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sábado, 4 de octubre de 2025

ABELARDO DE LA ESPRIELLA: LA "BESTIA" QUE NECESITA COLOMBIA

 Por Germán Ayala Osorio

 

Abelardo de la Espriella está haciendo una campaña electoral efectista, patriotera y con un lenguaje violento que atrae a los uribistas que lo ven como el sucesor de Álvaro Uribe Vélez. Aunque hay diferencias en la pinta, ambos creen a pie juntillas en la universal doctrina de la violencia legítima del Estado que en Colombia el uribismo aplicó bajo las condiciones ilegítimas de un gobierno como el de Uribe que fue elegido con el apoyo de grupos paramilitares y reelegido gracias a que Yidis Medina y Teodolindo Avendaño vendieron sus votos al proyecto reeleccionista para “salvar a la Patria”.

Esa misma doctrina se aplicó entre 2002 y 2010 para señalar como enemigos de la patria a periodistas críticos y a ONG defensoras de los derechos humanos y del ambiente catalogados por Uribe como “terroristas vestidos de civil”, que les "sirven de fachada a las FARC" o "actúan como sus voceros políticos". Y para terminar de consolidar el Estado militarista que sueña operar De la Espriella a partir del 7 de agosto de 2026, Uribe presionó a los militares a que “dieran más y mejores resultados operacionales”. El país ya conoce las consecuencias de esa monstruosa presión: 6402 jóvenes inocentes fueron asesinados y presentados como “guerrilleros dados de baja en combates” y millones de desplazados y centenares de desaparecidos. Al final, Uribe logró “privatizar” al Ejército, institución a la que manejó como si se tratara de los peones de sus haciendas.

Abelardo de la Espriella prometió que su “posesión no será en Casa de Nariño, en medio de banquetes y oropeles. Será en una guarnición del sur del país. Yo le voy a rendir ese día honor a los verdaderos héroes de la patria”. Esa promesa lo acerca como a ningún otro candidato uribizado, como Juan Carlos Pinzón, al mundo castrense a cuyos miembros Uribe les dio “carta blanca” para hacer y deshacer con los actores armados ilegales, la población civil y el manejo de asuntos de la seguridad nacional, incluido el presupuesto militar.

Como dije líneas atrás las mayores diferencias entre estos dos militaristas está en la pinta o en el outfit como dicen los gomelos: Uribe es un vulgar hacendado, un “rufián de esquina” y un tipo ordinario que habla como curita de vereda, de ahí su capacidad para engañar a incautos e ignorantes. Entre tanto, De la Espriella le quiere hacer creer al país que además de ser un hombre perfumado, es de gustos finos y de inmejorables modales, lo que lo hace proclive, de llegar a la Casa de Nariño, a sufrir durante y después de la presidencia del efecto Macbeth.

Uribe y De la Espriella son mesiánicos, de pulso armado y mano firme como diría Godofredo Cínico Caspa. En uno de los mensajes publicitarios se ve a De la Espriella arrodillado ante Dios como si la deidad lo estuviera ungiendo como el “tigre protector de Colombia”. Un peligroso tigre que “ruge, muerde y cumple”. Es decir, la indomable bestia que necesita el país, la misma que al sentir el látigo de su mentor, Álvaro Uribe se convierte en un dulce, juguetón y manso gatito. Más claro: si Duque fue el títere de Uribe, De la Espriella sería el tigre domesticado por el expresidente antioqueño, curtido domador de bestias.  

En su cuenta de X, el abogado que asegura que la ética nada tiene que ver con el derecho lanza consignas como esta: “En mi gobierno no habrá impunidad: los delincuentes irán a la cárcel. Presentaré una ley contra el vandalismo y el terrorismo urbano. Quien bloquee vías, destruya bienes o ataque a la Fuerza Pública será tratado como terrorista, igual que sus financiadores: condenas sin beneficios ni rebajas. Mano de hierro. ¡Firme por la Patria”!

Por estos días, el expresidente y condenado en primera instancia sigue deshojando la margarita, aunque ya descartó a sus tres “muñecas” (Cabal, Valencia y Holguín), tendrá que decidirse entre Pinzón y De la Espriella.  Años atrás el propio Uribe se refería al elegante abogado como “bandidito”. ¿Será por eso que Uribe lo necesita para sentarlo en el Solio de Bolívar?

Lo cierto es que el abogado de la Espriella sueña con llegar a la Casa de Nariño para “destripar a la izquierda”. Y de invitar a María Fernanda Cabal a ser una de sus ministras, intentará que se declare “ilegal ser de izquierda” como lo desea y lo propuso la precandidata presidencial. 



martes, 29 de julio de 2025

ABELARDO DE LA ESPRIELLA, EL “TIGRE” URIBISTA QUE AMENAZA CON "DESTRIPAR A LA IZQUIERDA"


Por Germán Ayala Osorio

 

El fallo condenatorio contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez ya está moviendo las más bajas pasiones tanto al interior del país, como por fuera, en particular en territorio norteamericano en donde ya se están ambientando propuestas de intervención política para salvarle el pellejo al expresidente y expresidiario recientemente encontrado culpable de graves delitos. Internamente, ya se advierte el interés de agentes de la ultraderecha de convertir las elecciones de 2026 en un escenario belicoso en el que nuevamente todo lo que huela a izquierda, democrática o radical armada, debe ser desechado, eliminado, perseguido o proscrito, porque quienes militan en esa orilla ideológica se asumen como una “plaga” que, sí o sí, debe ser exterminada.

Esto dijo a La FM el precandidato presidencial del uribismo, Abelardo de la Espriella: “Esto no va a quedar así, estas brisas vuelven y sepan ustedes señores de la izquierda que en mi tendrán siempre un enemigo acérrimo que hará todo lo que esté a su alcance para destriparlos como corresponde porque ustedes no merecen un trato diferente. Conmigo no va a haber sentadas, no va a haber saludos, conmigo no a haber absolutamente nada distinto a enfrentarles determinada y decididamente para acabar a ese cáncer que significa la izquierda radical, a esa plaga hay que erradicarla. Así de sencillo. Y en mi encontrarán peor enemigo posible”.

Lo que no queda claro en lo que espetó el singular y folclórico abogado es si se refiere exclusivamente a los grupos al margen de la ley que insisten en autoproclamarse “guerrilleros y revolucionarios”, pero que realmente son “mafiosos de camuflado”, o si su amenaza se extenderá a “combatir y someter” a aquellos ciudadanos que creen, por ejemplo, en los planteamientos de Chantal Mouffe[1] y que confluyen en lo que ella llamó la democracia radical y plural. No creo que el arrogante abogado y precandidato presidencial de la derecha y la ultraderecha colombiana se haya leído las tesis de Chantal Mouffe. En cualquier caso, el discurso belicoso y violento de De la Espriella vuelve a alejar al país de los tibios pasos que logró dar el gobierno Petro hacia estadios de Modernidad estatal y societal.

Quien entendió que la amenaza es contra el progresismo y el ala desarmada y civilista de la izquierda fue el presidente de la República, Gustavo Petro, quien casi de inmediato le respondió al soldado uribista: "Le solicito a la Fiscalía de Colombia y a la justicia de los EE. UU., iniciar investigación contra esta persona que amenaza de muerte a un grupo poblacional con identidad política, que es crimen contra la humanidad”.

En caso de que el “prestigioso” abogado esté considerando una vez instalado en la Casa de Nari (antes llamada de Nariño) perseguir a quienes piensan distinto le vendría bien que leyera un poco más, en particular a la referida teórica política Chantal Mouffe. Quizás no le quede tiempo de leer a este curioso personaje que se mueve entre las insulsas pasarelas del poder político y las actividades de la farándula criolla.

Pero si se refiere exclusivamente a enfrentar con decisión a las disidencias de las disidencias y a los eternos Elenos, ojalá esté contemplando dentro de su “plan militar” el diseño de controles suficientes para evitar que vuelvan a ocurrir asesinatos de civiles (falsos positivos) presentados como guerrilleros dados de baja en combates con el Ejército, durante la aplicación de la temida política de seguridad democrática de su mesías Álvaro Uribe Vélez. Y por supuesto, otros controles diseñados para desmontar las redes de las que han hecho parte oficiales y suboficiales del Ejército que les venden armas y pertrechos al “enemigo interno”.

Estamos de acuerdo en que las “guerrillas”, con disidencias abordo, constituyen un “cáncer” que hizo metástasis en Colombia de la mano de la corrupción institucional, público y privada, y de las economías ilegales que alimentan el aparato económico del país y sostienen a buena parte del poder político nacional.

Lo espetado por este lenguaraz petimetre me recordó que el 19 de abril de este año el columnista de derecha, Felipe Zuleta Lleras, llamó “plaga” a la congresista María José Pizarro, hija del comandante del M-19, Carlos Pizarro Leóngomez. Así, De la Espriella tendría en Zuleta a un copartidario y animador en su proyecto de eliminar a todo lo que huela a izquierda. ¿Será que el abogado estará pensando torturar a miembros del Pacto Histórico o de las “guerrillas” como lo hizo con un gato, al que él mismo le puso unos “voladores”? Me imagino que el felino quedó “destripado”. ¿Qué pensarán los animalistas de esta cruel "confesión" del jurista?

Insisto en que De la Espriella debe explicarle al país si la amenaza que lanzó incluye a quienes desde la izquierda democrática y el progresismo le están apostando a que por fin el Estado colombiano opere como un Estado Social de Derecho, lo que implicará arrebatárselo a las mafias que la derecha supo consolidar durante el largo proceso de privatización al que fue sometido esta forma de dominación llamada Estado, en particular durante el periodo presidencial de Uribe (2002-2010). ¿Esas mafias son también “plagas” señor precandidato, o hacen parte de eso que llaman “gente de bien”?



[1] “La reformulación del proyecto democrático en términos de democracia radical requiere el abandono del universalismo abstracto de la Ilustración, que se refería a una naturaleza humana indiferenciada. Aun cuando la emergencia de las primeras teorías de democracia moderna y del individuo como portador de derechos fue posible merced a estos conceptos, hoy en día son un gran obstáculo para la futura extensión de la revolución democrática. Los nuevos derechos que se reclaman hoy son la expresión de diferencias cuya importancia no se había afirmado hasta ahora y que ya no son derechos universalizables. En efecto, la democracia radical exige que reconozcamos la diferencia -lo particular, lo múltiple, lo heterogéneo-, o sea todo aquello que el concepto abstracto de hombre excluía. No se rechaza el universalismo, se lo particulariza; lo que hace falta es un nuevo tipo de articulación entre lo universal y lo particular” (Mouffe 2015: 33-34).


Abelardo De La Espriella responde a solicitud de investigación de Gustavo Petro

jueves, 31 de julio de 2025

PRECANDIDATOS PRESIDENCIALES: ENTRE PROPUESTAS INSOSTENIBLES Y AMENAZAS DE MUERTE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Aunque falta mucho tiempo para las elecciones presidenciales de 2026, varios precandidatos de la derecha ya dejaron ver cuál será el talante de sus gobiernos en caso de resultar electos para dirigir los destinos del país. Mientras que la candidata-periodista Vicky Dávila propuso construir una “mega cárcel en la selva para encerrar a los corruptos”, Juan Manuel Galán dijo que su primer acto de gobierno sería reestablecer las “relaciones diplomáticas con Israel”. Si bien las propuestas de Dávila y Sarmiento resultan polémicas ambiental, ecológica y políticamente, lo dicho por el precandidato presidencial del uribismo, Abelardo de la Espriella, constituye una inconveniente y peligrosa amenaza que en nada contribuye a pacificar el país y mucho menos a bajar los altos y peligrosos niveles de polarización política y crispación ideológica por los que atraviesa el país: el abogado de la Espriella prometió “destripar a la izquierda”. Esto dijo: “sepan ustedes señores de la izquierda que en mi tendrán siempre un enemigo acérrimo que hará todo lo que esté a su alcance para destriparlos como corresponde porque ustedes no merecen un trato diferente”.

La amenaza de Abelardo de la Espriella fue rechazada de inmediato por el presidente Petro quien solicitó “a la Fiscalía de Colombia y a la justicia de los EE. UU., iniciar investigación contra esta persona que amenaza de muerte a un grupo poblacional con identidad política, que es crimen contra la humanidad”.

Al tiempo en el que De la Espriella lanzaba su ultimátum, en redes sociales la precandidata presidencial del progresismo, María José Pizarro recibía improperios y amenazas de muerte por parte de tuiteros. El tuitero Carlos Castaño Gil, le dijo a la congresista: “cállese perra hijueputa, vamos a subir a Botero (precandidato que ofreció dar balín), para les llene la jeta de plomo”.

Como hombre, periodista y politólogo rechazo con vehemencia las amenazas proferidas por los tuiteros contra María José Pizarro por su rol de mujer y congresista, así como las del abogado Abelardo de la Espriella, por considerarlas violentas, cargadas de misoginia y un odio visceral hacia el progresismo y a quienes militan en la izquierda democrática. El respeto a la diferencia y a la pluralidad son principios democráticos que no se pueden en cuestión por el desespero de los precandidatos de la derecha de volver a hacerse con la Casa de Nari.  Frente a la propuesta de Vicky Dávila de construir una mega cárcel en la selva, como Doctor en Regiones Sostenibles la considero ecológica y ambientalmente improcedente en tiempos del cambio climático en los que el mundo clama por la protección de los ecosistemas selváticos por resultar claves para minimizar los impactos sistémicos del calentamiento del planeta. Y en lo que respecta a lo propuesto por Juan Manuel Galán, considero que el genocidio en Gaza perpetrado por Israel amerita mantener la ruptura diplomática. Considero que las prácticas genocidas implementadas por Netanyahu constituyen un retroceso humanitario que nos acerca, como especie, a la barbarie y a despreciar la vida de los palestinos.

 Vicky Dávila, Juan Manuel Galán y Abelardo de la Espriella representan con claridad y preocupación los deseos y valores de una derecha a la que poco o nada le importa arrasar los ecosistemas naturales con ganadería extensiva, monocultivos y minería a cielo abierto; y mucho menos les interesa respetar la vida de mujeres y menores de edad perseguidos y “cazados” como animales por el sionista Estado de Israel.



viernes, 26 de septiembre de 2025

¿FIRME POR LA PATRIA O SOLO PETRO EN ESTA MONDÁ?

 

Por Germán Ayala Osorio 


El caldeado ambiente preelectoral en Colombia va dejando en las retinas y oídos de los usuarios de las redes sociales eslóganes interesantes, otros insulsos, así como unas campañas que a pesar de ser efectistas dejan muchas  dudas sobre si los precandidatos presidenciales desarrollaron el pensamiento sistémico y si comprenden el paradigma de la complejidad para desde allí exponer propuestas serias y viables que de verdad apunten a transformar a una sociedad como la colombiana y un país como Colombia que arrastran y alimentan de tiempo atrás lo que en esta tribuna he llamado "taras civilizatorias" y el ya naturalizado ethos mafioso. 

Desde el engañoso eslogan de la derecha uribizada "Vamos a recuperar a Colombia", pasando por el "Recuperaremos el rumbo", hasta llegar a frases patrioteras como la que intenta posicionar Abelardo de la Espriella, "Firme por la Patria". Este último es uno de los "muñecos" de Uribe. El otro es Juan Carlos Pinzón, un político acartonado que solo habla de "recuperar la seguridad", lo que lo convierte en monotemático, a lo que se suma que es poco carismático. 

En estos tiempos del Tik Tok, al histriónico y violento precandidato Abelardo de la Espriella le salió al paso un usuario de esa red con una pregunta-anzuelo que el controvertido abogado mordió con algo de  ingenuidad: ¿Cuál es la frase del año? A lo que el pintoresco precandidato de la ultraderecha respondió con su lema de campaña: "Firme por la Patria". Su interlocutor lo interpela y niega que esa frase sea la del año. Tímidamente De la Espriella balbucea  y espera que le diga cuál es la expresión del año, a lo que le contesta: "Solo Petro en esta mondá". Los dos ríen a carcajadas, mientras los detractores del profesional del derecho se burlan por la "mamada de gallo" de la que fue víctima el "defensor de bandidos" como lo llamó la también precandidata uribista, Vicky Dávila, cuya campaña se estancó porque en las dos ideas que medio logra hilar, la palabra Petro le sirve para caer en los lugares comunes propios de una mujer que cree conocer el país por su rol de periodista. Uribe en su cuenta de X lo llamó "bandidito". 

La campaña de Daniel Quintero es quizás una de las más efectistas, con videos cortos y ataques directos contra el uribismo, que el exalcalde de Medellín e imputado por la Fiscalía de graves delitos lo convirtió  en un "blanco electoral" con el que puede conquistar a quienes sienten que "no es comunismo, sino asco al uribismo" lo que los haría confiar en que después de la P de Petro, sigue la Q de Quintero. 




Susana Muhamad, la hasta hace pocas horas precandidata del Pacto Histórico se la estuvo jugando con vallas digitales con frases bien logradas como Coca Cola mata agua en alusión directa al crimen ambiental y ecológico que habría cometido la multinacional en La Calera (Cundinamarca), al recubrir con cemento siete manantiales, tributarios de la Quebrada San Lorenzo. Coca Cola mata tinto y al agua, parece decirnos Susana. 


Otra frase con la que salió al ruedo electoral antes de renunciar a su precandidatura y decidir apoyar a Cepeda, Susana Muhamad le pega de manera directa a Daniel Quintero: "Menos imputados, más emputados". La expresión o sentencia resulta contundente y con un tono moralizante, aunque tiene el problema que retrotrae lo vivido durante la sucia campaña del No en el plebiscito por la paz, con la que el uribismo logró que cientos de miles de colombianos "salieran berracos" a decirle no a la firma del Acuerdo de Paz de La Habana. 

De todas maneras el marketing político termina diciendo mucho del talante de los precandidatos. Ya veremos qué sucede en las consultas internas de los partidos y quienes finalmente pasarán a la gran final para que los colombianos voten porque se dejaron cautivar de las frases y eslóganes,  vendieron el voto o sufragaron desde el odio que les genera la expresión "solo Petro en esta mondá". Lo que parece que va quedando claro es que el país llegará dividido y polarizado en torno al amor y la firmeza por la patria que ofrece el uribismo o la continuidad del proyecto progresista que echó a andar Petro en esta mondá de país. 

Adenda: Cepeda, Corcho y Quintero finalmente serán los tres precandidatos de los cuales el progresismo deberá elegir el candidato presidencial. 

miércoles, 22 de mayo de 2024

LAS UNIVERSIDADES PRIVADAS Y EL EXPRESIDENTE ÁLVARO URIBE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En las últimas 24 horas el expresidente de la República, Álvaro Uribe Vélez hizo presencia en la universidad de la Sabana de Bogotá, con el fin de participar en un evento académico que, al parecer,  se organizó exclusivamente para que el político antiqueño pudiera, desde ese privilegiado entorno, decir lo que a bien quisiera expresar, sin que nadie lo pudiera controvertir. Pues bien, el expresidente y expresidiario aprovechó la oportunidad para incitar a la cúpula militar a que desconociera la autoridad del comandante supremo de las FFAA, el presidente Gustavo Petro. Sin duda alguna, Uribe lo que hizo fue un llamado a los generales y coroneles con mando de tropa, a que cometieran el delito de sedición y por esa vía, dar un golpe militar.

Resulta supremamente grave y preocupante que una universidad privada se preste para que un expresidente de la República incite o inste a los militares a violar la constitución política y de esa forma, desestabilizar al país. No. La academia no está para eso, salvo que de manera decidida y con previo conocimiento supieran y compartieran a plenitud lo que el latifundista, caballista y exdirector de la Aerocivil iba a proponer a un auditorio con presencia de jóvenes. Si fue así, está en mora la universidad de la Sabana para emitir un comunicado en el que toma distancia de la incitación que hizo su invitado a que los militares violen la ley y la constitución política. De lo contrario, la opinión pública podrá pensar que comparte con Uribe la incitación a cometer un grave delito. 

En el inmediato pasado, otras universidades privadas del país le abrieron los auditorios al mismo Uribe Vélez para que explicara, de manera amañada, el caso judicial por el que está en etapa de juicio, por los delitos de fraude procesal, manipulación y soborno a testigos. Estos claustros universitarios se prestaron para que Uribe Vélez retara a la jueza que llevará en adelante el juicio en su contra; hay que recordar que en  tres oportunidades, distintos jueces  negaron las solicitudes de preclusión de los fiscales que, siguiendo órdenes del entonces fiscal general, Francisco Barbosa, elevaron esas ilegítimas y retorcidas peticiones al aparato de justicia.

Nadie niega que la academia es un territorio político en donde se discuten asuntos públicos propios de la política. Además, la universidad no puede abstraerse de los efectos, negativos y positivos que van dejando a su paso específicas coyunturas sociales, económicas y políticas. Por ejemplo, la notable crispación política e ideológica por la que atraviesa el país desde el 7 de agosto de 2022, la misma que deviene anclada a las movilizaciones de 2019 y 2020 y al estallido social debe ser un tema de discusión académica. Pero somos pocos los que hablamos de crispación política e ideológica, en contravía del concepto de polarización política.

Periodistas y políticos hablan de polarización política, narrativa con la que ubican a la izquierda y al progresismo en el sector extremista, y por tanto inconveniente para el país, con el claro objetivo de salvar a la derecha que representa con lujo de detalle el expresidente Uribe Vélez, de las responsabilidades que debe asumir porque en el pasado hicieron ingentes esfuerzos para desmontar las garantías constitucionales y democráticas. Los 30 años de aplicación de la receta neoliberal terminaron concentrando la riqueza en pocas manos, al igual que la propiedad de la tierra; esa misma receta sirvió para negar los derechos de los campesinos y por esa vía, se intentó acabar con la agricultura, sector que hoy repunta en el gobierno de Gustavo Petro. Además de generar las peores condiciones de vida para millones de colombianos, la derecha uribizada se niega a aceptar que el país necesita transformaciones sociales, políticas y económicas para superar la pobreza, la inequidad y la inseguridad alimentaria.

Entre las figuras políticas que insisten en esa narrativa de la polarización política están, además del propio expresidente Uribe, el exministro de Salud, Alejandro Gaviria y el exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, entre otros más.  

En las universidades igualmente esa narrativa ha servido de insumo para debates y propuestas de investigación para analizar sus alcances y realidades, más allá de los juicios de valor que se lanzan a diario desde las empresas mediáticas.

En el periodo 2002-2010, las universidades privadas vivieron momentos de tensión política entre estudiantes y profesores que apoyaban a pie juntillas el gobierno de mano dura de Álvaro Uribe Vélez y aquellos docentes y alumnos que se oponían a la implementación de la política de seguridad democrática.

Cuando el “embrujo autoritario” fue perdiendo terreno en la opinión pública y se hicieron notar los efectos negativos de las políticas neoliberales adoptadas por Uribe, así como la inconmensurable corrupción público-privada y la violencia estatal representada en los 6402 jóvenes asesinados por miembros del Ejército, los uribistas vergonzantes lograron esconderse, mientras el país continuó en manos de Santos, para luego terminar en las del incompetente Iván Duque Márquez, el títere de Uribe Vélez. Entonces, los ambientes en las universidades privadas cambiaron notablemente porque empezaron a llegar y a sacar la cabeza los estudiantes críticos de Uribe y de Duque. Durante el estallido social fue claro que la juventud universitaria, un poco más leída, ya no comulgaba con eso que se conoce como uribismo.

Aparecieron, entonces, los estudiantes que terminaron seducidos por el discurso del cambio que promovió Gustavo Petro durante su campaña. Una vez en el poder, el ambiente en las universidades privadas cambió. Eso sí, la narrativa de la polarización política llegó a las aulas y allí gravitará hasta que la derecha recupere el poder en el 2026.

Con la llegada de la izquierda progresista al poder, la derecha, con el concurso de los medios y periodistas afectos a su causa, viene insistiendo en que el país atraviesa una violenta polarización política, y responsabiliza de esa circunstancia a la izquierda democrática.

La presencia de Uribe en los últimos meses en varias universidades privadas no obedece exclusivamente a su interés de defender su cuestionada honorabilidad y de incitar a los militares a que desobedezcan a su comandante supremo, Gustavo Petro. No. Ese periplo por los claustros universitarios es apenas el abrebocas de lo que sucederá en el país si en el 2026 recuperan el Estado que la izquierda les arrebató de forma legítima en 2022. Si la derecha uribizada logra poner en la Casa de Nariño (o de Nari) a cualquiera de los precoces candidatos que ya suenan para servir a la causa uribista (Vicky Dávila, María Fernanda Cabal, Abelardo  de la Espriella, Paloma Valencia, Fico Gutiérrez, Alejandro Gaviria, Germán Vargas Lleras o Sergio Fajardo), las universidades privadas del país volverán, como sucedió entre 2002 y 2010, a ser los escenarios en los que, nuevamente, se macartizará a todos los que se atrevan a criticar al presidente de la República que salga de ese ramillete de candidatos.

Bajo esas circunstancias, entonces la narrativa de la polarización política se matizará un poco porque nuevamente la derecha tendrá el poder político y el apoyo de las empresas mediáticas que hoy sufren los estragos económicos de un gobierno que optó por disminuirles la pauta oficial, lo que aumentó la ira de los periodistas y directores de medios que, siguiendo órdenes de sus patrones, están actuando como verdaderos actores políticos en oposición.

La universidad debe ser, por excelencia, el espacio para debatir conceptos, posturas, teorías y exponer argumentos sobre asuntos públicos que nos interesan a todos. Es, igualmente, el lugar en el que sus estudiantes se forman para vivir en sociedad, ojalá bajo marcos democráticos lo suficientemente sólidos para soportar y tramitar los sempiternos conflictos que emergen cuando aparecen los intereses individuales y las complejas subjetividades en las aulas y en las instancias de dirección académica de las facultades y las rectorías.




Imagen tomada de Youtube.com

martes, 16 de septiembre de 2025

PRIMERAS SANCIONES DE LA JEP A EXCOMANDANTES DE LAS FARC-EP

 

Por Germán Ayala Osorio 


La primera sentencia de la JEP contra los miembros del Secretariado de las Farc-Ep por una constelación de delitos graves (secuestro, homicidio, violencia sexual, tortura y tratos crueles) cometidos en el marco del conflicto armado interno llega en un mal momento para el país, a pesar de la connotación histórica de las sanciones que el alto tribunal de justicia transicional oficializó hoy 16 de septiembre de 2025 contra Timochenko, Pastor Alape, Pablo Catatumbo y Carlos Antonio Lozada, entre otros comandantes de esa guerrilla. 

Las circunstancias en las que la JEP se pronuncia de fondo están dadas por el hostil ambiente de polarización política y crispación ideológica que nacieron con el proceso de paz de La Habana y el plebiscito por la Paz de 2016 con el pírrico triunfo del No. Se suman por supuesto las expectativas electorales de millones de votantes divididos entre quienes piden a gritos que regrese el uribismo y la seguridad democrática, e incluso, que se diseñe un nuevo Plan Colombia, y los que le apuestan a que el proyecto progresista siga instalado en la Casa de Nariño cuatro años más; y claro que no se puede quedar por fuera de ese listado la descertificación de los Estados Unidos al gobierno Petro, los ataques indiscriminados de las disidencias farianas a estaciones de Policía,  centros poblados y carreteables, y el aumento de los secuestros.  

Los problemas de orden público y el fracaso de la Paz Total sirven a los detractores del Acuerdo Final de La Habana para recabar en la idea de que las sanciones de ocho años, sin cárcel y sin restricciones a la libertad de los procesados por la JEP constituyen una burla a las víctimas y el descrédito para la majestad de la justicia. De eso se encargó muy bien Noticias Caracol que editó varias notas con políticos y expolicías de alta graduación  que las Farc-Ep secuestraron y torturaron durante varios años. 

En lugar de destacar el sentido de la histórica sentencia, el noticiero privado revive la discusión política que suscitó en su momento lo acordado en Cuba en materia de justicia transicional entre los plenipotenciarios de la guerrilla fariana y los del gobierno de Juan Manuel Santos en representación del Estado. Desmantelar a esa máquina de producción de víctimas en la que se convirtieron las Farc-Ep fue vista en su momento como una apuesta ética de quienes votaron Sí al plebiscito por la paz y aceptaron "tragarse el sapo" que significaba que ninguno de los máximos responsables de crímenes atroces pagaría un solo día de cárcel, puesto que en la discusión jurídica triunfó el modelo de la justicia transicional con los elementos de verdad, justicia, reparación y no repetición y con estos la imposición de penas alternativas. Entonces, los ochos años de sanción los pagarán con el desarrollo de actividades como siembra de árboles, reconstrucción de infraestructura afectada durante las hostilidades y construcción de bibliotecas, entre otras. A dichas acciones se conocen como las TOAR (Trabajos, Obras y Actividades con contenido Reparador o Restaurativo). 

Muy seguramente la sentencia que la JEP acaba de proferir contra los integrantes del entonces Secretariado de las Farc será usada por los candidatos presidenciales de la derecha para insistir en el desmonte de la JEP o por lo menos en su debilitamiento como tribunal de una paz que los militaristas jamás aceptaron como legítima para castigar a los comandantes guerrilleros por la comisión de delitos atroces cometidos en el marco de un conflicto armado que se degradó. Abelardo de la Espriella, por ejemplo, asegura que de llegar a la presidencia no entablará negociaciones con los grupos al margen de la ley y mucho menos con aquellos que incumplieron lo acordado en La Habana. 

Aceptar los principios de la justicia transicional y restaurativa exige de las víctimas y del resto de la sociedad haber transitado por el dolor, hasta llegar al máximo sentido de humanidad al que podemos llegar como especie: perdonar a quienes violaron la dignidad de sus familiares. Se trata de una apuesta ética y moral, individual y colectiva, que debe enfrentarse a la narración periodística proclive al populismo punitivo y al discurso de la derecha que cree posible acabar militarmente con todos los grupos al margen de la ley. 

Más allá de las críticas a las sanciones que hoy expone la JEP, escuchar y documentar las voces de las víctimas y los episodios en los que los victimarios (militares y guerrilleros) fueron confrontados constituye un valioso trabajo de construcción de memoria histórica para una sociedad desmemoriada y selectiva a la hora de reconocer las responsabilidades de los victimarios que participaron de las hostilidades. 

Quizás sea tiempo de amplificar la idea de que la guerra no fue para el caso colombiano el camino para hacer las transformaciones sociales que la sociedad demanda. Y también quizás sea el momento para gritar que todo hombre en armas, sin importar la causa que defienda y de quién escriba la historia, es un potencial asesino o uno ya consumado. 



Mauricio Alvarado / El... - Mauricio Alvarado

Tomada de El Espectador.

martes, 14 de enero de 2025

URIBE VÉLEZ VICEPRESIDENTE: LA DESESPERADA PROPUESTA DE LA DERECHA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Es tal el desespero de la derecha uribizada por recuperar la Casa de Nari que el abogado Abelardo de la Espriella propuso recientemente que el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez sea la fórmula vicepresidencial del candidato que el mismo exmandatario escoja como candidato presidencial. Es decir, se superaría la negativa y grotesca experiencia vivida con Iván Duque, quien fungió como el títere de Uribe. Al abandonar el rol de titiritero, el político antioqueño gobernaría de manera directa ostentando la inservible figura vicepresidencial.

La propuesta sale de la desesperación de la derecha colombiana ante los pobres perfiles de posibles candidatos presidenciales de cara a las elecciones de 2026. Los nombres de María Fernanda Cabal, Germán Vargas Lleras,  Elsa Noguera, Sergio Fajardo, Juan Daniel Oviedo, Claudia López, Vicky Dávila de Gnecco y Miguel Uribe no logran convencer a una fanaticada y mucho menos a los más poderosos miembros del “viejo” régimen que temen que el progresismo pueda volver a ganar la presidencia de la República.

En su cuenta de X el abogado uribista dijo que “la clave para ganar en 2026, si es que hay elecciones libres, o para no perder, como bien dice el presidente Uribe, es incluirlo como vicepresidente. Esa posibilidad es jurídicamente viable y, más importante aún, estratégica.

Es apenas evidente que la intención de una eventual vicepresidencia de Uribe es burlarse de la medida constitucional consagrada en el acto legislativo 02 de 2015 que prohíbe su regreso. Cualquier candidato o candidata a la presidencia que lleve como fórmula vicepresidencial al avezado político estaría sometido a su liderazgo y al carácter dominante e irrespetuoso del expresidente. Si María Fernanda Cabal es escogida por Uribe como la candidata presidencial del CD, su fórmula vicepresidencial no saldría de una elección libre de parte de la ungida. Por el contrario, se entendería como el segundo acto de sumisión a los designios de su mentor. Pasaría lo mismo si el elegido fuese Miguel Uribe Turbay y cualquier otro político que se preste para lo que sería la más grande burla a la institucionalidad presidencial.

Un eventual triunfo electoral en el 2026 de una fórmula Cabal-Uribe o Uribe Turbay-Uribe se asumiría internacionalmente como una broma jurídico-política de gran calado, lo que despertaría todo tipo de especulaciones y preocupaciones por los riesgos que representaría el regreso de la política de seguridad democrática y la mano dura aplicada por Uribe durante sus ocho aciagos años como presidente de la República. Los organismos internacionales y nacionales de derechos humanos levantarían sus voces para exponer los peligros que correrían defensores de los DDHH y del ambiente bajo un gobierno en el que mandaría el vicepresidente sin la necesidad de la ausencia del presidente constitucionalmente elegido.

Por lo anterior, la Corte Constitucional debería de ir preparando un borrador de fallo frente a lo que sin duda alguna constituiría una guaza jurídica y política a la prohibición constitucional que le impide a Uribe volver a ser presidente de la República. Hay elementos subjetivos que aportan a la construcción jurídica de lo que sería un nuevo fallo de la Corte Constitucional que frenaría la intención de Uribe Vélez de volver a gobernar y completar los tres periodos a los que aspiró después de haber comprado en el Congreso su reelección inmediata (Yidis política). La ponencia del entonces magistrado Humberto Sierra Porto le puso freno a esa pretensión de gobernar durante 12 años.

En caso de que la CC no prepare el borrador de fallo que aquí se sugiere y ante los efectos ético-políticos y los riesgos sociales que vienen atados a ese eventual escenario, solo queda que la jueza que lleva el caso en contra de Uribe por fraude procesal y manipulación de testigos lo declare culpable. De esa manera, se impediría el regreso del exmandatario a la Casa de Nari. En la Carta Política, artículo 197, se lee que “no podrá ser elegido Presidente de la República o Vicepresidente quien hubiere incurrido en alguna de las causales de inhabilidad consagradas en los numerales 1, 4 y 7 del artículo 179: 1. Quienes hayan sido condenados en cualquier época por sentencia judicial, a pena privativa de la libertad, excepto por delitos políticos o culposos. 4. Quienes hayan perdido la investidura de congresista”.



Imagen tomada de ABELARDO DE LA ESPRIELLA Y UIRIBE - Búsqueda Imágenes

miércoles, 8 de octubre de 2025

CINCO FACTORES QUE EXPLICAN LA POLARIZACIÓN POLÍTICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las condiciones en las que se firmó el Acuerdo de Paz de La Habana, el pírrico triunfo del No en el plebiscito de 2016, la conversión de la práctica paramilitar en una virtud sociopolítica, el sueño de consolidar un Estado militarista que ponga orden a una sociedad indisciplinada y la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño son los principales factores en los que se desarrolla la campaña electoral. Esos cinco factores por efecto de los medios de comunicación terminan reducidos a la polarización política y crispación ideológica, ideas que petristas y uribistas convirtieron en una especie de comodín lingüístico para atacarse, pero sobre todo para evitarse el trabajo de escudriñar de dónde vienen esas dos sensaciones que les impiden dialogar bajo condiciones de respeto.

Prueba de que esos cinco factores tienen su propio peso específico son las referencias a estos en la actual campaña electoral. Ya hay un grupo de personas que promueven un referendo para derogar el Acuerdo de la Paz de La Habana. El movimiento político Salvación Nacional está detrás de esa iniciativa que, por supuesto no tiene futuro jurídico, pero que sirve para confirmar la existencia de ese factor que después de tantos años aún genera conflictos, odios y divisiones entre los colombianos.

El segundo factor lo viene usando el precandidato presidencial Abelardo de la Espriella y otros agentes uribizados para atacar al expresidente Juan Manuel Santos. Lo acusan de desconocer el triunfo del No, de engañar al país y responsable de lo que se conoce como el “Petrosantismo”. Esos dos primeros factores aparecen como parte de la retórica electoral de los candidatos de una derecha desesperada por hacerse nuevamente con la Casa de Nariño (o de Nari).

Por el contrario, el factor número tres, esto es, la conversión del paramilitarismo en una virtud ético-política se expresó en la violenta arremetida de agentes civiles de la alcaldía de Medellín en contra de los manifestantes de pro-palestina. Los actos violentos ocurridos en la capital antioqueña dan cuenta del odio y de la inquina que siente el alcalde Fico Gutiérrez hacia todo lo que huela a Petro, agente político que animó las movilizaciones de rechazo al genocidio en Gaza justo cuando el 7 de octubre se cumplieron dos años de la masacre perpetrada por Hamas, grupo extremista y terrorista que desató la ira santa de Netanyahu.

De regreso a la retórica electoral, candidatos presidenciales como De la Espriella y Santiago Botero sueñan con un Estado militarista que los acerque a la figura de Nayib Bukele, referente moral y ético-político de la derecha uribizada que insiste en el pérfido lema Mano Firme, Corazón Grande, que no es más que una consigna aceptada por los dos señalados políticos que solo hablan de dar bala o balín, dar de baja, de someter, destripar e imponer. Sus violentos discursos no solo dan cuenta de su pobreza cultural, sino de un profundo machismo que en política se expresa en homofobia y transfobia.

El quinto factor, es decir, la llegada de Petro a la Casa de Nariño lo asume la derecha colombiana como una suerte de “pesadilla” a la que le queda poco tiempo de permanencia. El odio hacia Petro no lo justifican por la llegada del “castrochavismo” o el comunismo a Colombia, sino por su carácter subversivo que anima a cientos de miles de colombianos a salir a defender sus derechos y también causas lejanas como la suerte del pueblo palestino;  otros tantos,  agitan con rabia la bandera de Israel como símbolo del supremacismo con el que Uribe, Santos y Duque manejaron las relaciones con los pobres, población LGTBIQ+ indígenas, campesinos y negros. Baste con recordar la exhortación que le hizo Duque, el títere de Uribe, a la minga indígena: ¡regresen a sus resguardos!

La próxima vez que escuche hablar de polarización política y crispación ideológica recuerde estos cincos factores que son la base emocional, ética, étnica, política, social y política de ese par de comodines lingüísticos usados por los medios de comunicación y poderosos agentes de la sociedad civil para desvirtuar el camino alternativo que el progresismo propone para superar las infames condiciones en las que viene operando el orden establecido en un país como Colombia en el que efectivamente no cabemos todos por cuenta del clasismo, la aporofobia y del racismo.




Foto: Partido Comunista Colombiano, tomada del diario El País de Cali. 

domingo, 14 de septiembre de 2025

EL "QUINTETO FASCISTA" EN COLOMBIA

 

Por Germán Ayala Osorio 


Mientras el fascismo hace sus demostraciones de fuerza en la franja de Gaza, asesinando niños, niñas y mujeres palestinas de la mano del ejército de Israel y en los Estados Unidos persigue y expulsa a migrantes latinos y estigmatiza a las poblaciones afro y LGTBI+, en Colombia parece estarse consolidando lo que bien se puede llamar el "Quinteto fascista" del que harían parte los precandidatos presidenciales uribizados Abelardo de la Espriella, Santiago Botero y Juan Carlos Pinzón, el expresidente Uribe y el exvicepresidente Germán Vargas Lleras. Y por supuesto, los agentes gremiales que no están dispuestos a soportar cuatro años más sin beneficiarse de la "puerta giratoria" que siempre operó entre los gremios económicos y los gobiernos anteriores. Esa viudez de poder los tiene realmente fastidiados. 

Hace ya casi un año el  eterno candidato presidencial Germán Vargas Lleras espetó lo siguiente: "...envío un mensaje clarísimo de unidad a todos los dirigentes que hoy se encuentran en la oposición o que comparten nuestras preocupaciones, tenemos que llegar unidos con una candidatura única a la Presidencia de la República...". El diario El Espectador registró la eventual alianza entre las dos prominentes figuras de la ultraderecha colombiana y consagrados neoliberales que saben muy bien qué es eso de capturar el Estado para el beneficio de unos pocos. El titular es claro y genera miedo: Uribe y Vargas cocinan fórmula electoral para atajar reelección del proyecto petrista. 

Varias de las consignas lanzadas por estos y otros miembros de la derecha colombiana, como "vamos a recuperar el país", "hay que frenar al neocomunismo", "destripar a la izquierda" y "dar balín" devienen con un tufillo fascista, fundado en sentimientos aporofóbicos, clasistas, racistas y en la profunda molestia -rabia- que les produce que el gobierno Petro esté entregando tierras al campesinado que tanto le costó perseguir, estigmatizar, asesinar y desplazar a las fuerzas paramilitares que en su momento cumplían con la tarea de "limpiar" los campos para ampliar el modelo agrario que le gusta a Uribe y a otros actores políticos y económicos: el de la gran plantación, los monocultivos de caña de azúcar y palma africana, la minería, legal e ilegal,  la agricultura sin campesinos, pero con siervos y la ganadería extensiva de baja producción para fines de especulación con el valor de la tierra. 

El miedo -verdadero terror- que ya expresan figuras públicas frente a la posibilidad de que la derecha recupere la Casa de Nariño en el 2026 se explica por la animadversión que genera en las huestes de la derecha uribizada todo lo que huela a reivindicación de los derechos de los más vulnerables, la protección de los ecosistemas naturales-históricos, los llamados de atención sobre los efectos del cambio climático y la desprivatización del Estado en los sectores de la salud y la energía eléctrica. El progresismo, para los más visibles agentes de las mesnadas uribistas es sinónimo neocomunismo, que no es otra cosa que el nuevo "coco" con el que asustan a incautos, ignorantes y en general a las audiencias que creen a pie juntillas lo que dicen los medios hegemónicos. 

Los integrantes del "Quinteto fascista" no se atreven a criticar lo sucedido en Gaza y en USA, pero parecen inspirarse en las figuras de Netanyahu y Trump para afianzar su proyecto antiprogresista. El objetivo es claro: regresarnos a los tiempos de la Seguridad Democrática, al Estado militarista "saca ojos", eso sí, afinando las estrategias y las formas para depurar étnica, periodística, cultural y políticamente a los sectores societales a los que Petro les devolvió las tierras, los reconoció identitariamente y les despertó la conciencia de clase con la que hoy creen entender y comprender de una mejor manera qué es eso de militar en la derecha.

Mientras el fascismo criollo de manera pragmática se congrega a pesar de los mutuos cuestionamientos éticos y morales entre sus más visibles figuras, las fuerzas progresistas y de la izquierda democrática se enredan en acuerdos políticos y programáticos y se tranzan en una lucha intestina en la que sobresalen los más ególatras. Parecen no comprender estos últimos que los cuatro años de Petro, con todo y errores, despertó en sectores populares urbanos y rurales la esperanza de superar un desarrollo económico que promueve la concentración de la riqueza en pocas manos, somete a la Naturaleza a procesos de transformación insostenibles y afianza la operación de un Estado que además de militarista, actúa bajo los parámetros que impone el ya naturalizado ethos mafioso que distingue a la derecha  con el que auspició la corrupción público-privada en el sistema de salud y lo que es peor, en el mundo castrense. 

De triunfar la derecha en el 2026, no se puede descartar que reaparezcan los paramilitares para echar para atrás la valerosa pero incipiente reforma agraria que viene impulsando Petro. No habrá fuerza pública para defender a los campesinos que hoy siembran comida en sus parcelas, pues lo primero que hará la derecha de regresar a la Casa de Nari es hacer una purga en el Ejército y la Policía y por esa vía regresarnos a la doctrina del enemigo interno, extendida por supuesto al campesinado y a todo aquel que se atreva a exigir el cumplimiento de sus derechos. 



URIBE Y VARGAS LLERAS JUNTOS - Búsqueda Imágenes

domingo, 24 de agosto de 2025

PATRIA Y MUERTE

 

Por Germán Ayala Osorio

 Las próximas elecciones en Colombia girarán en torno a dos fuerzas políticas diametralmente contradictorias: el uribismo y el petrismo. Eso nadie lo discute. Como tampoco parece haber discusión en torno a que la primera representa un oscuro pasado al que unos pocos privilegiados y cientos de despistados e ignorantes quieren regresar; mientras que la segunda, en proceso de consolidación, simboliza los deseos de construir por fin una verdadera República que supere el tenebroso sistema feudal y feudatario que impuso el condenado expresidente antioqueño, de la mano de una élite rentista que supo capturar el Estado para su propio beneficio y en contravía de lo prescrito en la carta de 1991 en torno a que Colombia debería de ser y operar como un Estado Social de Derecho.

La campaña presidencial arrancó de manera temprana y ya exhibe los derroteros éticos y morales de los precandidatos de la derecha uribizada ancorados a la presencia de Dios, al discurso patriotero y a la explotación política y electoral de la muerte del forzado mártir, Miguel Uribe Turbay.

Es tal el desespero por recuperar la Casa de Nari, que les falta poco para acercarse a la consigna lanzada en los años 60 por Fidel Castro Ruz, Patria o Muerte. Por supuesto que se trata de una acercamiento al inversa del sentido que el revolucionario de entonces le dio a la frase. Con los años, Castro Ruz se acercó al perfil del sátrapa al que derrocó en 1959.

Claro que desde la perspectiva del precandidato Abelardo de la Espriella, a quien Uribe alguna vez lo llamó “bandidito”, lo dicho por Castro Ruz cambiaría sustancialmente a Patria y Muerte, pues el abogado que al parecer no necesita de la ética para ejercer el derecho prometió “destripar a la izquierda”. La apuesta de la Espriella es compartida por cientos de seguidores de eso que se conoce el uribismo que suelen ofrecer bala o balín; o acabar con la “plaga de la izquierda”.

La explotación político-electoral del crimen de Uribe Turbay empezó desde el preciso momento en el que se produjo el atentado sicarial que meses después le costó la vida. Y se hizo de la mano de la fe religiosa y las peticiones al Señor (a Dios) no solo para que le salvara la vida, sino para que les diera fuerza a los uribistas para “recuperar el país, defender la democracia y recuperar el rumbo”, guiados por Miguel Uribe Turbay, quien  de seguro ya ocupa en lugar privilegiado en el reino de los cielos.

La despedida de estadista, héroe y mártir brindada a Uribe Turbay es posible por una combinación de factores mediáticos, religiosos y morales brindados por un pueblo creyente que colectivamente llora la partida de unos “líderes inmolados” creados y recreados en las salas de redacción de noticieros privados al servicio del uribismo y en contravía de los derechos del colectivo. Sobre el féretro del congresista asesinado, su propio padre, Miguel Uribe Londoño, depositó las ideas -dicen que el legado- del desaparecido político conservador, en las manos del condenado expresidente para que él “salvara la Patria”. Una vez recuperó la libertad el expresidente antioqueño su presencia en el lugar en el que cayó gravemente herido Uribe Turbay se daba por descontado.

En un lenguaje muy propio del paisa camandulero y rezandero, Álvaro Uribe Vélez espetó que “…en este lugar se simbolice una llama eterna, como el amor eterno de Miguel por Colombia, que quienes concurramos no veamos aquí un lugar de venganza, tampoco de falsa paz. Que nos comprometamos a animar la fe en Colombia y a estimular que germine la esperanza que no puede estar rota y que en el paso por este lugar Miguel inspire seguridad para que alguna haya paz”.

Ese discurso cifrado del condenado expresidente va y viene entre la política electoral, el sentido del poder y la religiosidad de quien sabe cautivar a esa Colombia puritana, gazmoña, clasista, racista, homofóbica y mezquina que todos los días se persigna y pone en las manos de Dios la vida de todos los colombianos.

Uno de los precandidatos presidenciales y ficha del uribismo neoliberal, Mauricio Cárdenas Santamaría también dejó ver que él está con Dios y con el pueblo creyente. Esa es la única manera que encuentra el hijo del vetusto establecimiento para acercarse al pueblo: “Ilumíname Señor de los Milagros. Dame la sabiduría para unir a esta gran familia que es Colombia y acertar en el rumbo que requiere”.

Es en esa Colombia feudal, premoderna, camandulera y patriotera en la que cobran sentido la película y la novela la Virgen de los Sicarios porque dan cuenta de las paradojas en las que se mueve aún el creyente pueblo colombiano, el mismo que practica la homofobia y la transfobia y otras formas de violencia que lo hace proclive a creer en falsos Mesías y en lo que a diario les dice la prensa hegemónica. Quizás por ello quienes creen gritan la consigna Patria y Muerte sienten que cuentan con la bendición de la Virgen y del Todopoderoso. ¡Ajúa!



alvaro uribe velez visitó el lugar del atentado contra miguel uribe - Búsqueda Imágenes


miércoles, 24 de septiembre de 2025

PETRO Y SU ÚLTIMO DISCURSO EN LA ONU (I)

 

Por Germán Ayala Osorio 


El último discurso de Gustavo Petro en las Naciones Unidas en condición de presidente estuvo marcado, nuevamente, por la rebeldía, la sinceridad y la confrontación política de un mandatario del Sur global que asumió la defensa de la soberanía de los pueblos, de la democracia y de la naturaleza desde un poderoso axioma que las guerras y el modelo universal de desarrollo económico extractivo se encargaron de proscribir: la dignidad humana, que incluye por supuesto a las relaciones étnico-culturales construidas por los pueblos milenarios con los ecosistemas naturales. 

Desde los pensamientos sistémico y crítico Petro logró congregar en su diatriba contra el Norte opulento y los fascistas de Trump y Netanyahu factores identitarios, climáticos, religiosos, políticos y económicos recreados por una condición humana aviesa, alimentada y sostenida en el tiempo por el poder del dinero y la codicia de los Señores de la Guerra, de los banqueros y de familias ricas responsables en gran medida de haber convertido el planeta en un colosal dealer en el que se exhiben la estupidez, se negocia la dignidad humana, al tiempo que se lavan en Wall Street las ganancias del narcotráfico y se aplauden la arrogancia y la maldad. Eduardo Galeano dijo que  "los dueños del mundo lo están convirtiendo en un matadero y en un manicomio. Ellos dicen que la condición humana es así. Puede ser. No sé. No me convencen...". 

En medio de la más evidente crisis de legitimidad de la ONU, incluida su misionalidad, millones de seres humanos saben que en las Asambleas regulares de ese organismo multilateral los estridentes discursos de los presidentes de los países del sur global, como Petro, rechinan por un rato para luego ser pulverizados por la inercia de un manicomio gerenciado por atorrantes megalómanos como Donald Trump y Netanyahu, convertidos hoy en genocidas defendidos por millones de seres humanos que de manera obsecuente y estúpida creen en que hay un pueblo elegido por Dios, razón suficiente para validar la aniquilación de pueblos como el palestino cuya presencia en la franja de Gaza es el mayor obstáculo para la gentrificación urbana propuesta por el propio presidente de los Estados Unidos. Petro espetó que "no hay raza superior, señores. No hay pueblo elegido de Dios. No lo es Estados Unidos ni Israel. El pueblo elegido de Dios es la humanidad entera”.

Quizás le faltó decir al presidente colombiano que las religiones envilecen a quienes creen que hay pueblos superiores o una raza de particular belleza e inteligencia que por derecho divino debe imponerse sobre aquellas comunidades "genéticamente inferiores y feas" para la estética hegemónica dominante que, de la mano de la moda, la acción mediática, el cine americano y relatos religiosos les dijeron  a los pueblos del sur global que debían sentirse avergonzados por el color de ojos y de la piel. 

A Petro le alcanzó hasta para pedir acciones legales contra el cachondo carcamal de Donald Trump, un machito decadente convertido en el "puto amo" del mundo por cuenta de la derecha internacional. Mientras Trump debilita los cimientos de la democracia gringa, en Colombia la derecha uribizada aplaude su cruzada contra el pueblo palestino, porque saben que al interior del "País de la Belleza" sobreviven comunidades afros, campesinas e indígenas que les resultan incómodos para sus proyectos de sometimiento a los ecosistemas naturales. Uribe, Paloma Valencia, Abelardo de la Espriella, Vicky Dávila, María Fernanda Cabal y David Luna, entre otros más, aplauden a rabiar a Trump porque comparten con el fascista gringo la idea de que hay gente que no merece vivir. Además, niegan los efectos del cambio climático. 

El presidente colombiano habló duro en una ONU que se tambalea frente a un sostenido proceso de estupidización y sionización del mundo. Los efectos sociales, políticos y mediáticos de su intervención durarán unos días más. Mientras tanto, Israel seguirá ejecutando su limpieza étnica en Gaza para despejarles el camino a los urbanizadores y cadenas de hoteles que sueñan con la gentrificación urbana que justifica el genocidio. Trump dará continuidad a su persecución contra los migrantes latinos mientras observa la posibilidad de imponer sobre toda América Latina los designios del Dios que lo guía. "Entonces, ahora estamos ante una situación diferente, quizás más global. La barbarie hoy es del planeta, hoy cae sobre la humanidad entera. Los misiles sobre 17 jóvenes desarmados en las aguas del mar Caribe, quizás algunos colombianos. La persecución, aprisionamiento, encadenamiento y expulsión de millones de migrantes". 

Al igual que la canción Cambalache de Santos Discépolo, Petro dijo verdades, pero la vida debe continuar. Nada cambiará en este matadero, en este manicomio. 


Imagen tomada de https://www.presidencia.gov.co/prensa/Paginas/Intervencion-del-presidente-Gustavo-Petro-en-el-80-Periodo-Ordinario-de-Ses-250923.aspx


domingo, 13 de octubre de 2024

DE LA “CHUSMA LIBERAL”, A “ZURDOS SARNOSOS”

 

Por Germán Ayala Osorio

Con la absurda investigación que ordenó contra el presidente de la República el Consejo Nacional Electoral (CNE), esta entidad administrativa entró de frente en el juego político e ideológico de la derecha que tiene por lo menos dos objetivos: el primero, equiparar a Petro con Uribe, tratando de ponerlo en la misma condición sub judice que ostenta el expresidente y expresidiario antioqueño. Al ponerlo en el mismo plano inmoral, la derecha tiene la esperanza de anular la pretensión de Petro de convertirse en el gran elector de la izquierda democrática en las elecciones de 2026.

A quienes militan en la derecha poco les importan los cuestionamientos éticos y morales, la compulsa de copias y los procesos penales a los que está vinculado Uribe Vélez. La naturalización del ethos mafioso por parte de la derecha, el espejo retrovisor que activó el presidente Petro y su lucha contra los agentes económicos y políticos cercanos a la causa paramilitar hacen posible pensar que ese tipo de preocupaciones morales y éticas son más propias del discurso de la izquierda.

El segundo objetivo de ese juego de la derecha apunta a consolidar una narrativa tan estigmatizante y peligrosa contra todo lo que huela a izquierda y progresismo, como la que en los tiempos de la hegemonía conservadora (de 44 años) y la Violencia política bipartidista lograron naturalizar contra las ideas liberales los agentes oligárquicos defensores de las ideas conservadoras.

Así las cosas, los alfiles más visibles de la derecha conservadora, premoderna y violenta usan hoy las redes sociales y sus empresas mediáticas (radio y televisión) para reinstalar en el país el odio a la izquierda democrática, como cuando el Ejército nacional y otras instituciones de la sociedad, bajo la conservadora constitución de 1886, elevaron al partido comunista y a los comunistas a la condición de “enemigo interno”, que también les habían dado a las guerrillas.

En sintonía con esa pretensión, el abogado uribista, Abelardo De la Espriella llamó “zurdos sarnosos” a quienes acompañan el proyecto político de Gustavo Petro. En el pasado, la “chusma liberal”, “comunistas” y “liberales” fueron los epítetos con los que se legitimaron los hechos violentos y estigmatizantes perpetrados por la doctrina conservadora durante la época de la Violencia desatada por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán Ayala, líder liberal demonizado por la horda conservadora que temía la llegada del “comunismo”. Recordemos que despectivamente lo llamaban “el negro”.

Baste con recordar lo sucedido en la más reciente campaña electoral de 2022 para saber que existe esa pretensión de reinstalar en la nación el enfrentamiento ideológico entre una élite conservadora y fascista y sectores progresistas y de izquierda que defienden con ahínco las ideas liberales, en virtud de la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño.

Si la derecha recupera el poder en el 2026 buscarán echar para atrás todas las medidas y decisiones adoptadas por el presidente Petro y por esa vía apuntarle a “regenerar” a la nación, acercando a la izquierda y al progresismo al mismo nivel de malignidad que en su momento los conservadores les dieron a los liberales. En aquellos tiempos, asesinar liberales no era pecado. No vaya a ser que a partir de 2026 asesinar “zurdos sarnosos” sea considerada una medida “sanitaria” legítima y por lo tanto libre de cualquier signo de culpabilidad moral y religiosa.

De seguir los altos niveles de crispación ideológica en el país, en el 2026 la derecha conservadora que defiende el latifundio, la fe católica y la propiedad privada sin reconocer alguna responsabilidad social y ambiental, activará nuevamente la patente de corso que en el pasado le sirvió para asesinar comunistas por el miedo que les produjo en aquella época la espectral presencia del comunismo.

 


personas con sarna - Búsqueda Imágenes (bing.com)


lunes, 29 de septiembre de 2025

MACHISMO EN LA IZQUIERDA Y EN LA DERECHA

 

Por Germán Ayala Osorio


La izquierda democrática, el progresismo y la derecha comparten un mismo miedo: que por primera vez una mujer llegue a la presidencia de la República. A los dirigentes y voceros de esas tres mesnadas les aterra esa posibilidad. Por el lado de las dos primeras corrientes de pensamiento y de acción política es evidente que al interior del Pacto Histórico y el frente amplio le están apostando al triunfo bien sea de Iván Cepeda o Daniel Quintero. Este último bien podría resultar un verdadero "caballo de troya", a pesar de la postura populista con la que está haciendo campaña. 

Es tal la fuerza del machismo al interior de la izquierda que en el camino quedaron las precandidaturas de María José Pizarro, Susana Muhamad y Gloria Flórez que de manera abnegada renunciaron a sus aspiraciones para terminar apoyando la candidatura de Cepeda. Las presiones internas recaen hoy sobre Carolina Corcho Mejía, a quien le están proponiendo -más bien exigiendo- que abandone sus sueños para que sea la fórmula vicepresidencial de Cepeda. A casi nadie se le ocurre proponer lo contrario porque lo aceptado social y políticamente es que la vicepresidencia es  a lo máximo que pueden aspirar las mujeres en Colombia. La exministra y psiquiatra les ha contestado con un rotundo No  a los que insisten desde las huestes del petrismo, la izquierda y el progresismo que acepte esa propuesta que deviene con una inocultable carga machista aupada incluso por féminas que aceptan como un designio divino que a la presidencia solo pueden aspirar hombres (machos cabríos). 





Por el lado de la derecha sucede prácticamente lo mismo. El Gran Patrón y condenado en primera instancia por graves delitos casi todos los días les manda mensajes a María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín: prefiero que sea un macho el que enfrente a Cepeda, Quintero o cualquier otro candidato presidencial que aspire a dar continuidad al proyecto petrista. El expresidente, caballista, consumado patán y latifundista antioqueño se reunió con Juan Carlos Pinzón y Abelardo de la Espriella, dos machitos que "hablan como varones". En el pasado, Uribe llamó "bandidito" a De la Espriella, pero ello no es óbice para juntarse para "salvar a la Patria". 

Realmente Pinzón y Abelardo de la Espriella hablan como chafarotes y eso le encanta al expresidente Uribe: transpiran testosterona y lo más importante es que "dicen amar a la adolorida patria y son capaces de hacerse moler por ella". En términos programáticos e ideológicos ese amor patriótico de este par de civiles con voz militronche le confirman a Uribe que darle la oportunidad a Valencia, Cabal u Holguín para que asuman las riendas del país es un riesgo que no pueden correr pues una mujer jamás será reconocida por los miembros de las fuerzas como su comandante suprema. 

Esos dos machitos le han hecho repasar a Uribe su Manifiesto Democrático, en particular le recuerdan el punto 98: "Me haré moler para cumplirle a Colombia. En mis manos no se defraudará la democracia. Insistiré que el País necesita líneas estratégicas de continuidad...". 

Al final, a la izquierda democrática, el progresismo y a la derecha les gusta ver a mujeres en los roles de alcaldesas, gobernadoras y congresistas y por supuesto en el decorativo cargo de vicepresidenta, pero jamás aceptarán la posibilidad de que una de ellas llegue a la Casa de Nariño. Lejos estamos del salto que dio México al poner por primera vez en el Palacio Nacional a una mujer. Corcho tiene todo para ser un especie de Claudia Sheinbaum, pero el sistema patriarcal, el machismo, pero sobre todo el miedo de millones de mujeres y hombres, incluidos Uribe y los dirigentes de la izquierda y el progresismo se lo van a impedir. 

Desde esta tribuna propongo esta dupla: Carolina Corcho, presidenta y Cepeda, vicepresidente. A más de uno le debe dar urticaria el solo imaginar que un presidente esté bajo el mando de una mujer. En universidades y en otras empresas abundan los ejemplos de hombres que expresaban su molestia por tener que trabajar bajo las órdenes de una mujer. 

jueves, 15 de agosto de 2024

LAS APUESTAS POLÍTICAS DE LOS CLANES GNECCO Y GILINSKI

 

Por Germán Ayala Osorio


La ultraderecha representada por los clanes Gnecco y Gilinski están jugando a ver si les cuaja la candidatura presidencial de Vicky Dávila. Aunque los líderes de esas dos cofradías conocen muy bien las limitaciones discursivas de la periodista, que se reflejan en su incapacidad para comprender factores propios de la economía, la macroeconomía y de la política menuda, mantenerla como posible candidata presidencial les permite tener niveles de conversación y negociación política con otros sectores de poder económico y político que igualmente no creen que Dávila sea capaz de dirigir un país tan complejo como Colombia. 

Los Gnecco y los Gilinski le apuntan a poner presidente en el 2026, pero ello no es garantía de que sea la directora de Semana. Eso sí, la algarabía que a diario genera la señora Dávila y en particular sus rifirrafes con Petro en la red X le van dando un protagonismo y una visibilidad importantes, que afectan negativamente los planes de María Fernanda Cabal, una de las "tigresas" del expresidente Uribe Vélez que sueña con el guiño del propietario de la secta-partido, el Centro Democrático. Aunque Cabal no es la más versada en el manejo de las variables económicas, políticamente le va mejor que a Dávila, sobre quien pesará siempre su perfil de periodista formada para producir escándalos, bochinches y no para generar acuerdos y transacciones políticas. 

La figura de Dávila puede ser el puente para una eventual alianza política entre Uribe y los dos señalados clanes, lo que representaría un alejamiento de aquellas fuerzas uribistas que insistirán en candidaturas de candidatos desgastados en  su imagen como Sergio Fajardo, Fico Gutiérrez, Claudia López Hernández, Germán Vargas Lleras y Alejandro Gaviria, entre otros. Bajo esas circunstancias, la candidatura de María Fernanda Cabal podría madurar bien para los intereses de la derecha y la ultraderecha. Vicky Dávila sería la jefa de debate, pues ha demostrado tener la habilidad para "cazar peleas" con la izquierda y el progresismo, e incluso, con la propia Claudia López que sagazmente se presenta como de centro-izquierda, cuando claramente es de derecha.

El país sabe que Vicky Dávila es incondicional con Uribe, lo idolatra como ninguna otra, lo que facilitaría las conversaciones entre el expresidente antioqueño y los dos clanes que harán todo lo que sea posible para poner presidente en el 2026.

Eso sí, tanto Cabal como Dávila saben que sus candidaturas se enfrentan al naturalizado machismo y al sistema político patriarcal que, de la mano de machitos como Uribe, desconfían de la capacidad de la Mujer para gobernar. Mientras los clanes Gilinski y Gnecco negocian con el uribismo, el expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe tiene al abogado Abelardo de la Espriella como el "tigre" con el que podría darle el zarpazo a las aspiraciones del banquero y de la familia de Vicky Dávila. 

Cabal y Dávila apelarán al discurso feminista, en particular a la idea que señala que ya Colombia está lista para ver a una mujer presidenta. Eso sí, esa narrativa feminista evitará hacer referencia a que una eventual llegada de una mujer a la Casa de Nariño estaría asegurada bajo las condiciones que sabrán imponer los machos que pusieron el dinero y todo lo demás, para llevar a una mujer al Palacio Presidencial. 

El presidente Petro se equivoca al confrontar a la periodista Dávila en la  red X. De inmediato se victimiza y por esa vía busca graduar a Petro de "dictador", tal y como lo hizo cuando el presidente de la República le endilgó que su lectura equivocada del tema de las "inversiones forzosas" rayaba con el delito de pánico económico. Esa tarea  de desnudar las mentiras de la señora periodista la tendrían que asumir sus ministros y los congresistas del Pacto Histórico. 

A los viejos y nuevos enemigos de la izquierda, del progresismo y de Petro poco les importará quién se pueda sentar en el solio de Bolívar en el 2026. Ya en el pasado inmediato votaron por Iván Duque Márquez y Rodolfo Hernández; el primero, un fatuo mentecato que dejó la vara tan bajita que ya cualquier pelafustán se siente capaz de gobernar al país. Y el segundo, un político mañoso, corrupto y patán que de haber resultado electo presidente, la derecha lo habría manejado a su antojo, tal y como lo hizo Uribe con Duque, su títere predilecto.

Insisto en que después de Duque, cualquiera que vaya pasando por las sedes de la partidos políticos de derecha puede convertirse en candidato presidencial. Al establecimiento lo único que le interesa es recuperar la Casa de Nariño. Solo eso. 


Imagen tomada de Pulzo.com


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