martes, 14 de mayo de 2024

CONMEBOL DICE NO A LA BANDERA DE PALESTINA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El periodista deportivo, César Augusto Londoño dijo en su cuenta de X que el presidente de la República, Gustavo Petro solicitó a la Comisión Distrital que permitiera el ingreso de una bandera gigante de Palestina al partido internacional entre Millonarios y Palestino de Chile. El reportero dice que la Conmebol se negó diciendo que “por reglamento no se admiten manifestaciones políticas en los estadios”.

La razón expuesta por la autoridad del fútbol sudamericano contradice su propia naturaleza, pues en su interior todo el tiempo están tomando decisiones y actuando políticamente. En esa entidad hay relaciones de poder y opera dentro del mundo del fútbol, un deporte espectáculo que además de público, suele servir de válvula de escape a los problemas cotidianos y estructurales de las sociedades en las que se asiste masivamente a los estadios. No existe ninguna disciplina deportiva y actividad humana que se pueda separar de la política y de lo político. Somos “animales políticos”, sentenció Aristóteles.

Lo curioso de todo es que la respuesta misma de la Conmebol constituye un acto político, en la medida en que la solicitud del presidente Petro también deviene con ese carácter y porque la decisión tomada se da en el marco de una situación de comunicación atravesada por la política. Es más, a través de la negativa, Conmebol, seguramente sin pensarlo sus voceros, está asumiendo una postura política frente a las prácticas genocidas que el ejército de Israel viene cometiendo en contra del pueblo palestino. Y esa postura bien puede calificarse como “neutral”, “políticamente correcta” o “cobarde”.

Cualquiera sea el calificativo escogido, su negativa hace cómplices a los directivos de la Conmebol de ese genocidio que algunos quieren desconocer por razones morales, religiosas, políticas, pero especialmente, económicas. Atados a lo último están los Señores de la Guerra (fabricantes de armas y pertrechos) y aquellos actores que de manera directa o indirecta se benefician de su existencia, tales como el sistema financiero internacional y las empresas constructoras que entrarán a reconstruir Gaza con criterios de gentrificación, entre otros más.

Muchos son los periodistas deportivos que, por física cobardía, ignorancia, por presiones de sus jefes o simplemente porque aprueban y aplauden las acciones bélicas del ejército sionista, insisten en la narrativa que señala que el fútbol nada tiene que ver con la política. Por favor, señores. Olvidan que el Mundial de Fútbol en Argentina 78 en plena dictadura militar es la mayor prueba de que la política está en el fútbol y en todas las actividades humanas. Insistir en desvincular a ese deporte espectáculo del poder y de la política sencillamente es ridículo. Insisten los mismos reporteros deportivos en negar que ese Mundial fue usado para ocultar la sistemática violación de los derechos humanos de la que fueron responsables los militares de la época.

No olvidemos que César Augusto Londoño fue el presentador de televisión que cerró el noticiero de televisión diciendo “país de mierda” en protesta por el crimen del humorista y crítico político, Jaime Garzón. En esa oportunidad Londoño actuó, sin duda alguna, políticamente. Bien podría, entonces, además de registrar el hecho noticioso, exponer su postura frente a la decisión de la Conmebol. Qué bueno sería que dijera "mundo de mierda" en clara alusión al genocidio que lidera Netanyahu. 



Montaje tomado de Infobae. 

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