Por Germán Ayala Osorio
El país recordará a Francisco
Barbosa como un fiscal de bolsillo del uribismo y la derecha. Sus intervenciones
en política y su evidente animadversión hacia la JEP, la paz de La Habana, la
paz total y al propio presidente de la República, lo consolidan como un burdo
político y precoz candidato presidencial para el 2026.
Recientemente amenazó a los periodistas
de RCTV y RAYA por publicar el informe sobre el grupo sicarial y
narcotraficante de La Cordillera, basados los periodistas en información
institucional, en particular, el organigrama del que hace parte el ya famoso César
Giraldo, conocido bajo el mote de “Calzones, patrocinador de las campañas del
uribismo y amigo cercano del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Como si se
tratara de un rufián de barriada, Barbosa dijo que “ese chistecito de
andar sacando informes no les va a salir bien”. ¿Qué pensará
hacerles a los periodistas? ¿Los va a procesar? ¿Bajó qué delitos?
Días atrás, el mismo Barbosa dijo
a un medio radial afecto al uribismo y al “viejo” régimen, que “lo
mejor que le puede pasar a Colombia es que una mujer como Martha Mancera quede
al frente, porque protegerá la institucionalidad, así la ataquen
(...) porque así funciona la infamia también en este país”.
Con lo dicho, Barbosa envía un mensaje
directo a los magistrados de la Corte Suprema, cercanos al uribismo, para que piensen
en torpedear la elección de su remplazo. Y es que les puede quedar muy fácil a
los togados a los que Barbosa les mandó el recado, devolverle una y otra vez la
terna presentada por el presidente de la República, y compuesta por los nombres
de tres mujeres. Así las cosas, y de acuerdo con los deseos de Barbosa, la
Corte deberá no solo estudiar las tres hojas de vida de las ternadas, sino la
de Mancera, su recomendada para salvar la “institucionalidad” que Francisco Barbosa
legitimó durante su cuestionada gestión. Claramente no le interesa defender la
institucionalidad en los términos republicanos.
Barbosa siente pasos de animal
grande con la posibilidad de que llegue a la fiscalía general una de las
mujeres ternadas por Gustavo Petro. Barbosa sabe que la apuesta de Petro al
proponer a tres juristas serias e independientes es que quien salga elegida,
asuma la tarea de recuperar para el Estado y para los colombianos, una entidad
politizada que, en lugar de generar confianza, produce miedo y terror en
quienes a diario enfrentan una institucionalidad permeada por la corrupción y por
estructuras delincuenciales como el Clan del Golfo, según denuncias del
periodista Gonzalo Guillén. Así las cosas, Barbosa tiene miedo de que una vez
se convierta en exfiscal general, no solo su alfil y recomendada, Martha
Mancera- también cuestionada por el mismo Guillén- pueda salir de la institución,
sino que afloren hechos que lo puedan más adelante incriminar a él y a los
fiscales que él mismo designó, sin vergüenza alguna, para buscar la vergonzante
preclusión del proceso que su entidad lleva en contra del expresidiario y
expresidente, Álvaro Uribe Vélez.
Lo cierto es que, desde los
tiempos de Luis Camilo Osorio, pasando por las fiscalías de Martínez Neira y Barbosa,
el ente investigador y acusador deviene en un consistente desprestigio, circunstancia
que aporta negativamente a la operación armónica de un Estado cuyo funcionamiento está asociado a la corrupción y a la comisión de crímenes de lesa humanidad.
Al buscar en la red el significado
de la palabra Mancera, se lee que es una “pieza de madera colocada en la
parte trasera del arado, sobre la cual lleva la mano el que ara sirviéndole de
guía, para así dirigir la reja y apretarla contra la tierra”. ¿Será que el
ladino Barbosa quiere dejar una pieza firme y bien aceitada que le ayude a enterrar
bajo tierra hechos oscuros que no quiere que el país conozca?
Imagen tomada de Blu radio.