Estado (falsos positivos), las masacres perpetradas con la anuencia de las autoridades local y regional; y el reciente y cruel asesinato de Sara Millerey González Borja son la demostración de la existencia de ese ethos, hijo de la ya señalada supremacía racial.

Otro factor es la Aporofobia, práctica generalizada en el país y que deviene atada a la operación del Estado bajo criterios corporativos y a la intención manifiesta de extender en el tiempo las condiciones de pobreza y miseria de millones de colombianos por la oportunidad que les brinda a los miembros de la élite económica y política de auto indultarse por sus andanzas, y los actos ilegales e inmorales cometidos en el manejo de los recursos públicos y en la operación de sus empresas. Y la mejor forma de hacerlo es entregando subsidios, regalando kit electorales, contratando a destajo o a través de fundaciones que no enseñan a pescar. Junto al Estado, terminan incentivando las trampas de la pobreza. 

Quizás esos tres factores terminan por alimentar el Ethos mafioso, convertido en un distintivo en aquello de ser colombiano y en el impulso moral y ético-político de esa élite rezandera, machista, camandulera, violenta, nazi, sádica y perfumada que hace todo para limpiar sus crímenes (efecto Macbeth).

A lo mejor lo que hay que resetear no es la política, sino el Ethos mafioso y el nazi que se vienen consolidando y naturalizando en Antioquia y en el país. Y ese reiniciar no se va a lograr con una nueva Carta Política. Arrastramos unas taras civilizatorias que hacen prácticamente imposible que la sociedad colombiana dé el salto hacia la soñada Modernidad.

 

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viernes, 11 de abril de 2025

CONSEJO DE ESTADO, LA VERDAD PERIODÍSTICA Y LA VERDAD POLÍTICA DE PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

Con la decisión de la Sección Tercera del Consejo de Estado que le prohíbe al presidente Gustavo Petro transmitir sus Consejos de ministros por canales privados de televisión se configura, desde el poder judicial, un tipo de censura contra el jefe del Estado lo que de inmediato agrava el enfrentamiento político e institucional entre esa alta Corte y el Ejecutivo en cabeza del presidente de la República.

De igual manera, con la providencia en cuestión, los magistrados terminan alineándose con los sectores de poder político y económico a los que el presidente Petro viene confrontando a través de sus alocuciones.

La reacción del presidente Petro constituye una “denuncia” pública que se suma a otros señalamientos como “golpe blando” o “bloqueo institucional” con los que el mandatario de los colombianos viene exponiendo las dificultades internas que viene enfrentando para gobernar y sacar adelante su proyecto político.

Esto dijo el jefe del Estado en su cuenta de X: “que me quieren censurar no es para mi, sorpresa. Hasta me torturaron para que no dijera mis ideas. Creo que los magistrados del Consejo de Estado se equivocan al censurar al presidente de la República y jefe de Estado. No me consideran como tal, no me consideran presidente, simplemente porque pertenezco a la corriente mundial del progresismo humano, o porque mi poder solo proviene del voto popular y no de los clubes del dinero, y por eso a través de fallos han quitado mis facultades constitucionales, y me obligan a decir o no decir en mis discursos, sobre todo si expongo la doble moral de Vargas Lleras”.

El fallo de los magistrados ofrece la oportunidad para discutir  conceptos a los que los togados hacen referencia en su sentencia: la pluralidad informativa y el derecho constitucional a recibir información veraz y oportuna. En el fallo de tutela los magistrados consideran que las transmisiones de los Consejos de ministros y la narrativa presidencial sobre hechos públicos constituyen una violación al derecho a la información en la medida en que limitan el acceso a una oferta informativa plural y veraz y se impone una única fuente informativa oficial.

Estamos ante una apreciación jurídica que desconoce la lógica periodística de unas empresas mediáticas privadas que usan el espectro electromagnético, propiedad del Estado, con fines políticos en muchas ocasiones alejados de la obligación constitucional de ofrecer a las audiencias información veraz y oportuna. Si los togados leyeran un par de análisis de los tratamientos periodísticos dados por la prensa a hechos públicos como por ejemplo el Plan Colombia y la Seguridad Democrática entenderían que los medios masivos de información en el país se autocensuran, reconstruyen realidades, manipulan negativamente los hechos noticiosos, los tergiversan, mienten y por esa vía eliminan cualquier posibilidad de ofrecer a las audiencias información plural, veraz y oportuna.

Se equivocan los magistrados al sostener que con la transmisión de los Consejos de ministros y la exposición de las ideas políticas  del presidente se afecta la pluralidad informativa, pues  hace rato ésta viene siendo afectada por una realidad incontrastable: por lo menos 20 millones de colombianos se “informan” únicamente a través de dos noticieros de alcance nacional: Caracol Noticias y Noticias RCN, empresas privadas cuyos propietarios inciden de manera directa en las líneas editoriales de sus informativos, que fungen realmente como actores políticos al servicio de los intereses económicos y políticos de las familias Santodomingo y Ardila Lulle, respectivamente. A lo que se suma que el grupo español Prisa es propietario de las emisoras W radio y Caracol Radio, lo que configura una hegemonía mediática que anula cualquier posibilidad de que haya pluralidad informativa. Son medios de derecha que defienden los mismos intereses. Señores magistrados, la pluralidad informativa no existe en Colombia. 

El mismo auto de la Sección Tercera del Consejo de Estado por primera vez expone la colisión entre la Verdad Política y Periodística. La primera, para este caso, está atada a las consideraciones, valoraciones y a la información privilegiada a la que tiene acceso el presidente Petro. La Verdad Política que construye el presidente durante sus alocuciones y Consejos de ministros tiene como propósito confrontar a las empresas mediáticas que, al hacer oposición política al gobierno, se olvidaron del artículo 20 de la Constitución, es decir, de informar con responsabilidad social, veracidad y con el rigor que desde la deontología del oficio se espera que asuman el ejercicio periodístico.

Mientras que la Verdad Política está atada a la búsqueda del bien común, a la dignidad presidencial, así como a la ejecución de un proyecto político validado a través del voto popular, la Verdad Periodística nace exclusivamente de las valoraciones moralizantes que suelen hacer los periodistas, editores y propietarios de las empresas mediáticas en función de unos intereses corporativos que al ser cuestionados ética, política y moralmente por el presidente de la República a través de sus alocuciones y la transmisión de los Consejos de ministros, dan vida a la Verdad Política que los magistrados le están negando a una parte de las audiencias interesadas en conocer las particularidades de esa Verdad y al electorado que eligió al presidente Petro. 

El ministro del Interior informó que apelarán el fallo, lo que supone que el pleno del Consejo de Estado deberá resolver el conflicto entre el Estado, el jefe del Estado y los particulares (empresas mediáticas y el ciudadan@ que interpuso la tutela). Una decisión salomónica, que recoja los elementos aquí expuestos y que entienda los niveles de crispación ideológica y política por los que atraviesa el país, debe ir en camino a reversar la decisión de los magistrados de la Sección Tercera y a garantizarles a los sectores afectados por la Verdad Política de Petro el derecho a réplicas en las mismas condiciones en las que se transmiten los Consejos de ministros. Quizás lo que la sociedad colombiana necesita es disfrutar de la circulación y confrontación de más verdades políticas, en lugar de verse sometidos a las sesgadas miradas de los medios masivos y a su pobre oferta cultural en la que se destacan pendejadas como la Casa de los Famosos o novelas que solo sirven para naturalizar estereotipos. 





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PETRO ROMPIÓ EL PERFIL PRESIDENCIAL


Por Germán Ayala Osorio

Más allá de si lo prometido en campaña se cumplirá cabalmente al final de su mandato, la presidencia de Gustavo Petro Urrego inauguró un nuevo perfil y condiciones para aquello de ser presidente de la República en el país de las familias, clanes y mafias que al operar juntos lograron borrar los límites entre lo legal y lo ilegal; entre lo legítimo y lo ilegítimo.

La llegada de Petro a la Casa de Nariño puso en crisis el modelo de jefe del Estado que por años les sirvió a los agentes más poderosos del Establecimiento: presidentes de la República serviles, cautos, manejables, diplomáticos y respetuosos de las sempiternas correlaciones de fuerzas, en particular aquellas con las que por largo tiempo se garantizó la operación privatizada del Estado en beneficio de una élite clasista, racista y feudal cuyos miembros se jactan de ser capitalistas pero que al revisar sus prácticas oligopólicas y las propias de la cartelización mafiosa castigada por la Superintendencia de Industria y Comercio en los tiempos de Pablo Felipe Robledo, demuestran que son precapitalistas o rentistas.

A pesar de trabajar de la mano con varios de los agentes económicos más poderosos del país, Petro Urrego se mantuvo erguido a pesar de que la tradición presidencialista en el país siempre les propuso -les ordenó- a los jefes del Estado hincarse ante los banqueros o clanes políticos que de tiempo atrás trabajan para mantener el asedio político, por razones económicas y financieras, sobre la Casa de Gobierno y el consecuente control sobre la persona que encarna la figura presidencial.

En su pretensión de poner el Estado al servicio del pueblo, Petro se encontró con realidades políticas que se vio obligado a exponer públicamente en los últimos Consejos de ministros: redes clientelares proclives a sabotear institucionalmente el proyecto progresista, atadas a clanes políticos, banqueros y exfuncionarios que dejaron consolidadas clientelas y agentes “técnicos” en instituciones estatales clave que vienen operando bajo intereses corporativos o familiares.

Presidentes como César Gaviria, Andrés Pastrana, Ernesto Samper, Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos y el más obsecuente de todos, Iván Duque Márquez, cumplieron a cabalidad con el modelo presidencial ajustado a los intereses de los clanes políticos y los dueños del gran capital en el país. A ninguno de los anteriores se le escuchó decir que “eran gobierno, pero que no tenían el poder” como lo reconoció Gustavo Petro cuando entendió que, a pesar del poder presidencial, existen poderosas fuerzas y agentes económicos y políticos capaces e interesados en hacer naufragar su mayor objetivo: hacer que el Estado opere en función de los derechos y las demandas de  los ciudadanos.

La confrontación con el poderoso conglomerado de Sarmiento Angulo y con varios clanes de la costa Atlántica, como los Gnecco y Char, entre otros, consolidan un perfil presidencial que va más allá de la personalidad rebelde y contestaria de quien ostenta la dignidad presidencial. Se trata de una actitud política ancorada a un proyecto de país que plantea la desprivatización del Estado en aras de llevar su operación a estadios de modernidad y tratar de acercarlo a las condiciones de los Estados de Bienestar europeos.

Eso sí, entre los seis expresidentes arriba señalados subsisten diferencias en las maneras como asumieron las relaciones con el Establecimiento colombiano. Gaviria, Santos, Pastrana y Duque hacen parte del grupo de las “buenas maneras”, por haber dado cumplimiento a los protocolos finamente diseñados para mantener tras bambalinas las eternas condiciones de sumisión que aceptaron cuando asumieron la jefatura del Estado. Samper, por el contrario, intentó incumplir los protocolos, obligado por las circunstancias políticas que le generó el Proceso 8.000; en lo que toca al perfil de Uribe Vélez, se puede decir que el Establecimiento lo usó para que los intereses de selectas familias, clanes políticos y corporaciones jamás sufrieran contratiempos. Y Uribe les cumplió a cambio de que lo dejaran imponer sus lógicas, pero sobre todo ese ethos que, asociado al Todo Vale, legitimó las más perversas prácticas dentro del Estado y en las maneras de actuar de las empresas privadas.

Con la ayuda de los medios masivos y gracias a la Seguridad Democrática una parte importante de la sociedad aceptó la narrativa mediática que implícitamente mostraba a Uribe como un político “independiente y autónomo en sus decisiones”, cuando lo que realmente hubo en el país entre 2002 y 2010 fue una mutua colaboración. A la élite tradicional poco le importó el oscuro pasado de Uribe por la Aerocivil y la gobernación de Antioquia y mucho menos su vulgaridad, ordinariez y su lenguaje procaz y violento. Digamos que a Uribe los agentes del Establecimiento le dieron el juego suficiente para que no sintiera que estaba cumpliendo sus órdenes y siguiendo los protocolos establecidos en esa relación perniciosa entre los presidentes electos y los agentes más retardatarios y poderosos del Establecimiento colombiano.

De cara a las elecciones de 2026, surge la pregunta para los candidatos que se la jueguen por dar continuidad al proyecto progresista que llevó a Petro a la Casa de Nariño. ¿Estarán dispuestos Daniel Quintero, Carlos Caicedo, Carolina Corcho o Camilo Romero a exhibir en campaña el mismo perfil confrontacional que Petro mantuvo con esos mismos agentes del Establecimiento que se resisten a soltar al Estado?



PETRO SOMOS GOBIERNO PERO NO TENEMOS EL PODER - Búsqueda Imágenes

PATRIA Y MUERTE

  Por Germán Ayala Osorio   Las próximas elecciones en Colombia girarán en torno a dos fuerzas políticas diametralmente contradictorias: ...