Por Germán Ayala Osorio
El alcalde de Cali, Alejandro
Eder se hizo elegir con la idea de campaña “vamos a recuperar a Cali,
a devolverle la dignidad a los caleños y a reconciliarnos”. Las
acciones con las que buscó concretar la etérea y electorera propuesta se
redujeron a tratar de disciplinar a los conductores de motos y automóviles
imponiéndoles comparendos y confiscando motocicletas. Esto parece significar
que los demás problemas de la ciudad podrán esperar o terminar profundizándose
porque la apuesta de Eder es “disciplinar a los caleños”.
Eder ha sido un alcalde mediático,
lo que le ha permitido construir una imagen de un mandatario diligente y
defensor número uno de su idea de “recuperar el orden”, lo que implica respetar
las normas, proscribir todas las formas de violencia y reconciliar a los
caleños.
Llama la atención su estruendoso
silencio frente al caso del atropellamiento de 4 estudiantes de la Universidad
del Valle por parte de dos ciudadanos que usaron sus vehículos como armas en
contra de los alumnos que bloqueaban la avenida Pasoancho, en el marco de una
protesta por el feminicidio de Sirley López, estudiante de la misma
universidad. Dicho crimen se perpetró días atrás en la sede de Palmira.
Hay quienes atribuyen su estrepitoso mutismo a la lectura ideologizada y de clase que estaría haciendo de los hechos, dado que los protagonistas son estudiantes de Univalle, alma máter sobre la que recaen procesos estigmatizantes por los eternos enfrentamientos con la policía y actos vandálicos protagonizados por los “históricos capuchos”, mientras que el victimario sería un norteamericano.
El abogado penalista, Elmer
Montaña Cuéllar, veedor y crítico de la alcaldía de Eder,
en su cuenta de X se refirió al silencio del burgomaestre. El jurista
señala que resulta inaceptable que Eder no haya salido a los medios masivos a
rechazar la intencional embestida de los dos conductores y a solidarizarse con
las víctimas del atropellamiento. Y de verdad que llama la atención la extraña
discreción de Eder por cuanto en el mencionado caso confluyen las prácticas
sociales que él como alcalde desea erradicar de la ciudad: la violencia, la intolerancia
y el irrespeto a las normas de tránsito. No creo que se pueda “reconciliar a
los caleños” haciendo lecturas ideologizadas y de clase frente a unos hechos
que de acuerdo con abogados las primeras valoraciones penales oscilan entre
lesiones personales dolosas, terrorismo y homicidio en grado de tentativa.
Recientemente salió en defensa
del Guarda José Félix Angulo, víctima de expresiones racistas
de parte de Alexis Velasco. Así reaccionó el burgomaestre ante la arremetida
racializada emprendida por Velasco: “en Cali no hay espacio para el
racismo, la ilegalidad ni para la violencia. Desde un principio he
sido claro: estamos trabajando por recuperar el orden, y eso lo
logramos recuperando el orden. Caleños, los invito a cumplir con las normas y a
ser respetuosos con el prójimo”.
Está muy bien la defensa que hizo
del Guarda José Félix Angulo. Los estudiantes atropellados merecen, como
mínimo, un mensaje de solidaridad de quien prometió “recuperar el
orden y reconciliar a los caleños”.
Imagen tomada de la red X.
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