domingo, 8 de septiembre de 2024

¿GOLPE DE ESTADO O BLOQUEO INSTITUCIONAL?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Francamente no creo que al presidente Petro le vayan a dar un golpe de Estado, en el entendido de que los militares de repente se tomen la casa de gobierno o que lo pongan preso y se instale un régimen de facto. Lo que sí se viene dando es un bloqueo (saboteo) institucional orquestado desde la Corte Constitucional, el Consejo de Estado y la propia Junta Directiva del Banco de la República. Las dos primeras altas cortes con fallos discutibles y adversos a los intereses del gobierno que van más allá del sentido propio de los pesos y contra pesos de la democracia. Y desde el emisor, por el proceso a cuentagotas en la reducción de la tasa de interés. El Consejo de Estado, de la mano del Consejo Nacional Electoral, se está extralimitando en sus funciones y alcances. Este último no puede investigar y mucho menos juzgar al mandatario. 

Al interior del Congreso ocurre algo similar, en la medida en que congresistas declarados en oposición e independencia vienen cumpliendo muy bien la tarea de ser los mandaderos de los conglomerados económicos y los clanes políticos tradicionales, como el de los Char, los Vargas Lleras y el uribismo. El mismo papel cumplió el anterior presidente del senado y el actual, quien ya prometió a la Andi tratar de hundir la reforma tributaria que aún no presenta el gobierno Petro.

Desde instancias privadas también le apuestan al bloqueo y a que le vaya mal al país y por supuesto a Gustavo Petro. La ANDI, por ejemplo, funge hoy más como un partido político en oposición, que como un gremio con el que sea posible dialogar y discutir la política económica.

A esa intención de bloquear al gobierno, se suman las acciones desarrolladas por las empresas mediáticas cuyas líneas editoriales le apuestan a ocultar la existencia del bloqueo institucional. Optan, eso sí, por registrar la alusión presidencial al “golpe de Estado” para consolidar la imagen de un presidente “desequilibrado, que ve fantasmas”. Los medios masivos cumplen el rol de ser las bisagras de una derecha uribizada que está desesperada por recuperar la Casa de Nari (así la llamó alias Job, durante el gobierno de Uribe) en el 2026, para reversar todo lo hecho por Petro en materia de reforma agraria y los cambios sustanciales en las doctrinas militar y policial.

El paro empresarial camionero fue la constatación de ese interés genuino de los sectores de poder económico y político de afectar al campesinado que el gobierno de Petro viene defendiendo y por esa vía, generar desabastecimiento en productos básicos de la canasta familiar. Aunque no lo lograron como lo imaginaron, quedó claro que esa será la línea de acción de la derecha si en el 2026 recuperan el poder. De esa forma le darían continuidad al proyecto uribista que consiste en acabar con el campesinado para consolidar en todo el territorio colombiano el modelo de la gran plantación, con monocultivos de caña de azúcar, palma africana y ganadería extensiva de baja producción, en detrimento del minifundio, la sostenibilidad ambiental y ecológica y la seguridad y la soberanía alimentarias.

 

Adenda: el fracaso electoral de Vicky Dávila en Medellín está haciendo pensar seriamente a los Gilinski en si vale la pena insistir con la candidatura presidencial de la periodista, figura que despierta dudas y resquemores, y es fuente de fracturas políticas. Por estos días, Blu radio y ahora la revista Cambio le vienen dando vitrina a Sergio Fajardo. La derecha uribizada parece interesada en revivir a Fajardo, político que se vende como conciliador y de centro, pero que realmente es un neoliberal consumado, interesado exclusivamente en mantener los altos niveles de privatización del Estado, y por esa vía, beneficiar a los mecenas que lo vienen patrocinando. Eso sí, el desespero de la derecha es evidente porque saben que no tienen una o un candidato presidencial descollante. La señora Cabal parece contar desde ya con el apoyo de Sarmiento Angulo. Al banquero parece gustarle el talante de la congresista, quien querrá parecerse a su patrón, el expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez.

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