domingo, 10 de agosto de 2025

SE ACEPTAN PRESIDENTES HOMOSEXUALES SIEMPRE Y CUANDO SEAN DE DERECHA

 Por Germán Ayala Osorio

 

En las marchas uribistas del 7 de agosto se volvieron a escuchar expresiones de odio que van desde la homofobia y la transfobia, pasando por una evidente supremacía étnica y finalizando en una misantropía dirigida hacia Petro como persona, como ser humano. Se trataría, por supuesto, de una suerte de misantropía conducente a despreciar solo a quienes comulguen con las ideas del exguerrillero, hayan votado por él en las elecciones de 2022 y lo que es peor, se hayan atrevido a rechazar el “legado” del expresidente y convicto, Álvaro Uribe Vélez, visto por estos nuevos “verificadores” de la moral pública como un hombre probo y un macho cabrío como “debe ser” todo antioqueño.  

Stella Ramírez escribió para el portal las 2 Orillas que “a Petro no lo interpelan por sus decisiones, lo agreden por existir. No lo confrontan como jefe de Estado, lo desacreditan como si fuera un intruso. Se burlan de su acento, de su pasado, de su ropa, de su forma de hablar. Le inventan enfermedades, delirios, complots. Y todo eso tiene un nombre: desprecio. Nunca se había visto este nivel de sevicia contra un presidente electo. A otros mandatarios —corruptos, autoritarios o entreguistas— se les trató con guantes. A él, con piedra en la mano. ¿Cuál es su pecado? Haber llegado al poder sin el aval de los dueños del país. Haber nacido donde no nace el poder. Representar a quienes nunca habían sido representados”.

Con el estribillo “auxilio, socorro, saquen al cacorro”, los uribistas que lo cantaron a rabiar durante las movilizaciones dejaron ver que su transfobia y homofobia es selectiva, si se tiene en cuenta que hay senadores, hijos e hijas de congresistas y otras “personalidades” de la política y el periodismo que ya salieron del closet para reconocer su homosexualidad en un país conservador y una sociedad pacata farandulera, morbosa, mojigata, gazmoña, puritana, morronga, clasista, racista, machista y misógina que prefiere guardar las apariencias, mientras en familias prestantes de varias regiones del país hay casos de hombres que llevan una doble vida: tienen esposa e hijos, lo que les asegura ser asumidos como una “pareja normal”, mientras mantienen ocultas relaciones homosexuales. Entre ellos, rectores de universidades privadas y públicas, hijos de políticos, empresarios y deportistas. Y ni para qué hablar de la Curia que encubre a los pedófilos que usan la sotana y el crucifijo para violar menores de edad.

Eso sí, son aceptadas esas orientaciones sexuales porque son de derecha y lo que es mejor, uribistas. Ser homosexual y militar en la izquierda y en el progresismo es una suerte de “nuevo” pecado cuyo único castigo posible es la lapidación moral del presidente Petro y del colectivo que lo respalda. Nunca en el pasado se trató tan mal a un presidente de la República. Petro ha sido señalado de borracho, drogadicto y homosexual, sin que haya aún evidencias que así lo prueben. El exministro Leyva Durán recientemente reconoció ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes que no tiene pruebas de todo lo que ventiló en sus emotivas misivas, leídas por los medios hegemónicos y otros sectores societales conservadores, con la hipocresía propia que los caracteriza por ser encubridores de las prácticas “cacorrescas” y las pedofílicas de famosos periodistas y políticos de la derecha uribizada.

Hablar mal del presidente de la República y su familia es, de tiempo atrás, un deporte nacional. Del entonces presidente César Gaviria también se dijo que era homosexual. Los chistes callejeros no escalaron como en el caso de Petro hacia el terreno de la aniquilación moral e incluso, a buscar declararlo “indigno” para gobernar a una sociedad mojigata como la colombiana. Eso sí, no bajaban de “loca” al consagrado iliberal.  De Turbay Ayala se dijo que le gustaban las niñas y que asistía a Cali a unos “bacanales patrocinados por los narcos de la ciudad”. Igual, las malas lenguas de la época lo señalaban de llegar a la madrugada y borracho a la Casa de Nariño.

Eso sí, entre el estribillo “auxilio, socorro, saquen al cacorro” y el cantico “Y uno, y dos y tres, stop, Uribe, paraco Hijueputa” hay una enorme diferencia, aunque los una el desprecio. El primero está atado a las prácticas de discriminación de una sociedad conservadora y premoderna; mientras que el segundo deviene ancorado a una narrativa y “verdad social” a la que solo le falta una sentencia judicial. 



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LA CRISIS DEL URIBISMO Y EL DESPERTAR DE UN PUEBLO

 

Por Germán Ayala Osorio

Se necesitaría de un profundo estudio sociológico para encontrar las razones y circunstancias que ayuden a explicar lo que en la calle llaman “el despertar de un pueblo frente al régimen uribista”. Mientras ese estudio se realiza, revisemos algunos hechos que en el pasado pudieron contribuir a ese despertar. 

Hay quienes aseguran que el estallido social fue el punto de quiebre de lo que en su momento se llamó el unanimismo ideológico vivido entre el 2002 y el 2010. No necesariamente fue ese acontecimiento el parteaguas del que aquí se habla, aunque sí fue determinante especialmente en los sectores populares que luego terminaron apoyando la candidatura presidencial de Gustavo Petro y el discurso del Cambio, que de todas maneras venía asociado a la superación de los aciagos años que vivió el país en los 20 años que duró el uribismo en el poder: disímiles formas de violencia contra los jóvenes, privatización del Estado, aumento de la pobreza, abandono del campo y estigmatización del campesinado, incluidas las comunidades afros e indígenas), deforestación de las selvas por la vía de la potrerización y la consolidación del modelo de la gran plantación (monocultivos) y la minería legal-ilegal.  

En los tiempos del Embrujo Autoritario, en universidades privadas y públicas se vivieron las primeras acciones de ese “despertar” consistente en hacer contra discurso a las narrativas periodísticas que insistían en que, a pesar de escándalos y posteriores condenas de sus más cercanos colaboradores ministeriales, Álvaro Uribe Vélez seguía siendo el Gran Colombiano, esto es, un “político honorable, el muro de contención del comunismo y el que les devolvió la tranquilidad a los colombianos”.

En esos espacios universitarios se vivieron enfrentamientos entre profesores críticos de Uribe y estudiantes uribizados que llegaban a las aulas convencidos de todas las bondades morales y éticas con las que la prensa hegemónica coadyuvó a la construcción de esa invención mediática que se llama Álvaro Uribe Vélez. Las directivas de varias de esos claustros privados se hicieron sentir relegando a valiosos, estructurados profesores que cometieron el “error” de atreverse a criticar a Uribe. En reuniones de padres de familia realizadas en varias universidades privadas, los acudientes expresaban sus preocupaciones a las directivas porque sus hijos contaban que les había tocado ver clases con profesores “anti uribistas”.

Los docentes críticos de la seguridad democrática y que investigaban los hechos del Plan Colombia y la Seguridad Democrática y hurgaban en el pasado de Uribe en su paso por la Aerocivil eran vistos como “amigos de los terroristas” por los alumnos que ciegamente creían en la propaganda mediática y recogían como única verdad lo que escuchaban en sus hogares.

Al poner a Santos en la presidencia, Uribe pensó que podría dar continuidad a su temida política de seguridad democrática y por supuesto consolidar la captura perniciosa del Estado para el disfrute de unos pocos. Aunque Santos se la jugó por ponerle fin al conflicto armado con las entonces Farc-Ep, las dos señaladas apuestas y banderas del uribismo se ejecutaron tal cual lo planeado. La molestia del Patrón con Santos obedece a que la negociación política en La Habana empezaría a aportar a lo que más le teme Uribe: a la verdad que la JEP ayudaría a rescatar de la frágil memoria de todos los combatientes (legales e ilegales) y de las tumbas con cientos de miles de NN; al final se confirmaría que efectivamente el conflicto armado interno se degradó y convirtió a unos y otros en criminales de guerra, en particular durante el periodo presidencial de Uribe, quien salía a gritar a voz en cuello que quería “más y mejores resultados operacionales”, mientras sus generales, unos verdaderos chafarotes, exigían a sus subalternos “litros de sangre, a mi no me traigan detenidos”.

Un punto que en particular hizo que el político antioqueño montara en cólera fue la desmentida que le hicieron las Farc-Ep:  negaron tener que ver con la muerte de su padre y lo invitaron a hablar de las verdaderas circunstancias en las que fue asesinado. Recordemos que el crimen de Alberto Uribe Sierra lo usó Álvaro Uribe como estrategia electoral y político-militar al sostener la tesis de que a su progenitor lo había asesinado “lafar” para borrar sindicaciones en su contra. De allí que usara el poder militar del Estado para “vengarse” de las Farc-Ep.

Después vendría la reelección presidencial, hecho político que fue aportando al señalado “despertar” por todo lo que rodeó a la modificación de la Constitución política con la llamada “Yidispolítica”. A pesar de ello, el teflón de Uribe seguía funcionando, aunque a las universidades llegaban ya estudiantes menos uribizados y mejor informados.

Llegaría luego el desvergonzado y nefasto gobierno del subpresidente Iván Duque Márquez y con este el estallido social y la irrupción de Petro como opción de poder. Hablar de poder popular, ocuparse de los sectores poblaciones y económicos que el uribismo maltrató y desconoció durante 20 años ha venido aportando al “despertar de un pueblo frente al régimen uribista”.

La ejemplar condena contra el machito antioqueño y las celebraciones a rabiar en ciudades como Cali, Bogotá y la propia Medellín hacen parte de ese despertar que es hoy, quizás, el mayor obstáculo con el que se enfrentará la derecha uribizada en las elecciones de 2026. Pero ojo que, si el progresismo le incumple al pueblo que recién “despertó”, en unos años estaremos hablando no de un despertar en las condiciones en las que se dio como respuesta al régimen uribista, sino de un malestar social y una profunda desconfianza en las ideas progresistas asumidas hoy como la esperanza en que algún día Colombia opere como una verdadera República y por esa vía logre un desarrollo económico que garantice bienestar para todos los colombianos.



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sábado, 9 de agosto de 2025

CASO URIBE VÉLEZ EN SEGUNDA INSTANCIA: ¿QUÉ PASARÁ?

 Por Germán Ayala Osorio

 

Después de la lectura de la ejemplar condena a 12 años de prisión domiciliaria contra el expresidente Uribe, su reseña ante el INPEC y las movilizaciones en rechazo a la decisión adoptada por la jueza 44, Sandra Heredia, el país y el tablero político-electoral entran en una etapa crucial que se dará una vez se confirme o se anule dicha condena. En cualquier caso, ese hecho jurídico-político irá a la correspondiente instancia de casación que podría poner fin al caso cuando el país esté sumergido en las elecciones de 2026.

Si el Tribunal Superior de Bogotá confirma la condena proferida por la jueza Heredia la derecha uribizada, encarnada en los más poderosos agentes del Establecimiento, deberá tomar la decisión de abandonar políticamente al caído expresidente, no sin antes agradecerle por haberles facilitado capturar el Estado para sacarle provecho económico y político durante los últimos 20 años; o por el contrario, dar continuidad a una lucha jurídica y política que no valdría la pena seguir dando por el desgaste de la propia imagen del exmandatario y la de ellos como sus patrocinadores. El fortalecimiento del progresismo y quizás del petrismo como una real opción de poder, pero, sobre todo, como narrativa que derrotó a lo que el país conoce como el uribismo, son variables y una realidad que la derecha uribizada deberá tener en cuenta al momento de tomar esa trascendental decisión.

Si por el contrario el Tribunal Superior de Bogotá decide meterse en el berenjenal social, jurídico y político de anular la decisión de la jueza 44, entonces la derecha uribizada saldría fortalecida y el país entraría en la peligrosa etapa de “venganza política” con el regreso de la seguridad democrática y la aplicación a rajatabla de la receta neoliberal. Echar para atrás todo lo actuado por el gobierno Petro en materia de salud, reforma pensional, laboral y entrega de tierras, entre otras, harían parte del proyecto político y económico de esa derecha que no quiere desmarcarse del lúgubre ethos que representa el temido expresidente y reo.

En esas hipotéticas circunstancias, los candidatos presidenciales del medroso centro político estarán atentos para saber qué decisión tomar: si mantener sus simpatías con el expresidente antioqueño o por el contrario tomar distancia y asumir la tarea de dar por fin vida  a esa franja ideológica y política que se resiste a florecer por la cobardía de aquellos que temen reconocer los daños que Uribe Vélez le hizo al país, pero sobretodo darle la razón a Petro de las condiciones de postración en las que la derecha ha mantenido al Estado, al aparato productivo y a millones de colombianos.

Eso sí, hay una derecha no uribizada que está cansada del tóxico liderazgo de Uribe Vélez, pero no tiene el suficiente músculo económico y mucho menos el carácter para salir públicamente a exigirle al temido reo que “suelte al país” y que se vaya a “chocholiar” a sus nietos. Hay empresarios “mamados” de Uribe. Ojalá salgan públicamente cuando se confirme la sentencia en segunda instancia. Ese será el momento preciso para ponerle fin al uribismo.

En lo que respecta a los candidatos presidenciales, por ahora la serpenteante Claudia López Hernández parece proclive a tomar distancia del sujeto condenado, apelando a su pasado como académica, lugar de enunciación desde el que desenmascaró a Uribe y el proyecto paramilitar que lo llevó al poder en el 2002. Eso sí, López Hernández no es de fiar. En cualquier momento gira a la derecha o hace creer que lo hará hacia el progresismo.

El caso de Vicky Dávila es diferente en la medida en que la “periodista-periodista” siempre fue una ficha de los agentes del Establecimiento y es defensora de oficio de Uribe Vélez de tiempo atrás.  En lo que toca a Sergio Fajardo y a pesar de su silencio estratégico, su condición de paisa, exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín el país sabe que su corazón es uribista. No vale la pena hacer referencia a los precandidatos De la Espriella y Santiago Botero Jaramillo, pues Colombia sabe que sus “propuestas de dar balín y destripar a la izquierda” hacen parte del “ADN uribista”. 


uribe y las marchas del 7 de agosto - Búsqueda Imágenes

jueves, 7 de agosto de 2025

¿CÓMO ENTENDER LAS MARCHAS EN DEFENSA DE URIBE?

 

Por Germán Ayala Osorio

Véase en video esta misma columna: https://www.youtube.com/watch?v=VGT4_urZoXs

 

Las nutridas movilizaciones en Bogotá, Cali y Medellín en contra de la decisión judicial adoptada por la jueza Sandra Heredia y en favor del expresidente y convicto Álvaro Uribe Vélez, aunque no constituyen en sí mismas un movimiento social con vocación política, sí dan cuenta de un fenómeno sociopolítico que amerita un ejercicio explicativo.

A manera de hipótesis señalo que los cientos de miles de ciudadanos que marcharon en protesta a la condena de 12 de años de prisión domiciliaria proferida en contra del exmandatario antioqueño hacen parte de sectores societales que admiran y reclaman las formas de violencia simbólica y física que representó Uribe como presidente de la República, que son las mismas que lo acompañan ahora en su condición de sub judice ciudadano, expresidente y reo a la espera de que se confirme su condena. Desde su popular “donde lo vea le doy en la cara marica”, pasando por “se callan o los callamos”, hasta llegar a “esta llamada la están escuchando esos hijueputas”, sus admiradores se sienten recogidos y representados. En las tres expresiones hay una inocultable postura homofóbica, un desprecio por la libertad de expresión, así como la subvaloración de la institución de justicia.

Quienes salieron hoy a reclamar la libertad de Uribe sobre la base de una incontrastable confianza en la inocencia del expresidente, lo hicieron más por el efecto de la propaganda mediática que por el sesudo análisis del material probatorio que al final sirvió para que la jueza Heredia lo condenara. Esos mismos ciudadanos parecen actuar desde el vacío que deja la pérdida del padre de familia o los efectos que deja cuando no cumple con el rol proveedor que la sociedad machista le entregó a los hombres colombianos. Para entender esta lectura paternal del fenómeno sociopolítico debemos remitirnos al punto 100 del Manifiesto Democrático, plataforma ideológica sobre la cual hizo campaña en el 2002: “Aspiro a ser presidente sin vanidad de poder. La vida sabiamente la marchita con las dificultades y atentados. Miro a mis compatriotas hoy más con ojos de padre de familia que de político. Aspiro a ser presidente para jugarme los años que Dios me depare en la tarea de ayudar a entregar una Nación mejor a quienes vienen detrás”.

Dentro de los manifestantes que salieron a exigir respeto por el “legado” y la figura de Uribe puede existir un patrón comportamental que los hace proclives a desconocer los fallos de la justicia, deslegitimar las instituciones, pero sobre todo, les permite nutrirse de la narrativa que niega los daños institucionales, éticos y morales que dejaron los dos gobiernos de Uribe y la consolidación del uribismo como plataforma política e ideológica fundada en un evidente ethos mafioso que se manifiesta en la captura perniciosa del Estado para el disfrute de unos pocos, la naturalización de la corrupción público-privada y por supuesto, la persecución de todos aquellos que piensen diferente, en particular los que se atreven a reclamar el cumplimiento de lo prescrito en la Carta Política de 1991.

Quienes se volcaron a las calles a reclamar respeto a su padre, líder y pastor, parecen desconocer los elementos y las decisiones que se tendrían que tomar para ver si algún día Colombia y sus nacionales puedan sentir y vivir en una verdadera República. Más bien parece que les es suficiente con que regresemos a los tiempos de la seguridad democrática y sus 6402 víctimas, la privatización del Ejército y su operación de la mano de las estructuras narcoparamilitares con las que se desplazaron y masacraron los siempre incómodas comunidades campesinas, indígenas y negras.

Por supuesto que quienes marcharon hoy en defensa del reo Álvaro Uribe Vélez tienen derecho a reclamar basados en sus creencias y en su empobrecido capital cultural. La mejor forma de responder a ese fenómeno sociopolítico que representan es brindarles todas las garantías de seguridad para que lo sigan haciendo y el ofrecimiento de la mano comprensiva de quienes entienden que son víctimas de la propaganda de los medios hegemónicos cuyos propietarios están obligados política y moralmente seguir respaldando a quien les permitió capturar el Estado para sacar adelante sus mezquinas actividades económicas.




COMUNICADORES SOCIALES VS CREADORES DE CONTENIDO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

De la mano de las redes sociales llegaron los “creadores de contenido” cuya labor de muchas maneras confronta, reta y compromete el trabajo, la formación y el futuro de los comunicadores sociales-periodistas formados en universidades públicas y privadas. Esa competencia entre los creadores de contenido y los comunicadores me hizo recordar la que años atrás se presentó entre los periodistas empíricos y los egresados de las universidades. Por supuesto que hay diferencias y similitudes, pero ese no es el tema de esta columna.

El asunto central que abordo en esta columna parte de unas preguntas que me hizo llegar un colega que prepara un informe periodístico sobre estos dos perfiles. El primer interrogante es este: ¿Cuál puede ser la diferencia entre un comunicador y un creador de contenido desde la comunicación... que lectura se le puede dar a estos roles?

Esto le respondí al periodista: hay un asunto o quizás un problema en el que confluyen el comunicador social- periodista y el creador de contenido: desconocen qué es la comunicación y la confunden con difundir información. La comunicación es más que eso porque compromete creencias, discursos, posturas políticas y formas de entender y asumir la vida. Por supuesto que se trata de un problema compartido con la sociedad y más en estos tiempos en los que los likes son más importantes que lo que se dice y peor aún, más valioso que dialogar y discutir las ideas en condiciones de horizontalidad, pero sobre todo de la capacidad compartida entre los agentes comunicativos que intervienen para hacerlo de manera razonada. En la actual coyuntura política y mediática por la que atraviesa el país hablar de relaciones dialógicas o de resolver conflictos y diferencias a partir del intercambio de razones es prácticamente un imposible.

La segunda pregunta dice: ¿Qué habilidades son esenciales desde la comunicación para implementar en la sociedad este tipo de roles?

R/ta: el diálogo respetuoso y horizontal entre los sujetos que se encuentran en las redes sociales y por fuera de estas; el respeto por el Otro, con todo y sus ideas es un factor clave para la comunicación humana. Lo que sucede es que estamos usando las nuevas tecnologías sin haber aprendido qué es eso de la comunicación, circunstancia que explica los altos niveles de violencia discursiva en las redes sociales convertidas en unas trincheras ideológicas desde donde dos o más bandos lanzan improperios y amenazas, en lugar de argumentos y lecturas críticas apoyadas en conceptos y no en meras percepciones o prenociones.

La pregunta número 3. ¿Cómo se debería adaptar un comunicador social a las nuevas tecnologías?

R/ta: el comunicador formado en la academia y que comprende qué es la comunicación y sabe diferenciarla de la información tiene dos opciones: 1. Si se trata de competir por sintonía, likes y por hacerse viral, entonces puede optar por olvidarse  de lo aprendido y de los conceptos y produzca contenidos sin ninguna clase de escrúpulos y límites éticos y comunicativos, característica de varios de los creadores de contenido. 2. Si no está obligado a competir porque tiene ya a un público cautivo, lo que puede hacer es confrontar de vez en cuando a los “creadores de contenidos”, mientras cumple con sus labor informativa, sin olvidar de los fundamentos de la comunicación como proceso humano, aunque no exclusivo del homo sapiens

¿Qué papel juega un comunicador en la gestión de la reputación online?

R/ta: el papel que todo ciudadano debería de jugar: reconocer a los otros actores informativos y comunicativos como seres humanos y agentes culturales en un mundo interconectado, pero no comunicado, y lo que es peor, sometido a la dictadura del consumo frenético de información, y a la hipersensibilidad de una sociedad que reacciona, pero que parece incapaz de comprender sistémicamente lo que sucede a su alrededor.

La problemática que emerge entre los creadores de contenido y los comunicadores sociales- periodistas se torna compleja al revisar las circunstancias con las que las universidades están formando a unos y otros. Y una de esas circunstancias tienen que ver con el debilitamiento de las Humanidades y la pérdida del ambiente académico fundado en el pensamiento crítico.



creadores de contenido y los comunicadores sociales, conflicto - Búsqueda Imágenes

miércoles, 6 de agosto de 2025

EL CULEBRERO ÁLVARO URIBE VÉLEZ AHORA HABLA DE “MORDAZA NEOCOMUNISTA”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En su cuenta de X el expresidente Álvaro Uribe Vélez confirmó que hizo presencia en el juzgado de Rionegro (Antioquia) para formalizar su encarcelamiento, fruto de la condena a 12 años de prisión domiciliaria que le impuso la jueza Sandra Heredia.  En su acostumbrado tonito de cura pueblerino y en uso de la habilidad discursiva de los conocidos paisas culebreros o buhoneros, el Gran Condenado acaba de “inventar” la frase o fantasma con la que hará campaña el Centro Democrático en el 2026: “mordaza neocomunista”.  

Esto dijo el más grande vendedor de mentiras y enredador de Antioquia: “…con la identificación de preso continuaré y aumentaré la lucha para que Colombia, en el 2026, derrote la naciente mordaza neocomunista porque si se consolida acabará con la nación y el halago a los trabajadores se convertirá en un fracaso social total”.

Durante el plebiscito por la paz y su maliciosa campaña por el No, Uribe Vélez acuñó el término “Castrochavismo” con el que logró atemorizar a millones de ignaros que años después se tragaron el cuento de que, de llegar Petro a la presidencia, “seríamos la segunda Venezuela”. A falta de un año para terminar su mandato, no hubo expropiaciones masivas, como tampoco nacionalizaciones y muchos menos la estatización de servicios estratégicos como la salud. Colombia sigue haciendo parte de la OEA y acepta la jurisdicción y la injerencia económica del Fondo Monetario Internacional. Mejor dicho, no “nos convertimos en Venezuela” como pregonaban los uribistas.  

Como buen paisa mentiroso, exagerado y timador, capaz de vender una gata ciega y embarazada, el expresidente antioqueño cree que es posible volver a enredar a millones de colombianos con el cuentico de que de ganar el progresismo las elecciones del 2026 a Colombia llegará el comunismo, el castrochavismo o el neocomunismo, todas juntas, una especie de “coco” con el que Uribe insistirá en asustar a sus fieles y aconductados seguidores, vistos por el resto del país como unos verdaderos “atolondrados”.

Uribe crea vocablos o figuras retóricas que la ciencia política no reconoce por tratarse, justamente, de invenciones del temido “cucho” al que le falta salir con un megáfono y en tonito paisa a gritar “cuidado ome que llegó el neocomunismo para acabar con los huesitos y las carnitas de millones de neas”.

No creo que en la historia reciente del país haya una persona que le haya hecho tanto daño a eso de “ser paisa” como Uribe. Eso sí, lo realmente preocupante es que todavía hay colombianos que creen a pie juntillas en lo que vocifera y en lo que, en tono de cura recién salido del Seminario, proclama o susurra el Gran Culebrero.

Este año, un buen número de colombianos y colombianas, se han detenido frente a las pantallas para ver y escuchar las audiencias de acusación contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Y no podría esperarse otra cosa, si consideramos que dichas audiencias son una suerte de “novela negra” en la cual es posible internarse en tiempo real. La “novela negra" se caracteriza, por la exploración de cuanto ocurre a oscuras -de ahí proviene su nombre- y del envilecimiento humano; dos elementos fundamentales en el mundillo del expresidente acusado. No obstante, cabe subrayar que aparte de lo atractivo que resulta asistir con asombro a un festín de mentiras y mentirosos, el interés subyacente de los colombianos por el desenlace del mentado proceso está fundado en algo muy serio para nuestra armonía social, como lo es la búsqueda del conocimiento de la verdad. Esto, porque en Colombia la mentira reina impunemente y, dependiendo de la resolución de este juicio, serán las “consecuencias morales y sociales”. De ganar Uribe, sacaría pecho la cultura traqueta, y de perder, triunfaría una cultura afín al país de la belleza (https://www.pares.com.co/post/la-mentira-y-los-mentirosos).

Termino con esto y por favor léase en "habladito paisa": Oye, Álvaro, dejá de decir bobadas ome, cuál mordaza neocomunista, te embobaste?


Foto: EFE - Luis Eduardo Noriega A. Tomada de El Espectador.com

LO QUE SIGNIFICA LA MARCHA URIBISTA DEL 7 DE AGOSTO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La movilización uribista programada para hoy 7 de agosto, en rechazo a la condena a 12 años de prisión domiciliaria contra del expresidente Álvaro Uribe Vélez es, en sí misma, una exhibición de la inmoralidad que rodea al colectivo uribista, caracterizado por la incoherencia política cuando se trata de defender las instituciones, respetar la justicia y la institucionalidad; también será el escenario propicio para que los candidatos presidenciales del fantasmal centro definan de una vez por todas si van a subirse al “bus del condenado” o si serán capaces de sentarse a pensar en los problemas por resolver del país desde ese lugar de enunciación que aún está por construirse.

La marcha de respaldo al Gran Domador de Bestias, encontrado culpable por la jueza 44 de dos graves delitos no políticos, está precedida por una andanada de descalificaciones y amenazas en contra de la jueza Sandra Liliana Heredia por haberse “atrevido” a condenar al temido político antioqueño y del ambiente de polarización política y crispación ideológica que se remonta al plebiscito por la paz de 2016 y que se viene profundizando desde el 7 de agosto de 2022 cuando llegó a la Casa de Nariño el primero gobierno progresista en cabeza de Gustavo Petro Urrego.

La manifestación uribizada comparte el carácter absurdo con el que una parte de la sociedad colombiana asumió el triunfo del No en el malogrado plebiscito por la paz. Dicho carácter se expresa en la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que salgan a marchar para rechazar la condena proferida contra un expresidente que contó con todas las garantías procesales, en un proceso penal generado por él mismo y que completó 13 años, incluidas dilaciones y "jugaditas" por parte de la defensa? Bajo esa misma lógica millones de ciudadanos dentro y fuera del país se preguntan aún: ¿Cómo es posible que una parte de la sociedad haya votado no para poner fin al degradado conflicto armado interno?

Además, la curiosa, insensata, disparatada y llamativa movilización está precedida por el inicio del peregrinaje de personalidades políticas y agentes económicos por la finca-cárcel en la que permanece Uribe Vélez por cuenta de la sentencia que será revisada por el Tribunal Superior de Bogotá. El expresidente Andrés Pastrana Arango visitó a su homólogo a pesar de que en el pasado lo señaló de tener vínculos con los paramilitares. El respaldo al condenado también lo expresó el exalcalde de Bogotá y vendedor de buses, Enrique Peñalosa. Se entiende el apoyo brindado por el vendedor de articulados pues aspira a dirigir el país bajo la agenda neoliberal en la que cree a pie juntillas.

Los agentes gremiales y los precandidatos presidenciales que participarán de la marcha terminarán legitimando el proceso de estigmatización mediática echado a andar en contra de la jueza Sandra Heredia, así como el discurso con el que se viene erosionando la legitimidad de la justicia por cuenta de un fallo en derecho.

De cara a las elecciones presidenciales poco importará si la movilización resulta numerosa. Lo que realmente el país deberá tener en cuenta es quiénes se atreverán acompañar al patriarca, caballista, hacendado y domador de bestias en su “mala hora”. El país recordará que un 7 de agosto cientos de miles de colombianos salieron a marchar a favor de Uribe con un discurso patriotero que, de la mano de otros elementos y circunstancias, sigue evitando la construcción de una verdadera República.

La “doctrina” uribista podrá salir fortalecida hacia adentro, en la medida en que entre sus mesnadas estarán atentos, lista en mano, quiénes fueron los que, a pesar de la ejemplar y legítima condena contra el Gran Patrón, fueron capaces de desconocer un fallo judicial y por esa vía erosionar la majestad de la justicia. Hacia afuera, el uribismo seguirá siendo mirado como un fenómeno sociocultural y político ancorado a un ya naturalizado ethos mafioso con el que no solo se validó el Todo Vale, sino el proceso de captura perniciosa del Estado sobre la que se sustentó su privatización entre el 2002 y el 2022. 

Adenda: nuevamente veremos en las redes sociales el enfrentamiento entre las bodegas uribistas y los influencers petristas alrededor de si la marcha fue o no un fracaso. Y los medios hegemónicos sirviéndole de caja de resonancia al uribismo. 

marcha uribista del 7 de agosto a favor de uribe - Búsqueda Imágenes


martes, 5 de agosto de 2025

PASTRANA VISITÓ A URIBE VÉLEZ EN SU LUGAR DE RECLUSIÓN: DIOS LOS HIZO Y EL DIABLO LOS JUNTÓ

 

Por Germán Ayala Osorio

Sin conocerse aún la imagen del registro ante el Inpec de su comparecencia en condición de condenado, el expresidente Álvaro Uribe Vélez posteó en su cuenta de X la fotografía en la que aparece en compañía de Andrés Pastrana Arango, a quien le agradeció  haberlo ido a visitar a su hacienda, lugar de reclusión en el que pagará los 12 años de condena que le impuso la jueza Sandra Heredia, siempre y cuando el Tribunal Superior de Bogotá confirme el fallo de primera instancia proferido por la juez 44 de conocimiento.

Lo más probable es que el temido condenado siga exponiendo fotografías con los políticos y empresarios que se sentirán “obligados” a pasarse por el lugar de reclusión del expresidente antioqueño si quieren en el 2026 contar con el apoyo político del Centro Democrático y de lo que se conoce como el uribismo. Ya veremos cuán nutrido será el desfile de “personalidades” de la vida pública del país por el hogar del penado.

La comparecencia del expresidente Pastrana Arango a la tierrita de Uribe llama la atención no por la “solidaridad de cuerpo” del hijo de Misael, sino porque en el inmediato pasado el “niño Andrés” señalaba a Uribe de tener vínculos con los grupos paramilitares. En este enlace está el momento exacto en el que Pastrana señala a Uribe, durante una entrevista que le concedió al periodista mexicano Jorge Ramos, de esas perniciosas relaciones: https://www.youtube.com/shorts/8rdMs-B0c7w?feature=share

No creo que Pastrana haya cambiado de opinión frente a los graves cuestionamientos que hizo en contra del expresidente Uribe Vélez, pues como “hijos siameses” del Establecimiento colombiano están obligados a mantenerse unidos para defender sus intereses personales, familiares y por supuesto los de los poderosos agentes económicos que los pusieron en su momento en la Casa de Nariño. Y más ahora que en el gobierno está Gustavo Petro, los dos expresidentes deben desestimar la “sacada de trapitos” del pasado para avanzar en el único objetivo que los une: recuperar la Casa de Nariño para desde allí volver al proyecto neoliberal (privatización del Estado) que ambos encarnaron y ejecutaron con lujo de detalles en el pasado.

Solo falta que el expresidente iliberal, César Gaviria Trujillo también visite al alicaído Mesías. El país recuerda ver y escuchar al neoliberal pereirano gritarle “Uribe mentiroso, Uribe mentiroso...”.

La “política no solo es dinámica”, sino que en ella confluyen la hipocresía y las lealtades negociadas con puestos y contratos. “Entre bomberos no nos pisamos las mangueras” es el refrán que mejor explica ver a Pastrana visitando a su “enemigo” político no tanto para solidarizarse por la ejemplarizante y penosa condena, sino para enviarle un mensaje claro a los mecenas del Establecimiento que patrocinaron sus campañas en el pasado: estamos unidos más que nunca para enfrentar al “neocomunismo y al petrosantismo” y recuperar el Estado para la élite neoliberal. Uribe y Pastrana juntos se ven patéticos, infantiles, hipócritas e interesadamente leales.

 





AMOR, DIGNIDAD Y RESPETO AL OTRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Cuando el deterioro físico y mental aparecen y con estos insufribles dolores y el deseo de partir quizás a otra dimensión, casi de inmediato se activa el dilema entre someter al familiar-paciente a tratamientos paliativos o escuchar sus clamores de querer descansar, bien pidiendo la eutanasia o simplemente dejando de comer y de ingerir medicamentos esenciales.

En esa disyuntiva colisionan conceptos como el amor, la dignidad y el respeto por el otro y se despiertan las consideraciones éticas y morales que en lugar de ayudar a tomar una decisión rápida pensando en el enfermo que sufre, alargan sus padecimientos, al tiempo que entre hermanos, primos, hijos, sobrinos y nietos el dolor compartido les nubla el pensamiento.

Por estar inmersos en una cultura conservadora y en una sociedad creyente, la tendencia es a “dejar todo a la voluntad de Dios”, mientras el familiar sufre y reitera que está cansado, que quiere morir con dignidad, así este último concepto no lo reclame explícitamente.

En esas situaciones es complejo y difícil abandonar creencias religiosas impuestas a partir de esa relación de sometimiento entre el Todopoderoso y sus frágiles y atormentados “hijos”. Cuando la eutanasia como concepto y procedimiento aparecen, entonces la dualidad entre insistir en extender la sufrida vida o de reconocer al ser amado como sujeto que tiene el derecho a pedir que lo dejen descansar, se torna aún más difícil de abordar y procesar.

Debemos ser conscientes de que en algún momento de la vida y por diversas circunstancias podemos llegar a sentir cansancio y de querer partir, ojalá en las mejores y posibles condiciones de dignidad humana. El verdadero amor no está en acompañar al enfermo y ser testigo de sus padecimientos. El genuino amor está realmente cuando escuchamos su deseo de parar tratamientos, de no acudir más por urgencias a clínicas o hospitales o su expresa o tácita solicitud de la eutanasia.

Qué bonito sería que el ritual de la muerte lo asumiéramos con la misma alegría que nos entrega el ritual con el que damos la bienvenida al recién nacido. Y qué bueno sería que más médicos ayudaran en silencio y en consenso con los familiares de sus pacientes, a cumplir los deseos de quien desea partir.




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domingo, 3 de agosto de 2025

LAS ARGUCIAS CON LAS QUE DEFIENDEN A URIBE VÉLEZ

 Por Germán Ayala Osorio

 

Los defensores de oficio del expresidente Uribe, recién condenado a 12 años de prisión domiciliaria, vienen apelando a una serie argucias argumentativas que sirven al propósito político de desvirtuar el carácter jurídico del juicio y de la misma sentencia y por esa vía construir la falsa narrativa de que el fallo condenatorio es fruto de una “venganza de la izquierda neocomunista”.

Cuando sus cortesanos defensores dicen que “la justicia condena a quien debilitó a las Farc, que enfrentó con ardentía a los terroristas y que estos hoy gozan de libertad y curules” de manera perversa conectan las interpretaciones jurídicas que realizó la jueza 44 Sandra Heredia después de analizar el material probatorio allegado y presentado en el juicio, con las funciones del entonces presidente Uribe Vélez cuando fungió como comandante en jefe de las fuerzas armadas entre el 2002 y el 2010.

No hay manera de que esa conexión a todas luces ideologizada y politizada sobreviva a un mínimo análisis de validez y lógica por una razón clara: los delitos por los cuales fue encontrado culpable el expresidente antioqueño no los cometió durante su ejercicio como jefe de Estado y mucho menos guardan relación alguna con la decisión de confrontar militarmente a la guerrilla de las Farc-Ep. Es más, los delitos por los que fue procesado y condenado no tienen naturaleza política.  Los cometió siendo senador de la República y fruto de una denuncia que él mismo interpuso en contra del también congresista Iván Cepeda por una presunta manipulación de testigos para que vincularan a Uribe con grupos paramilitares. Otra cosa es que durante las pesquisas adelantadas por los magistrados de la Corte Suprema de Justicia aparecieran indicios y luego certezas de que quien estaba realmente manipulando testigos era el exsenador Uribe Vélez.

Otras de las falacias a las que vienen apelando los agraciados áulicos del condenado expresidente es que “Uribe es un patriota cuyo único delito es amar a Colombia”. Este infantil truco de la derecha conlleva un evidente engaño en la medida en que sugiere que quien se declare “patriota y diga amar a su país” como varias veces lo ha dicho Uribe Vélez, está exento de que sus conductas sean revisadas a la luz del código penal. De acuerdo con el veredicto de la jueza Heredia, el exsenador y exdirector de la Aerocivil cometió los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal. Conclusión: ningún patriota está por encima de la justicia y amar a la Patria no es una patente de corso para violar la ley.

Por supuesto que se entiende que se apela a ese tipo de argucias desde la lealtad, el miedo, los intereses económicos y la razón instrumental que orienta las vidas de aquellos que hoy buscan deslegitimar a la valiente jueza que fue capaz de vencer a Uribe en un juicio justo y de negarse a reconocerlo durante las audiencias como expresidente o de llamarlo “presidente” como lo hacen todo el tiempo sus serviles defensores de oficio. La jueza, en representación de todo el aparato judicial y con el concurso de los abogados de las víctimas acreditadas en el juicio, sometieron a quien por más de 10 años se burló de la majestad de la justicia. 

En varias ocasiones la jueza 44 lo llamó procesado, señor acusado o señor Uribe. Incluso, a la juez le alcanzó para ordenarle que se callara y que mantuviera la compostura. Y eso, para una sociedad machista y misógina como la colombiana, y en particular para un “domador de bestias y machito” como Uribe, resulta inaceptable y provocador. Recordemos lo dicho por Sandra Heredia el día histórico en el que leyó la condena contra el temido expresidente: “… la conducción de este proceso ha estado a cargo de mujeres que, desde sus roles, en cada una de las etapas del proceso, ha enfrentado han enfrentado con valentía incluso ataques machistas y cuestionamientos que no se habrían formulado quizás si quien decidiera fuera un hombre evidenciando que la toga no tiene género, pero sí carácter”.

Así las cosas, convendría a los palaciegos uribizados que tomaran un curso no rápido de argumentación jurídica y política, pero sobre todo que fueran honrados con los cientos de miles de ignorantes uribistas que repiten como loros sus falacias. Al final, están quedando como indignos defensores de oficio del temido condenado.




SE VIENE LA VENGANZA URIBISTA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los efectos políticos y culturales de la condena de 12 años de prisión proferida contra el temido expresidente Álvaro Uribe Vélez sin duda alguna se sentirán con rigor si la derecha recupera el poder en el 2026. Independientemente de si el Tribunal Superior confirma o no la ejemplarizante condena, la venganza del uribismo se convertirá en una política de Estado si el condenado logra, nuevamente, poner en la Casa de Nariño a uno de sus “muñecos” o quizás logre poner a una de sus “muñecas” o "tigresas". 

El proceso de estigmatización, deslegitimación y las amenazas contra la jueza 44, Sandra Liliana Heredia son apenas una muestra de lo que es capaz el uribismo para vengar semejante “agravio” que recibió el político antioqueño una vez recuperen el poder político. Destripar a la izquierda y a todos aquellos que festejaron el fallo condenatorio justificará el regreso de la política de seguridad democrática.

En ese escenario posible, volverían los tiempos del “Embrujo autoritario” que se expresaría en contra de todos aquellos que guardaron silencio frente al fallo condenatorio y por supuesto, contra quienes celebraron jubilosos la esperada condena contra el poderoso político. Los exministros, exmilitares, medios de comunicación hegemónicos, columnistas y periodistas que hayan salido a rechazar el juicio y el fallo de la operadora judicial muy seguramente serán tenidos en cuenta por los integrantes de la “primera línea” uribista encargada de reconocer a los amigos de Uribe y de señalar con el dedo índice a los enemigos del expresidente. Para los primeros habrá contratos y puestos burocráticos; para los segundos, muy seguramente atropellos, persecuciones y finalmente el objetivo de la copia criolla del londinense “Jack El Destripador”: destripar a la izquierda. O quizás como  repiten en las redes sociales los amigos y fieles seguidores del Mesías antioqueño: lo que se viene es bala, bala y más bala.

En el plano internacional, los amigos norteamericanos, fieles de Uribe que ya se indignaron con la condena proferida por la jueza 44, naturalizarán la injerencia gringa en las elecciones de 2026 y asegurarán el retorno a las oprobiosas relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Colombia. Así entonces, adiós a la carta de intención firmada con la Nueva Ruta de la Seda y los proyectos de infraestructura que se logren poner a andar en el actual gobierno.

Si en el 2026 la derecha uribizada recupera el poder, no solo la Casa de Nari volverá a ser el máximo símbolo del poder atemorizador de Uribe, sino que la maquinaria del Estado militarista que operó entre el 2002 y el 2010 será aceitada y engrasada para acabar “con los nuevos amigos del terrorismo, del castrochavismo, de la izquierda neocomunista o el petrosantismo”.

El proyecto progresista, entendido como el esfuerzo social y estatal de llevar a la sociedad a estadios de civilidad y modernidad está más que justificado después de conocida la sentencia a doce años de prisión domiciliaria contra el hacendado y domador de bestias, nacido en Salgar, Antioquia.




sábado, 2 de agosto de 2025

DESDE HUESTES URIBISTAS MISÓGINAS LAPIDAN A LA JUEZA QUE CONDENÓ A URIBE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las temerarias, desobligantes y violentas reacciones en contra de la jueza Sandra Liliana Heredia por proferir condena de 12 años de prisión domiciliaria en contra del  expresidente Álvaro Uribe Vélez devienen atadas a las formas tradicionales en las que una parte de la sociedad colombiana y  agentes poderosos del Establecimiento político y económico se acostumbraron a resolver sus diferencias, conflictos y a imponer las lógicas mafiosas con las que hoy intentan lapidar a la jueza Heredia por “haberse atrevido”  a fallar en contra de uno de los intocables de la vida pública nacional.

El proceso de deslegitimación de la jueza 44 Sandra Heredia que ya hace carrera en las huestes uribistas, en las redes sociales y en la prensa hegemónica que le sirve de caja de resonancia a los actores políticos interesados en regresarnos a los tiempos aciagos en los que Pablo Escobar y otros criminales ordenaban el asesinato de jueces, les permitió a los fieles y obcecados seguidores del condenado dejar salir la misoginia que los acompaña de tiempo atrás.

El fallo condenatorio, en cuanto pieza procesal y documento jurídico no les interesa confrontarlo porque justamente en las mesnadas uribistas la lectura y la argumentación brillan por su ausencia. A lo que sí le apuestan es a denigrar de la jueza en tanto su naturaleza femenina por una razón fundamental: no se acepta en este país de violentos machos cabríos que justamente una mujer le ordene al hasta ayer intocable, que cierre la boca, “que se calle” y que guarde compostura. Se suma a lo anterior el episodio en el que la misma mujer se dirigió a una de las “tigresas” de Uribe para que dejara de hablar en la audiencia: "Señora Cabal, puede por favor guardar silencio", le exigió la jueza 44.

Recordemos cuando la senadora Cabal descalificó a un grupo de feministas que salió a protestar. Les dijo que eran “un poco de locas, además, feas, horrorosas y empelotas”. Esa forma despectiva de la señora Cabal de referirse a las feministas deviene ancorada a su enfermiza lealtad hacia Uribe, un macho que habla de las mujeres como si se tratara de “yeguas” listas para ser montadas. Los que leyeron el libro de Héctor Abad, El olvido que seremos saben perfectamente de lo que aquí se habla.

El llamado que recién hizo la Defensora del Pueblo, Iris Marín, debe servir para que los enfurecidos fieles del condenado “Mesías” eviten azuzar a quienes advierten estar dispuestos a asesinar a la jueza 44 por haber proferido el referido fallo condenatorio. Todos sabemos que en varias ciudades operan oficinas de sicarios con las que miembros de la clase política y económica tienen finas relaciones. Esto dijo la funcionaria: “El país observa con atención un proceso judicial de gran trascendencia que involucra al expresidente de la República Álvaro Uribe. La Justicia se honra con respeto a las formas del proceso y a quienes tienen el mandato constitucional de tomar estas decisiones. Estigmatizar a quien cumple con su deber constitucional de impartir justicia socava la independencia judicial y su legitimidad institucional. Las decisiones judiciales se pueden debatir, pero por la vía del Estado de derecho”.

El Estado está en la obligación de proteger la vida de la jueza Sandra Heredia y por supuesto, cuidar a su familia. Eso sí, el tibio comunicado que publicó la Corte Suprema de Justicia puede terminar alentando a las tropas uribistas a amedrentar o asesinar a la jueza, porque asumen que institucionalmente está sola, circunstancia que les facilita el objetivo de “hacer respetar la memoria de su amada deidad”. 



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viernes, 1 de agosto de 2025

¿QUÉ SIGUE DESPUÉS DE LA CONDENA CONTRA URIBE VÉLEZ?

Por Germán Ayala Osorio

La condena de 12 años de prisión domiciliaria contra el temido expresidente Álvaro Uribe Vélez es un hecho jurídico-político que reivindica a la justicia si tenemos en cuenta los incontrastables indicadores de impunidad en un país como Colombia en donde todos los días se negocian fallos judiciales. Baste con recordar el Cartel de la Toga para entender que los poderosos en este país siempre estuvieron por encima de la ley.

Esa misma sentencia confronta ética y moralmente a quienes en el pasado votaron por las ideas políticas de un premoderno, pendenciero, enredador y casi incivilizado ganadero, hacendado y domador de bestias. Un perfumado patán “capaz de dar en la cara marica”, acostumbrado a ejercer violencia discursiva y simbólica contra mujeres, periodistas, detractores y durante el juicio, contra la jueza 44, Sandra Heredia. Su vida pública y el juicio en el que fue encontrado culpable están resumidos en este informe: https://www.youtube.com/watch?v=WZoVKr-MhHs&t=453s

Quienes aún defienden su ya decaída y pulverizada “honorabilidad” lo hacen porque comparten esa visión conservadora de la vida societal, así como esa perspectiva precapitalista sobre la que debilitó y privatizó el Estado para entregárselo a la codicia de empresarios y otros agentes que se beneficiaron económicamente durante los aciagos 20 años de uribismo.

Sus defensores de oficio, públicos y en la sombra, entre los que se encuentran fiscales, exministros, periodistas, columnistas, políticos, politicastros, empresarios, monjas, sacerdotes, estudiantes, banqueros, futbolistas, actrices, taxistas, rectores de universidades privadas, así como profesores universitarios, muy seguramente esperaban que de manera espontánea se organizaran marchas para rechazar la sentencia condenatoria dictada por la jueza 44, Sandra Liliana Heredia. Pero ello no sucedió. Los tiempos del “Embrujo Autoritario” ya están pasando. Como burda invención mediática, Uribe Vélez representa el pasado que una parte importante de la sociedad quiere olvidar para siempre.

Quizás sus dolidos simpatizantes convoquen marchas, pero estas se darían no tanto con el ánimo de refutar el fallo, sino de insistir en la narrativa impulsada que indica que se trata de una “persecución y una venganza política contra un hombre honorable que salvó al país del terrorismo”. Una tesis mentirosa que se inventó la prensa bogotana y sobre la que se validó su condición de “presidente eterno e irremplazable”.

Lo curioso es que quienes insisten en ese falso relato se autoproclaman “patriotas, respetuosos de las instituciones e interesados en que al país le vaya bien", pero viajan a los Estados Unidos a pedir sanciones económicas contra el gobierno Petro, que Colombia resulte descertificada por la lucha contra las drogas y si es posible que USA termine promoviendo un aislamiento político que le haga daño al gobierno y en general al país.

La ejemplarizante condena contra el Gran Domador de Bestias servirá electoral y políticamente para definir las apuestas éticas y morales de quienes aspiran a llegar a la presidencia de la República, instalados en ese siempre medroso y fantasmal centro. Ponerse los crocs para defender el negativo legado de Uribe puede resultar problemático electoralmente dado que hay millones de colombianos arrepentidos de haber votado alguna vez por las ideas del padre de la seguridad democrática, no solo por las 6402 víctimas de los falsos positivos, sino por los perversos efectos económicos, socioambientales y ecológicos que dejaron las dos décadas de neoliberalismo en manos de lo que se conoce como el uribismo.

Proscribir el ethos mafioso que se naturalizó en la sociedad entre 2002 y 2022 es un imperativo moral si de verdad los colombianos quieren superar los estadios de premodernidad a los que nos sometió el primer expresidente de la República en ser condenado por delitos no políticos.

 


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jueves, 31 de julio de 2025

EN TIBIO COMUNICADO MAGISTRADOS RECHAZAN INTROMISIÓN GRINGA EN FALLO CONTRA URIBE VÉLEZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Pocas horas después de que la jueza 44 Sandra Heredia leyera el sentido condenatorio de su fallo en contra del expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez, miembros del Centro Democrático salieron a descalificarlo señalando que se trata de una “venganza política” y que la operadora judicial construyó un documento politizado fruto de sus simpatías ideológicas con la izquierda, como lo señaló la revista Semana. En el plano internacional, el secretario de Estado de los Estados Unidos Marco Rubio hizo lo propio, lo que constituye una intromisión e irrespeto hacia la juez y la justicia colombiana.

La intrusión del gobierno americano en los asuntos internos y en particular en la deslegitimación de la decisión de la jueza que condenó al expresidente antioqueño fue rechazada con vehemencia por el presidente Gustavo Petro. El mismo jefe del Estado exhortó a las altas cortes y a otros agentes del poder judicial a rechazar las actitudes irresponsables, burdas y peligrosas que asumieron además de Rubio, congresistas gringos, periodistas y políticos colombianos. Pasaron varios días hasta que por fin la Sala plena de la Corte Suprema de Justicia emitió un comunicado en el que, si bien rechaza las señaladas descalificaciones e intromisiones, el tono del documento resulta tibio y medroso en particular por la irrespetuosa actitud asumida por el gobierno de Donald Trump en contra de la valerosa jueza 44.

Los togados evitaron hacer referencia directa a la juez que finalmente declaró culpable al temido expresidente colombiano. En algunos apartes del comunicado de la CSJ se lee que “dada la relevancia y el interés de los asuntos que están siendo objeto de resolución por parte de autoridades judiciales en el país, la Corte Suprema de Justicia manifiesta su firme rechazo a las injerencias indebidas y a las expresiones de voces que sugieren que las decisiones adoptadas por los jueces no se ajustan a lo dispuesto en el ordenamiento jurídico”.

¿Por qué no referirse puntualmente al fallo que hunde en el más sucio fango a la imagen de “político probo” que la prensa hegemónica coadyuvó a construir de la mano del condenado, quien siempre, con su voz de cura pueblerino, se jactó de ser un “hombre honorable, un luchador, frentero y un patriota”? ¿Por qué no mencionar al secretario de Estado de los Estados Unidos?

En los casos en los que un gobierno extranjero irrespeta a la justicia y se entromete en los asuntos internos del país lo más conveniente y esperado por la opinión pública es que se rechace con vehemencia y suficiencia moral esas actitudes imperiales y coloniales a todas luces inconvenientes. ¿Acaso a los togados les dio miedo que los gringos los vieran muy cercanos al gobierno Petro, con el que Trump y Rubio mantienen un contrapunteo ideológico?

El señalado comunicado de la CSJ termina así: “La Corte Suprema de Justicia hace un firme llamado a los diferentes líderes políticos y de opinión, y a la sociedad en general a ponderar sus expresiones, y a las partes a las que conciernen directamente los procesos, a manifestar sus desacuerdos en el marco del debido proceso garantizando el respeto por la autonomía y la independencia judicial”.

El exceso de “diplomacia verbal” de los magistrados frente a la vulgar y retadora intromisión de Marco Rubio y varios congresistas republicanos, así como a las expresiones desafiantes y descalificadoras en contra de Sandra Heredia de periodistas y políticos colombianos, en lugar de reivindicar el papel de la jueza, así como su integridad como mujer y operadora judicial, puede hacer pensar en que hay fisuras en el espíritu de cuerpo en el que se supone se inspiraron los togados que firmaron el comunicado.




PRECANDIDATOS PRESIDENCIALES: ENTRE PROPUESTAS INSOSTENIBLES Y AMENAZAS DE MUERTE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Aunque falta mucho tiempo para las elecciones presidenciales de 2026, varios precandidatos de la derecha ya dejaron ver cuál será el talante de sus gobiernos en caso de resultar electos para dirigir los destinos del país. Mientras que la candidata-periodista Vicky Dávila propuso construir una “mega cárcel en la selva para encerrar a los corruptos”, Juan Manuel Galán dijo que su primer acto de gobierno sería reestablecer las “relaciones diplomáticas con Israel”. Si bien las propuestas de Dávila y Sarmiento resultan polémicas ambiental, ecológica y políticamente, lo dicho por el precandidato presidencial del uribismo, Abelardo de la Espriella, constituye una inconveniente y peligrosa amenaza que en nada contribuye a pacificar el país y mucho menos a bajar los altos y peligrosos niveles de polarización política y crispación ideológica por los que atraviesa el país: el abogado de la Espriella prometió “destripar a la izquierda”. Esto dijo: “sepan ustedes señores de la izquierda que en mi tendrán siempre un enemigo acérrimo que hará todo lo que esté a su alcance para destriparlos como corresponde porque ustedes no merecen un trato diferente”.

La amenaza de Abelardo de la Espriella fue rechazada de inmediato por el presidente Petro quien solicitó “a la Fiscalía de Colombia y a la justicia de los EE. UU., iniciar investigación contra esta persona que amenaza de muerte a un grupo poblacional con identidad política, que es crimen contra la humanidad”.

Al tiempo en el que De la Espriella lanzaba su ultimátum, en redes sociales la precandidata presidencial del progresismo, María José Pizarro recibía improperios y amenazas de muerte por parte de tuiteros. El tuitero Carlos Castaño Gil, le dijo a la congresista: “cállese perra hijueputa, vamos a subir a Botero (precandidato que ofreció dar balín), para les llene la jeta de plomo”.

Como hombre, periodista y politólogo rechazo con vehemencia las amenazas proferidas por los tuiteros contra María José Pizarro por su rol de mujer y congresista, así como las del abogado Abelardo de la Espriella, por considerarlas violentas, cargadas de misoginia y un odio visceral hacia el progresismo y a quienes militan en la izquierda democrática. El respeto a la diferencia y a la pluralidad son principios democráticos que no se pueden en cuestión por el desespero de los precandidatos de la derecha de volver a hacerse con la Casa de Nari.  Frente a la propuesta de Vicky Dávila de construir una mega cárcel en la selva, como Doctor en Regiones Sostenibles la considero ecológica y ambientalmente improcedente en tiempos del cambio climático en los que el mundo clama por la protección de los ecosistemas selváticos por resultar claves para minimizar los impactos sistémicos del calentamiento del planeta. Y en lo que respecta a lo propuesto por Juan Manuel Galán, considero que el genocidio en Gaza perpetrado por Israel amerita mantener la ruptura diplomática. Considero que las prácticas genocidas implementadas por Netanyahu constituyen un retroceso humanitario que nos acerca, como especie, a la barbarie y a despreciar la vida de los palestinos.

 Vicky Dávila, Juan Manuel Galán y Abelardo de la Espriella representan con claridad y preocupación los deseos y valores de una derecha a la que poco o nada le importa arrasar los ecosistemas naturales con ganadería extensiva, monocultivos y minería a cielo abierto; y mucho menos les interesa respetar la vida de mujeres y menores de edad perseguidos y “cazados” como animales por el sionista Estado de Israel.



martes, 29 de julio de 2025

ABELARDO DE LA ESPRIELLA, EL “TIGRE” URIBISTA QUE AMENAZA CON "DESTRIPAR A LA IZQUIERDA"


Por Germán Ayala Osorio

 

El fallo condenatorio contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez ya está moviendo las más bajas pasiones tanto al interior del país, como por fuera, en particular en territorio norteamericano en donde ya se están ambientando propuestas de intervención política para salvarle el pellejo al expresidente y expresidiario recientemente encontrado culpable de graves delitos. Internamente, ya se advierte el interés de agentes de la ultraderecha de convertir las elecciones de 2026 en un escenario belicoso en el que nuevamente todo lo que huela a izquierda, democrática o radical armada, debe ser desechado, eliminado, perseguido o proscrito, porque quienes militan en esa orilla ideológica se asumen como una “plaga” que, sí o sí, debe ser exterminada.

Esto dijo a La FM el precandidato presidencial del uribismo, Abelardo de la Espriella: “Esto no va a quedar así, estas brisas vuelven y sepan ustedes señores de la izquierda que en mi tendrán siempre un enemigo acérrimo que hará todo lo que esté a su alcance para destriparlos como corresponde porque ustedes no merecen un trato diferente. Conmigo no va a haber sentadas, no va a haber saludos, conmigo no a haber absolutamente nada distinto a enfrentarles determinada y decididamente para acabar a ese cáncer que significa la izquierda radical, a esa plaga hay que erradicarla. Así de sencillo. Y en mi encontrarán peor enemigo posible”.

Lo que no queda claro en lo que espetó el singular y folclórico abogado es si se refiere exclusivamente a los grupos al margen de la ley que insisten en autoproclamarse “guerrilleros y revolucionarios”, pero que realmente son “mafiosos de camuflado”, o si su amenaza se extenderá a “combatir y someter” a aquellos ciudadanos que creen, por ejemplo, en los planteamientos de Chantal Mouffe[1] y que confluyen en lo que ella llamó la democracia radical y plural. No creo que el arrogante abogado y precandidato presidencial de la derecha y la ultraderecha colombiana se haya leído las tesis de Chantal Mouffe. En cualquier caso, el discurso belicoso y violento de De la Espriella vuelve a alejar al país de los tibios pasos que logró dar el gobierno Petro hacia estadios de Modernidad estatal y societal.

Quien entendió que la amenaza es contra el progresismo y el ala desarmada y civilista de la izquierda fue el presidente de la República, Gustavo Petro, quien casi de inmediato le respondió al soldado uribista: "Le solicito a la Fiscalía de Colombia y a la justicia de los EE. UU., iniciar investigación contra esta persona que amenaza de muerte a un grupo poblacional con identidad política, que es crimen contra la humanidad”.

En caso de que el “prestigioso” abogado esté considerando una vez instalado en la Casa de Nari (antes llamada de Nariño) perseguir a quienes piensan distinto le vendría bien que leyera un poco más, en particular a la referida teórica política Chantal Mouffe. Quizás no le quede tiempo de leer a este curioso personaje que se mueve entre las insulsas pasarelas del poder político y las actividades de la farándula criolla.

Pero si se refiere exclusivamente a enfrentar con decisión a las disidencias de las disidencias y a los eternos Elenos, ojalá esté contemplando dentro de su “plan militar” el diseño de controles suficientes para evitar que vuelvan a ocurrir asesinatos de civiles (falsos positivos) presentados como guerrilleros dados de baja en combates con el Ejército, durante la aplicación de la temida política de seguridad democrática de su mesías Álvaro Uribe Vélez. Y por supuesto, otros controles diseñados para desmontar las redes de las que han hecho parte oficiales y suboficiales del Ejército que les venden armas y pertrechos al “enemigo interno”.

Estamos de acuerdo en que las “guerrillas”, con disidencias abordo, constituyen un “cáncer” que hizo metástasis en Colombia de la mano de la corrupción institucional, público y privada, y de las economías ilegales que alimentan el aparato económico del país y sostienen a buena parte del poder político nacional.

Lo espetado por este lenguaraz petimetre me recordó que el 19 de abril de este año el columnista de derecha, Felipe Zuleta Lleras, llamó “plaga” a la congresista María José Pizarro, hija del comandante del M-19, Carlos Pizarro Leóngomez. Así, De la Espriella tendría en Zuleta a un copartidario y animador en su proyecto de eliminar a todo lo que huela a izquierda. ¿Será que el abogado estará pensando torturar a miembros del Pacto Histórico o de las “guerrillas” como lo hizo con un gato, al que él mismo le puso unos “voladores”? Me imagino que el felino quedó “destripado”. ¿Qué pensarán los animalistas de esta cruel "confesión" del jurista?

Insisto en que De la Espriella debe explicarle al país si la amenaza que lanzó incluye a quienes desde la izquierda democrática y el progresismo le están apostando a que por fin el Estado colombiano opere como un Estado Social de Derecho, lo que implicará arrebatárselo a las mafias que la derecha supo consolidar durante el largo proceso de privatización al que fue sometido esta forma de dominación llamada Estado, en particular durante el periodo presidencial de Uribe (2002-2010). ¿Esas mafias son también “plagas” señor precandidato, o hacen parte de eso que llaman “gente de bien”?



[1] “La reformulación del proyecto democrático en términos de democracia radical requiere el abandono del universalismo abstracto de la Ilustración, que se refería a una naturaleza humana indiferenciada. Aun cuando la emergencia de las primeras teorías de democracia moderna y del individuo como portador de derechos fue posible merced a estos conceptos, hoy en día son un gran obstáculo para la futura extensión de la revolución democrática. Los nuevos derechos que se reclaman hoy son la expresión de diferencias cuya importancia no se había afirmado hasta ahora y que ya no son derechos universalizables. En efecto, la democracia radical exige que reconozcamos la diferencia -lo particular, lo múltiple, lo heterogéneo-, o sea todo aquello que el concepto abstracto de hombre excluía. No se rechaza el universalismo, se lo particulariza; lo que hace falta es un nuevo tipo de articulación entre lo universal y lo particular” (Mouffe 2015: 33-34).


Abelardo De La Espriella responde a solicitud de investigación de Gustavo Petro

TERRORISMO EN CALI Y PERIODISMO EN CLAVE ELECTORAL

  Por Germán Ayala Osorio   Después del execrable atentado terrorista ocurrido en Cali y la acción militar en Amalfi (Antioquia) que ter...